Normalmente, cuando alguien habla de afinación se refiere a, dado un acorde de notas, la capacidad de un cantante a hacer una nota o serie de notas afinadas con este acorde. Como en todo, hay gente que trae esta habilidad "de serie", y otra gente que no. Cuando alguien no posee esta habilidad, la creencia popular es que no sirve para cantar.
El problema es el desconocimiento de la causa de esta incapacidad para afinar. Sí es verdad que hay gente que tiene su sistema nervioso defectuoso o dañado y realmente no puede afinar. La diferencia entre alguien con esta incapacidad y alguien que es incapaz de afinar sólo porque aún no sabe es que éste último es incapaz de reproducir el sonido, pero es totalmente consciente de que no está afinado, ya sea mientras canta o mientras escucha una grabación suya.
Hay diversas razones por las que alguien no puede afinar. La más común es la falta de control de su aparato fonador. Si estás utilizando los músculos externos de tu laringe, tus cuerdas vocales no pueden vibrar libremente, por lo que tu control disminuye notablemente. En tu cabeza puedes tener muy clara la nota, pero tus cuerdas vocales simplemente no responden. Es como querer levantar un peso superior a lo que pueden soportar los músculos de tus brazos. Tu sabes lo que tienes que hacer, pero tus músculos no pueden con ello y empiezan a temblar con ese peso, pudiéndote lesionar. También puede ser que tus cuerdas vocales no tengan la fuerza suficiente para soportar la presión de aire que está recibiendo desde los pulmones, por lo que tenemos el mismo problema con diferente origen.
Otra razón puede ser que simplemente no estés acostumbrado a tener que afinar aunque, por la razón que sea, tienes un buen control de tu voz. Esto no es tan común, ya que normalmente la gente no tiene un buen control de su voz sin haber recibido clases de canto y en estas clases se suelen practicar canciones. Poco a poco vas adquiriendo buena técnica vocal y, de regalo, la habilidad de afinar.
Yo he tenido este problema, y es muy frustrante. Empecé a interesarme en la música como batería y no fue hasta unos años después que me decidí a aprender a cantar. Por ese motivo pude pasar mi adolescencia entre músicos, haciendo música, pero no me llegó de forma natural el aprender a afinar ni acostumbrarme a las notas, ya que estaba centrado en la parte rítmica.
Poco tiempo antes de decidirme a recibir clases de canto, empecé a componer mis propias canciones por completo, no sólo la parte rítmica. Para ello utilicé programas de ordenador, en vez de un instrumento convencional. El guitarra de mi grupo me explicó cuatro cosas básicas de solfeo para saber por dónde empezar, y empecé.
El principio, como todos los principios, fue bastante desastroso, pero a las pocas semanas empecé a desenvolverme mejor con los programas y con las notas. En un mes ya estaba componiendo canciones enteras, con la ventaja de que tenía ya varios años de experiencia como batería, por lo que solía ver las canciones desde una perspectiva diferente al resto de músicos. Las dos primeras canciones que enseñé a mi banda no les desagradaron, pero tampoco les pareció impresionante. La tercera canción que hice, no sé cómo, pero salió algo muy bueno. A todos les gustó, por lo que esa semana todos la estudiamos y al llegar nuestras horas de ensayo en el fin de semana, la hicimos. Todos se sorprendieron, aunque yo el que más.
A pesar de estos avances, cuando empecé con mis clases de canto la cosa fue horrible. Era totalmente incapaz de afinar una sola nota, pero como suelo ser muy cabezota en hacer algo cuando me lo propongo, continué. La cosa no mejoraba con el paso de las semanas, ni de los meses... ni de los años.
Como ya sabréis si habéis leído artículos anteriores, estuve saltando de profesor en profesor durante mucho tiempo, hasta que encontré Speech Level Singing. A pesar de que empecé a notar mejoras desde el primer momento, no puedo decir lo mismo de mi afinación.
¿Por qué no mejoraba mi afinación? Porque mi profesor de canto estaba corrigiendo uno por uno los cientos de malos hábitos que tenía, y equilibrando mi aparato fonador. Esto quiere decir que pasé por muchas fases donde no tenía ningún control de mi voz, ya que estaba descubriendo coordinaciones nuevas y formas de utilizar mi voz desconocidas para mi hasta ese momento. Esto me recordó muchísimo a cuando empecé a tocar la batería. Era totalmente incapaz de hacer el ritmo más simple porque mi pierna se negaba rotundamente a hacer lo que yo quería; lo que hacía era hacer lo mismo que mi mano derecha, pero con el tiempo gané coordinación, igual que con el canto.
Después de un tiempo de hacer clases, empecé a trabajar en canciones. Antes de empezar a aprender a coordinar mi voz, intentaba cantar y no era consciente de que estaba desafinando todo el rato; me daba cuenta cuando me escuchaba grabado. Al haber adquirido un control mucho mayor en relación a aquel tiempo, no estaba tan preocupado por intentar llegar a las notas, así que mi cerebro empezó a interesarse por escuchar más la música mientras cantaba, por lo que pasé al siguiente nivel: ya me daba cuenta mientras cantaba de que estaba desafinado.
Lo que tuve que hacer es ponerme con un piano ( en concreto este piano virtual ) a probar de hacer notas sueltas. Me sorprendí muchísimo cuando veía que no era capaz de hacer algunas notas, por más que estuviese escuchando que estaba desafinado. No sabía si tenía que ir a un tono un poco más agudo o un poco más grave. Lo que empecé a hacer fue suponer: tocaba una tecla, sonaba la nota e intentaba afinar. ¿Que no estaba afinado y no sabía por qué? Empezaba a subir mi voz de tono, para ver si eso me sonaba mejor o peor. Si sonaba mejor, ¡genial! Al final daba con la nota. Si sonaba peor... ¡genial también! Estaba creando unas conexiones nuevas en mi cerebro, que más tarde me ayudarían a hacer de forma más rápida lo que estaba haciendo en ese momento.
