Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791): Der Vogelfänger bin ich ja (de La flauta mágica).
Der Vogelfänger bin ich ja (El pajarero soy yo) es la primera de las dos arias de Papageno de La flauta mágica.
En la primera representación de este Singspiel (ópera en alemán con secciones habladas), celebrada en Viena tan sólo dos meses antes de la muerte del compositor, el personaje de Papageno fue interpretado por el mismo libretista, Emanuel Schikaneder.
Transcripción para flauta dulce y piano por Massimo Pennesi. Esta partitura interactiva ha sido publicada originalmente en el post La flauta mágica I, del blog educacionmusical.es.
Ingmar Bergman: La flauta mágica (1979)
Fragmento de la película del gran director de cine sueco en el que Hakan Hagegard canta la primera aria de Papageno.
Emanuel Schikaneder en el rol de Papageno. Portada de la edición original del libreto de La flauta mágica
En los últimos meses de su breve vida, no obstante sus ya precarias condiciones de salud (Antonio Salieri no mató a Mozart, no está de más recordarlo tras dos siglos de leyenda negra), Mozart tuvo una intensa actividad creativa que le llevó a trabajar simultáneamente en tres obras bastante diferentes entre sí, tres obras maestras que destacan por su calidad no sólo dentro de su propio catálogo sino también entre todas las obras de sus respectivos géneros: un concierto solista (el Concierto para clarinete y orquesta), que terminó aunque no pudo asistir a su estreno, una misa de difuntos (el Requiem), que dejó inacabada, y una ópera (La flauta mágica), cuya primera representación tuvo lugar un par de meses antes de su muerte.
En realidad, en sentido estricto Die Zauberflöte (su título original en alemán) no es una ópera, sino un Singspiel, género teatral en el cual se alternan partes habladas con partes cantadas. Las diferencias entre el Singspiel y la ópera de la época no se limitaban al idioma (en alemán en lugar del italiano o el francés) y a la presencia de monólogos o diálogos sin música, sino también a los argumentos: cuando éstos trataban de la mitología o la historia ―que servían habitualmente como fuentes de inspiración de la ópera― era para parodiarlas, aunque más a menudo se alejaban de ellas para describir situaciones fantásticas con frecuentes toques cómicos, lo que ocurre en la obra a la que nos dedicaremos hoy y mañana, con sendas entradas con la que quiero homenajear a Mozart con ocasión del aniversario de su nacimiento, que fue el 27 de enero de 1756.
Otra diferencia muy importante entre la ópera y el Singspiel consistía en el nivel de habilidad requerido a los y las cantantes: generalmente se trataba de actores y actrices con buena voz y una técnica vocal básica, pues la dificultad de las canciones, de ámbito muy limitado y con estructura estrófica, estaba pensada para compañías teatrales secundarias y para un público musicalmente menos exigente. Los dos Singspiele que Mozart compuso durante su corta existencia son excepciones desde este punto de vista: el primero, El rapto del serrallo, estrenado en el Burgtheater de Viena ―dentro del proyecto Nationalsingspiel,amparado por el emperador José II, quien quería crear una tradición operística en lengua alemana―, contaba con la presencia de cantantes profesionales para quienes no era ningún problema ejecutar las que, según cuenta la controvertida anécdota, el mismo emperador calificó como “demasiadas notas“.
En el caso de La flauta mágica, las cosas son un poco diferentes. El encargo en este caso le llegó a Mozart de Emanuel Schikaneder, un amigo suyo que dirigía un teatro situado en la periferia de la capital austríaca, el Theater auf der Wieden, que además se encargó de escribir el libreto. Los miembros de la compañía teatral de Schikaneder eran buenos actores y discretos cantantes. A ellos Mozart sumó algunos excelentes profesionales, entre los cuales estaba su propia cuñada Josepha Weber, la mayor de las tres hermanas de Constanze, quien fue la primera en interpretar el personaje de la Reina de la Noche, estrenando la agudísima aria Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen (la venganza del infierno hierve en mi corazón). Otro intérprete de lujo era Franz Xaver Gerl, un poderoso bajo profundo ideal para arias como O Iris und Osiris o In diesen heilg’en Hallen, que probablemente tenía en común con Mozart una educación musical temprana a cargo del padre del compositor, pues siendo niño fue cantor en Salzburgo, donde Leopold Mozart trabajaba al servicio del arzobispo en calidad de vicemaestro de capilla. Forzando los extremos del ámbito natural de la voz, Mozart pretende y consigue deshumanizar a los personajes de la Reina de la Noche y de Sarastro, acentuando su crueldad (real o aparente) y sus dotes mágicas.
