Cuando un profesor o profesora de canto tiene dudas sobre si aprobar o suspender a un alumno/a el problema radica al 100% en el citado profesor/a.
Un profesor tiene que tener muy claros cuáles son los criterios mínimos para aprobar o no a un alumno, y esto en el mundo del canto no siempre sucede comenzando porque en las programaciones didácticas de ciertos centros los profesores no hacen la reflexión sobre qué porcentaje sobre qué objetivos son primordiales a la hora de pasar un determinado curso.
Al final de curso se encuentran los profesores con casos de alumnos que han asistido regularmente a clase, han cumplido con el programa, han aprendido, pero no han alcanzado un determinado nivel técnico y el profesor se encuentra en la duda de si aprobar o suspender.
También se encuentran con que no saben calibrar qué es un 5, un 6, un 7, un 8, etc... y evalúan "a ojo", más que "a oído" :) teniendo en cuenta que si no está perfecto, piensan, seguramente "está para suspender".
En este país se peca de una cierta rémora y falta de formación pedagógica de los profesores que les impiden ver el bosque "no ven el bosque, sólo ven los árboles" y al final acaban justificando un suspenso dándole "la vuelta a la tortilla" diciendo "te suspendo para darte más tiempo para trabajar y darte la oportunidad de que mejores" (sic!!!) cuando a lo mejor el alumno debe aprobar el curso con una nota más baja: no es necesario que todos saquen un diez, y darle el margen de mejora en el curso siguiente.
Esta frase que se oye lamentablemente demasiadas veces, la de que te dan la oportunidad de mejorar hundiéndote :) se debería responder con "sólo necesito que me enseñes en cada momento lo que tengo que mejorar, no que me suspendas si no lo merezco en base a una suposición futura".
Un aprobado es un aprobado.
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© Isabel Villagar, Profesora de Canto GuardarGuardar