Técnicas para memorizar una partitura

Para algunos músicos, estudiar y tocar de memoria forma parte de su técnica. Para otros, es todo un desafío, casi siempre debido a la falta de costumbre. Como todo, si quieres aprender, tienes que probar y fallar hasta que sea para ti algo tan sencillo como respirar.

Existe muchos métodos para memorizar una partitura, se podría decir que casi tantos como músicos hay. Vamos a darte algunas guías y consejos:

  • Lee la partitura con detenimiento: Lo primero que debemos hacer, si se trata de una partitura nueva para nosotros, es leerla con los ojos, sin tocar. Intentamos imaginar la música en nuestra cabeza, reconocemos el tipo de pieza que es, autor, tonalidad, compás… etc.
  • Analiza la partitura: A la hora de memorizar, las estructuras son muy importantes. Incluso a los grandes solistas les ha pasado alguna vez: saltarse el desarrollo, tocar la exposición en la reexposición… Debemos tener muy claro desde el principio las partes que forman la pieza que vamos a tocar y el orden que siguen. Podemos ayudarnos con lápices de colores. Para memorizar, todos los sentidos cuentan, y cuantos más sentidos entren en juego, más fácilmente recordaremos la música. Es por eso que la vista puede ayudarnos tanto como el oído.
  • Fragmenta cada parte de la pieza: Una vez analizada, podemos dividir cada parte en frases. Cantar puede ayudarnos a reconocerlas.
  • Apártate del atril desde el principio: Si conoces la pieza que quieres memorizar, deja la partitura a un lado y toca sin ella. Comprobarás que no tienes tan mala memoria como parece. Los límites están en tu cabeza. Quizás te falte una estructura que recordar, o reforzar algunos puntos que no has memorizado con la práctica, pero te llevará menos tiempo del que piensas. Si no has tocado nunca la pieza, también es importante que desde el principio tomes la iniciativa de despegarte del atril. Lee una frase y trabájala sin partitura. Intenta ligarla con la siguiente y así.
  • Fíjate en lo que sientes: Como ya hemos dicho, a la hora de memorizar, cuanto más sentidos entren en juego mejor. A muchos músicos les cuesta memorizar porque no están pendientes de sentir el contacto de sus dedos con el instrumento, los labios con la boquilla, la manera en que los músculos se mueven para realizar cada movimiento, las respiraciones… Si piensas en todo ello, el sentido del tacto se sumará al oído y la vista a la hora de memorizar la pieza, y te hará el trabajo más fácil.
  • Imagina una historia ligada a la música que tocas: Formar una historia con principio nudo y desenlace te hará memorizar mejor la música. Es una técnica también para relajarte mientras tocas, para hacer que tu mente trabaje de manera diferente y cree nuevas conexiones ligadas a la pieza que tocas.
  • Utiliza palabras: Esta técnica es muy curiosa, sin embargo, no pocos la utilizan. Se trata de poner letra a la música. Te sorprenderá lo eficaz que esto puede ser.
  • Transcribe la partitura: Un buen método para memorizarla, aunque quizás aburrido o costoso, es transcribir toda la partitura a mano en un pentagrama.
  • Si te quedas en blanco: Es muy posible que te haya ocurrido esto en público, o que temas que te ocurra. Lo primero que debes saber es que es normal, y que le puede pasar a cualquiera. Para prevenir esto, puedes hacer un repaso mental de la partitura antes de entrar al escenario. También es muy importante que trabajes la concentración, que puede ser la causa de que te quedes en blanco. Una vez te ha pasado, debes intentar seguir sin miedo y sin desconcentrarte. Intenta cantar internamente la parte que crees que sigue o engánchate con cualquier otro fragmento que tengas claro. Para eso, previamente debes señalarte en la partitura momentos clave o puntos en los que sepas que, si la memoria te falla, sabrás engancharte fácilmente.
  • Utiliza el estudio mental, échale un ojo a este post.

