Yo, yo mismo, conmigo (y con mi instrumento)

La personalidad de los músicos es a menudo calificada de excéntrica o peculiar. A estas alturas, no cabe duda de que nuestra personalidad refleja en muchas ocasiones nuestra ocupación. No es algo que sólo ocurra con los músicos, el hecho de dedicar una vida a una profesión influye en las actitudes y características de cada persona, ya sean médicos, profesores, comerciantes… o músicos.

Una de las características que va unida a casi todos los músicos es el individualismo, como bien señala el psicólogo Guillermo Dalia en su libro  Como ser feliz si eres musico o tienes uno cerca, que ya hemos nombrado más de una vez en nuestro blog por lo completo que es.

Las características de la carrera y de la profesión potencian esta actitud:

  • Pasamos horas solos, estudiando.
  • Las clases que claramente tienen más peso en los Conservatorios son las individuales.
  • Se favorece siempre la competitividad.
  • Es un mundo dado a la crítica.

Dalia lo explica de esta forma en su artículo publicado en Trumpetland, que podéis leer en este enlace.

El músico suele ser muy individualista sea cual sea la labor que desempeñe. Bien como profesor de música o como integrante de una orquesta, no existen diferencias en este aspecto: el halo de la individualidad planea sobre todos ellos. No se pretende decir con esto que sean seres solitarios y aislados, y que se deriven de ello problemas sociales y personales, sino que la relación que se tiene con el instrumento es tal que se forma un ‘todo uno’ entre los dos, se teje un pequeño caparazón, en ocasiones un tanto impermeable, un pequeño aislante de todo lo demás. También podemos ver esta circunstancia en la dificultad que existe entre los músicos de agruparse y sentirse miembros de un colectivo unificado y reconocido. Claro que se dan muchas y buenas relaciones personales entre colegas, pero profesionalmente el desarrollo de la actividad marca una manera de ser individual.

¿En qué nos perjudica?

El principal problema derivado de este individualismo es la falta de unión profesional, la falta intenciones para ser un colectivo fuerte que luche por sus derechos profesionales, y por el valor de la música como disciplina. Sobre esta falta de unión ya hablamos en el post ¿Somos los músicos personas pasivas?

Sin embargo, otro punto en el que esta actitud nos puede afectar va más en el ámbito de lo personal. Nos perjudica en nuestra carrera y favorece que tengamos una visión distorsionada de nuestros problemas. Esto es porque no buscamos el apoyo de los colegas, no intentamos compartir nuestros problemas y solemos enfrentarlos solos. Un ejemplo de ello, el conocido por todos (pero poco comentado) miedo escénico, que todos los músicos sufren en cierto grado. Muchos prefieren medicarse o sufrirlo a hablar de ello. Como la experta en el tema Charlotte Tomilson comentaba en cierta ocasión, ¡qué fácil sería si todos hablásemos entre nosotros de ello con total libertad! Contar con la comprensión de los demás en los obstáculos que nos encontramos es vital para superarlos. Y qué mejor confidente que un colega que pasa por exactamente los mismos problemas que tú. El miedo escénico es sólo un ejemplo, podríamos estar hablando de lesiones, problemas para encontrar trabajo, rivalidades…

Cierta anécdota protagonizada por el famoso grupo de pop The Beatles puede ilustrar mejor lo que intentamos explicar: En cierta ocasión, Ringo Starr se encontraba tan abrumado por tener la sensación de ser el peor miembro del grupo, que incluso llegó a plantearse dejarlo. Cuando decidió por fin hablar con sus tres compañeros, después de tiempo sufriendo por creerse inferior, resultó que los demás le dijeron que también sentían que cada uno era el peor miembro con diferencia. Tras esto, sus tres compañeros le llenaron el estudio de flores como sorpresa y Ringo decidió (por supuesto) seguir adelante con el grupo.

La música es una actividad colectiva, en la que todos estamos juntos con los mismos miedos, ilusiones y pasiones. Aprende a abrirte y a unirte a tus colegas para mejorar tu carrera y nuestra profesión.

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¿Somos los músicos personas pasivas?

