En este vídeo podéis ver la evolución de la música culta desde los orígenes hasta nuestros días. Es muy completo y gráfico y los ejemplos musicales están muy bien elegidos.
Os puede servir de repaso a la hora de estudiar las diferentes épocas.
En este vídeo podéis ver la evolución de la música culta desde los orígenes hasta nuestros días. Es muy completo y gráfico y los ejemplos musicales están muy bien elegidos.
Os puede servir de repaso a la hora de estudiar las diferentes épocas.
El otro día redactaba quien escribe una entrada en la que no dejaba en muy buen lugar a los libros de texto en general, y a los de Música en particular. Pues bien: una de las cosas que no me suele gustar nada de estos últimos (aunque con puntuales excepciones) es que olvidan los orígenes de la música por completo, y eso incluso en libros explícitamente dedicados a la Historia de la Música.
Esto es consecuencia en parte por de los ya de por sí decepcionantes currículos de las administraciones. En el de Andalucía ni se nombra. Es un poco más común, solo un poco, empezar por a Grecia Clásica... No por la Edad Antigua, no, sino por la Grecia Clásica en concreto. Algo del Epitafio de Seikilos, y a otra cosa; y la otra cosa es la Edad Media, a propósito, por donde empiezan directamente el 95% de los libros de los cursos con más peso de Historia de la Música (en Andalucía, 2º de ESO desde que se cargaron 3º de ESO como troncal). Y por donde empieza el currículo, este ya cerrado casi a la fuerza, de la Historia de la Música y del Análisis Musical de 2º de Bachillerato.
Pero nadie obliga a seguirles el juego, sobre todo en la ESO. De hacerlo, nos perderíamos un tema con un potencial pedagógico musical e interdisciplinar enorme. Y con un mínimo de voluntad, siempre se puede relacionar con algún que otro contenido directo de la ESO. Lo que sigue son solo unas cuantas reflexiones de por qué considero una buena idea promover un acercamiento a la Prehistoria a través de la Música. O viceversa, por si nos lee alguien de Sociales.
1. Porque se trata del periodo de la Humanidad más largo de todos.
... Y en realidad, el gráfico se queda corto
Y por goleada, vaya. Así de sencillo. Podemos prescindir de toda la Edad de los metales y aún seguiría siendo el más extenso por muchísimos miles y miles de años. Con solo el Paleolítico, la etapa en la que me centraré, también. Es de justicia no pasar de largo sobre ello. Nos hace más conscientes de nuestro lugar en el mundo.
2. Porque respaldamos contenidos concretos que se están dando a la vez en Historia.
Estoy ya es obvio desde el punto anterior, pero es que, aparte de la periodización, manejaremos puntualmente todo un abanico de cuestiones que harán del tema un ejercicio de simbiosis interdisciplinar de lo más positivo. En mi caso planteo la Prehistoria Musical al iniciar 2º de ESO, momento en el que, al menos en Andalucía, mis compis de Sociales suelen abordar la misma época, lo cual es una oportunidad única.
Entre otros, el tema da para abordar el propio concepto de Prehistoria, sus etapas más generales, la creación de las primeras herramientas y el nacimiento primigenio no ya de la música, sino del arte y del pensamiento simbólico, que es lo que de verdad nos diferencia de los animales; al menos de la mayoría, al menos en un grado.
Advierto que me centraré en la Edad de Piedra, por ser la etapa más emblemática y genuina de la Prehistoria. Y más concretamente, en el Paleolítico, que es a su vez la subetapa la etapa más larga de largo, y durante la misma es cuando nace la música y el arte. Del Neolítico solo podríamos seguir especulando en torno a las mismas cuestiones que se abordan en el Paleolítico, y no es cuestión de atinar tanto en el contexto de la ESO. El suspiro final de la Edad de los Metales da mucho juego en la organología, pero considero que es mejor tratarlo de paso como antesala del Mundo Antiguo, en paralelo a las primeras civilizaciones históricas.
3. Porque la música también tiene que ver con la evolución humana
Ilustración de Eduardo Saiz Alonso. Visita su página, merece la pena.
Hablar de pensamiento simbólico es hablar de la hominización,esto es, del paso del simio al ser humano. No desde los monos, ojo, cosa que el alumnado suele malaprender de esta sociedad tan poco científica. No desde el barro o desde la costilla del del barro, cosa que aún te puedes encontrar sin necesidad de estar en Kansas. Doy fe de ello.
