10 obras musicales que todo el mundo debería saber.

10 obras musicales que todo el mundo debería saber.


En esta semana cultural, nuestro colegio ha tratado el tema de la música como lenguaje universal. Desde la dirección del colegio, nos han encargado hacer una lista de diez temas imprescindibles, diez piezas musicales que todo el alumnado debería saber.

Nos ha resultado muy difícil encontrar una solución a esta tarea, porque existen tantas obras imprescindibles en la historia de la música que es muy complicado encontrar un criterio para seleccionar solamente diez piezas musicales. 


Lo primero que hemos hecho ha sido buscar en Internet y hemos encontrado varios listados de muchas piezas, la mayoría clásicas, aunque no nos convencían hemos seguido indagando hasta dar con una página muy curiosa de la NASA, que nos habla del GOLDEN RECORD, un disco que se envió al espacio con 30 temas musicales de la tierra. Aunque nos pareció muy interesante, el criterio que se llevó a cabo para la selección de estos temas es muy distinto al que nosotros buscamos, ya que el disco recoge temas de  forma global, un resumen de la música de la tierra, como forma de expresión musical y matemática, una manera de comunicar nuestra forma de vida, si el disco llega a los oídos de un extraterrestre.

Por otro lado, nos ayudó a descartar temas famosos de los tiempos en los que vivimos, ¿os imagináis que una civilización superior a la nuestra oiga el Gangnam Style, el Pulcino Pio, la Macarena o el Mosa Mosa? que pensarían de nuestra forma de vida, aunque no deja de ser divertido y cómico, no creo que sea una buena carta de presentación, pensarían que estamos todo el día  con el Vamonos de Party, y así nos va, ¿señores menos juerga que tienen ustedes el planeta patas arriba? dirían.

Nos hemos hecho otras preguntas, como; si tuvieras que irte a una isla desierta, y sólo pudieras llevarte un disco con diez temas musicales, ¿que piezas elegirías?

Nos guste o no, la música es una expresión subjetiva, y cualquier lista que se publique siempre estará determinada por nuestros gustos musicales, y hoy por hoy, también determinada por la influencia de los masmedia y la cultura maistream. Por eso deberíamos hacer una lista con unos criterios claros y concretos, a poder ser educativos, o que transmitan valores importantes. En nuestro caso hemos decidido seleccionar piezas clásicas de varios periodos, forma e instrumentación, y adaptándolas a una etapa educativa en concreto, tarea aun más difícil, pero que nos ha ayudado en la selección.

Si eres profe, nos gustaría saber tu opinión sobre esta lista, si tienes alguna sugerencia u otra lista, podemos compartirla, lo mismo así consigamos entre varios profes encontrar una lista definitiva.

Esta es nuestra propuesta.

10 obras musicales que todo el mundo debería saber
Autor
Obra/ Audio
Periodo
Forma          
Instrumentación
Etapa
W.A.Mozart
Clásico
Serenata
Orquesta de cámara
Infantil
3-5años
J.S.Bach
Preludio en Do M., libro segundo del clave bien temperado
Barroco
Preludio
Piano solo
1º cicldo de primaria
6 a 7 años
Vivaldi
Las cuatro estaciones “La Primavera”

Barroco
Concierto
Orquesta de cuerda
2º ciclo de primaria
8 a 9 años
Beethoven
Himno de la Alegría 9ª Sinfonía
Romántico
Sinfonía Coral
Orquesta sinfónica con coro.
3º ciclo de primaria
10 a 11 años
Pachelbel
Barroco
Canon
Orquesta barroca
1º E.S.O
12 años
G.F. Händel
 “Aleluya” del Mesías
Barroco
Oratorio
Orquesta y coro.
2º E.S.O
13 años
Carl Orff
Carmina Burana
“O Fortuna”
Siglo XXCantataOrquesta y coro.3º E.S.O
14 años
Debussy
“Claro de Luna” de la Suite Bergamasque
Impresionista
Suite
Piano solo
4º E.S.O

15 años
J. Rodrigo
Siglo XX
Concierto
Orquesta y guitarra
BACH
16 - 17 años
John Lenon
Los 70’s
Canción pop rock
Grupo de pop rock
Todos los ciclos y etapas

El vals de Amelie

Yann Tiersen (1970): La Valse d’Amélie.

De la banda sonora de la película de 2001 Amélie.

Transcripción para flauta dulce y piano por Massimo Pennesi. Esta partitura interactiva ha sido publicada originalmente en el post La Valse d’Amélie, del blog educacionmusical.es.

