La música sin emociones no vale nada. Y no, no soy extremista. Después de muchos años estudiando música profesionalmente, acabé horrorizada al ver como muchos/as (demasiados/as) docentes deshumanizaban este arte privándolo de su parte emocional, de la interpretación, de la personalidad. Convertían la musicalidad en técnica encorsetada, al alumnado en caballos de carreras y a las audiciones en ferias de ganado. ¿El resultado? Músicos robóticos capaces de tocar cualquier cosa, con una gran técnica y amplios conocimientos, pero sin "esa cosa" capaz de ponerte los vellos de punta, de acelerar tus latidos, de humedecerte los ojos. Como decía León Tolstói: "La música es la taquigrafía de la emoción", y si no nos dice nada... no es Música con mayúsculas. Y de eso precisamente hemos estado hablando estos días en clase, de cómo la música es capaz de transmitirnos emociones.
Una vez vista la dinámica, les hablo de la actividad tan especial que vamos a hacer: crear nuestro propio emocionario musical, donde recopilaremos aquella música que nos hace sentir. El propio alumnado decidirá cómo presentarlo, en formato físico (libros, carteles...) o digital (audio, vídeo, presentaciones de diapositivas, aplicaciones que hemos visto en clase...). Aquí tenéis el WIX con toda la información:
(Clic en la imagen para acceder). |
Y vosotros/as, ¿ya os habéis parado a pensar qué música es la que os hace sentir? :)
El alumnado de 4º ha optado principalmente por el formato físico del emocionario. Han trabajado con tanta ilusión y esfuerzo en él que como mínimo se merecen un pequeño espacio en el blog. ¡Aquí os dejo con algunas muestras! (Haz clic en las imágenes para ampliar).