A menudo ocurren situaciones que afectan al colectivo de los músicos en su totalidad o a una parte de él. Son situaciones que nos indignan, nos molestan e incluso nos perjudican. Pero, casi siempre, todo se queda en una queja. ¿Somos un colectivo silencioso, pasivo? ¿A qué se debe esta manera de actuar frente a problemas que nos afectan a todos?

Cuando estudiaba en el conservatorio, formaba parte de la asociación de alumnos del mismo. Esta asociación trabajaba siempre para mejorar nuestras condiciones como estudiantes, desde el material del que disponíamos hasta el centro de estudios. Sin embargo, la participación o el interés que ponía el alumnado era bastante bajo. Unir fuerzas era agotador, no importaba cuál fuera el problema o a cuántos alumnos afectase. La tónica solía ser la misma: pasividad ante cualquier situación.

Esta actitud también se ve fuera del conservatorio. Ha habido y sigue habiendo situaciones que claramente nos perjudican: subida del IVA cultural, la desaparición de la música como asignatura obligatoria, los alumnos aprobados sin plaza habiendo músicos en paro… Y también situaciones más concretas, no he parado de oír quejas sobre audiciones u oposiciones poco transparentes, recortes en las orquestas, conservatorios y escuelas de música y muchos otros temas que enervan a más de un músico. Y aunque sí que es cierto que se  se han producido algunas manifestaciones, la mayoría del colectivo permanece ajeno. Porque cuando hablamos de poner solución o movilizarnos la mayoría se hace el sueco.

El individualismo de la profesión podría ser una causa muy clara de este tipo de actitudes. Según el psicólogo Guillermo Dalia, en su libro Como ser feliz si eres músico o tienes uno cerca (pincha el link para adquirirlo):

“El músico suele ser muy individualista sea cual sea la labor que desempeñe. Bien como profesor de música o como integrante de una orquesta, no existen diferencias en este aspecto: el halo de la individualidad planea sobre todos ellos. No se pretende decir con esto que sean seres solitarios y aislados, y que se deriven de ello problemas sociales y personales, sino que la relación que se tiene con el instrumento es tal que se forma un ‘todo uno’ entre los dos, se teje un pequeño caparazón, en ocasiones un tanto impermeable, un pequeño aislante de todo lo demás. También podemos ver esta circunstancia en la dificultad que existe entre los músicos de agruparse y sentirse miembros de un colectivo unificado y reconocido. Claro que se dan muchas y buenas relaciones personales entre colegas, pero profesionalmente el desarrollo de la actividad marca una manera de ser individual.”

Antoni Mas también nos habla del problemas del individualismo desde el punto de vista laboral en su libro Cooperativas de Músicos:

“Debido probablemente al mal trato que nuestra profesión viene recibiendo de forma continuada, los músicos y los artistas nos hemos vuelto sumamente desconfiados. A costa de comprobar como, legislatura tras legislatura, ningún gobierno se tomaba en serio la búsqueda de soluciones para paliar nuestra situación, hemos acabado por desengañarnos de que nadie nos eche una mano y nos hemos convertido en unos individualistas recalcitrantes. De manera que cualquier iniciativa destinada a conseguir la cohesión de nuestro colectivo se ha considerado tradicionalmente como una auténtica utopía.

Nuestra desunión es tan patente, que han acabado por hacer fortuna algunos comentarios en el sentido de que los músicos deberíamos aprender a defendernos de nosotros mismos. Huelga decir que esta actitud nos ha perjudicado considerablemente ya que, yendo cada uno por su lado, cualquier intento de solucionar, o tan siquiera aliviar, los problemas de la profesión está condenado al fracaso.”

En resumen, los músicos debemos ser conscientes de la importancia de la unión en nuestra profesión.

¿Por qué no hay una clase media de músicos?

Las crisis ofrecen una gran oportunidad para reflexionar y cuestionar el status quo de las cosas y ya son varios años que hemos tenido para poder haber hecho un diagnóstico y una autocrítica.

En el mundo de la música, el arte y la cultura se van oyendo cada día más voces que plantean preguntas del tipo ¿para qué sirve la cultura? ¿Es rentable? ¿Debe el estado apoyar al sector? 