Cuando más o menos lo tenía por la mano, pasé a las canciones. De nuevo... ¡sorpresita! ¡No daba una! "Sin problema", pensé. Lo que hice fue practicar trozos de las canciones, uno cada vez. La cosa mejoró, pero aún así era muy difícil. Entonces me acordé del maravilloso programa VideoLAN. Es un reproductor de audio y vídeo muy bueno, pero yo lo quería por una herramienta que tiene para ralentizar una canción sin que el tono se vea afectado. Es decir, lo que conseguí era practicar las canciones a menor velocidad. La velocidad es un factor importantísimo para aprender cosas nuevas, y muchas veces la ignoramos. Esto fue una ayuda de mucho valor.
Si tu también tienes problemas a la hora de afinar, estoy seguro que te verás identificado con algún punto del artículo de hoy. No debes dejar que la gente te diga que no sabes cantar sólo porque aún no sepas afinar.
Nosotros podemos ayudarte con todo esto y mucho más con nuestras clases de canto. ¡Ponte en contacto con nosotros y reserva tu clase! ¡Estaremos más que encantados de poder ayudarte a ser el cantante que quieres ser!
Carlos Campaña
Hay gente que tiene muchos problemas en la voz y es consciente de ello, pero no sabe ni el por qué ni cómo arreglarlo. Esto es más común de lo que pensamos, y a veces resulta sorprendente ver cuánto afecta a las vidas de las personas, sobretodo a las que utilizan la voz como su herramienta principal de trabajo.
Es curioso como la gente no le suele dar importancia a estos problemas, incluyendo a muchos profesionales de la voz. Es probable que cuando me refiero a "profesionales de la voz" principalmente te imagines inmediatamente a cantantes, actores, dobladores, etc. pero la realidad es que muchísima gente utiliza su voz como medio de vida.
Un profesor de escuela necesita su voz para transmitir sus conocimientos a los alumnos, pero no de una forma tan tan simple como poder articular palabras. Necesita que sus alumnos no se aburran con una voz monótona, que su voz pueda ser escuchada y entendida por cualquier oyente con la mayor claridad, que pueda estar hablando todo el día y la calidad de su voz no disminuya, por no decir que pueda hacerlo día tras día. Igual que los profesores, los periodistas, los psicólogos, los conferenciantes, ...
La comunicación de cualquier tipo no sólo se compone de conceptos en forma de palabras. La voz transmite mucho más que eso, ya que dependiendo del tono puede transmitir alegría, miedo, compresión, ..., dependiendo del "color" puedes utilizar una voz más relajante, o puedes utilizar todo el músculo de tus cuerdas vocales para imponerte, ... La voz lleva emociones que viajan desde el emisor hasta el receptor, no sólo lleva palabras. Los más hábiles incluso pueden hacer sentir al receptor esas emociones, pudiendo hacer que alguien se tranquilice, se relaje, se divierta, etc.
El problema se agrava más cuando uno no es consciente de cuánto depende de su voz y de todo lo que podría conseguir teniendo su voz a sus órdenes, no al revés. Por eso, hoy os presento las cinco razones principales por las que no tienes la voz que necesitas.
1.- Tu voz es aburrida porque no es flexible
La flexibilidad en la voz es la piedra angular de los oradores de éxito. Seguro que has asistido a cientos de clases o conferencias donde te has aburrido como nunca en tu vida, pero han habido unos pocos casos donde has estado enganchado desde el primer minuto hasta el último, y quizás el tema no te interesaba tanto como otros.
Esto es debido a que el orador tiene un grado de libertad en su voz que los otros no tienen. Puede expresar mejor las emociones que quiere transmitir con sus palabras, para así captar la atención de los oyentes. Sube el tono y la velocidad cuando describe algo emocionante, utiliza una voz más relajante cuando describe algo placentero, etc.
Para conseguir esto debes trabajar tanto tu voz de pecho como tu voz de cabeza, y así poder utilizar todo el rango tonal que necesites. No hay nada más aburrido que un orador que siempre utiliza las mismas cinco notas.
2.- Tu voz no tiene presencia porque no tiene fuerza
Pondría la mano en el fuego a que alguna vez te has encontrado a alguien que resalta más que los demás, para bien o para mal. En una fiesta quizás estaba esa persona que se le oía de punta a punta, quisieses escucharle o no, mientras que tu acababas afónico a la mañana siguiente porque intentabas hablar con tus amigos en un vano intento de hacerte oír por encima de la música y de aquél altavoz humano amplificado.
A diferencia de lo que mucha gente cree, para conseguir un buen volumen en tu voz no necesitas tener una voz gruesa como Barry White. El principal problema es que es muy difícil dejar trabajar a nuestra voz de forma natural, por lo que empezamos a utilizar partes de nuestro aparato fonador en un intento de aumentar el rendimiento de ésta, provocando precisamente el efecto contrario.
Hay varias causas de este problema, pero los más comunes es que tienes una voz airosa o tienes tensiones que evitan que tus cuerdas vocales vibren libremente, sin que otros músculos apaguen el sonido que produces.
3.- Te despiertas con una voz fuerte, pero después de una hora de usarla estás incómodo, o incluso te duele.
Si no lo has sentido nunca, es probable que ni siquiera puedas imaginarte lo frustrante que es esto.
¿No te ha pasado nunca que te despiertas decidido a dar la mejor presentación de tu vida, o a dar una clase memorable y a medida que ensayabas era más difícil utilizar tu voz? O peor aún, quizás no dijiste ni una palabra hasta el momento de empezar, para asegurarte de tener tu voz a pleno rendimiento y, al poco de empezar, empezabas a notar molestias que te iban fatigando más y más. Desarrollar resistencia en nuestras voces es un aspecto vital para el éxito de las personas que vivimos de nuestra voz.
