Algunas orientaciones para crear, en WIX, partituras en línea con acompañamiento para flauta dulce (primera parte)




No me negarán que ya es un hecho que Wix se ha convertido en un formato estándar para generar partituras interactivas, principalmente, con acompañamiento incorporado; al menos, me refiero, entre quienes usamos la web 2.0 para crear y compartir recursos (tenéis ejemplos a puñados en el excelente blog recopilatorio de María Jesús Camino, una página que seguramente ya conoceréis de sobra). Es más, también es habitual encontrarlos para presentar partituras no flautísticas, musicogramas, esquemas, listas de reproducción, etc.

Los motivos están claros: aparte de haberse ganado ya la familiaridad — también entre el alumnado—, Wix permite crear páginas de cero a partir de plantillas en blanco y con extrema sencillez, murales sin más que poder proyectar en clase ocupando toda la pantalla; la integración con códigos de HTML es perfecta (bienvenido, noteflight), la inserción de gifts es facilísima, subir archivos no tiene ningún misterio y el diseño, responsive, se adapta fenomenalmente a cualquier navegador o dispositivo, móviles incluidos. Además, la única limitación en su versión gratuita es una discreta barra grisácea en el margen inferior. Se pueden conseguir resultados parecidos con otras plataformas, pero no quizás con tanta facilidad ni con los conocimientos informáticos de la mayoría del profesorado. Bien, hasta aquí la apología (no, no he cobrado dinero por este párrafo). Ahora, al grano.

Pues veréis, el pasado curso estuve recopilando y analizando numerosos "wixes" de bastantes compañeros y compañeras, y ya llevo algunos de mi propia cosechaAl final he ido recopilando una serie de conclusiones prácticas que, con toda humildad, y no es frase hecha, quisiera compartir por aquí. Me centraré en los arreglos para flauta dulce con acompañamiento dispuestos en Wix, pero habrá muchas cuestiones idénticas en tratándose de cualquier otro tipo de presentaciones (por lo que si Wix cae y pasa de moda, edito algunos párrafos, y listo).

Hay una serie de aspectos con los que siempre se tropieza uno al principio, por lo que espero que las siguientes entradas sean útiles para quienes decidan lanzarse con su primer pinito. También para los ya especialistas, quienes quizás encuentren alguna idea suelta que les pueda parecer de interés. Y por supuesto, para mí mismo, por ponerlas en orden y a la espera de vuestros posibles consejos en los comentarios.

Sin más rodeos, os resumo las que considero cualidades indispensables de un buen Wix de este tipo:
  1. El arreglo en sí es, por descontado, lo más importante. Pero ojo, hay que tener en cuenta que el acompañamiento también es parte de ese arreglo (se puede salir del paso, pero no es mala idea procurar buen gusto al escogerlo y huir de los más cutres y pasteleros). 
  2. Cuidar el diseño no es algo baladí (como mínimo lo ideal es usar imágenes de alta resolución y evitar el scrolling cuando no sea necesario). Ya hablaremos de eso.
  3. Es considerablemente mejor incrustar partituras digitales interactivas que aportar únicamente escaneos de partituras tradicionales.
  4. Los wixes se pueden enriquecer con todo tipo de recursos adicionales: datos explicativos, acompañamientos alternativos, archivos descargables, créditos, etc. No todos son obligatorios, pero siempre se agradecen.
De momento, dedicaré el resto de esta entrada al primer punto.

1. Del arreglo en general y, ante todo, de su acompañamiento

Nada impide que nos marquemos una obra propia, ojo. Ahí tendremos toda la libertad que queramos, es obvio, pero ya no hablaríamos de "arreglo". Tampoco "arreglamos" nada si lo que hacemos es transcribir alguno ya preparado previamente por alguna editorial (por ejemplo, son muy famosos los de Fuzeau). Es genial difundir materiales que suelen ser tan caros o tan difíciles de conseguir (sobre todo, para el alumnado); eso sí, no olvidemos citar su procedencia. Y dicho lo cual, centrémonos en las transcripciones de nuestra propia cosecha.

