Mirando desde la rumorosa playa de Día, Ariadna, con una incontenible locura en su corazón, observa que Teseo se aleja con su rápida flota, y ni siquiera todavía cree estar viendo lo que ve, porque entonces, nada más despertar de un engañoso sueño, la desdichada se comprende abandonada en la arena solitaria. [...]"¿Así a mí, arrancada de los altares paternos, me abandonaste, traidor, en la playa desierta, Teseo?"
En un peñasco me senté quedando tan piedra como piedra era mi asiento [...] ¿Qué podían hacer mis ojos mejor que llorarme? ¿Qué haré? ¿dónde sola partir puedo? No hay vestigios de gente y de ganado; todo es horror, asombro, espanto y miedo.
Así se quedó la pobre Ariadna, sola y abandonada por Teseo en la playa cuando volvían de Creta después de vencer al Minotauro. Según la mayoría de las fuentes, Teseo abandonó a Ariadna en la isla de Naxos mientras dormía; allí la encontraría Dionisos, con el que después se casó. En el fresco pompeyano de arriba podéis verla llorar desconsoladamente mientras la nave de su amado se aleja en el mar.
Este conocido episodio mítico ha generado mucha literatura y mucha música, especialmente la parte de la historia en la que nuestra heroína es abandonada, y digo heroína porque sin su inteligente participación en el famoso laberinto, el listillo de Teseo probablemente no hubiese vuelto jamás de su encuentro con el monstruo.
Hoy vamos a aproximarnos de nuevo a la obra de Claudio Monteverdi para escuchar su célebre Lamento de Ariadna. Este lamento es el único fragmento musical que se conserva de su segunda ópera, titulada Ariadna(L'Arianna, 1608) y cuyo argumento ya podréis suponer. Afortunadamente, y debido a su éxito, el autor decidió publicarlo por separado con posterioridad en diferentes formas: en versión monódica, en forma de madrigal a cinco voces y como música sacra - con diferente texto - en ElPianto della Madonna.
Vamos a escucharlo en su forma monódica y en su forma madrigalística y descubriremos de nuevo un clarísimo ejemplo de cómo el lenguaje musical de Monteverdi persigue - y consigue - reflejar el texto en una obra conmovedora.
En el momento en el que nos encontramos de transición entre el Renacimiento y el Barroco se estudia y se establece una nueva relación entre música y poesía que influye directamente en el lenguaje musical; los músicos tendrán como objetivo "mover los afectos", conmover al oyente o espectador. A esta Teoría de los afectos que involucró a filósofos, teóricos y músicos y cuyo más remoto antecedente encontramos en la Grecia Clásica, dedicaremos un capítulo aparte más adelante.
A continuación, la PARTITURA y el breve texto del madrigal que escuchamos en primer lugar en la interpretación del coro sueco Svanholm singers dirigido por Sofia Söderberg.
Lasciatemi morire; Dejadme morir,
e che volete voi che mi conforte ¿Qué puede confortarme
in così dura sorte, Ante esta dura suerte,
in così gran martire? En este gran martirio?
Lasciatemi morire.Dejadme morir.
En la monodía el texto es más largo y descriptivo y en él Ariadna se explica, clama e interpela a Teseo (puede leerse completo aquí, en el blog de Jesús Romero Valiente). Veámosla en esta bonita versión del Ensemble La Palatine con la soprano Marie Théoleyre como Ariadna.
Pero no fue Monteverdi el único compositor que dedicase a este personaje su atención; como bien sabemos, los temas mitológicos no abandonarían la historia de la música ni de las artes en lo sucesivo. Ahora nos despedimos con la extraordinaria pintura de Angélica Kauffmann que nos conducirá directamente al siglo XVIII y a nuestra próxima obra.
Ariadna abandonada por Teseo, obra de Angelica Kauffmann, antes de 1782.
Hace años, una noche en el campo mientras contemplaba un cielo puro y rico de estrellas, oí entre las hierbas oscuras el son metálico de los élitros de un grillo. Había una extraña correspondencia entre la palpitación nocturna del firmamento y la musiquilla del insecto. Escribí estas líneas:
Evocador y entrañable para unos, exasperante para otros, el canto del grillo, que nos devuelve a muchos los veranos de infancia y la paz del campo y que protagoniza más de una canción popular, tiene su sitio también en el mundo de la música clásica. Los ejemplos que vamos a mostrar son, como el insecto, pequeños pero poderosos, representativos ambos de dos periodos esenciales en la historia de la música: el Renacimiento y el Barroco.
Comenzamos cronológicamente con la popular frottola (canción Italiana a cuatro voces de carácter sencillo y homofónico) que compusiera uno de los más grandes músicos de la historia, al que Martín Lutero llamó "amo de las notas": Josquin des Prez. Estecompositor polifonista francoflamenco que pasó parte de su vida en Italia gozando de una fama extraordinaria se caracterizó por dotar a sus obras de una expresividad inusual procurando adecuar la música al significado de las palabras e inspirando así lo que se llamaría música reservata (no hay que olvidar que aquella era la época del complejo contrapunto en el que con frecuencia el sentido del texto llegaba a diluirse).
La canción, del siglo XVI, es una simpática y descriptiva alabanza del grillo y de su canto y se titula El grillo.
Dalle (dalle) beve (beve) grillo (grillo) canta (canta)
Dalle dalle, beve beve, grillo grilo, canta.
Ma non fa come gli altri uccelli,
come li han cantato un poco
van` de fatto in altro loco,
sempre el grillo sta pur saldo
Quando la maggior è [l`] caldo
alhor canta sol per amore.