La cuestión es que aquello que nos convirtió en humanos también nos convirtió en músicos. El crecimiento del cerebro aumentó la memoria y el pensamiento abstracto, imprescindibles para generar e interpretar sonidos; desarrollar el aparato fonador en paralelo implicaba desarrollar un código sonoro, aún acaso más musical que lingüístico; y la cualidad humana para construir herramientas de todo tipo permitió, también, la elaboración de los primeros instrumentos musicales. Y todo eso sin hablar aún del componente social, ahí es nada...
Abordar la evolución con una perspectiva artística y musical también nos pone un tanto en nuestro lugar, pues el primer salto importante al respecto del nacimiento del arte se dio antes con los y las neandertales, no con los y las hoy arrogantes homo sapiens sapiens. Hasta hace bien poco la cultura neandertal era despreciada por completo por una suerte de especismo profesada por los y las homo stupidus stupidus. Pero combatiendo una cosa, combatimos la otra, y sobre todo, abrimos la mente un poquito.
4. Porque el origen de la música genera un debate fascinante... y, de paso, el alumnado conoce a Ringo Starr
Lo hemos esbozado en el punto anterior, pero vamos allá con el quid de los quides. Con esto nos podemos mover entre la biología, la antropología y hasta la filosofía. Hay múltiples teorías, todas en cierto modo complementarias; y no solo de "cómo", sino de "por qué", lo cual es mucho más interesante aún.
La idea no es tanto buscar un origen con fecha y lugar concretos, pues habría que ver primero a qué nos estamos refiriendo con "música", y trazar un punto entre los primeros sonidos humanos y los primeros sonidos con intenciones estéticas amoldables a nuestros prejuicios actuales es simplemente una quimera.
Lo importante es tomar conciencia de aquello que la hizo germinar y crecer, y eso no es otra cosa que hablar de cuáles son las funciones que a priori vino a cubrir: en el fondo, las mismas que luego la hicieron sobrevivir hasta nuestros días. Es decir, hablaremos de su utilidad, entonces y ahora. Y a los y las profes ya sabemos que nos va la vida en dejar claro que la Música claro que sirve para algo...
Como sabréis, las hay de todo tipo, algunas mezcladas entre sí... Y cómo no, los libros de editoriales religiosas le dan un peso casi exclusivo a la motivación religiosa, mezclando interesadamente lo etic con lo emic, el pensamiento mágico con la ciencia, minusvalorando otros factores que sin duda fueron más importantes. Cierta espiritualidad en conexión con la naturaleza, cuyos sonidos impresionaban de seguro mucho más que ahora, tendría su importancia en el desarrollo de la música en ritos y ceremonias más o menos sagradas, y solo hay que ver la cantidad de rituales de pretensiones mágicas que perviven en las culturas aborígenes, pero "lo religioso" no fue ni la primera ni la única causa.
Estos sonidos de la naturaleza fueron sin duda imitados con la voz, el cuerpo y los primeros instrumentos, como imitativo es el arte rupestre. Pero ¿fue esa la primera causa? Hay mucha literatura en concreto con las aves, por ejemplo. Y los palos de lluvia no se llaman así de casualidad, como las bramantes bramaderas. Pero una cosa es imitar por instinto, igual que imitan los demás animales... y otra es crear algo con una intencionalidad estética, imitativa o no.
Los chicos y chicas lo tienen claro: apuestan sin dudarlo por que la música naciese de la necesidad humana de divertirse. Puede parecer frívolo, pero en realidad quizás están dando en la tecla, que nada como el ocio colectivo para fomentar la cohesión social, en este caso basado en el placer de la belleza sonora que proporcionaría ya algo a lo que podríamos llamar entonces, sin ambages, música.
Y la cohesión social es justo el factor de desarrollo que defiende Nicholas Conard, el máximo responsable de las excavaciones de Hohle Fels, cuyas flautas se han encontrado justo a restos de hogueras y animales cazados. Como ocurriría tras la escena que os propongo, que también es más inteligente de lo que parece.
