Inauguramos una nueva sección en el blog. Tratará sobre compositores y obras no tan reconocidas por el público en general, aunque seguro que muchos lectores los conozcan. Obviamente todos los amantes de la música ( y los menos amantes de lo clásico), conocemos a los autores que han sido parte fundamental de la Historia de la Música, como Bach, Mozart, Beethoven, Haydn, Verdi, Wagner,... por citar solo algunos. Otros autores, por unas razones u otras, no han sido tan reconocidos, y, aunque alguna obra si es reconocida, su nombre no figura con letras de oro en los libros de grandes compositores.
Inauguramos la sección con
Vasily Kalinnikov, autor al que descubrí relativamente hace poco, con una obra absolutamente deliciosa para el oído: la
Sinfonía Nº 1 en sol menor.
Compositor ruso, nacido en Oryol en 1866, fue contemporáneo de otros enormes compositores de su tierra, como por ejemplo
Tchaikovsky, Mussorgsky o
Rimsky Korsakov. Debido a su temprana muerte, y a su poca dedicación para la música sinfónica, ya que escribió principalmente canciones, su obra y su nombre no son tan reconocidos. A pesar de ello, estoy convencido de que muchos reconocen la melodía de su
Sinfonía Nº 1 en sol menor, ya que ha sido muy interpretada y usada en el mundo del cine por ejemplo.
Compositor autodidacta por su escasez económica que le impedía pagarse los estudios de conservatorio, se ganaba la vida tocando el fagot y el timbal. Pero con 26 años su vida dió un giro al conocer a
Tchaikovsky, el cual le recomendó a los directores del Teatro Maly y del Teatro Italiano de Moscú. Cuando su carrera iba en gran progresión, la tuberculosis fue debilitándole hasta su muerte en 1901, con solo 35 años de edad. Fue precisamente en su retiro en un balneario ucraniano donde compuso sus mejores obras.
Sus obras más reconocidas son sus dos sinfonías, la segunda de ellas le permitió conseguir el dinero suficiente para vivir sus últimos años. La primera de ellas, la más reconocida y hermosa, se publicó a su muerte, aunque si que fue representada en vida del autor, en Moscú, Berlín y Viena. Estas composiciones transmiten una fuerza y optimismo algo inusual, más aun conociendo las circunstancias en las que fueron escritas. Tras unos años algo olvidado, en los años cincuenta, con el auge del socialismo soviético, fue muy utilizado porque su música transmitía el espíritu nacionalista.
Otras obras menos conocidas del autor son
El cedro y la palma, Ninfas, Zar Boris en cuanto a música orquestal,
Chanson Triste, Vals en La mayor, Minueto en Mi Mayor, como música para piano,
Ven a mí, Había un viejo rey, No preguntes por qué sonrío pensativo, como música vocal, o
El triunfo de Lilliput, Christe Eleison para Coro, Señor nuestro Señor, como música coral. Pero sin duda son su
Sinfonía Nº 1 en sol menor y
Sinfonía Nº 2 en la mayor, son sus grandes obras.
A continuación os dejo enlaces sobre los cuatro
movimientos de la
Sinfonía Nº1 en sol menor, cuya melodía principal es absolutamente maravillosa y con una fuerza que suena a nacionalismo ruso por sus cuatro costados. Espero que la disfruten.