Versión para orquesta

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Martxoak 25: Johann Adolph Hasse

Egilea: Laura Etxebarria

hasseJohann Adolph Hasse, 1699. urteko martxoak 25ean jaio zen Hamburgon eta 1783. urteko abenduak 23an hil zan Venecian. Hau, barrokoko konpositore alemana izan zen.

Lehenengo hezkuntza musikala bere aitak irakatsi zion. Ahots ederra zeukalako, gortean sartu zen abeslari bezala, baita konpositore moduan ere. Bere lehenengo lanaren arrakastaren ondoren, printzipeak  Italiara bidali zuen, bertan hobetu dezan.
Honi esker, 1722. urtean Napoles herrira heldu zan eta bertan Nicola Antonio Porporarekin ikasi zuen.
Gero, Alessandro Scarlatti ezagutu zuen, eta beragatik lehenengo enkargua lortu zuen konpositore bezala Italian: “La serenta Marc Antonio e Cleopatra” bi ahotsetarako. Obra hau, bi abeslari italiar famatuek interpretatu zuten.

Bere ibilbidean hainbat opera eta msika lan idatzi zituen.

Hemen izten dizuet bere abestietariko bat:


3rA. Els nostres vídeos

Els de 3rA encara remenen la cua i van fent feina encara que s'hagi acabat el trimestre. L'Eva López que és la nostra reportera oficial, va fer unes quantes gravacions de la classe mentre tocavem. Com diu ella en el seu bloc, el treball de tots els companys ha quedat enregistrat en les nostres retines per sempre més.
Hem seleccionat la "Sarabanda" de Händel i "La Primavera" de Vivaldi

Gràcies Eva.


Recuerdos (ficticios) de Nannerl Mozart



Salzburgo, septiembre de 1829


Mi nombre es Maria Anna Mozart, aunque siempre me han conocido como Nannerl Mozart. Soy la hija del compositor Leopold Mozart, el del famoso tratado para violín. Y soy la hermana mayor del gran Wolfgang Amadeus Mozart, acaso el mejor músico que ha pisado nunca la faz de la tierra.

Presiento que ya no me queda mucho de vida. Tengo casi ochenta años, y desde hace unos pocos perdí la visión por completo. He pues de dictar estas palabras, pero aún toco el piano todos los días y aún tengo la cabeza en su sitio. Por ello puedo, debo y quiero corresponder la amable invitación que el periódico local acaba de hacerme: compartir algunos de los recuerdos que tengo de mi hermano.

Tiene gracia. Ya han pasado más años desde que se fue que los que pudo estar entre nosotros (apenas unos treinta y cinco). Sin él son tantos ya... ¡y con él fueron tan pocos! Además, en mi caso menos aún, pues las circunstancias de la vida nos separaron bastante antes de su muerte.

Descubrí la triste condición de sus últimos años leyendo su primera biografía, la del profesor Niemetschek. Y pude colaborar con la última publicada, la del recientemente fallecido Georg Nissen, que no fue otro que el segundo marido de Constanze, otrora mi cuñada. Ahora Mozart es ya un tesoro entre los melómanos: mi hermano es digno de biografías, con el tiempo habrá estatuas suyas por doquier... y hasta puede que algún día hagan obras de teatro basadas en su vida.

Qué lástima que no fuese tan mimado como ahora lo sería. ¿Miles y miles de personas en el funeral de Beethoven? ¡Quién sabe cuántas habría podido reunir Wolfgang, de sobrevivir solo algunos años más! Pero el compositor más admirado hoy, el ídolo del propio Beethoven, el autor de algunas de las partituras más bellas jamás escritas, murió sin embargo olvidado, en una tumba sin lápida que nadie será capaz de encontrar, acompañado tan solo de sus enterradores. Yo ni me enteré a tiempo de despedirme de él.

De todos es sabido por qué le abandonó la suerte. Después de trabajar en palacios, de tocar ante emperatrices y reyes, de ser adorado por el público... Mozart decidió ser más libre en lo musical, no componer para el gusto de la época sino atendiendo a su propia expresividad. Pero los tiempos aún no estaban para tanta libertad. En efecto, las últimas obras de Mozart fueron las de un revolucionario.

El problema es que nadie quería comprarle partituras tan extravagantes ni contratarle de la misma forma que antes. Los oídos de entonces no estaban preparados. Al final mi hermano murió endeudado y acabó enfermando de muerte siendo aún demasiado joven. Eso sí, con esa edad, compuso más obras que cualquier otro compositor el doble de viejo. Solo nos resta imaginar la de maravillas que nunca llegaron a salir de su pluma y que nunca podremos escuchar ya.