Tomada de la divertida película Caveman, de 1981, más allá de la broma propicia reflexiones interesantes: el arte como un lujo que solo surge tras el gaznate lleno —¿nacieron las primeras arpas como una evolución del arco de caza?—, que no solo se alimenta la barriga sino el cerebro, y con la comida garantizada dispusimos de más tiempo para pensar; los cotidiófonos como los primeros instrumentos musicales, y todas sus familias ya de primeras, con permiso de la electrófona; y por supuesto, la cohesión social a través de lo lúdico, como reflexión pero también como experiencia —¡una más en el aula de música para reforzar los lazos de grupo de nuestros y nuestras trogloditas del siglo XXI!—, que la canción da para mucho juego desde un punto de vista vocal e instrumental, y es fácil de emular con la ayuda de, ya puestos, instrumentos prehistóricos ideados por el alumnado, lo cual es otra idea que dejo caer corriendo y que os aseguro da muy buenos resultados (en la portada de esta entrada ya habéis visto algunos ejemplos). Aquí os dejo un antiguo wix con partitura interactiva que creé en su momento, a priori para flauta, pero vamos, lo suyo es ir imitando los instrumentos por secciones y añadir los que sean al bucle.
Y si queremos generar un poco más aún de debate, ya sabéis, aquello que ya al fin desde este año podemos al fin incorporar los profesores y profesoras andaluces, que manda narices, traigamos a colación a Steven Pinker y su teoría de la música como tarta de queso auditiva sin importancia alguna evolutiva, toma ya. Es decir, según él la música llegó como consecuencia indirecta de otras cuestiones que sí que eran adaptación al medio. Pero, como el azúcar de las tartas de queso, llegó para quedarse. Me quedo aún con Conard, pero reconozco que es una reflexión con cierta lógica.
Y además conlleva implícita una tan interesante como demoledora pregunta: ¿podríamos vivir en un mundo sin música? El alumnado también tiene claro que no, por fortuna para nosotros y nosotras, profesores y profesoras. Pero ponedles en el tris de tener que elegir entre la música y los dulces, sin ir más lejos, a ver qué pasa...
5. Porque también da para hablar de lenguaje, o mejor dicho, protolenguaje
Este libro es una pasada. En castellano está bobamente traducido como "Los neandertales cantaban rap".
Podemos con este tema atrevernos a lanzar sugerentes relaciones con la competencia lingüística más allá del mero conocimiento de palabras nuevas y de etimologías en torno a la piedra (paleolítico, neolítico, litófono, rupestre...). Podemos lanzarnos de lleno en el mundo de la lingüística evolutiva. Y en la ESO, toma ya.
Que la lengua hablada deriva de la música, o mejor dicho, de un protolenguaje sonoro libre de denotaciones, y que luego cada una siguió su camino por separado —o no tanto en el fondo— es algo que se tiene muy claro desde, como mínimo, la época de Rousseau y de los enciclopedistas. Steven Mithen lo bautizó, no sin sorna, como el protolenguaje HMMM (holístico-mimético-musical-multimodal), y de nuevo el centro de atención se dirige a los y las neandertales.
Si nos paramos a pensarlo, no parece casualidad que, por ejemplo, hablemos a los recién nacidos y a las recién nacidas realzando la musicalidad de la lengua común. Los significados que están más allá de las palabras son los mismos que aún hoy las modifican al enunciarse, y en realidad, son propiamente musicales. Tomar conciencia de esto ayuda a entender los conceptos de denotación y connotación, capitales para nuestros compis de lengua.
6. Porque implica el acercamiento a otro tipo de fuentes históricas al margen de las fuentes escritas o grabadas, aún inexistentes
A falta de partituras, grabaciones o máquinas del tiempo, ¿cómo podemos especular cómo sonaban la música de la prehistoria? Tal pregunta espeto a mi alumnado, a ver qué se le ocurre, y poco a poco lo voy llevando a las tres fuentes secundarias con las que contamos, sendos puntos tratados a continuación de este: los poquísimos instrumentos descubiertos, el resto de restos arqueológicos y artísticos, y la música que pervive en los pueblos aborígenes. El concepto de fuente, y de fuente musical en concreto, es algo que seguirá presente en otras épocas, por más que ya luego existan partituras, planos de construcción de instrumentos o incluso grabaciones sonoras. Pero desde luego, ya con la Prehistoria podemos acercarnos de lleno a los restos instrumentales, la iconografía musical y a la transmisión oral, fuentes de peso en todas las épocas.
7. Porque lo de las flautas prehistóricas y demás instrumentos es una pasada
La flauta de Divje Babe, Eslovenia, descubierta en 1995. No hay quien se crea lo del bocado de un animal.