Yo no voy a entrar a discutir estas cuestiones puesto que soy de la opinión de que una sociedad libre y democrática debe facilitar la expresión artística de sus ciudadanos y al igual que, en época de crisis se está ayudando al sector del automobil, entre otros, no entiendo que no se tenga que apoyar a un sector que supone el 3% del PIB del estado.

Me gustaría centrar la atención, en esta ocasión, en  la situación de los músicos y los cantantes en España y a la necesaria reflexión de por qué estamos como estamos. No se trata de culpabilizar sino de asumir una realidad y plantear nuevos caminos para llegar a un lugar diferente desde la reflexión y la responsabilidad.

Creo que no me equivoco si digo que en España no hay una "clase media" de músicos que puedan ganarse la vida sólamente haciendo música. Con esto quiero decir que, quitando a las grandes estrellas como Plácido Domingo o David Bisbal, el resto tiene serias dificultades para vivir o malvivir de la música.

Actualmente se puede decir que los perfiles existentes son:
1. Músicos y cantantes solistas. 
2. Músicos y cantantes que trabajan para instituciones: coros profesionales y orquestas profesionales.
3. Músicos que enseñan y además hacen música de manera más o menos regular.
5. Músicos que tienen que trabajar en otras cosas, es decir, funcionario, camarero, dependiente, abogado... por la mañana y músico por la noche.

La realidad es que el sistema ha llevado a los músicos, en su gran mayoría, a tener que compatibilizar la actividad puramente musical con la enseñanza o con otras profesiones.

Una vez observada esta realidad me pregunto:

¿Qué es lo que provoca esta realidad? ¿Por qué la mayoría de músicos y cantantes no puede vivir mayormente de su actividad musical profesional? ¿Qué factores hacen que los músicos se inclinen por la docencia en momentos tempranos de su vida profesional, en muchas ocasiones en contra de su voluntad? ¿Qué hace que no puedan dedicarse exclusivamente a la actividad musical y puedan dejar para sus años de madurez  la actividad docente o desvincularse de otras profesiones?

Las respuestas no son sencillas pero intuyo que por un lado el sector no ofrece la necesaria estabilidad y/o continuidad laboral como para poder desarrollar la actividad a tiempo completo, es decir, estamos hablando de un sector precario per se. Exceptuando a aquellos músicos que desarrollan su labor en el ámbito de una orquesta o un coro profesional, el resto debe ingeniárselas y pelear mucho por mantenerse en el mundo profesional. 

Por otro lado, creo que no hay suficiente formación ni información sobre de los mecanismos de funcionamiento del sector. Muchos músicos no saben muy bien como emprender su labor profesional por cuenta propia, no hay conocimientos sobre como crear una compañía, una empresa, un proyecto personal, al fin y al cabo y esto aboca a los músicos a ver como única opción el trabajo por cuenta ajena. 

Por otro lado, existe poca conciencia de colectivo profesional, el músico siempre tiene la sensación de que si no acepta el trabajo otro lo hará. La compentitividad configura una determinada mentalidad de soledad y de individualismo que si en primera instancia daña al propio músico, visto de manera global, daña a todo el colectivo y por ende al sector. Los músicos no se unen para reclamar sus derechos y así es imposible que un sector avance con el tiempo. Y me viene a la cabeza el reciente reconocimiento de la sordera como enfermedad profesional... un disparate en pleno siglo XXI y todo porque hasta que uno no ha tomado la iniciativa y ha llevado el asunto hasta últimas instancias no se ha plasmado en la legislación. 

La construcción de esa clase media de músicos profesionales es tarea de todos, es necesario trabajar en pro del colectivo para diginificar la labor del músico en la sociedad. No nos preguntemos que pueden hacer los demás por nosotros sino, desde el enfoque de la autoresponsabilidad, qué podemos y debemos hacer nosotros en nuestra parcela particular.

Y planteo algunas cuestiones:
¿Has pensado en asociarte a otros músicos y crear una compañía, grupo estable?
¿Has pensado en crear tu propia empresa?
¿Has pensado en colaborar con alguna asociación profesional?

Como dice el refrán plantéate que si no eres parte de la solución, quizás seas parte del problema!