Yo lo he sufrido, y es horrible. La mayoría de nosotros creamos muchísimas tensiones en todo nuestro cuerpo a lo largo de los años, sin darnos ni cuenta. Al final aparecen dolores de espalda, dolores de hombros o incluso dolores de cabeza y decidimos ir al masajista o al quiropráctico. Lo curioso es... ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestra voz? Siempre asumimos que tenemos la voz con la que hemos nacido y que eso no se puede cambiar.
La razón de la fatiga vocal son estas tensiones que vamos adquiriendo y no nos molestamos en eliminar, en sustituir esos malos hábitos por los correctos. La laringe es la responsable principal de esto, ¡y puedes hacer la prueba ahora mismo!
Pon tu dedo pulgar debajo entre tu barbilla y tu nuez, en la parte blanda de la mandíbula inferior. Presiona muy suavemente y traga saliva. ¿Puedes notar la tensión que se crea? Esos músculos son los encargados del proceso de tragar, que hacen que tu laringe suba. Lamentablemente es muy común que utilicemos estos mismos músculos al utilizar nuestra propia voz, haciendo que tu laringe suba mientras hablas. Cuando tu laringe sube, el paso de aire desde y hacia tus pulmones se cierra. Muy útil para comer, pero nada útil para hablar o cantar... en otras palabras, estás intentando hablar o cantar mientras te ahogas a ti mismo. Esto provoca mucha fatiga en tu voz.
4.- En tu cabeza sientes que tu voz es fuerte, pero no te oyen desde fuera.
Cuando adquirimos fuerza en tus cuerdas vocales tendemos a utilizar ese recurso para aumentar la potencia de nuestra voz siempre que podemos. Ya lo dice el refrán del Martillo de Oro, "Cuando tienes un martillo, todo te parecen clavos.".
La fuerza en las cuerdas vocales no es más que el primer paso hacia una mayor potencia. Tu objetivo debe ser utilizar bien lo que se llaman los resonadores de la voz.
Este es un punto del que mucha gente hablamos pero desgraciadamente pocos entienden. Es muy posible que algún amigo o conocido te haya dicho que tienes que hablar desde el diafragma, o proyectar la voz, o poner ( sí, poner ) tu voz en la parte frontal de la cara. La realidad es que no puedes poner tu voz en los resonadores de forma directa. Que la voz resuene en los resonadores es una consecuencia directa del buen uso de esta, anulando por completo tensiones innecesarias, normalmente localizadas en la laringe y en el velo de paladar ( la conocida "campanilla" ).
5.- No estás recibiendo clases de voz
La verdad es que conseguir arreglar todos estos problemas por uno mismo es prácticamente imposible.
Speech Level Singing, la técnica vocal que enseñamos aquí, se creó a base de estudiar a los mejores cantantes y oradores, los cuales poseían un control natural de sus voces. Estudiando todos los casos durante mucho tiempo y después de años de aplicar las conclusiones a miles de estudiantes, consiguieron emular a esos grandes cantantes y oradores, haciendo que prácticamente cualquier persona pueda aprender las mismas habilidades.
Como bien sabréis si habéis leído nuestras historias, no pudimos empezar a aprender a utilizar nuestras voces de la manera correcta hasta que encontramos Speech Level Singing. Por este motivo nos dedicamos a ello hoy en día.
Si tu también quieres conseguir una voz imponente y que esté a tus órdenes, échale un ojo a nuestras clases de canto y reserva tu clase contactando con nosotros.
Carlos Campaña
Es curioso como la gente no le suele dar importancia a estos problemas, incluyendo a muchos profesionales de la voz. Es probable que cuando me refiero a "profesionales de la voz" principalmente te imagines inmediatamente a cantantes, actores, dobladores, etc. pero la realidad es que muchísima gente utiliza su voz como medio de vida.
Un profesor de escuela necesita su voz para transmitir sus conocimientos a los alumnos, pero no de una forma tan tan simple como poder articular palabras. Necesita que sus alumnos no se aburran con una voz monótona, que su voz pueda ser escuchada y entendida por cualquier oyente con la mayor claridad, que pueda estar hablando todo el día y la calidad de su voz no disminuya, por no decir que pueda hacerlo día tras día. Igual que los profesores, los periodistas, los psicólogos, los conferenciantes, ...
La comunicación de cualquier tipo no sólo se compone de conceptos en forma de palabras. La voz transmite mucho más que eso, ya que dependiendo del tono puede transmitir alegría, miedo, compresión, ..., dependiendo del "color" puedes utilizar una voz más relajante, o puedes utilizar todo el músculo de tus cuerdas vocales para imponerte, ... La voz lleva emociones que viajan desde el emisor hasta el receptor, no sólo lleva palabras. Los más hábiles incluso pueden hacer sentir al receptor esas emociones, pudiendo hacer que alguien se tranquilice, se relaje, se divierta, etc.
El problema se agrava más cuando uno no es consciente de cuánto depende de su voz y de todo lo que podría conseguir teniendo su voz a sus órdenes, no al revés. Por eso, hoy os presento las cinco razones principales por las que no tienes la voz que necesitas.
1.- Tu voz es aburrida porque no es flexible
La flexibilidad en la voz es la piedra angular de los oradores de éxito. Seguro que has asistido a cientos de clases o conferencias donde te has aburrido como nunca en tu vida, pero han habido unos pocos casos donde has estado enganchado desde el primer minuto hasta el último, y quizás el tema no te interesaba tanto como otros.
