Próximamente la segunda parte.
Más información: Conclusiones de los debates del Proweekend
Preparando el próximo post, en el que quería hablar sobre tradición en la música clásica, me he encontrado con este llamativo artículo de The Strad. No he querido perder la oportunidad de traducirlo para compartirlo con todos, porque creo que retrata a la perfección los dos tipos de músicos – y de corrientes – que podemos encontrarnos hoy en día en el mundo de la clásica.
Vosotros qué pensáis, ¿es hora de modernizar el universo clásico? ¿Nos quitamos ya el corsé?
http://www.thestrad.com/cpt-latests/no-sex-please-were-classical-musicians/
¿Consigue la sexualización de los músicos incrementar la accesibilidad a su música o, en cambio, se trata de puro exhibicionismo? Dos importantes músicos debaten sobre unos de los temas más candentes de la industria clásica.
Durante los 70 años que llevo sobre el escenario, siempre he esperado que la audiencia venga a escuchar la música que interpreto, no a mirarme. Por supuesto, si uno toca música a un nivel muy alto y además también tiene carisma o una personalidad agradable, es un plus para la actuación. Pero a lo largo de la historia siempre ha habido gente excéntrica, a falta de una palabra mejor, que piensa que lo que está haciendo no es suficiente, lo que les hace sentir la necesidad de, por ejemplo, usar un vestido corto de manera que la audiencia más joven pueda disfrutar de la vista.
Las compañías discográficas a menudo venden más según luzca la portada del disco, esto es algo de lo que no podemos escapar. En lo que a mí respecta, si el artista tiene un gran nivel y desea vender más o conseguir más gente en la sala de conciertos, genial. Pero me gustaría que algunos buscaran un medio mejor para hacerlo, como hablar en público sobre su música de una manera inteligente y usar sus cerebros en lugar de sus poderes sexuales. Cuando alguien como Yo-Yo Ma combina fuerzas con músicos de jazz, como ya hizo Yehudi Menuhin, debido a su fuerte personalidad y musicalidad excepcional, creo que ayuda a la causa – indica que está preocupado por tocar música a un nivel alto.
Hay individuos, llevados por la presión de sus managers, que a veces hacen tonterías, al menos a mi juicio. Como una persona que tiene la convicción de que la música apela a los sentidos superiores, estoy escribiendo sobre aquello que hace que una obra maestra lo sea y aquello que hace que una actuación magistral lo sea, y observo que estos temas se presentan en todos los campos, no sólo en la música. A veces, se anima a pintores a que aparezcan en la revista Playboy, y cosas así. Para mi mentalidad y mi generación, este comportamiento es una estupidez y una equivocación; pero viendo el mundo, en el que hay tantos jóvenes con tanto talento compitiendo por el éxito, puedo ver que es una muestra de los tiempos que corren.
Una vez dicho esto, está por comprobar si posando desnudo en la portada de un disco aumenta realmente el público de música clásica o simplemente aumenta la reacción de las audiencias más jóvenes. Creo que este tipo de comportamiento pertenece más bien a los artistas del pop, y me importa un pepino lo que hacen estos.
Esta discusión nos lleva a un tema que he tratado toda mi vida; que la música clásica solamente llama a un 1-2% de la población. Mi trabajo como artista ha sido ayudar a mejorar estas estadísticas. El hecho es que la música clásica requiere un mayor nivel de reconocimiento de los valores humanos. Puedes ser el violinista más increíbe del mundo, pero aparecer semidesnudo en el escenario está mal – porque no es necesario. Se quita la base de la apreciación de la música, que es escuchar. Este comportamiento lo tienen personas que no están seguras de que son tan buenas como les gustaría.
La música clásica tiene una gran tradición. No podemos esperar que el espectador medio sepa quién era Bach, o por qué era genial. Entonces, ¿cómo puede nuestra industria atraer a una nueva audiencia, que en principio no está interesada en los clásicos?
Se puede lograr el interés de nuevos públicos de manera simple . Esta música imperecedera se puede acercar al público en general a través de imágenes más familiares. Es importante hablar con el 98% de la población que no parece poner interés en la música clásica sin alienar al 2% que sí la conoce y ama. El espectador medio tiene la impresión de que esta música, escrita en el tiempo de su tatara-tatara-tatara-abuelo, está tan muerta como su ancestro. Para cambiar esta percepción podemos valernos de un buen marketing. Podríamos ganarnos a ese espectador medio si le presentamos a una persona vibrante y accesible, de su propia generación, con la que pueda relacionarse. El desafío es simplemente una cuestión de conseguir atraer a la gente a través de esa puerta de cristal en la tienda de discos, o en la sala de conciertos, posiblemente gracias algún cartel fresco. El hecho es que, una vez que has oído hablar de Bach, no vuelves atrás.
Dicho esto, no se puede perder de vista el hecho de que es la integridad la que impulsa a la música clásica, no sólo el markenting. ¡Posar en revistas enjabonando Ferraris no es lo que debe hacer un músico! Yo, por mi parte, estoy contra del uso de dicha comercialización para alimentar con basura al público.
Sin embargo, se practica una doble moral, y seguirá siendo así por muchos años, cuando hablamos de mujeres en la música clásica. Algunos se sorprenden cuando la violinista Anne-Sophie Mutter lleva un vestido palabra de honor en la portada de su álbum, sin embargo, el barítono Dmitri Hvorostovsky puede ir en topless [vemos su fotografía publicada en The Times] y nadie parpadea un ojo. ¿Qué es lo que se espera de las mujeres, que lleven sacos de patatas? No hay ninguna razón por la que las Leilas, Anne-Sophie y Eroica Trios del mundo deban ocultar el hecho de que, además de ser excelentes músicos, son atractivas.
Esta discusión no estaría completa sin hacer mención a mi cubierta ‘en topless’ (que no era tal) para mi CD sobre las obras de Bach para violín solo, que grabé en 1996. Antes de su lanzamiento, nadie había puesto una foto innovadora en la portada de su álbum. tras la publicación siguieron innumerables entrevistas y artículos, dando lugar a unas cifras de ventas impresionantes para ser una grabación clásica. Estas ventas generaron aún más entrevistas en las que siempre me pregunté, ¿por qué? Bueno, yo sé muy bien que la publicidad que rodea la cubierta aumentó las ventas del álbum en al menos 20.000 copias; una imagen de J.S. Bach habría vendido bastante menos. ¿Y a quiénes se venden? Pues a el espectador medio que nunca había oído hablar de Bach.