En la época del origen de las herramientas también aparecen los primeros instrumentos. Nos los podemos imaginar rudimentarios, pero no hay que minusvalorar el salto evolutivo que hubo, con escalas de por medio incluso. Todas las familias, con la única excepción de la electroacústica, están ya presentes en la Prehistoria: la idiófona, la membranófona, la aerófona, la cordófona. Todo lo demás ha sido simple desarollo.
No es solo que sea de interés indagar en los testimonios organológicos, como en cualquier en cualquier época. Es que los pocos instrumentos supervivientes tienen el valor de llevar más tiempo aquí que cualquier imperio posterior caído o por caer.
Las flautas de hueso no son los primeros, como mucha gente cree, sino los primeros conservados con cierta manufactura de por medio. No podemos olvidarnos de las estalactitas y estalagmitas golpeadas (se han encontrado marcas en muchas de ellas), las piedras, las conchas, las semillas, las ramas, el propio cuerpo. No nos olvidemos del arco de caza, arpa en ciernes, la boca como resonancia. O de la impresionante bramadera.
Walter Maioli es sin duda el arqueomusicólogo más famoso, y sus reconstrucciones prácticas muestran todo un abanico de posibilidades para inspirar a chavales y chavalas a idear sus propios instrumentos con materiales naturales, En la página que enlazo, señera superviviente sin actualizar desde los tiempos del Internet 1.0, podemos encontrar ejemplos visuales de todo tipo.
Pero es que lo de las flautas merece un lugar especial. Hasta los años noventa, es decir, anteayer, nadie había descubierto ninguna, pero la arqueología, disciplina viva como pocas, ha dado pasos increíbles los últimos años (no os podéis perder el compendio de flautas prehistóricas de este artículo de Paleorama). A mí me resulta maravilloso mostrarles cómo suenan las seis flautas de China, de "solo" 9000 años de antigüedad, del Neolítico, una de las cuales es el primer instrumento melódico conservado lo suficiente como para poder ser tocado, y con ella sí que viajamos en el tiempo si cerramos los ojos y abrimos los oídos. O mostrarles las que se encontraron en Alemania en 2008, de unos 40000 años de edad, en la misma cueva de Hohle Fels que la Venus homónima, la representación humana más antigua, lo cual da qué pensar en sugerentes asociaciones artísticas. Pero la que no puede faltar es el fragmento hallado en los Alpes eslovenos, que podría alcalzar la friolera de los 80000 años de antigüedad, y que acaso pudo ser obra de neandertales, algo que anteayer casi nadie aceptaba. Con tal de negarlo, hay quien aún se empeña en decir que los agujeros son obra de animales carnívoros. Con mucha puntería, desde luego.
8. Porque con la música como excusa nos acercamos al arte rupestre y al arte prehistórico en general
Y con ello, practicamos la interdisciplinariedad con Plástica, Historia de la ESO y con Historia del Arte en Bachillerato, ahí es nada. Aparte de su valor estético intrínsico y de la representación de instrumentos concretos como fuente, lo que nos interesa muchas veces es ver en qué contextos se consumía la música, qué valor le daban los y las prehistóricos y las prehistóricas por pintar sobre ella en una cueva, o hasta la acústica del lugar concreto que escogían para representar arte (objeto de interesantes investigaciones por parte de la incipiente arqueoacústica). Y no nos olvidemos de las escenas de danza, que aunque los sonidos no se vean, se intuyen.
Los ejemplos suelen ser muy del agrado de chavalas y chavales, a propósito. Yo no puedo evitar mostrar, como mínimo, los tres siguientes, todos del Paleolítico:
1. La figura que toca un aerófono o tal vez un arpa de boca en la cueva de Lascaux, la Altamira francesa, la primera representación descubierta hasta hoy de un instrumento musical. Lo que no se tiene claro es si se trata de un aerófono o de un arpa de boca. La danza entre animales de todo tipo de este chamán o cazador disfrazado de otro animal más es de una fuerza impresionante. Yo suelo jugar a ver quién le encuentra en primer lugar:
2. Esta apasionante imagen de una cueva de Tahi, en Tanzania. Se cree que es también del Paleolítico superior, y me atrevería a decir que se trata de la primera representación del sonido en sí (fijaos en esos puntos que salen del final del aerófono: se ven mejor en la portada de un disco de Maioli).