Esto es debido a que el orador tiene un grado de libertad en su voz que los otros no tienen. Puede expresar mejor las emociones que quiere transmitir con sus palabras, para así captar la atención de los oyentes. Sube el tono y la velocidad cuando describe algo emocionante, utiliza una voz más relajante cuando describe algo placentero, etc.
Para conseguir esto debes trabajar tanto tu voz de pecho como tu voz de cabeza, y así poder utilizar todo el rango tonal que necesites. No hay nada más aburrido que un orador que siempre utiliza las mismas cinco notas.
2.- Tu voz no tiene presencia porque no tiene fuerza
Pondría la mano en el fuego a que alguna vez te has encontrado a alguien que resalta más que los demás, para bien o para mal. En una fiesta quizás estaba esa persona que se le oía de punta a punta, quisieses escucharle o no, mientras que tu acababas afónico a la mañana siguiente porque intentabas hablar con tus amigos en un vano intento de hacerte oír por encima de la música y de aquél altavoz humano amplificado.
A diferencia de lo que mucha gente cree, para conseguir un buen volumen en tu voz no necesitas tener una voz gruesa como Barry White. El principal problema es que es muy difícil dejar trabajar a nuestra voz de forma natural, por lo que empezamos a utilizar partes de nuestro aparato fonador en un intento de aumentar el rendimiento de ésta, provocando precisamente el efecto contrario.
Hay varias causas de este problema, pero los más comunes es que tienes una voz airosa o tienes tensiones que evitan que tus cuerdas vocales vibren libremente, sin que otros músculos apaguen el sonido que produces.
3.- Te despiertas con una voz fuerte, pero después de una hora de usarla estás incómodo, o incluso te duele.
Si no lo has sentido nunca, es probable que ni siquiera puedas imaginarte lo frustrante que es esto.
¿No te ha pasado nunca que te despiertas decidido a dar la mejor presentación de tu vida, o a dar una clase memorable y a medida que ensayabas era más difícil utilizar tu voz? O peor aún, quizás no dijiste ni una palabra hasta el momento de empezar, para asegurarte de tener tu voz a pleno rendimiento y, al poco de empezar, empezabas a notar molestias que te iban fatigando más y más. Desarrollar resistencia en nuestras voces es un aspecto vital para el éxito de las personas que vivimos de nuestra voz.
Yo lo he sufrido, y es horrible. La mayoría de nosotros creamos muchísimas tensiones en todo nuestro cuerpo a lo largo de los años, sin darnos ni cuenta. Al final aparecen dolores de espalda, dolores de hombros o incluso dolores de cabeza y decidimos ir al masajista o al quiropráctico. Lo curioso es... ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestra voz? Siempre asumimos que tenemos la voz con la que hemos nacido y que eso no se puede cambiar.
La razón de la fatiga vocal son estas tensiones que vamos adquiriendo y no nos molestamos en eliminar, en sustituir esos malos hábitos por los correctos. La laringe es la responsable principal de esto, ¡y puedes hacer la prueba ahora mismo!
Pon tu dedo pulgar debajo entre tu barbilla y tu nuez, en la parte blanda de la mandíbula inferior. Presiona muy suavemente y traga saliva. ¿Puedes notar la tensión que se crea? Esos músculos son los encargados del proceso de tragar, que hacen que tu laringe suba. Lamentablemente es muy común que utilicemos estos mismos músculos al utilizar nuestra propia voz, haciendo que tu laringe suba mientras hablas. Cuando tu laringe sube, el paso de aire desde y hacia tus pulmones se cierra. Muy útil para comer, pero nada útil para hablar o cantar... en otras palabras, estás intentando hablar o cantar mientras te ahogas a ti mismo. Esto provoca mucha fatiga en tu voz.
4.- En tu cabeza sientes que tu voz es fuerte, pero no te oyen desde fuera.
Cuando adquirimos fuerza en tus cuerdas vocales tendemos a utilizar ese recurso para aumentar la potencia de nuestra voz siempre que podemos. Ya lo dice el refrán del Martillo de Oro, "Cuando tienes un martillo, todo te parecen clavos.".
La fuerza en las cuerdas vocales no es más que el primer paso hacia una mayor potencia. Tu objetivo debe ser utilizar bien lo que se llaman los resonadores de la voz.
Este es un punto del que mucha gente hablamos pero desgraciadamente pocos entienden. Es muy posible que algún amigo o conocido te haya dicho que tienes que hablar desde el diafragma, o proyectar la voz, o poner ( sí, poner ) tu voz en la parte frontal de la cara. La realidad es que no puedes poner tu voz en los resonadores de forma directa. Que la voz resuene en los resonadores es una consecuencia directa del buen uso de esta, anulando por completo tensiones innecesarias, normalmente localizadas en la laringe y en el velo de paladar ( la conocida "campanilla" ).
5.- No estás recibiendo clases de voz
La verdad es que conseguir arreglar todos estos problemas por uno mismo es prácticamente imposible.
Speech Level Singing, la técnica vocal que enseñamos aquí, se creó a base de estudiar a los mejores cantantes y oradores, los cuales poseían un control natural de sus voces. Estudiando todos los casos durante mucho tiempo y después de años de aplicar las conclusiones a miles de estudiantes, consiguieron emular a esos grandes cantantes y oradores, haciendo que prácticamente cualquier persona pueda aprender las mismas habilidades.
Como bien sabréis si habéis leído nuestras historias, no pudimos empezar a aprender a utilizar nuestras voces de la manera correcta hasta que encontramos Speech Level Singing. Por este motivo nos dedicamos a ello hoy en día.
Si tu también quieres conseguir una voz imponente y que esté a tus órdenes, échale un ojo a nuestras clases de canto y reserva tu clase contactando con nosotros.
Carlos Campaña
El otro día me encontré con un artículo en inglés que me gustó mucho, a pesar de que el tema que trata siempre es triste: la muerte.
