Hoy tenemos el honor y el placer de recibir en nuestra/vuestra bitácora a uno de los grandes dramaturgos contemporáneos que ha dado nuestro país. Rodolf Sirera comparte con nosotros su gran experiencia como dramaturgo, guionista y gestor cultural. Entre su obra descuella Amar en Tiempos Revueltos, Nissaga de Poder o Mar de fons. Ha sido galardonado en numerosas ocasiones y destaca el Premio Nacional de Teatro de Cataluña o el Premio Max de Teatro en dos ocasiones.
¿Cuál es la chispa que te atrajo hacia el teatro y las artes escénicas?
Supongo que una mezcla de circunstancias: la afición de mi familia al teatro (iban todos los domingos a la Casa de los Obreros); los fuegos de campamento de los scouts, en los que representábamos pequeñas obras, y luego, ya en la universidad, el movimiento del teatro independiente, en el que muy pronto me integré.
¿Cómo es tu proceso creativo?
No tengo un modelo fijo. Depende de la época y del momento. En las obras escritas conjuntamente con mi hermano Josep Lluís había mucha planificación. En las que he escrito en solitario muchas veces sólo tengo el punto de partida. Pero no hay un modelo estándar. En alguna ocasión construyo una estructura de base, pero no dejo que me encorsete y me impida seguir los caminos alternativos que vayan apareciendo, si los considero más interesantes.
¿Cuando escribes una obra teatral has pensado en algún actor en concreto o en su voz o manera de expresar?
Escucho los diálogos en mi cabeza, eso sí, y a veces veo los rostros de los personajes, pero no suelo identificarlos con actores concretos.
¿Qué ha supuesto en tu carrera escribir teatro en lengua valenciana?
Yo fui, como tanta gente de mi generación, educado en castellano. Pero mi madre era de un pueblo cercano a Valencia, y en los largos veranos de mi infancia y juventud estaba en contacto con montones de primos que hablaban valenciano. Luego, ya en la universidad, cuando empecé a hacer teatro, un teatro que queríamos que fuera popular, me pareció lo más natural del mundo hacerlo así. Desde entonces, siempre he escrito mi teatro en valenciano.
¿Cuáles son tus hijos literarios predilectos, aquellos de los que te sientes más orgulloso (siendo todos los hijos igual de amados, por supuesto)?
Los héroes masculinos generalmente desvalidos y contradictorios (Indian Summer, La caverna, Benedicat) y las mujeres fuertes y resolutivas (La primera de la clase, Indian Summer, Raccord). Y un personaje femenino decididamente amoral y fascinante: la Micky de Trio.
Has sido guionista de grandes series como "Amar en tiempos revueltos" o "Herencia de sang". ¿Cuántos capítulos de la trama se puede llegar a ir por delante en la mente del creador?
Depende del tipo de serie. Las semanales suelen empezar a escribirse con el argumento más o menos construido y distribuido por capítulos, aunque luego, a medida que se van escribiendo o realizando, se pueden producir muchos cambios. Las series diarias parten de un esquema argumental bastante menos acabado, y se van construyendo, en gran medida, a partir de la propia evolución de la historia y de la respuesta de la audiencia.¿Cómo se planifica una temporada en una serie televisiva?
Es un proceso bastante complicado. Cuando se tiene o se propone una idea (por el guionista, la productora o la cadena) y esa idea es aceptada, hay un período, no siempre tan largo como sería deseable, de elaboración de la historia base, construcción de los personajes, diseño del mapa de tramas, etc. Todo ello se integra en un extenso documento que se denomina Biblia. Y, una vez corregido y aceptado esta, comienzan a escaletarse los distintos capítulos y finalmente se escriben los diálogos.
Tienes una gran experiencia en la gestión, ¿Qué opinas de la situación actual del mundo de las artes escénicas?
Hemos perdido bastante sintonía con lo que sucede en los grandes centros de creación teatral de nuestro país. Durante bastantes años, el teatro valenciano se ha visto abocado a una situación regresiva, de falta de apoyos por una parte, y de falta de ambición por otra. Un tipo de teatro más comercial ha consolidado un público, pero el teatro más creativo y más arriesgado se ha replegado sobre sí mismo y ha perdido contacto con su público: casi podríamos decir que se ha dilapidado una generación de espectadores, lo cual obligará, como tantas veces ha ocurrido en nuestra sociedad, a comenzar de nuevo.
¿Cuáles son los principales retos en la gestión?
El principal, conocer muy bien la sociedad para la que se está trabajando y tratar de encontrar un equilibrio, siempre inestable, entre los caminos fáciles y las apetencias estéticas de uno. Y pensar siempre en el futuro.
¿Qué hace a un buen guionista y dramaturgo?
Trabajar mucho y ser capaz de ser, al mismo tiempo, humilde y ambicioso.
¿Qué consejo darías a quien comienza como autor?
Mirar el mundo con los ojos muy abiertos y cerrarlos de cuando en cuando para poder mirar dentro de uno mismo.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Colaborar con Carles Alberola y Pasqual Alapont en la escritura de una comedia musical. Desarrollar una miniserie de televisión. Acabar una trilogía teatral que quedó inconclusa por la muerte de mi hermano Josep Lluís. Y tener energía para todo ello.
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