¿Qué transcribir? Lo que a cada uno le dé la gana, claro está. Sin embargo, propondría que, a no ser que queramos aportar algo nuevo (versiones a varias voces, otros acompañamientos, etc.), procurásemos volcar nuestro esfuerzo en piezas que no tengan ya su versión wix elaborada por algún compañero o compañera, lo cual es muy fácil de comprobar con un par de búsquedas previas.

¿Y cómo transcribir? Pues comoquiera que esta entrada está dirigida a profes de música, no seré yo quien les descubra cómo sacar una melodía de oído o cómo buscar una partitura por Internet, así que ahora nos ahorraremos bastantes líneas. Sin embargo, sí insistiré en la necesidad de decidir y asegurar primero el acompañamiento, pues según el nivel que queramos proponer variarán mucho las cosas al elegir una versión más larga o más corta, en una tonalidad o en otra, etc.

Esto último, a propósito, es muy fácil de cambiar usando el Audacity o cualquier programa de audio que se precie un mínimo (ahí va el tutorial que al respecto ofrece bloguitar.es, por si alguien lo necesita). Hasta podemos transportar online con transposr.com. Conviene estudiar esta posibilidad antes de incluir notas demasiado agudas, alteraciones imposibles o pasajes octavados sin piedad. Lo normal es que hallemos la comodidad en do mayor, fa mayor, sol mayor, la menor, re menor o mi menor, esto es, las tonalidades con una sola o ninguna alteración en la armadura. La verdad es que no suele hacer falta subir o bajar demasiados tonos, de ahí que los resultados son fácilmente enmascarables.

También es factible cambiar el tempo, aunque aquí ya costará más mantener la sutileza, no ya porque el original quede mucho más mermado que cuando fuere transportado, sino porque el efecto de las herramientas de audio se muestra enseguida mucho más distorsionado. Sin embargo, yendo de frente y como herramienta pedagógica, enlentecer el pulso es algo que muchos profesores utilizan para ofrecer acompañamientos más cómodos con los que el alumnado pueda ensayar primero. En mi caso suelo disponer un par, uno de ellos exageradamente calmoso, pánfilo y cachazudo, sabedor de que lo de los metrónomos es mucho más difícil de inculcar.

Una aclaración importante: en Audacity, el "efecto" que deberemos usar es el de "cambiar ritmo", nunca el de "cambiar velocidad", pues este último efecto distorsiona también la altura; ahora bien, si os gusta hacer encajes de bolillos y la tarde es lluviosa y aburrida, nada impide saltarse el punto anterior e intentar, a ciegas, cambiar la velocidad a ver si, con suerte, coincide con el tono hacia el que queríamos transportar la pieza. No, en serio, si os sale, dejad en el aire lo del wix, coged un paraguas inmediatamente y aprovechad ese día de suerte para ir a echar una quiniela o algo...

Hay que distinguir además dos tipos de acompañamiento: aquellos en los que suena la melodía principal de fondo y aquellos en los que no. Los chavales suelen preferir al principio los del primero, por razones evidentes, pero los del segundo pueden ser más interesantes musicalmente y, desde luego, representan un desafío interpretativo mayor. De cualquier forma, los primeros siguen siendo más deseables para niveles bajos, que algunos chicos no aciertan ni una nota a tempo, pero oigan, que igual se marcan una heterofonía a la turca de lo más interesante. Así que, si tenemos las dos posibilidades, pues aportemos las dos posibilidades...