Una enfermera ha grabado los arrepentimientos más comunes de gente que estaba a punto de morir, y entre los más comunes está "Desearía no haber trabajado tan duro". ¿Cuál sería tu arrepentimiento más grande si fuese hoy tu último día de vida?
No hay menciones a "más sexo" o "puentismo" ( comúnmente conocido como puenting ). Una enfermera paliativa que ha estado al lado de personas moribundas en sus últimos días ha revelado los arrepentimientos más comunes que tenemos al acabar nuestras vidas. Entre ellos, para los hombres en particular, está "Desearía no haber trabajado tan duro".
Bronnie Ware es una enfermera australiana que ha dedicado varios años trabajado en cuidados paliativos, cuidando a pacientes en sus 12 últimas semanas de vida. Ha escrito las epifanías de estos moribundos en un blog llamado Inspiration and Chai, el cual ha llamado la atención tanto que ha escrito sus observaciones en el libro llamado The Top Five Regrets of the Dying ( Los cinco arrepentimientos más comunes de los moribundos ).
Ware escribe acerca de la fenomenal claridad de visión que la gente adquiere al final de sus vidas, y cómo debemos aprender de esa sabiduría. "Cuando les preguntaba acerca de cualquier arrepentimiento que tuviesen o acerca de cualquier cosa que hubiesen hecho de forma diferente," dice, "unos pocos temas aparecían una y otra vez".
Estos son los cinco arrepentimientos más comunes antes de morir, atestiguado por Ware:
1. Desearía haber tenido el coraje de haber vivido una vida de verdad, pensando en mi, no la vida que los otros esperaban que yo viviese.
"Este es el arrepentimiento más común de todos. Cuando la gente se da cuenta de que su vida está a punto de acabar y mira hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños se han ido sin ser cumplidos. La mayoría de gente no hace honor ni siquiera a la mitad de sus sueños y han muerto sabiendo que eso es debido a las elecciones que hicieron, o que no hicieron. La salud nos brinda un grado de libertad del que muy pocos son conscientes, hasta que ya no la tienen."
2.- Desearía no haber trabajado tan duro.
"Este arrepentimiento apareció en cada paciente hombre que atendí. Se habían perdido la juventud de sus hijos y la compañía de sus parejas. En las mujeres también apareció este arrepentimiento, pero como la mayoría eran de una generación antigua, muchas de ellas no habían tenido que ganarse el pan. Todos los hombres a los que cuidé se arrepentían profundamente de haber utilizando demasiado tiempo de sus vidas en una existencia dedicada al trabajo."
3.- Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
"Mucha gente anula sus sentimientos para estar en paz con los demás. Como resultado, se asientan en una existencia mediocre y nunca se convierten en lo que realmente eran capaces de convertirse. Debido a esto, muchos de ellos desarrollaron enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento que llevaban a cuestas.
4.- Desearía haber mantenido el contacto con mis amigos.
"A menudo no se daban cuenta de verdad de los beneficios de las viejas amistades hasta semanas antes de su muerte, y no siempre era posible encontrarlas a tiempo. Muchos estaban tan atrapados en sus propias vidas que dejaron que sus amistades de oro se perdiesen con el paso de los años. Hay profundo arrepentimiento de no haber dedicado el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo echa de menos a sus amigos cuando está a punto de morir."
5.- Desearía haberme permitido a mi mismo ser más feliz.
"Sorprendentemente este está entre los más comunes. Muchos no se dan cuenta hasta el final que la felicidad es una elección. Se quedaron atrapados en antiguos patrones y hábitos. La familiaridad del llamado "confort" desbordó sus emociones así como sus vivencias. El miedo al cambio les hizo aparentar de cara a los otros, y de cara a sí mismos, que estaban contentos, cuando en lo más profundo, anhelaban poder haber reído de forma sincera y que sus vidas hubiesen sido un poco más despreocupadas de nuevo."
Este artículo me llamó la atención no sólo por su contenido y porque nos hace reflexionar en lo que de verdad nos importa y queremos en la vida, si no porque leí algo muy parecido en el libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey. En un capítulo del libro decía que para saber lo que quieres hacer en la vida debes imaginar que quieres que diga la gente el día de tu funeral. De nuevo, aparece la muerte como recurso para potenciar nuestra calidad de vida.
He traducido este artículo para todos vosotros, ya que a mi me ayudó mucho pensar de esta forma. Decidí dedicarme a lo que realmente me mueve, por difícil que sea. También me ayudó a ser sincero conmigo mismo y a no complacer tanto a los demás, si eso quisiese decir traicionar a mis valores.
Si al menos uno de vosotros dedica unos minutos en pensar acerca de cómo mejorar su vida, estaré más que satisfecho.
Carlos Campaña
Creo que complementa a la perfección el artículo que escribí acerca de la zona de confort. ¿Por qué? Estoy seguro de que al acabar de leer este artículo me entenderás mejor.
Os dejo aquí mi traducción. También podéis ver el artículo original.
Una enfermera ha grabado los arrepentimientos más comunes de gente que estaba a punto de morir, y entre los más comunes está "Desearía no haber trabajado tan duro". ¿Cuál sería tu arrepentimiento más grande si fuese hoy tu último día de vida?
No hay menciones a "más sexo" o "puentismo" ( comúnmente conocido como puenting ). Una enfermera paliativa que ha estado al lado de personas moribundas en sus últimos días ha revelado los arrepentimientos más comunes que tenemos al acabar nuestras vidas. Entre ellos, para los hombres en particular, está "Desearía no haber trabajado tan duro".
