Publicación: Strings
Autor: Patrick Sullivan
Fecha: Julio de 2015
Título original: Brain Circuit Training for Musicians
Un cerebro aburrido aprende poco. Ese principio siempre ha tenido sentido para el contrabajista Paul Robinson-y ha impregnado su enseñanza durante décadas. En un campo que ha llevado tradicionalmente a los estudiantes a tocar un pasaje una y otra vez hasta que esté perfecto, Robinson ha adoptado un enfoque distinto. Sus estudiantes cambian de tarea a menudo, pasando de un ejercicio a otro.
“Cuando cambiamos continuamente las tareas que tenemos delante, es como empezar de nuevo cada cinco o diez minutos”, dice Robinson. “Y cuando el cerebro tiene un nuevo comienzo, está más centrado y en sintonía con lo que quiere lograr.” Robinson, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, está emocionado de ver un creciente cuerpo de investigación que apoya su tan celebrada opinión de que la repetición continua no es la mejor manera de aprender música (o cualquier otra cosa). “De hecho, tenemos evidencias científicas”, dice. “No es sólo intuición.”
Robinson se ha inspirado en la obra de Christine Carter, músico y psicóloga, que se ha asociado con la neurocientífica cognitiva Jessica Grahn para estudiar estrategias eficaces de práctica musical en el Western University’s Brain and Mind Institute de Londres, Ontario. Carter está investigando técnicas prácticas provenientes de la psicología cognitiva y del deporte para extraer principios y técnicas que puedan ayudar a los músicos. Algunas de ellas son las técnicas que Robinson ha utilizado con sus propios estudiantes.
Aleatoriedad
Sus ejercicios, que él llama “de la chistera”, son exactamente tal y como suenan: Sus estudiantes escogen al azar entre varias tarjetas con distintas habilidades que requieren entre 3 y 5 minutos de concentración, desde estudios hasta tocar pizzicato en la oscuridad.
“Cada tarjeta es un nuevo reto”, explica. “Es al azar, es interesante, y los mantiene enfocados”.
Para los estudiantes más jóvenes de Robinson, cambiar de tarea es especialmente positivo. “Si le digo a un niño de nueve años que toque escalas menores durante media hora, no creo que consiga gran cosa”, dice. “Pero si le pido que practique escalas menores, luego arpegios y luego golpes de arco… se mantendrá más concentrado”.
Los estudiantes mayores, por supuesto, tienen más paciencia. Pero ellos también se benefician de los cambios en el ritmo de trabajo y la división del tiempo de práctica en múltiples sesiones de tres bloques más cortos de 40 minutos, en lugar de un maratón de dos horas.
Adoptar un estado de mente atlético
Tanto Robinson como Carter dicen que las estrategias de práctica basadas en el cerebro aún no se han extendido de manera considerable en la práctica de la música y la educación, algo que contrasta fuertemente con el mundo del atletismo, donde aplicar la psicología del deporte es elemental. “Los músicos llevan el peso de la tradición sobre sus espaldas, que es obviamente una fuente esencial de información para nuestra práctica y rendimiento”, explica Carter en un correo electrónico. “Sin embargo, ha llegado el momento de observar a nuestros colegas atletas para incorporar los avances más recientes en la investigación del aprendizaje.” Uno de los conceptos más interesantes, dice, es la idea de “dificultades deseables” -término acuñado por Robert Bjork, investigador de psicología de la Universidad de California-Los Ángeles. La idea es que hacer la práctica más difícil en realidad puede aumentar la retención a largo plazo.
Cuando era una joven clarinetista, Carter utilizaba la típica estrategia de repetición para aprender. Repetía un pasaje difícil una y otra vez, aumentando gradualmente el tempo, buscando la perfección. El fracaso se reducía al mínimo. “Conectaba con mi perfeccionista interior y me sentía cómoda”, dice ella.
Pero no es una forma eficiente de aprender. La forma de practicar de Carter es completamente diferente hoy. Ahora se basa en el tipo de “entrenamiento de circuito” que Robinson enseña. “Práctica intercalada” es el término que se aplica a este enfoque. “En lugar de repetir un pasaje antes de pasar al siguiente, el trabajo en un pasaje se puede alternar con el trabajo sobre otro o más pasajes”, explica Carter.
“Alternar de una pieza a otra es más difícil que la repetición constante, debido a que el cerebro tiene que recrear continuamente la secuencia de comandos de acción para lo que vas a hacer”, dice Carter. “El intercalado requiere un mayor esfuerzo, y este aumento de la actividad mental conduce a una mayor retención, la verdadera meta de la práctica.” Un ejemplo que Carter cita es la manera en que los jugadores de béisbol practican para golpear la bola de distintas formas. Los investigadores demostraron que un horario de práctica aleatoria mezclado con diferentes formas de golpear la pelota era el doble de eficaz que las típicas sesiones en las que los jugadores realizan el mismo golpe en el mismo terreno de juego una y otra vez.
Entrenar el cerebro
Uno de los obstáculos más grandes al que los músicos se enfrentan en la adopción de nuevas técnicas de práctica es en realidad la propia mente humana, que parece jugárnosla para mantenernos trabajando con patrones cómodos de repetición. Cambiar las cosas a menudo no parece más eficaz. En muchos estudios que comparan la práctica repetitiva tradicional con la práctica intercalada, los participantes salieron con la sensación de que habían aprendido más con la práctica tradicional. A pesar de que los estudios demostraron que la práctica intercalada en realidad les condujo a un aprendizaje mucho mayor.
El mejor antídoto para que el auto-engaño es ver los progresos que se hacen por salir fuera de su zona de confort. Carter señala a una de sus alumnas de este año, que mejoró de manera sorprendente. La joven entró en la clase de la clarinetista con baja confianza y un enfoque de toca-y-repite.
“Una vez que se enteró de que hay muchas técnicas posibles para estudiar y de cómo usarlas, se liberó”, dice Carter.
La estudiante empezó a tener experiencias positivas en el escenario por primera vez en su vida. “Ella y todos mis alumnos, lo cual es muy emocionante para mí, viéndoles tomar el control de su aprendizaje”, dice Carter. “Una vez que entienden lo que conduce a la retención a largo plazo, se atreven a aventurarse fuera de la zona de confort, encontrando continuamente nuevas maneras de desafiarse a sí mismos. Al final, esto les da seguridad cuando importa, en el escenario”.