Para ambos tipos de acompañamiento se nos abren, a su vez, cuatro posibilidades más:

  1. Crearlos y grabarlos nosotros mismos, bien por medios informáticos (un MIDI, por ejemplo) o en acústico (piano, guitarra, una segunda flauta.... dependiendo, claro, de nuestras capacidades o de nuestras amistades). Massimo Penessi, por ejemplo, utiliza en sus partituras digitales varias voces que hacen las veces de acompañamiento. Aún no he encontrado, sin embargo, ninguna grabación natural; lanzado dejo el reto.
  2. Buscarlos por Internet: en YouTube, Souncloud, Spotify, directamente en Google, etc. Podemos usar palabras y expresiones clave: "karaoke", "accompaniment", "minus one"... Hasta hay páginas especializadas; esta, por ejemplo, es bastante apañada. Los midis pueden ser resultones, dependiendo eso sí del tipo de música; por ejemplo, con las canciones de Disney o con el electrónico Vangelis pueden ir muy bien. En otros casos, he de decirlo, pueden quedar horribles.
  3. Utilizar directamente las versiones originales, sin pudor alguno. A veces nos conformamos con esos pesadillescos karaokes sintetizados cuando tal vez podemos contar con, un suponer, toda una orquesta sinfónica para nosotros solos. En estos casos sonará siempre la voz principal, pero al no ser a priori una flauta dulce, el efecto de hacer oír la nuestra a la vez es más efectista: se doblan las voces, no se clonan. Y lo de añadir voces viene de tiempos inmemoriales (con frecuencia a una octava más grave, como pide normalmente la flauta dulce). Esta opción es la que empleé con la Pantera Rosa de Mancini, y últimamente me hallo trabajando con piezas medievales y renacentistas (muy pero que muy resultonas en este campo). Ojo, recordad que no es necesario que la flauta tenga siempre el papel de la melodía protagonista.
  4. Encontrar hipotéticas versiones instrumentales alternativas, transcripciones o covers que pudieran funcionar como acompañamiento. Esto es ya el rizo del rizo, pero a veces a un tanto de pesquis le corresponde un tanto de suerte. Pudiera ser, por ejemplo, que algún youtuber subiera el vídeo de su transcripción al piano de determinada pieza, y que, bendita ocurrencia, nos viniera como anillo al dedo para nuestros propósitos. O que nos viniese de perlas la versión orquestal de tal aria de ópera, en ocasiones elaborada por el propio compositor. O que, cosa muy frecuente, el disco de la banda sonora que incluye tal canción, incluyera asimismo su correspondiente versión instrumental: es lo que aproveché con Titanic y con una de las más famosas melodías de los Chicos del Coro (algo de lo que ya se dio cuenta Adelaida Ibañez en su su arreglo correspondiente). En esta chansón del Renacimiento francés me basé, como se explica en el propio Wix, en un verdadero fondo sonoro de lujo: aquel que ofrecían, como lúdica propuesta de karaoke, los miembros de un reconocido grupo de música antigua. 


(continuará)

Dibujo de Sandra Ramos

Despedida del curso y consejos para aquellos que tenéis que recuperar en septiembre

Bueno, pues ya llegaron las vacaciones. Estoy seguro de que muchos de vosotros y de vosotras no queríais, pero la vida es así de dura. Tranquilos, tranquilas, que el curso que viene no está tan lejos. En serio, no lloréis: dentro de nada estaremos viendo en la tele los inefables anuncios de el Corte Inglés de la "vuelta al cole"; ya sabéis, aquellos que siempre nos ayudan a recordar que el final del verano ya está cerca, aquellos siempre protagonizados por niños y niñas tan sonrientes y tan ilusionados ante la idea de regresar a las aulas...