Bronnie Ware es una enfermera australiana que ha dedicado varios años trabajado en cuidados paliativos, cuidando a pacientes en sus 12 últimas semanas de vida. Ha escrito las epifanías de estos moribundos en un blog llamado Inspiration and Chai, el cual ha llamado la atención tanto que ha escrito sus observaciones en el libro llamado The Top Five Regrets of the Dying ( Los cinco arrepentimientos más comunes de los moribundos ).
Ware escribe acerca de la fenomenal claridad de visión que la gente adquiere al final de sus vidas, y cómo debemos aprender de esa sabiduría. "Cuando les preguntaba acerca de cualquier arrepentimiento que tuviesen o acerca de cualquier cosa que hubiesen hecho de forma diferente," dice, "unos pocos temas aparecían una y otra vez".
Estos son los cinco arrepentimientos más comunes antes de morir, atestiguado por Ware:
1. Desearía haber tenido el coraje de haber vivido una vida de verdad, pensando en mi, no la vida que los otros esperaban que yo viviese.
"Este es el arrepentimiento más común de todos. Cuando la gente se da cuenta de que su vida está a punto de acabar y mira hacia atrás con claridad, es fácil ver cuántos sueños se han ido sin ser cumplidos. La mayoría de gente no hace honor ni siquiera a la mitad de sus sueños y han muerto sabiendo que eso es debido a las elecciones que hicieron, o que no hicieron. La salud nos brinda un grado de libertad del que muy pocos son conscientes, hasta que ya no la tienen."
2.- Desearía no haber trabajado tan duro.
"Este arrepentimiento apareció en cada paciente hombre que atendí. Se habían perdido la juventud de sus hijos y la compañía de sus parejas. En las mujeres también apareció este arrepentimiento, pero como la mayoría eran de una generación antigua, muchas de ellas no habían tenido que ganarse el pan. Todos los hombres a los que cuidé se arrepentían profundamente de haber utilizando demasiado tiempo de sus vidas en una existencia dedicada al trabajo."
3.- Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
"Mucha gente anula sus sentimientos para estar en paz con los demás. Como resultado, se asientan en una existencia mediocre y nunca se convierten en lo que realmente eran capaces de convertirse. Debido a esto, muchos de ellos desarrollaron enfermedades relacionadas con la amargura y el resentimiento que llevaban a cuestas.
4.- Desearía haber mantenido el contacto con mis amigos.
"A menudo no se daban cuenta de verdad de los beneficios de las viejas amistades hasta semanas antes de su muerte, y no siempre era posible encontrarlas a tiempo. Muchos estaban tan atrapados en sus propias vidas que dejaron que sus amistades de oro se perdiesen con el paso de los años. Hay profundo arrepentimiento de no haber dedicado el tiempo y el esfuerzo que se merecían. Todo el mundo echa de menos a sus amigos cuando está a punto de morir."
5.- Desearía haberme permitido a mi mismo ser más feliz.
"Sorprendentemente este está entre los más comunes. Muchos no se dan cuenta hasta el final que la felicidad es una elección. Se quedaron atrapados en antiguos patrones y hábitos. La familiaridad del llamado "confort" desbordó sus emociones así como sus vivencias. El miedo al cambio les hizo aparentar de cara a los otros, y de cara a sí mismos, que estaban contentos, cuando en lo más profundo, anhelaban poder haber reído de forma sincera y que sus vidas hubiesen sido un poco más despreocupadas de nuevo."
Este artículo me llamó la atención no sólo por su contenido y porque nos hace reflexionar en lo que de verdad nos importa y queremos en la vida, si no porque leí algo muy parecido en el libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey. En un capítulo del libro decía que para saber lo que quieres hacer en la vida debes imaginar que quieres que diga la gente el día de tu funeral. De nuevo, aparece la muerte como recurso para potenciar nuestra calidad de vida.
He traducido este artículo para todos vosotros, ya que a mi me ayudó mucho pensar de esta forma. Decidí dedicarme a lo que realmente me mueve, por difícil que sea. También me ayudó a ser sincero conmigo mismo y a no complacer tanto a los demás, si eso quisiese decir traicionar a mis valores.
Si al menos uno de vosotros dedica unos minutos en pensar acerca de cómo mejorar su vida, estaré más que satisfecho.
Carlos Campaña
Aunque esta entrada no está relacionada con el canto, creo que puede ser atractivo para todos aquellos que nos leáis y tengáis un blog propio.
De rebote, me he encontrado con una iniciativa que me ha llamado la atención. Se trata de el proyecto Mi blog es Co2 neutral que propone lo siguiente: Por cada blog que se registre plantarán un árbol en una zona en riesgo de desertificación.
Nosotros ya hemos enviado nuestra solicitud. Es una forma muy fácil de ayudar a mantener el medio ambiente. Anímate tu también, ¡no cuesta más de 15 minutos!
De rebote, me he encontrado con una iniciativa que me ha llamado la atención. Se trata de el proyecto Mi blog es Co2 neutral que propone lo siguiente: Por cada blog que se registre plantarán un árbol en una zona en riesgo de desertificación.
Nosotros ya hemos enviado nuestra solicitud. Es una forma muy fácil de ayudar a mantener el medio ambiente. Anímate tu también, ¡no cuesta más de 15 minutos!
Hoy quiero hablar un poco más de la parte psicológica que de la parte técnica de la técnica vocal. Aún no he escrito el artículo, pero creo que va a complementar bastante bien un artículo que escribí con anterioridad: La barrera emocional. Quiero dirigirme sobretodo a aquellos que no se han iniciado aún en esto del canto, aunque creo que todos podréis sacar alguna conclusión.