Pero vayámonos al principio, a su juventud. Desde muy pequeño mostró una capacidad asombrosa por la música. A los tres años comenzó a tocar el piano y otros instrumentos de teclado, a los cinco compuso su primera pieza, después aprendió a tocar el órgano, se volvió un gran cantante y un magnífico violinista y violista. A los doce años escribió su primera ópera y se mostró capaz de dirigir una orquesta. Fue, como podéis ver, un niño prodigio.

Mis amigos me recuerdan que yo también lo fui, y que podría haber llegado igual de lejos que él como compositora o como pianista. Francamente, lo dudo mucho, lo de Wolfgang es irrepetible. Pero, eso sí, confieso que sí que deseé dedicarme a la música con más ahínco del que me dejó esta sociedad.

Al principio, acompañé a mi hermano y a mi padre en sus viajes, y participaba como pianista en nuestros espectáculos. Eran un tanto circenses, todo hay que decirlo. Por más que quisiéramos interpretar la mejor de las músicas, lo único que quería la mayor parte del público era ver a esos dos chavales tocar de espaldas o con los ojos vendados.

Cuando cumplí los dieciocho años ya no estaba bien visto, como mujer, que me dedicase a la música profesionalmente. Ni como intérprete, ni mucho menos como compositora. Por ello me apartaron de los conciertos y de los viajes. Me habría encantado conocer Italia y sus músicas de primera mano, pero no pudo ser.


Capricho KV 395, dedicado por Mozart a su hermana Nannerl. Se trata de una pieza alucinante, sorprendentemente poco conocida. Un usuario de youtube, AcousticDude17, señala la modernidad de esta obra comparándola con Liszt.

En Roma, a propósito, ocurrió esa tan genial anécdota. Allí había una pieza polifónica que solo podía ser interpretada en la Capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel. La partitura, un Miserere de Allegri, permanecía guardada bajo llave y estaba prohibido hacer copias de ella. Pues bien, cuando Mozart la escuchó entonces sólo tenía catorce años la memorizó por completo y luego la escribió entera. Como si nada.

Cuando creció un poco más, Mozart trabajó para el arzobispo de Salzburgo, nuestra ciudad natal. Parecía un buen puesto, pero mi hermano se sentía allí como un esclavo. Al final, acabaron muy enemistados y el arzobispo le despidió, no sin antes intentar humillarlo: ordenó que se le expulsara de su palacio con una patada en el trasero. De cualquier manera, de esta época salieron obras estupendas.

Y así las cosas, aprovechó para hacer carrera en Viena, y pronto encontró su lugar cerca de la Corte, junto a José II. Si bien es verdad que el emperador se fijó más en otros compositores y que, aunque lo trató mejor que el arzobispo, nunca le otorgó toda la importancia que debió haberle dado.

Por entonces ya tenía veinticinco años. Sólo le quedaban, por tanto, diez. Pero... ¡qué diez años! Compuso óperas que seguirán representándose siempre, sinfonías increíbles, conciertos inolvidables. Además, como pianista se granjeó un éxito también más que notable. En realidad, su fuente de ingresos venía más de ahí que como compositor, aunque casi todo lo que interpretaba en público era suyo, todo hay que decirlo.

El último año de su vida, 1791, fue el más productivo musicalmente. Escribió sus tres últimas sinfonías, La Flauta Mágica y algunas piezas de piano increíbles. Además, entre otras maravillas, dejó inacabado su impresionante Réquiem. Completado más tarde por uno de sus discípulos, es una de las obras más trágicas y más misteriosas de mi hermano. Cuenta la leyenda que se lo encargó un personaje enmascarado que no quería dar a conocer su identidad. Mi hermano, ya enfermo y postrado en la cama, acabó creyendo, al parecer, que este venía del más allá y que estaba componiendo para sí mismo su propia misa de difuntos.

Como dije antes, es una verdadera pena imaginar qué más cosas podría haber compuesto de haber vivido algo más. Pero las que compuso ahí están, y estoy convencida de que las siguientes generaciones seguirán apreciando a mi hermano cada vez que las escuchen.

Crédito de la fotografía: Eusebius Johann Alphen (1741-1772), miniatura en marfil de los hermanos Mozart (fotografía libre de derechos tomada de Wikimedia Commons)