El segundo ejemplo nos sitúa ya en pleno siglo XVIII y es la famosa Sinfonía El Grillo deGeorge Philiph Telemann. El prolífico alemán hace gala de su genio y de su sentido del humor en esta obra que es en realidad un concierto orquestal al más puro estilo barroco (con bajo continuo, repeticiones, imitaciones, ritmo marcado, ritornello...) en el que tienen gran protagonismo los instrumentos de viento; esto puede apreciarse en los solos de flauta, oboe o fagot.
Esta delicia en Sol mayor se estructura en tres breves movimientos que el propio Telemann denominó así: Algo animado, Insignificante y Presto.
(Cappella di Santa Maria degli Angiolini & Gian Luca Lastraioli)
Celebramos hoy el día internacional de la mujer con la música de Francesca Caccini (1587-1641), famosa compositora que ilustra a la perfección los inicios del Barroco y el ambiente cultural reinante en la Italia del siglo XVII.
Con un estilo musical y compositivo propio del primer barroco en el que la melodía acompañada se erige como novedad y verdad musical, Francesca Caccini - hija del también compositor Giulio Caccini - ha pasado a la historia como autora de la primera ópera compuesta por una mujer; sin embargo sería desmerecer su legado si nos limitásemos a recordarla solo por eso, y es que no se conformó con el trabajo en esta nueva forma vocal; fue mucho más allá cultivando formas de diversos tipos y géneros (incluidos los madrigales que tan bien conocéis ya) que se han perdido en su mayoría. Entre lo poco que se ha conservado hay que destacar el compendio de canciones publicado como Il primo libro delle musiche* en1618.
Su fama trascendió la corte de los Médici en la que trabajó toda su vida como compositora, instrumentista, cantante y profesora. En 1625, con ocasión de un evento, compuso y estrenó con gran éxito la mencionada ópera, su obra más conocida: La liberazione di Ruggiero dal isola d’Alsina.
Escuchemos un fragmento en la interpretación deHuelgas Ensemble.
El libreto de la ópera se basa en la famosa obra de Ariosto Orlando Furioso; en él, el caballero Ruggirero está secuestrado por la malvada maga Alcina y será rescatado por Melissa, su amante disfrazada de hombre...(¿por qué sería?)
Alcina, una vez se cansaba de sus amantes, los convertía en plantas; en el siguiente fragmento podemos escuchar a Ruggiero, a Melissa y al coro de plantas encantadas que suplica a Ruggiero que no se vaya. Obsérvese el papel que juegan los instrumentos en la expresión de los estados de ánimo.
Nos despedimos con el retrato de nuestra protagonista de hoy y con una de sus canciones más alegres, recordando que la lucha de las mujeres por la igualdad no ha terminado. En ello estamos.
Del lat. tardío epiphanīa, y este del gr. ἐπιφάνεια epipháneia. Escr. con may. inicial en acep. 2.
1. f. Manifestación, aparición o revelación.
2. f. Festividad que celebra la Iglesia católica el día 6 de enero, en conmemoración de la adoración de los Reyes Magos.
Una auténtica epifanía fueron las palabras del gran Riccardo Muti el día 1 de Enero cuando nos ofreció, con la maravillosa orquesta Filarmónica de Viena, el más conmovedor de los conciertos de Año Nuevo. Estas fueron, entre otras, sus palabras; una revelación para muchos quizás:
"La música no solo es una profesión sino una misión"
Pues aquí estamos, a cumplir con nuestra misión y qué mejor manera de hacerlo que con J.S. Bach y su cantata Liebster Immanuel, Herzog der Frommen (Amado Emanuel, príncipe de los justos) BWV 123; una cantata para la epifanía estrenada el 6 de enero de 1725 cuyos textos os enlazo AQUÍ.
Disfrute el lector de esta epifanía en todas sus acepciones.
Aquí estamos de nuevo. Corremos un tupido velo sobre los últimos e indescriptibles meses (y sobre el peor final de curso que han visto mis ojos) para continuar con el tema de la danza. Sí; queremos seguir bailando, y por eso volvemos hoy de la mano de Terpsícore.
Según el poeta y filósofo Hesíodo, Terpsícore era hija de Zeus y Mnemóside (personificación de la memoria y madre de las nueve Musas*) y era la inspiradora de la danza y de los poemas corales; ella presidía los coros de baile y los coros dramáticos (ligados desde los inicios a la danza) y su atributo ordinario era la cítara.
La admiración y el aprecio por los temas mitológicos y de la Grecia antigua no desapareció con el Renacimiento; muy al contrario los artistas de los estilos posteriores mantuvieron vivo su interés en ellos. Hoy veremos cómo ya en un primer barroco el compositor alemán Michael Praetorius titula una preciosa suite de danzas con el nombre de la musa. Praetorius (1571 - 1621) fue un prolífico compositor y organista del llamado Barroco temprano que escribió, además, un famosísimo tratado sobre la práctica musical de su época (Syntagma musicum).
La obra que vamos a escuchar, Tespsichore, data de 1612 y consta de una serie de danzas encadenadas que, como bien supondréis, contrastan en ritmo y carácter.
Comenzamos con una breve Bourrée para animar el ambiente y seguimos con un fragmento más largo que nos permite apreciar la alternancia de danzas propio de la suite. Para los melómanos enlazamos AQUÍ la obra completa. Es una delicia..
Sobre Michael Praetorius incluimos también el programa que le dedicaron en Música antigua de Radio Clásica.
* Las Musas son las divinidades inspiradoras de las artes; cada una de ellas está relacionada con ramas artísticas y del conocimiento. Hesíodo (escritor, poeta y filósofo de la Grecia Arcaica) habla de ellas estableciendo su numero y origen en su obra Teogonía y las presenta como hijas de Zeus y Mnemósine.
Vedlas en este relieve romano, a ver cuántas sois capaces de identificar.
Sarcófago romano del siglo II a.C (Museo del Louvre)
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