Hace unos días vi un vídeo en Youtube en el cual aparece Seth Riggs comentando que, al preguntar a mucha gente si pudiesen hacer algo, qué sería, y la respuesta ganadora fue cantar. Esto me llamó la atención porque es una teoría que Esther y yo tenemos desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, ¿no os ha pasado nunca que le habéis preguntado a alguien si le gusta cantar y os ha respondido con algo como: "No no, yo no sé cantar"? Es curioso, porque si le preguntas a esa misma persona si le gusta esquiar, o si le gusta jugar a videojuegos, o si le gusta el fútbol, lo más probable es que te responda con un sí o con un no. Quizás estoy presuponiendo, pero el responder "yo no sé cantar" no es una respuesta negativa a la pregunta.
Esto me lleva a una conclusión: El miedo. Hay teorías que dicen que el sentimiento de miedo era muy útil hace miles de años, cuando los humanos vivían en cuevas. Si uno se encontraba en una situación de peligro, era el miedo el que los movía para salir corriendo. Las cosas han cambiado mucho desde entonces y hoy el miedo no es algo tan útil en esta sociedad.
A mi modo de ver, actualmente el miedo es el mayor problema que tenemos en nuestras vidas, ya que nos impide avanzar en todo lo que queremos hacer. No hablo del miedo que podemos tener cuando somos pequeños y tenemos pesadillas, por ejemplo. Hablo del miedo a equivocarnos, del miedo al ridículo, del miedo al fracaso.
En el instituto vivimos muchos de estos miedos. Quizás el más común era que si había una persona que nos gustaba, nunca le decíamos nada por miedo a que nos dijese que nosotros no le gustábamos. Pero este miedo está siempre presente en nuestras vidas. ¿No has pensado alguna vez en cambiar de trabajo? ¿O de pareja? Si ese miedo no se interpusiese en nuestro camino, quizás habríamos salido con la persona que nos gustaba en el instituto, o no nos habríamos amargado y estresado en el trabajo que no soportamos. Puede que incluso fuésemos más felices con otra pareja, en vez de habernos quedado con la pareja que ya teníamos simplemente porque era más seguro.
Si has leído el artículo La barrera emocional, sabrás que desde siempre me ha gustado la idea de cantar, aunque no era capaz. Lo que no conté es lo que me costó decidirme a empezar a hacer clases de canto.
Fue realmente difícil coger el teléfono y llamar al número de teléfono que me recomendaron por aquél entonces ( maldita recomendación, por cierto ). Hubo realmente poca gente que supo que yo quería empezar a hacer clases de canto, y el feedback que recibí por su parte fue bastante malo. Cada vez que me armaba de valor simplemente para tararear algo, salía bien escaldado, lo cual llevaba a mi moral de nuevo a la casilla de salida. O simplemente el decir "quiero probar hacer clases de canto" ya provocaba alguna risita o comentario desmoralizador. Como casi siempre me ha pasado en la vida, no fue hasta que dije "o ahora o nunca" y me lancé. Cogí el teléfono, concerté mi primera clase de canto y empezó la aventura.
Lamentablemente no todo acaba ahí. El miedo siempre nos acompaña en prácticamente todas nuestras decisiones. Personalmente creo que siempre tendrás miedo cuando tengas que tomar una decisión, ya que el miedo es algo que está grabado en nuestro código genético. De hecho creo que la gente que no tiene miedo es debido a algún tipo de anomalía, pero no estoy seguro =) El caso es que el objetivo no debe ser no tener miedo, si no aprender a escucharlo ( y a ignorarlo, si la situación lo requiere ). Si estamos al borde de un precipicio el miedo puede ser algo muy útil ;b
Yo soy una persona miedosa por naturaleza, pero con el tiempo he aprendido a utilizar el miedo a mi favor. Mis experiencias me han demostrado que tienes que ir a por lo que quieres y en lo que crees de verdad. Lo ideal sería que no te importase lo que digan los demás, pero esto también es muy difícil. A mi me importa lo que digan los demás, probablemente por el miedo al fracaso que tenemos los humanos, pero cada vez voy aprendiendo más y más a no hacer caso de esos sentimientos, inútiles en la mayoría de los casos. Ahora recuerdo cosas de mi pasado, y de las que me arrepiento son de las cosas que no he hecho y quería hacer, no de las que hice y no salieron como yo quería.
Lo que quiero decir con todo esto es que, si lo que quieres es aprender a cantar, cuanto más esperes más retrasarás tu aprendizaje. Puede que incluso llegue un momento en el que ya no te sea posible llegar hasta donde podrías haber llegado debido a las cargas que nos va dando la vida con el paso de los años. Todo es posible, sí, pero cada vez más difícil. ¿Y para que ponernos piedras en nuestro propio camino? Lo peor que te puede pasar es que no sea tan fácil como esperabas, o creías que se te daba mejor. Si te encuentras en esa situación puedes optar por dejar de lado tu sueño o disponerte a hacer lo que haga falta para conseguirlo. Por otra parte, ¡lo mejor que te puede pasar es que se te de mejor de lo que pensabas! Si es así, eres afortunado/a y podrás mejorar tu voz mientras disfrutas cantando, añadiendo la grata sorpresa de descubrir que tienes un talento natural para lo que más te gustaría hacer.
Como he dicho, por el camino irán apareciendo miedos a ciertas situaciones: la primera canción, cantar en público, actuar con una banda, etc. pero si realmente queremos hacerlo, lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es seguir adelante, salir de nuestra zona de confort y hacer todo lo posible para conseguir lo que queremos.
Si he podido hacer que te veas a ti mismo con otros ojos, ya que estás aquí, ¿por qué no pruebas una de nuestras clases de canto? La verdad es que somos profesores de canto porque nos encanta ayudar a la gente a descubrir y mejorar sus voces, para poder hacer lo que más nos gusta a todos. ¡Ponte en contacto con nosotros y reserva tu clase!
