De Paganini a Lutoslawski

La actividad compositiva de Niccolò Paganini estuvo siempre al servicio de su actividad concertística. De hecho, sólo sus composiciones le permitían desplegar su impresionante técnica violinística, muy superior a la de cualquier contemporáneo suyo. Sus obras contienen gran cantidad de recursos, tanto de arco (spiccato y ricochet) como de mano izquierda (terceras, octavas, décimas, escalas y arpegios muy rápidos y extensos, pasajes agudísimos, pizzicato de mano izquierda, armónicos artificiales, etc.).

Todos estos recursos y muchos más están concentrados en sus 24 caprichos para violín solo, una colección de estudios imprescindibles para todo violinista que aspire a conseguir una técnica superior. De hecho son de estudio obligado en el conservatorio superior.

El último de estos caprichos, el más largo y espectacular de todos, tiene forma de tema con variaciones. Cada una de las transformaciones del tema, brillante y animado (Quasi presto), es una impresionante exhibición de una o varias de las técnicas violinísticas citadas. En el vídeo siguiente, el que nos las muestra es Alexander Markov.

Son muchos los compositores que han sucumbido a la fascinación de esta obra, utilizando ya sea sólo el tema o todo el capricho para escribir una nueva obra. Un ejemplo del primer caso es la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Sergei Rachmaninoff, que en el vídeo siguiente está interpretada por el pianista Mikhail Pletnev bajo la batuta de Claudio Abbado.

Entre las obras que utilizan todo el capricho, tanto el tema como las variaciones escritas por Paganini, encontramos adaptaciones para un sólo instrumento, por ejemplo el violonchelo o la guitarra, que difieren del original lo necesario para hacerlas ejecutables en el nuevo instrumento. En esos casos, se trata de transcripciones que suelen entusiasmar a los instrumentistas y deslumbrar al público, pero no suelen aportar nada nuevo a nivel más propiamente musical.

Witold LutoslawskiMuy diferente es el caso de la transcripción que hizo para dos pianos Witold Lutoslawski, compositor del que hoy conmemoramos el aniversario de su muerte, ocurrida hace 16 años.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el músico polaco salió adelante tocando a dúo con su alumno Andrzej Panufnik en cafés de Varsovia ofreciendo un repertorio del que sólo se salvó esa obra.

A pesar de que la melodía es reproducida de manera casi literal, en la pieza de Lutoslawski  el capricho de Paganini aparece totalmente renovado, gracias sobre todo a una rica armonía de influencia neoclásica. Los pianistas que la interpretan tan brillantemente en el siguiente vídeo son Enrico Pace e Igor Roma.

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Stéphane Grappelli

Stéphane GrappelliEs probable que Django Reinhardt y Stéphane Grappelli, en los tiempos del Quinteto del Hot Club de Francia, festejaran juntos sus cumpleaños. Al fin al cabo, las fechas de nacimiento de los dos músicos sólo están separadas por tres días, los que faltaban para que el violinista tuviera exactamente dos años más que el guitarrista. Ya se están haciendo complicadas las cuentas, así que os las voy a evitar: hoy celebramos 102 años desde el nacimiento de Grappelli, uno de los más grandes violinistas de jazz de todos los tiempos.

La intensa colaboración musical de estos dos colosos del jazz manouche tuvo un paréntesis durante la Segunda Guerra Mundial, fue cada vez más esporádica tras la finalización del conflicto bélico y terminó debido a la muerte prematura de Django, con sólo 43 años. Por otro lado, felizmente, el violinista tuvo más larga vida: llegó muy cerca de cumplir los 90 años y  se mantuvo musicalmente en activo hasta prácticamente el final: el siguiente vídeo es de un concierto que ofreció en Polonia a la edad de 88 años, en trío con Marc Fosset y Jean Philippe Viret.

Por su grandísima sensibilidad y virtuosismo, Grappelli gozó de gran estima y admiración en todo el mundo musical y colaboró no sólo con los más importantes jazzistas, sino también con grandes músicos ajenos al mundo del jazz,  formando una lista demasiado larga para resumirla aquí, de la que cabe destacar Yehudi Menuhin.

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Centenario de Django

DjangoHoy celebramos el centenario del nacimiento de Jean Baptiste Reinhardt, más conocido como Django, guitarrista extraordinario y personaje realmente impresionante. Sus cualidades musicales saltan al oído y se pueden comprobar y disfrutar gracias a su extensa discografía, de la que tenemos una muestra en el reproductor de la columna de la derecha a partir de hoy y durante los próximos días.

Su música, paradigma del jazz manouche, desborda virtuosismo y creatividad, demostrando el grandísimo nivel de Django tanto en la ejecución como en la composición e improvisación musicales. Hasta aquí nos encontramos delante de un músico de altísimo nivel, lo cual es indudablemente fascinante. Pero lo que es realmente sorprendente, hasta rozar lo increíble, es que tocaba sus deliciosas melodías, hasta en los pasajes más endiabladamente rápidos, con sólo dos dedos de su mano izquierda.

En efecto, cuando sólo tenía 18 años salvó  su vida de un incendio del que salió con la mitad de su mano izquierda gravemente quemada. Los médicos eran partidarios de su amputación, así como de la de una de sus piernas, también seriamente afectada. Sin embargo, a pesar del alto riesgo de gangrena y del consiguiente peligro por su vida, Django se negó rotundamente.

