3º ESO. Descubrir la Música: La Canción de las Campanas, de Leroy Anderson

Nacido en Cambridge, Massachusetts, en el año 1908, Leroy Anderson está considerado como uno de los principales compositores de música orquestal ligera. Especializado en piezas breves, reflejaba en ellas el gran sentido del humor que le caracterizaba. Desde pequeño tuvo relación con la música, debido a que sus padres, emigrantes suecos que habían llegado años antes a EEUU, eran ambos músicos aficionados. Estudió en la universidad de su ciudad, siendo más tarde director de la banda oficial de ésta entre los años 1932 y 1935. En este mismo año entró a formar parte de la prestigiosa Orquesta Boston Pops como arreglista y pianista, componiendo también para ella algunas piezas. Durante la Segunda Guerra Mundial ejerció como lingüista del ejército norteamericano en Islandia. Su obra "Blue Tango", escrita en el año 1951, fue la primera obra instrumental que vendió más de un millón de copias. La que protagoniza esta entrada, "Song of the Bells", fue compuesta dos años más tarde y, con la célebre pieza "The Typewriter", es también una de las más populares. Su música es desenfadada y vitalista, con un toque de humor, muy influenciada por el jazz americano y sigue estando de actualidad ya que aparece constantemente en anuncios y películas. Ahora dale al play y sigue la música con la partitura que aparece en el libro de texto. Por cierto, en la aplicación también aparecen las otras dos obras que hemos citado aquí.

Happy birthday, Nigel Kennedy

Hoy es el cumpleaños de Nigel Kennedy, uno de mis (muchos) violinistas favoritos. Obviamente me gusta sobre todo por como toca, pero también me gusta su personaje, que, al contrario de lo normal hoy en día, no está construido por las discográficas, sino que es un sincero reflejo de su personalidad. No tengo el placer ni el honor de conocerlo personalmente (ya quisiera yo), pero estoy convencido de lo que acabo de afirmar: su cercanía al público y el calor humano que desprende cuando sube al escenario, tan diferente a la frialdad de muchos conciertos “clásicos”, son palpables. E indudable es también su respeto e interés por todo tipo de música, lo que ha provocado su acercamiento a géneros tan diferentes como el jazz, el rock y el folclore de otros países y culturas, por ejemplo el klezmer en el álbum East Meets East, que grabó en 2003 con el grupo polaco Kroke.

No obstante ese interés por otros géneros, en la mayor parte de su actividad concertística y de su discografía ofrece un repertorío “clásico” que contiene los más importantes conciertos para violín y  orquesta, desde Vivaldi o Bach, hasta Sibelius o Bartok, pasando por Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Chaikovsky, Brahms, etc. Y siempre con orquestas de primer orden, como la Filarmónica de Berlín o la de Londres.

A veces interpreta de manera algo heterodoxa, lo que puede provocar el rechazo de algunos puristas. A mi me gustan mucho las interpretaciones historicistas, no lo puedo negar, así como me encanta la sonoridad de los instrumentos de la época para reproducir la música antigua. Pero también me gustan las ejecuciones con carácter, que buscan entre las notas de la partitura para encontrar algo que refuerce las probables intenciones del compositor. En el vídeo siguiente, con el último de los conciertos de Las cuatro estaciones de Vivaldi, el Invierno (muy apropiado por la estación recién empezada), tenemos varios ejemplos: el empleo del efecto sul ponticello, acercando el arco al puente, donde la cuerda ofrece mayor resistencia, para producir un sonido frío y casi escalofriante; el uso del golpe de arco spiccato, que todavía no había sido inventado en los tiempos de Vivaldi debido a las limitaciones de los arcos de la época, que permite producir notas muy picadas y rapidísimas; o las acentuaciones exageradas (pero ¿estamos seguros de que eso no se hacía también cuando vivía Vivaldi? Al fin y al cabo el barroco es el período histórico-artístico de la exageración).

También es muy curiosa la introducción al segundo movimiento, que parece improvisada sobre el aria escrita en partitura, casi una cadenza ante litteram, precediendo, en vez de seguir, al movimiento al que se refiere.

Resumiendo, Kennedy nos ofrece una interpretación estudiada hasta el más mínimo detalle, sin por eso renunciar a la fascinación de la improvisación.

En fin, vayan para Nigel Kennedy mis mejores deseos de un feliz cumpleaños con mucha alegría y mucha música, y para los lectores de educacionmusical.es la posibilidad de escucharle en los próximos días en el reproductor de Grooveshark de la columna de la derecha.

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