Por el contrario, otros personajes de esta misma obra tienen encomendadas melodías mucho más sencillas desde el punto de vista técnico, en consonancia con la simpleza de su carácter: Papageno, el pajarero interpretado en ese estreno por el mismo libretista, y su media naranja Papagena, a la que ese mismo día daba vida Barbara Reisinger, mujer de Gerl, cantan canciones en un estilo más habitual en un Singspiel, como por ejemplo Der Vogelfänger bin ich ja (El pajarero soy yo), la primera aria de Papageno, que podemos oír en el vídeo a continuación, sacado de la maravillosa película que Ingmar Bergman dirigió en 1979 (la versión completa, con subtítulos en español, está disponible en este enlace):
De esta aria, y de otra más de la que hablaremos mañana, he preparado un arreglo para flauta dulce y piano, que también publico en el sitio web en el que he recogido todas las partituras para este instrumento que he ido realizando a lo largo de estos años, La flauta dulce, así como en sus sitios web hermanos en italiano, inglés, francés y alemán.
Mozart escribe el Andante para flauta y orquesta K.315 en 1778. Aunque se interpreta como pieza independiente en un sólo movimiento se cree que se compuso al estilo de un Segundo movimiento de concierto como alternativa al segundo movimiento original del Concierto nº 1 para flauta y orquesta en Sol mayor, también de 1778.
La orquesta tiene las características típicas de las primeras sinfonías de Haydn y Mozart: cuerda con dos oboes y dos trompas.
La estructura del Andante sigue el esquema típico de la forma ritornello-sonata. Este modelo, típico del primer y tercer movimiento de un concierto clásico, suele aparecer, en menor escala, en los segundos movimientos sin renunciar a su carácter más sosegado ni al dominio de la textura de melodía acompañada.
La forma ritornello-sonata tiene sus orígenes en uno de los tipos formales típicos de Vivaldi, basado en 7 secciones: tres Solos (S) enmarcados por cuatro Ritornellos (R) cuya alternancia forma la estructura R1 S1 R2 S2 R3 S3 R4.
Los compositores clásicos transformaron la estructura barroca añadiendo características de la forma sonata de tal modo que cada solo tiene la misma función que una sección de la forma sonata: el primer solo (S1) coincide con la exposición, con dos temas contrastantes separados por una transición modulante. El segundo solo (S2) es el desarrollo y el tercero (S3) la recapitulación.
En el siguiente video se puede escuchar el Andante con indicaciones sobre su estructura, tonalidades, cadencias, motivos más importantes, etc.
En el Andante de Mozart los ritornellos R1 y R3 destacan por su brevedad (dos compases) y su material temático contrasta con los temas que expone la flauta. R2 separa a S1 de S2 y representa una repetición en forte de la segunda frase del tema B (CONSECUENTE). El último ritornello retoma los materiales de los 3 ritornellos e incluye la cadenza de concierto que en esta época se improvisaba completamente.
El plan tonal de la pieza sigue la tradición barroca, con una modulación al tono de la dominante (Sol M) en la exposición, modulación pasajera al tono relativo (La menor) al final del desarrollo y retorno al tono principal en la recapitulación. Mozart incorpora innovaciones más típicas de su época como el cambio de modo al inicio del desarrollo junto con un intenso cromatismo, modulación constante y transformación motívico-temática que marca la diferencia con la exposición y la recapitulación.
Al igual que muchos de sus contemporáneos, Mozart también sucumbió a la exuberancia y la vitalidad de las bandas militares turcas, sobre todo las de Jenízaros, la guardia personal del sultán otomano. La riqueza tímbrica proporcionada por la gran variedad de instrumentos de viento metal y de percusión, todavía poco empleados en las orquestas occidentales, junto con algunas características rítmicas y melódicas, como la reiteración de pasajes rápidos y muy ornamentados, fueron algunos de los elementos musicales en los que se inspiró Mozart para su primera ópera en alemán, El rapto del serrallo (Die Entführung aus dem Serail).