Ventajas de tocar de memoria

  • Puedes centrarte mejor en la interpretación.
  • Tocas de manera más libre una vez que dominas la partitura.
  • Das una impresión de mayor compromiso al público o tribunal.
  • Obligas a tu mente a estar más despierta mientras estudias, lo cual hace que trabajes la concentración y el hace que el tiempo de estudio sea más efectivo.

¡Anímate a probar y ya no podrás estudiar de otra manera! Por último, te dejamos un enlace a un estudio sobre memorización en músicos que puede serte útil.

Libro recomendado, disponible para Kindle
y en papel: Técnicas de memorización (Tecnicas y habilidades)

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Brain Training para músicos

Publicación: Strings
http://www.allthingsstrings.com/Article-Index/Department/Practical-Musician/Brain-Circuit-Training-for-Musicians
Autor: Patrick Sullivan
Fecha: Julio de 2015
Título original: Brain Circuit Training for Musicians

 

Un cerebro aburrido aprende poco. Ese principio siempre ha tenido sentido para el contrabajista Paul Robinson-y ha impregnado su enseñanza durante décadas. En un campo que ha llevado tradicionalmente a los estudiantes a tocar un pasaje una y otra vez hasta que esté perfecto, Robinson ha adoptado un enfoque distinto. Sus estudiantes cambian de tarea a menudo, pasando de un ejercicio a otro.

“Cuando cambiamos continuamente las tareas que tenemos delante, es como empezar de nuevo cada cinco o diez minutos”, dice Robinson. “Y cuando el cerebro tiene un nuevo comienzo, está más centrado y en sintonía con lo que quiere lograr.” Robinson, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, está emocionado de ver un creciente cuerpo de investigación que apoya su tan celebrada opinión de que la repetición continua no es la mejor manera de aprender música (o cualquier otra cosa). “De hecho, tenemos evidencias científicas”, dice. “No es sólo intuición.”

Robinson se ha inspirado en la obra de Christine Carter, músico y psicóloga, que se ha asociado con la neurocientífica cognitiva Jessica Grahn para estudiar estrategias eficaces de práctica musical en el Western University’s Brain and Mind Institute de Londres, Ontario. Carter está investigando técnicas prácticas provenientes de la psicología cognitiva y del deporte para extraer principios y técnicas que puedan ayudar a los músicos. Algunas de ellas son las técnicas que Robinson ha utilizado con sus propios estudiantes.

Aleatoriedad

Sus ejercicios, que él llama “de la chistera”, son exactamente tal y como suenan: Sus estudiantes escogen al azar entre varias tarjetas con distintas habilidades que requieren entre 3 y 5 minutos de concentración, desde estudios hasta tocar pizzicato en la oscuridad.

“Cada tarjeta es un nuevo reto”, explica. “Es al azar, es interesante, y los mantiene enfocados”.

Para los estudiantes más jóvenes de Robinson, cambiar de tarea es especialmente positivo. “Si le digo a un niño de nueve años que toque escalas menores durante media hora, no creo que consiga gran cosa”, dice. “Pero si le pido que practique escalas menores, luego arpegios y luego golpes de arco… se mantendrá más concentrado”.

Los estudiantes mayores, por supuesto, tienen más paciencia. Pero ellos también se benefician de los cambios en el ritmo de trabajo y la división del tiempo de práctica en múltiples sesiones de tres bloques más cortos de 40 minutos, en lugar de un maratón de dos horas.

Adoptar un estado de mente atlético

Tanto Robinson como Carter dicen que las estrategias de práctica basadas en el cerebro aún no se han extendido de manera considerable en la práctica de la música y la educación, algo que contrasta fuertemente con el mundo del atletismo, donde aplicar la psicología del deporte es elemental.  “Los músicos llevan el peso de la tradición sobre sus espaldas, que es obviamente una fuente esencial de información para nuestra práctica y rendimiento”, explica Carter en un correo electrónico. “Sin embargo, ha llegado el momento de observar a nuestros colegas atletas para incorporar los avances más recientes en la investigación del aprendizaje.” Uno de los conceptos más interesantes, dice, es la idea de “dificultades deseables” -término acuñado por Robert Bjork, investigador de psicología de la Universidad de California-Los Ángeles. La idea es que hacer la práctica más difícil en realidad puede aumentar la retención a largo plazo.

