🔶Viviendo la música: Francesca Roig, pasión por la enseñanza del canto

Continúo la serie de posts en la que desgrano algunos de mis más preciados recuerdos musicales.

En mi evolución como cantante llegó un momento en que la propia Alba Rosa me recomendó cambiar de profesor para asistir a las clases de Francesca Roig.

Francesca es una excelente profesora de canto, mezzo-soprano, que recibió de primera mano las enseñanzas de la Sra. Caballé.

En innumerables ocasiones Francesca contó a sus alumnos cómo llegó al mundo de la pedagogía del canto.

Ella nunca quiso ser profesora de canto pero Miguel Ortega le envió a su primer alumno. Era un chico con una voz excepcional y ella sin prometerle “el oro y el moro” le dijo que trabajaría durante cuatro meses. 

Al transcurrir ese tiempo pidió a la Sra. Caballé que escuchara a este alumno y la Sra. Caballé le dijo “muy bien, buen trabajo, vendrá a dar clase conmigo pero tú vendrás con él también”. 

Fue así como Francesca aprendió directamente la manera de trabajar la técnica de la gran cantante del s. XX.

He de decir que nadie como Francesca Roig y la Sra. Caballé me han enseñado la técnica de respiración mejor. Con Francesca trabajé durante más de cinco años de manera constante y regular y aprendí a secuenciar repertorio.
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🎒Viviendo la música: trenes

La obra Pacific 231 no versa sobre el océano, como un crítico musical despistado dijo, sino que se refiere al nombre de un tren cuyo traqueteo quiso "pasar a partitura", describir musicalmente Arthur Honneger. 

Los trenes merecen un capítulo único. Por qué? Porque he hecho rico a los dueños de la Renfe :) y sin comprar acciones :) 


He pasado muchísimas horas en ellos, estudiando, repasando, escuchando grabaciones y las propias clases recibidas, analizando, reflexionando, escribiendo… 

La pedagogía del canto no es profesional hasta que se le dedican un mínimo de diez mil horas, en los trenes quizá haya realizado más de la mitad y no fueron tiempos muertos sino tiempo aprovechado al máximo.
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🎼Viviendo la música: Alba Rosa Forasté, amor a la pedagogía del canto


A Alba le debo cantar bien. Tras seis años de "desenseñanza" tuvo la paciencia, el amor y la comprensión de ayudarme a luchar por mi sueño. 

No fue fácil. Cada semana cogía un tren, hacía aproximadamente trescientos kilómetros de ida y trescientos de vuelta el mismo día para dar una clase. 

Alba Rosa fue alumna de Enriqueta Tarrés, de la que hablo en otro capítulo, de Francesca Roig entre otros grandes profesores que le legaron una escuela de canto magnífica.

Una gran pedagoga: comprensiva, paciente, amorosa y siempre con una sonrisa. Quizá no ha tenido el reconocimiento como cantante que merece, puesto que tiene una voz y una técnica excepcional. 

Es posible que su humanidad y su gran corazón le llevaron a alejarse de la selva de los teatros, los "burócratas musicales" y otras faunas que pueden destruir a los corazones sensibles por lo dañinas de sus "venenos"… 
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