Felizmente su organismo pudo recuperarse, eso sí, tras una larga convalecencia durante la cual estuvo buscando sin cesar la manera de seguir tocando. Así desarrolló una técnica prodigiosa en la que usaba índice y medio para los solos dejando anular y meñique, cicatrizados juntos, para los acordes rítmicos, como podemos ver en algunos fragmentos del siguiente vídeo.

La más interesante unión artística de Django fue con el violinista Stéphane Grappelli, que también aparece en el vídeo y del que hablaremos un poco más dentro de unos días. Junto con Grappelli, en 1934 Django fundó el Quinteto del Hot Club de Francia, el primer grupo de jazz no americano de importancia mundial.

Hablando de Django Reinhardt no puedo evitar recordar y aconsejar una película de Woody Allen, Acordes y desacuerdos (Sweet and Lowdown),  con la que el director estadounidense homenajea al guitarrista de una manera muy curiosa. El largometraje es una comedia con forma de falso documental sobre un personaje ficticio, el guitarrista Emmet Ray (Sean Penn), excelente músico y desastrosa persona, quien se autodefine como el segundo mejor guitarrista del mundo, claro está, después de Django. La banda sonora recrea las sonoridades propias del jazz gitano de Reinhardt y de su quinteto.

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Al toque: Sabicas

Como todos los años, cuando falta poco más de un mes para el Día de Andalucía, en clase empezamos a hablar de flamenco. Así que en las próximas semanas veremos, escucharemos y escribiremos sobre cante, baile y toque. Empecemos con el último de estos tres aspectos del flamenco.

El tocaor -así se le llama al guitarrista flamenco, de manera similar a como se llama a los otros protagonistas del tablao, el cantaor y el bailaor- ha sido una figura de segundo plano, un mero acompañante del cantaor. Sin embargo, la internacionalización del flamenco empezó justamente de la mano (o mejor sería decir de los dedos) de un guitarrista que además tiene el mérito de la emancipación de su instrumento: hablo de Sabicas.

Agustín Castellón Campos, ese era su verdadero nombre, aprendió a tocar así gracias a su predisposición y su esfuerzo autodidacta, que empezó cuando tenía sólo 4 años. El gran virtuosismo que supo desarrollar, sumado a su creatividad en la composición, le permitió llegar a actuar como solista en algunos de los más importantes teatros mundiales. Desde el exilio al que le empujaron la guerra civil y la posterior dictadura, Sabicas dio a conocer la música flamenca en el continente americano, empezando por el sur para luego trasladarse al norte, estableciéndose en Nueva York, donde vivió hasta su muerte, que ocurrió en 1990.

Sabicas fue el primero en grabar un disco con una guitarra flamenca actuando en solitario: fue Flamenco puro, publicado en 1961. Una pequeña muestra podemos escucharla durante los próximos días en el widget de la columna de la derecha: la primera de las obras en la lista, cuyo título es Guadalquivir, pertenece a ese disco.

La influencia de Sabicas, junto con la de otros dos grandes tocaores, Ramón Montoya y Niño Ricardo, fue fundamental para la aparición de una nueva generación de guitarristas flamencos. Entre éstos destacan Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar, dos músicos extraordinarios que merecen ser tratados en un post aparte. El director de cine Carlos Saura los reunió en su película Sevillanas dejándonos estas espectaculares sevillanas a dos guitarras.

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Recordando a Jimi Hendrix

Jimi HendrixHace 39 años fallecía Jimi Hendrix, uno de los más grandes guitarristas de la historia de la música, cuando todavía no había cumplido los 28 años.

Su fama, una auténtica leyenda, sólo en mínima parte se debe a su prematura desaparición. En efecto, su tan breve como intensa aparición en la escena musical marcó el comienzo de una nueva manera de tratar la guitarra eléctrica, de la que supo sacar sonoridades totalmente nuevas: la distorsión llevada al extremo y su combinación con el acople y el wah-wah son sólo los aspectos más evidentes de su incesante investigación tímbrica.

Siendo zurdo, montaba las cuerdas de su Fender Stratocaster al revés de como estaba previsto por sus constructores. Así, las pastillas proporcionaban un timbre más claro a las cuerdas graves y con más cuerpo a las cuerdas agudas. Muy probablemente ésto no haya sido premeditado al comienzo por Jimi Hendrix, quien posiblemente sólo buscaba mayor comodidad al tocar; sin embargo, cuando ya hubiera podido “corregir” este problema y encargar una guitarra construida expresamente para tocarse del revés, siguió utilizando las estándard con las cuerdas invertidas, manteniendo así su personalísimo timbre.

Otro “truco” de Hendrix era la afinación baja, medio o hasta un tono más grave de lo normal. Éste era otro elemento que influía en el timbre, haciéndolo globalmente más cálido, más de blues, y además le permitía un bend más amplio, debido a la menor tensión de las cuerdas.

Una de las actuaciones inolvidables de Hendrix fue su participación en el Festival de Woodstock, en 1969, que cerró tocando 18 canciones, entre las cuales la que tal vez sea la pieza más famosa de toda su obra: Purple Haze.

Esta canción, al igual que muchas otras de las que nos ha dejado Jimi Hendrix, ha sido versionada por numerosísimos músicos, entre los cuales un cuarteto de cuerda estadounidense que se dedica sobre todo a la música contemporánea, el Kronos Quartet.

Con cuatro instrumentos acústicos -dos violines, viola y violonchelo- que estamos acostumbrados a escuchar en música clásica o romántica, sin utilizar distorsión ni efectos electrónicos, los componentes del cuarteto Kronos consiguen recrear una atmósfera que sin duda os sorprenderá.

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