Hymn to Freedom

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen (CC BY-SA: Heinrich Klaffs en Wikimedia Commons)

Cuando el viernes pasado, durante nuestra reunión semanal, el equipo de docentes implicados en el proyecto bilingüe del instituto en el que trabajo decidimos que el protagonista de la jornada que anualmente dedicamos a los países angloparlantes sería Canadá, tengo que confesar que de entrada me sentí un poco perdido. El año pasado trabajamos sobre Estados Unidos, así que fue relativamente fácil (1 y 2) encontrar no sólo música de la que hablar, sino lo más importante: música que hacer, con los requisitos adecuados para un alumnado de 1º y 2º de ESO. No llegué a decir que -aunque estoy convencido de que cualquier lugar del mundo es interesante, también musicalmente hablando- hubiera preferido Escocia, Inglaterra o Irlanda, cuya tradición musical da mucho más juego, porque en ese momento mis compañeros y compañeras estaban entusiasmados con la gran biodiversidad, la riqueza histórica, la variedad cultural o los recursos energéticos de Canadá, mientra que yo sólo conseguía evocar las sublimes notas de las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould interrumpidas abruptamente por la voz de Céline Dion dando saltos de octava en el tema principal de la película Titanic.

Sin embargo ahora, tras una breve investigación, estoy igual de entusiasmado que mis colegas de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales o Tecnología: además de otros recursos, he descubierto que Oscar Peterson, uno de los pianistas de jazz que más admiro pero del que desconocía su lugar de nacimiento, era canadiense. Y además, una de sus composiciones más famosas, Hymn to Freedom, tiene un ámbito adecuado para ejecutar con el instrumento que mis alumnos y alumnas tocan cada día con más seguridad y expresividad.

Hace una docena de años, él mismo explicaba cómo nació esta obra musical y cómo su música, junto con la letra que en un segundo momento le puso Harriette Hamilton (en karaoke en este vídeo), fue siendo cantada cada vez más como himno del Movimiento por los derechos civiles en muchas plazas americanas y europeas.

El siguiente vídeo -una grabación en vivo de hace poco más de 50 años, con el mismo Peterson al piano junto con Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería- nos demuestra que un himno, normalmente de estructura bastante rígida hasta llegar a lo marcial en los himnos nacionales, puede sorprendernos transmitiéndonos una gran sensación de libertad sin necesidad de ningún texto, gracias a la creatividad de los intérpretes y a las sonoridades de blues y de spiritual.

La versión para flauta dulce, acompañada de piano y batería, no ofrece especiales dificultades más allá de las dos notas más agudas (mi y fa), que habrá que cuidar para que no sean “chilladas”, y algunas notas sincopadas, que habrá que articular adecuadamente para no difuminar ese recurso rítmico tan eficazmente empleado en el jazz.

Hymn to Freedom

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen (CC BY-SA: Heinrich Klaffs en Wikimedia Commons)

Cuando el viernes pasado, durante nuestra reunión semanal, el equipo de docentes implicados en el proyecto bilingüe del instituto en el que trabajo decidimos que el protagonista de la jornada que anualmente dedicamos a los países angloparlantes sería Canadá, tengo que confesar que de entrada me sentí un poco perdido. El año pasado trabajamos sobre Estados Unidos, así que fue relativamente fácil (1 y 2) encontrar no sólo música de la que hablar, sino lo más importante: música que hacer, con los requisitos adecuados para un alumnado de 1º y 2º de ESO. No llegué a decir que -aunque estoy convencido de que cualquier lugar del mundo es interesante, también musicalmente hablando- hubiera preferido Escocia, Inglaterra o Irlanda, cuya tradición musical da mucho más juego, porque en ese momento mis compañeros y compañeras estaban entusiasmados con la gran biodiversidad, la riqueza histórica, la variedad cultural o los recursos energéticos de Canadá, mientra que yo sólo conseguía evocar las sublimes notas de las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould interrumpidas abruptamente por la voz de Céline Dion dando saltos de octava en el tema principal de la película Titanic.

Sin embargo ahora, tras una breve investigación, estoy igual de entusiasmado que mis colegas de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales o Tecnología: además de otros recursos, he descubierto que Oscar Peterson, uno de los pianistas de jazz que más admiro pero del que desconocía su lugar de nacimiento, era canadiense. Y además, una de sus composiciones más famosas, Hymn to Freedom, tiene un ámbito adecuado para ejecutar con el instrumento que mis alumnos y alumnas tocan cada día con más seguridad y expresividad.

Hace una docena de años, él mismo explicaba cómo nació esta obra musical y cómo su música, junto con la letra que en un segundo momento le puso Harriette Hamilton (en karaoke en este vídeo), fue siendo cantada cada vez más como himno del Movimiento por los derechos civiles en muchas plazas americanas y europeas.

El siguiente vídeo -una grabación en vivo de hace poco más de 50 años, con el mismo Peterson al piano junto con Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería- nos demuestra que un himno, normalmente de estructura bastante rígida hasta llegar a lo marcial en los himnos nacionales, puede sorprendernos transmitiéndonos una gran sensación de libertad sin necesidad de ningún texto, gracias a la creatividad de los intérpretes y a las sonoridades de blues y de spiritual.

La versión para flauta dulce, acompañada de piano y batería, no ofrece especiales dificultades más allá de las dos notas más agudas (mi y fa), que habrá que cuidar para que no sean “chilladas”, y algunas notas sincopadas, que habrá que articular adecuadamente para no difuminar ese recurso rítmico tan eficazmente empleado en el jazz.