Carlos Campaña
Hace unos días vi un vídeo en Youtube en el cual aparece Seth Riggs comentando que, al preguntar a mucha gente si pudiesen hacer algo, qué sería, y la respuesta ganadora fue cantar. Esto me llamó la atención porque es una teoría que Esther y yo tenemos desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, ¿no os ha pasado nunca que le habéis preguntado a alguien si le gusta cantar y os ha respondido con algo como: "No no, yo no sé cantar"? Es curioso, porque si le preguntas a esa misma persona si le gusta esquiar, o si le gusta jugar a videojuegos, o si le gusta el fútbol, lo más probable es que te responda con un sí o con un no. Quizás estoy presuponiendo, pero el responder "yo no sé cantar" no es una respuesta negativa a la pregunta.
Esto me lleva a una conclusión: El miedo. Hay teorías que dicen que el sentimiento de miedo era muy útil hace miles de años, cuando los humanos vivían en cuevas. Si uno se encontraba en una situación de peligro, era el miedo el que los movía para salir corriendo. Las cosas han cambiado mucho desde entonces y hoy el miedo no es algo tan útil en esta sociedad.
A mi modo de ver, actualmente el miedo es el mayor problema que tenemos en nuestras vidas, ya que nos impide avanzar en todo lo que queremos hacer. No hablo del miedo que podemos tener cuando somos pequeños y tenemos pesadillas, por ejemplo. Hablo del miedo a equivocarnos, del miedo al ridículo, del miedo al fracaso.
En el instituto vivimos muchos de estos miedos. Quizás el más común era que si había una persona que nos gustaba, nunca le decíamos nada por miedo a que nos dijese que nosotros no le gustábamos. Pero este miedo está siempre presente en nuestras vidas. ¿No has pensado alguna vez en cambiar de trabajo? ¿O de pareja? Si ese miedo no se interpusiese en nuestro camino, quizás habríamos salido con la persona que nos gustaba en el instituto, o no nos habríamos amargado y estresado en el trabajo que no soportamos. Puede que incluso fuésemos más felices con otra pareja, en vez de habernos quedado con la pareja que ya teníamos simplemente porque era más seguro.
Si has leído el artículo La barrera emocional, sabrás que desde siempre me ha gustado la idea de cantar, aunque no era capaz. Lo que no conté es lo que me costó decidirme a empezar a hacer clases de canto.
Fue realmente difícil coger el teléfono y llamar al número de teléfono que me recomendaron por aquél entonces ( maldita recomendación, por cierto ). Hubo realmente poca gente que supo que yo quería empezar a hacer clases de canto, y el feedback que recibí por su parte fue bastante malo. Cada vez que me armaba de valor simplemente para tararear algo, salía bien escaldado, lo cual llevaba a mi moral de nuevo a la casilla de salida. O simplemente el decir "quiero probar hacer clases de canto" ya provocaba alguna risita o comentario desmoralizador. Como casi siempre me ha pasado en la vida, no fue hasta que dije "o ahora o nunca" y me lancé. Cogí el teléfono, concerté mi primera clase de canto y empezó la aventura.
Lamentablemente no todo acaba ahí. El miedo siempre nos acompaña en prácticamente todas nuestras decisiones. Personalmente creo que siempre tendrás miedo cuando tengas que tomar una decisión, ya que el miedo es algo que está grabado en nuestro código genético. De hecho creo que la gente que no tiene miedo es debido a algún tipo de anomalía, pero no estoy seguro =) El caso es que el objetivo no debe ser no tener miedo, si no aprender a escucharlo ( y a ignorarlo, si la situación lo requiere ). Si estamos al borde de un precipicio el miedo puede ser algo muy útil ;b
Yo soy una persona miedosa por naturaleza, pero con el tiempo he aprendido a utilizar el miedo a mi favor. Mis experiencias me han demostrado que tienes que ir a por lo que quieres y en lo que crees de verdad. Lo ideal sería que no te importase lo que digan los demás, pero esto también es muy difícil. A mi me importa lo que digan los demás, probablemente por el miedo al fracaso que tenemos los humanos, pero cada vez voy aprendiendo más y más a no hacer caso de esos sentimientos, inútiles en la mayoría de los casos. Ahora recuerdo cosas de mi pasado, y de las que me arrepiento son de las cosas que no he hecho y quería hacer, no de las que hice y no salieron como yo quería.
Lo que quiero decir con todo esto es que, si lo que quieres es aprender a cantar, cuanto más esperes más retrasarás tu aprendizaje. Puede que incluso llegue un momento en el que ya no te sea posible llegar hasta donde podrías haber llegado debido a las cargas que nos va dando la vida con el paso de los años. Todo es posible, sí, pero cada vez más difícil. ¿Y para que ponernos piedras en nuestro propio camino? Lo peor que te puede pasar es que no sea tan fácil como esperabas, o creías que se te daba mejor. Si te encuentras en esa situación puedes optar por dejar de lado tu sueño o disponerte a hacer lo que haga falta para conseguirlo. Por otra parte, ¡lo mejor que te puede pasar es que se te de mejor de lo que pensabas! Si es así, eres afortunado/a y podrás mejorar tu voz mientras disfrutas cantando, añadiendo la grata sorpresa de descubrir que tienes un talento natural para lo que más te gustaría hacer.
Como he dicho, por el camino irán apareciendo miedos a ciertas situaciones: la primera canción, cantar en público, actuar con una banda, etc. pero si realmente queremos hacerlo, lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es seguir adelante, salir de nuestra zona de confort y hacer todo lo posible para conseguir lo que queremos.
Si he podido hacer que te veas a ti mismo con otros ojos, ya que estás aquí, ¿por qué no pruebas una de nuestras clases de canto? La verdad es que somos profesores de canto porque nos encanta ayudar a la gente a descubrir y mejorar sus voces, para poder hacer lo que más nos gusta a todos. ¡Ponte en contacto con nosotros y reserva tu clase!
Carlos Campaña