3. La celebérrima Venus de Laussel, relieve de datación imprecisa, que puede que aparezca también en el libro de Historia de nuestro alumnado. Entre muchas especulaciones, está la nada descabellada teoría de que lo que sujete sea una especie de güiro a partir de lo que parece un cuerno de bisonte. Podría ser también un instrumento soplado, pero a mí me convence más lo del idiófono (en este enlace, la reconstrucción del Centro del suono de Maioli). Hay hasta cuatro teorías más sobre qué lleva en las manos, pero ninguna da otra explicación sobre las nítidísimas hendiduras .
9. Porque adentrarse en la Música de la Prehistoria ayuda a abrir la puerta a la etnomusicología y a cerrar la del etnocentrismo
Sabernos parte de un todo llamado humanidad nos hace mejores que cuando solo nos miramos el ombligo. La música es uno de sus legados, a priori más delicado, intangible pero irrompible cuando atraviesa siglos y siglos transmitida oralmente, sin medios terceros, de cara a cara. Las rocas se rompen, las partituras se pierden, y por más que se diluya la música, algo queda siempre latiendo de la nueva cultura. La pureza es pues una imbecilidad, y los sonidos, tozudos, atraviesan en cuanto pueden las fronteras, aún desde los tiempos en que no había fronteras. Como todo lo demás.
Los aborígenes de Australia constituyen cultura viva más antigua del planeta. Las bramaderas aún siguen cortando el mismo aire que milenios atrás (aunque la fama se la lleve el más moderno diyiridú). Pero podrían valer otros pueblos de Oceanía, Asia o África. Y por qué no, de América o Europa, que a ver dónde han salido si no los arrabeles de las castillas...
Todo lo que nos parece actual y nuestro ya estaba entonces en potencia, vivo, y no solo los instrumentos: los Beatles mal cantados de un quinceañero, la música de Star Wars, el aria de la suite nº 3 de Bach, la obertura de la nº 1 que me metió en esto, Schubert jugando al ajedrez, Pink Floyd oído en cascos mientras llegaba en tren a la Bahía, Fela Kuti con Giger Baker, Nina Simone, Boston, el Nothing Else Matters de Metallica, Frank T, el Vivaldi de Richter. Las nanas improvisadas a mi hija. Las canciones improvisadas de mi hija. Todo estaba ya en todas partes, como un organismo gigantesco que simplemente echó a rodar y fue mutando de un modo u otro al paso del tiempo y del espacio.
Y todo sigue aquí, y allí. Ese es el gran aprendizaje de la música prehistórica. Que nació pero no murió. Y que el germen de todas las músicas no es de nadie sino de todas y todos.
Eso sí, muy bonito, pero de ahí a intentar alimentar el interés de nuestro alumnado por culturas musicales diferentes a la propia hay un trecho muy grande, y arriesgado. Como lograr ver en la propia la de todas las demás. El solo hecho de tratar este tema y no empezar por la Edad Media europea ya es todo un gesto contra el etnocentrismo. Pero a veces vamos con toda la buena intención y acaso terminamos causando el efecto contrario: cuando ven vídeos como el de arriba, muchos chicos y chicas debidamente ombliguizados por estas sociedades hacedoras de muros suelen antes responder con risas de las del de ti, que no de las del contigo. Ya sabéis: el complejo de superioridad estúpido de quienes estamos destruyendo el planeta, figurada y literalmente.
Pero los y las profes de Música vamos de frente y no nos caracterizamos por rendirnos enseguida ante los prejuicios, ¿verdad?
10. Porque también es interdisciplinar con las Ciencias Naturales, y en particular con el ecologismo
Walter Maioli sacándole sonidos a la cueva de Toirano, en Liguria
Estalactitas, estalagmitas, huesos de pájaro, cuevas, arqueoacústicas, imitaciones de sonidos ya presentes, factores evolutivos... Está claro que la naturaleza tiene un peso propio en este tema. Pero podemos llevarlo más allá de la simple exposición de conceptos.
Suelo proponer a mi alumnado que imagine un mundo sin sonidos artificiales. En el bosque, de noche, con todas las estrellas visibles. Que pasa un avión por encima del instituto y ni le hacemos caso. Que en las ciudades vivimos con motos de fondo, y ni reparamos en ellas. Quiero que tomen conciencia del valor del silencio, sin rollos mindfulness. Con treinta segundos basta para que se den cuenta de que es un bien escaso; y para lavar los oídos, como diría el gran Murray Schafer.