Early One Morning

Anónimo: Early One Morning

Canción tradicional inglesa, publicada por primera vez en el XIX siglo por William Chappell.

Cuenta la historia de Mary, una doncella abandonada por su amante, y su canto lamentoso al amanecer.

Transcripción para flauta dulce y guitarra por Massimo Pennesi.

The King’s Singers: Early One Morning

Grabado en 1985.

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Sinfonía del Nuevo Mundo (Goin’ Home)

Antonín Dvořák (1841-1904): Largo de la Sinfonía del Nuevo Mundo, Op. 95.

Segundo movimiento de la más famosa sinfonía de Dvořák, que el compositor escribió durante su estancia en Estados Unidos inspirándose en la música indígena. Un alumno del mismo Dvořák escribió una letra para la melodía pentatónica inicial, de la que resultó una canción con estilo de spiritual cuyo título es Goin’ Home.

En los compases del 11 al 14 las flautas se dividirán en dos grupos. De tocar una sola flauta, ésta interpretará la línea superior.

Transcripción para flauta dulce y piano por Massimo Pennesi. Esta partitura interactiva ha sido publicada originalmente en el post El nuevo mundo y los derechos civiles, del blog educacionmusical.es.

Goin’ Home

Goin’ Home, transcripción del segundo movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvořák, interpretada por Paul Robeson (1898-1976). Grabación en vivo en el Carnegie Hall de New York, 1958.

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El nuevo mundo y los derechos civiles

Ya tuvimos ocasión de hablar de la presencia de varios elementos musicales propios del folklore norteamericano en la producción musical de Antonín Dvořák durante la época en que fue director del Conservatorio de Nueva York, entre el 1892 y el 1895, centrándonos sobre todo en el segundo y tercer movimiento de su Sonatina en sol mayor, Op. 100 para violín y piano.

Al igual que en esa obra camerística, el compositor checo empleó varios elementos típicos de la cultura musical indígena de Estados Unidos también en su más famoso trabajo orquestal, la Sinfonía nº9 en mi menor, Op. 95, conocida como Sinfonía del Nuevo Mundo. Ese es el caso del motivo pentatónico sobre el cual construyó su segundo movimiento, Largo, que abre una sencilla pero profunda melodía encomendada al corno inglés, instrumento de la familia del oboe, con el cual comparte su timbre melancólico y penetrante, características aún más acentuadas por el hecho de estar afinado una quinta más grave.

A pesar de que el día del estreno el mismo compositor declaró a la prensa que compuso esta sinfonía inspirándose en la música de los nativos americanos, es muy frecuente que esta melodía se asocie con la cultura afroamericana en lugar de con la amerindia, debido a que un alumno del mismo Dvořák, William Arms Fisher, casi tres décadas después, le añadió una letra con los rasgos caracterizadores más típicos de los spirituals, de manera tan eficaz que hasta se ha llegado a crear el equívoco de que nos encontraríamos delante del canto tradicional en el que Dvořák se inspiraría para componer el Largo de su novena sinfonía.

Paul Robeson

Paul Robeson

He escuchado varias interpretaciones de Goin’ Home ese es el título de la versión vocal de esta obra y sin ninguna duda me quedo con la impresionante voz de bajo de Paul Robeson, un cantante excelente pero sobre todo una persona admirable.

Robeson —cuyo padre, siendo adolescente, consiguió escapar de la plantación en la que era esclavo—< no sólo sobresalió por sus dotes artísticas, culturales y atléticas (además de cantante, también fue actor de teatro y de cine, escritor y abogado, conocía más de 20 idiomas y destacó como jugador de fútbol americano), sino también por su incansable y generosa actividad en favor de los derechos civiles. Sus principios le llevaron a luchar no sólo contra el racismo, sino también contra el fascismo, situándose al lado de los oprimidos más allá de las fronteras de su país, incluyendo el nuestro: durante la Guerra Civil Española, su oposición frontal al bando golpista le llevó a sostener la causa republicana durante sus conciertos y hasta a visitar el frente en 1938 para apoyar y dar ánimo en un momento difícil a la Brigada Lincoln.

Durante la Guerra Fría, su activismo fue hostigado cada vez más por el FBI, pero Robeson, fiel a sus principios, desoyó las repetidas advertencias gubernamentales. Finalmente, al igual que otros eminentes artistas e intelectuales de su época, en los años 50 fue víctima de la caza de brujas que pretendía acabar con las ideas críticas con el Gobierno estadounidense y próximas al comunismo. Como consecuencia, le cancelaron todos los conciertos programados y le hicieron desaparecer de la prensa, a la vez que le retiraron el pasaporte, por lo que su actividad artística declinó rápidamente. No ocurrió lo mismo con su activismo, que siguió muy intenso mientras su salud se lo permitió.

Recibió numerosos reconocimientos póstumos desde el mundo de la música, del cine, del teatro y del deporte, además de desde la ONU, pero el gobierno de su país todavía no ha reparado su injusticia de manera clara y contundente.

La última versión que os propongo es el arreglo para flauta dulce que he preparado para el aula, que puede ser útil para trabajar, entre otros, el fraseo y la respiración: cada dos compases, con la única excepción del compás 19. En los compases de 11 a 14, el alumnado se dividirá en dos grupos.