... Vale, ahora en serio, algunas cosas que no me quería dejar en el tintero:

  • Que, ante todo, gracias por aguantarme todo un año, que ya tiene mérito :-). Algunos ya lleváis más de uno...
  • Que aunque algunas veces me haya enfadado no olvidéis nunca que nunca fue algo personal. Solo es parte de mi trabajo; que no es enfadarme, ojo, sino ayudaros a sacar lo mejor de vosotros y de vosotras. Y os prometo que eso lo he intentado hacer siempre lo mejor que podido. Ojalá haya puesto algún granito de arena al respecto.
  • Que no sé si habréis aprendido muchas o pocas cosas de mí, pero os aseguro que yo sí que he aprendido muchísimo de vosotros. Es que no os lo podéis ni imaginar.
  • Que me quedo con muy buenos momentos: el concierto de instrumentos del mundo de Pablo Mezzelani, los "bailes" etíopes que os marcasteis, lo mucho que os gustó a los de segundo la película de Mozart, lo bien que lo pasasteis los de primero el día del concierto de bandas sonoras... y por supuesto, las miles de cosas buenas que han ocurrido semana a semana en nuestra aula.
  • Que, a propósito del concierto de bandas sonoras, colgaré por aquí las fotos y las interpretaciones de quienes me autoricen a ello a principios del curso que viene (familias incluidas). 
  • Que vaya también por delante un recuerdo especial a aquellas y aquellos que el año que viene se irán a otro instituto (o incluso a otras ciudades). 
  • Ah, y un párrafo exclusivo para quienes tenéis que acercaros a principios de septiembre para recuperar la asignatura: os dejo algunos enlaces a entradas del MusiBlog que os pueden servir de ayuda para prepararos mejor (teniendo siempre por delante el papel que os repartió vuestro tutor o tutora). Los de 1º de ESO, pulsad aquí, aquíaquí, aquí y aquí (y aparte, visitad también esta página de la profesora María Jesús Camino); los de 2º de ESO pulsad aquí aquí, recordad que tenéis el cómic en la barra lateral de vuestro canal (por si no lo llegasteis a fotocopiar) y recordad que, entre otras, podéis tocar esta pieza, esta otra o alguna de estas dos (en las obras a dos voces, bastará con que toquéis tan solo la primera flauta).

Pues ya está todo dicho. A continuación, este MusiBlog cerrará por vacaciones...

¡¡¡Feliz verano!!!

Breve repaso por la historia de la música de cine a partir de los vídeos de Antonio J. Calvillo

Hola, chicos. Aquí os dejo, como os prometí, los cinco vídeos que trabajamos en clase con la idea de acercarnos a la historia de las bandas sonoras. Los acompaño con un breve resumen explicativo de aquellas cuestiones y de aquellos autores que, a partir de la locución, resaltamos en el aula.

Os recuerdo que el material audiovisual es obra impagable del profesor Antonio Jesús Calvillo, uno de los autores de la página Musikawa. A propósito, en esta página encontraréis muchos otros vídeos relacionados con el tema que también os pueden interesar (en especial, los de la música y los videojuegos).

Vídeo 1: La música en el cine mudo (1900-1930)
Aunque ya existían los fonógrafos -para entendernos, las primeras grabadoras de sonido- no existía aún ninguna máquina capaz de registrar o de reproducir audio e imagen de forma sincronizada. Por eso, las películas de esta época son "mudas"; pero ojo, solo lo son desde el punto de vista de los diálogos y del sonido ambiental... la música, de forma externa, ya estaba sin embargo  presente: a través de intérpretes solistas (ante todo, pianistas) que improvisaban melodías y ritmos a la vez que se proyectaban los filmes.

Vídeo 2: La música en los inicios del cine sonoro (años 30)
A finales de los años veinte se logra al fin la sincronización ente imagen y sonido, y ya en 1927 se rueda la primera película considerada "sonora": El cantante de jazz. El logro técnico supone un giro  radical en la concepción del cine y de todos sus elementos; por ejemplo, que los actores pudieran hablar provocó que cambiasen los gestos que antes tenían que exagerar.

En cuanto a la música, también hubo grandes cambios. Por lo pronto, si esta ya se podía grabar de antemano, los pianistas que antes tocaban en directo desaparecieron pronto de los cines, y con ellos, el carácter intercambiable e improvisatorio de sus ejecuciones. Las músicas de las películas, a partir de entonces planificadas al detalle por la nueva figura del compositor de bandas sonoras, pasaron así a ser exclusivas de cada filme. Además, sin depender ya de improvisaciones en directo era posible convocar grandes orquestas. 