Cuando era una joven clarinetista, Carter utilizaba la típica estrategia de repetición para aprender. Repetía un pasaje difícil una y otra vez, aumentando gradualmente el tempo, buscando la perfección. El fracaso se reducía al mínimo. “Conectaba con mi perfeccionista interior y me sentía cómoda”, dice ella.

Pero no es una forma eficiente de aprender. La forma de practicar de Carter es completamente diferente hoy. Ahora se basa en el tipo de “entrenamiento de circuito” que Robinson enseña. “Práctica intercalada” es el término que se aplica a este enfoque. “En lugar de repetir un pasaje antes de pasar al siguiente, el trabajo en un pasaje se puede alternar con el trabajo sobre otro o más pasajes”, explica Carter.

“Alternar de una pieza a otra es más difícil que la repetición constante, debido a que el cerebro tiene que recrear continuamente la secuencia de comandos de acción para lo que vas a hacer”, dice Carter. “El intercalado requiere un mayor esfuerzo, y este aumento de la actividad mental conduce a una mayor retención, la verdadera meta de la práctica.” Un ejemplo que Carter cita es la manera en que los jugadores de béisbol practican para golpear la bola de distintas formas. Los investigadores demostraron que un horario de práctica aleatoria mezclado con diferentes formas de golpear la pelota era el doble de eficaz que las típicas sesiones en las que los jugadores realizan el mismo golpe en el mismo terreno de juego una y otra vez.

Entrenar el cerebro

Uno de los obstáculos más grandes al que los músicos se enfrentan en la adopción de nuevas técnicas de práctica es en realidad la propia mente humana, que parece jugárnosla para mantenernos trabajando con patrones cómodos de repetición. Cambiar las cosas a menudo no parece más eficaz. En muchos estudios que comparan la práctica repetitiva tradicional con la práctica intercalada, los participantes salieron con la sensación de que habían aprendido más con la práctica tradicional. A pesar de que los estudios demostraron que la práctica intercalada en realidad les condujo a un aprendizaje mucho mayor.

El mejor antídoto para que el auto-engaño es ver los progresos que se hacen por salir fuera de su zona de confort. Carter señala a una de sus alumnas de este año, que mejoró de manera sorprendente. La joven entró en la clase de la clarinetista con baja confianza y un enfoque de toca-y-repite.

“Una vez que se enteró de que hay muchas técnicas posibles para estudiar y de cómo usarlas, se liberó”, dice Carter.

La estudiante empezó a tener experiencias positivas en el escenario por primera vez en su vida. “Ella y todos mis alumnos, lo cual es muy emocionante para mí, viéndoles tomar el control de su aprendizaje”, dice Carter. “Una vez que entienden lo que conduce a la retención a largo plazo, se atreven a aventurarse fuera de la zona de confort, encontrando continuamente nuevas maneras de desafiarse a sí mismos. Al final, esto les da seguridad cuando importa, en el escenario”.

Cómo lograr el éxito en nuestros objetivos

En el camino al éxito profesional, muchos músicos abandonan por las trabas que se les van presentando. El miedo al fracaso, el paso del tiempo sin lograr los objetivos, la dureza y la exigencia de la carrera y la falta de motivación son algunas de las razones.

Libros recomendados:

El nivel de exigencia

Para poder librarnos del miedo o la desmotivación, debemos tener en cuenta dos cosas:

  • Fijarnos unos objetivos plausibles
  • Aceptar que podemos cometer fallos

Como ya comentaba en este otro post sobre motivación, es muy importante que el objetivo que nos marcamos sea realizable. ¿Cómo podemos saber que no nos estamos exigiendo demasiado? Cualquier objetivo que te marques tienes que poder empezar a cumplirlo desde ya. Los objetivos demasiado lejanos en el tiempo o inalcanzables a nivel técnico o académico no nos ayudarán. La falta de perseverancia o de ilusión por lo que se hace a menudo viene como consecuencia de la falta de objetivos por los que trabajar: son demasiado altos, poco concretos, o son objetivos poco atrevidos.