Y ahora ya estamos listos para imaginar la impresión de una simple piedra contra otra en el fondo de una cueva, del viento entre las hojas, del crepitar del fuego con el que aún nos embelesamos, de una flauta de hueso. Hay que imaginarse, en la medida de lo posible, cómo reaccionaríamos desnudos de nuevo ante ciertos sonidos, naturales o no, como si nunca los hubiésemos escuchado antes. Y hay que añadir lo que llamamos artificial en la Prehistoria solo es una leve brisa frente a los sonidos de animales, de la lluvia, de un vendaval... Y una leve brisa que, en realidad, se funde sin problemas con los sonidos de la naturaleza, a la que imita y de la que está hecha.
Los instrumentos musicales fueron tan artificiales como los de ahora, de acuerdo, pero el procesado mínimo aún era comida realfooder para los oídos. Con permiso de los tardíos metales, no había aún materiales que no pudieran reciclarse o biodegradarse. Por eso la actividad de construcción de instrumentos de la que hablaba antes es una invitación a la ecología, a la valoración del medio ambiente como fuente de recursos, pues solo pueden a priori utilizar materiales que pudieran existir en la Prehistoria, o lo que es lo mismo: materiales naturales.
Hagamos pues frente a la contaminación acústica tomando conciencia de la misma tras revisitar nuestros orígenes y reconectar con la naturaleza, pero sin esos rollos new age de por en medio que tanto daño han hecho a la música, a propósito.
11. Porque si se aborda la música prehistórica sin prejuicios machistas, podremos añadir un granito de arena feminista en nuestro alumnado.
Acabo con este thinglink que preparé hace ya un buen tiempo con un resumen de todo lo que he ido nombrando, por si le sirve alguien para exponerlo y trabajarlo en clase. Son las primeras viñetas del famosísimo libro de la Música en Cómics que tanto usamos los y las profes de Música (porque sigue sin tener un digno sucesor, dicho sea de paso), pero lo primero se que debe destacar en ellas es la visión retrógrada y rancia que transmite sobre la mujer, mera observadora lejana del genio inventor y creativo de los hombres. Lejos de censurarlas para siempre, yo lo que veo es una oportunidad para tratar el tema de frente, y lo primero que hago es preguntar a a mis alumnos y alumnas si no ven algo raro ahí...
El libro de Deyres, Lemery y Sadler es de 1985, cuando los micromachismos no se disimulaban en absoluto, pero no es un caso aislado de otros tiempos ya superados. Ni mucho menos, y particularmente en la Prehistoria, la época cuyas lagunas se rellenan de prejuicios machirulos. Años he estado buscando un gráfico evolutivo como el del punto 3, cuyo autor se relaciona con esta interesante exposición, y aún es el único que he encontrado. De igual manera, se habla siempre de "hombre" antes que de humanidad, y sí, aunque la machista RAE diga lo que diga, no nos cuesta nada practicar la visibilización lingüística.
El caso es casi imposible hallar imágenes de una mujer tocando instrumentos, por ejemplo. La mujer limpiando la cueva, cocinando y cosiendo pieles mientras el hombre se iba a cazar es un mito presentista al que se acoge por ejemplo el libro de Sociales en FPB de Santillana. Hubiese o no algo de verdad, ocurre que estas actividades domésticas se menosprecian también a la ligera, con todo lo que supusieron para el desarrollo del lenguaje, la tecnología... y el arte. Pero no, el hombre también se lleva el arte en exclusiva además de la caza y de la capacidad de inventar herramientas, esto es, la inteligencia, la sensibilidad y la aventura; y la mujer, en segundo plano siempre de la parte activa de los relatos históricos.
Mientras sigue sin haber pruebas contundentes que demuestren que ellas nunca cazaban, sin embargo sí parece que las de Altamira y otras grandes pinturas rupestres fueron obra de mujeres (o, como poco, no solo de hombres), algo que le parecía muy "sorprendente" a quien redactó la noticia vinculada del ABC, por cierto...
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Pues de momento no tengo más que decir. Ya sabes, si te ha molado la entrada, ¡a difundirla! Y si te da pereza comentar por aquí, pues tuitea tus impresiones (buenas o malas) mencionando @delpozopablo. El Maestro Salieri te lo agradecerá mucho.
Después de una pausa en el blog, debida a un periodo prolongado de estudio, me dispongo a seguir con mi actividad divulgadora en torno al clarinete. Esta vez le toca a la historia del instrumento, de la que he hablado solamente en ocasiones de manera puntual, hasta llegar al siglo XX, del que hablaré en …
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