Mozart compuso más obras influenciadas por la música turca, por ejemplo el Concierto nº 5 para violín, cuyo tercer movimiento tiene una extensa parte central rica en elementos musicales como los citados arriba e incluso llega a tener algunos efectos especiales, como un Col legno (con la madera [del arco]) de violonchelos y contrabajos imitando las percusiones otomanas.
Hay otra obra turca del compositor salisburgués que es todavía más conocida: el rondó de la Sonata nº 11 para piano, también conocido como Alla turca o también Marcha turca. Para que mis alumnos y alumnas puedan apreciar mejor su forma distinguiendo las diferentes frases, les he preparado un vídeo con un musicograma que comparto aquí hoy, en el día del 222º aniversario de la muerte de Mozart.
Por una de esas coincidencias de las que está lleno el mundo, existe otro rondó alla turca de otro músico que también falleció un 5 de diciembre, hace tan sólo un año: Dave Brubeck.
Al igual que en Take five!, la obra que comentábamos aquí en el día de su muerte, el ritmo principal de su Blue Rondo à la turk ―que envuelve una sección central en 4/4― está basado en un compás de amalgama: se trata de un aparentemente sencillo 9/8, cuyos acentos sin embargo se desplazan de su posición normal formando una secuencia de 2 + 2 + 2 + 3 en los primeros tres de cada cuatro compases.
El título de esta pieza de 1959 no quiso ser un guiño a Mozart y la similitud fue sólo otra coincidencia, algo que parece que el mismo Brubeck lamentó muchos años después por la confusión que puede crear, llegando a decir que quizás hubiera sido mejor llamarlo simplemente Blue Rondo. Hubiera sido una pena pues la esencia de esta fascinante pieza está en Turquía, justamente por esa estructura rítmica que Brubeck escuchó a un musico callejero turco.
El Minueto es una danza antigua de carácter noble, ritmo ternario (3/4 y a veces 3/8) y tempo moderado. Surge a mediados del Siglo XVII en la región francesa de Poitou y adquirió destacada importancia en la corte de Luis XIV.
En sus inicios adopta la estructura binaria típica de las danzas fijas de la Suite barroca (Allemanda, Corranda, Zarabanda y Giga).
Se trata de una estructura tonal abierta: la primera sección modula o reposa en otro grado de la escala y en la segunda se invierte el sentido regresando a la tónica.
En el Minueto, a veces, la primera sección se cierra con una cadencia en la tonalidad principal.
En la Suite Barroca
Hacia 1700 el Minueto se incorpora a la Suite barroca (entre la Zarabanda y la Giga). Se interpretaba una pareja de minuetos que se alternaban formando una estructura ternaria tipo ABA. La segunda sección, Minueto II, toma, posteriormente, el nombre de trío, y contrastaba en tonalidad y textura (“trío”, en el barroco francés de J.B. Lully, indicaba un intermedio a tres voces solistas, normalmente dos oboes y un fagot).
La tercera sección A es una repetición de la primera, se indica con la palabra Da capo al final del trío y se interpreta ignorando las barras de repetición.
Clasicismo
El minueto con trío fue la única danza barroca que sobrevive en el Clasicismo. En la Obertura de una ópera el minueto solía interpretarse al final, la Escuela de Mannheim lo establece, posteriormente, como tercer movimiento de una sinfonía, tradición que siguen posteriormente los compositores de la Escuela de Viena (Mozart, Haydn y Beethoven).
Haydn, a largo de toda su producción, experimentó con su estructura incorporando todo tipo de artificios contrapuntísticos como cánones o movimientos retrógrados:
El minueto adquiere en el clasicismo elementos de la forma sonata: la estructura binaria del minueto y el trío se prolonga evolucionando hacia una estructura binaria recapitulada. Su estructura de tres frases o períodos (a b a’ en Minueto y c d c’ en trío) se enmarca dentro de dos partes que se repiten de tal modo que la segunda y tercera frase se sitúan en la segunda parte.
El inicio de la segunda sección toma carácter de episodio con función de desarrollo, transición o retransición que precede a la recapitulación.
Hacia 1800, con Beethoven, el minueto se sustituye por el Scherzo adoptando la misma estructura y tempo más vivo.
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