Como las que caracterizan el estilo brillante de Max Steiner (autor de la música de Lo que el viento se llevó, King Kong o Casablanca), a quien se le considera el primer compositor relevante de entre aquellos "especializados" en música de cine.

Ya en esta época aparecen los primeros "musicales", que conformarán una parte indispensable de la historia de la música en el cine (a pesar de que hoy día hayan caído un poco de moda). Los musicales, para quien no lo sepa, son películas en las que los personajes se arrancan a cantar y a bailar sobre fondos instrumentales que suenan como por arte de magia.

Vídeo 3: La música en el cine de los años 40 y 50
Son los años del asentamiento del color y del "cinemascope" (ya sabéis, el cine pensado para grandes pantallas horizontales que luego en los televisores se ve entre dos franjas negras). Ambas novedades comparten su vocación de provocar en el espectador una mayor sensación de realismo perceptivo (aunque fuese para contar historias fantasiosas) que ayudara a, dicho llanamente, "meterse en las películas". 

Y es en este contexto, precisamente, cuando se empieza a aplicar la estereofonía en las salas de cine (hoy día ya bastante avanzada, verdaderamente "envolvente"); con la estereofonía, el sonido ya no parece emanar desde un solo lugar sino desde todos los posibles, igual que ocurre en la vida real (así, curiosamente, incluso la música incidental resulta más verosímil).

Grandes compositores de esta etapa: Miklos Rozsa, Alfred Newman, Dimitri Tiomkin, Alex North... y ante todo, uno de mis favoritos: Bernard Hermann (el autor de la música de Psicosis, que ya es de 1960). 

Por último, resaltemos que, aunque el modelo clásico siguiera siendo el más empleado, estas décadas se caracterizan por abrir paso a otros estilos musicales en el cine; especialmente, el de la música de jazz. 

Vídeo 4: La música en el cine durante los años 60 y 70
Antonio nos destaca para estas décadas los siguientes autores: John Barry (el compositor que hizo más versiones de la melodía de James Bond, o el autor de Memorias de África, ya en los ochenta), Nino Rota (el responsable de las melodías de El Padrino), Maurice Jarre (el de las de Doctor Zhivago o Lawrence de Arabia), Ennio Morricone (el autor de la BSO de El bueno, el feo y el malo, o de la posterior música para La Misión) y Henry Mancini (creador del tema de la Pantera Rosa o del celebérrimo Moon River de Desayuno con Diamantes, canción que se pone como ejemplo de la cada vez mayor difusión de las canciones comerciales en el cine). 

Vídeo 5: La música en el cine desde los 80 hasta la actualidad
Este último vídeo nos explica las dos grandes corrientes de las últimas décadas: la de la vuelta a las grandes orquestas clásicas (destacando a John Williams) y la del uso de instrumentos electrónicos (destacando a Vangelis). Servidor añadiría una tercera tendencia intermedia, de mucho éxito durante la última década (y nombraría a Hans Zimmer como a su principal representante).

John Williams es el autor del tema de Harry Potter y de la música para Indiana Jones, Supermán, ET, la saga de Star Wars y un largo etcétera. Vangelis, el de Blade Runner, Carros de fuego o 1492. Y Hans Zimmer, el de la música de Origen, los distintos Piratas del Caribe (junto a Klaus Badelt) o la trilogía de Batman (junto a James Newton Howard). 

También aparecen Alan Silvestri (Regreso al futuro, Forrest Gump, Los Vengadores), Howard Shore (la trilogía de El Señor de los Anillos) o James Horner (Titanic, Leyendas de PasiónAvatar).

Pues nada más. Espero que hayáis disfrutado del tema que ya acabamos y que ahora veáis la música de las películas de otra manera...