Es importante saber medir la dificultad de la meta que nos marcamos. Si subestimas la complejidad del camino que has elegido puedes llevarte un buen chasco: pensabas que iba a ser más fácil y te has caído con todo el equipo.

Por otro lado, debemos tener la capacidad de perdonarnos los fallos y entender que siempre van a estar ahí, puesto que no somos perfectos. Esto no quiere decir que tengamos que ser permisivos con nosotros mismos y dejarnos caer en el “todo vale” o la mediocridad. Hay que tener exigencia y ganas de superación, pero machacarse por los fallos cometidos no nos llevará por el camino correcto.

De la misma manera debemos actuar con nuestros alumnos si somos profesores. Para alguien que está aprendiendo, la motivación viene de la superación. Y uno se supera si va alcanzando objetivos cada vez más difíciles, con esfuerzo pero sin frustración. Para nuestros alumnos, será sin duda mucho más interesante trabajar obras con una dificultad técnica que vaya en aumento. Por otro lado, si tocan estudios o ejercicios técnicos, lo harán con mucha más motivación sabiendo para qué los hacen y cuál es el objetivo de los mismos.

La perseverancia

Cuando uno tiene un objetivo claro y sabe con detalle el camino que quiere andar, la perseverancia vendrá de la mano. Si estás convencido de que quieres lograr algo concreto, casi al punto de la obsesión, no habrá nada que no seas capaz de hacer, ningún esfuerzo que te suponga demasiado para conseguirlo.

Pocos pueden lograr este estado de perseverancia y a menudo se quedan en el camino. Muchas veces, hay variables externas que nos torpedean nuestros objetivos. Como, por ejemplo, la situación actual de falta de puestos de trabajo en el mundo cultural, que puede mermar mucho la voluntad del músico más decidido. A pesar de todas las circunstancias ajenas a nosotros debemos mantenernos firmes en nuestros objetivos y seguir perseverando y luchando.

En la perseverancia, son clave:

  • La ambición
  • La ilusión

Para no cesar en nuestros objetivos es importante tener ambición real por ellos, apostar con todo lo que tenemos y dejarnos de medias tintas. El que no arriesga no gana, y para lograr lo que ambicionamos debemos arriesgar y volcar todo el corazón.

Mantener la ilusión por lo que queremos es igual de importante. Tenemos que visualizarnos consiguiendo nuestros objetivos con todos los honores. Imaginar aquello que queremos lograr y lo bien que nos sentará conseguirlo nos ayudará mucho más que visualizar nuestro objetivo como algo lejano y difícil de alcanzar, aunque lo sea. Recuerda: el esfuerzo ilusionado conduce a la excelencia.

El camino no será recto, tendrá muchas y muchas curvas, pero debemos continuar esforzándonos siempre, porque después de una de esas curvas, podremos ver el final. Si trabajas, lo lograrás.

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Método de Orloff-Tschekorsky para el estudio mental

La historia

A finales de los años 80, la pianista y profesora de piano Tatjana Orloff-Tschekorsky buscaba la forma de solucionar un grave problema entre sus alumnos: se atascaban con ciertas obras al tocar. En su búsqueda, se fijó en una técnica que se usaba desde hacía tiempo en el deporte: la ejercitación mental (conoce más sobre ello en este post)

En 1988 se puso a trabajar en conjunto con la Escuela Superior de Deportes de Colonia para conseguir aplicar este método al estudio del piano. Después de investigar varios meses sobre el asunto y adaptar el método se decidió a probarlo con cinco alumnos en un curso pionero. Los resultados en todos los participantes fueron de mejoría asombrosa, no sólo en el aspecto que principalmente preocupaba a la profesora (tocar con fluidez), sino en la rapidez en el aprendizaje y la seguridad al tocar. Tras probar el método con otros instrumentistas, fundó en 1992 el Instituto para la Ejercitación Mental.

El método

Este método es válido para cualquier instrumentista o cantante, aunque en principio fue ideado para los pianistas. Para llevarlo a cabo, hay que seguir tres fases:

Relajación:

Antes de imaginar el movimiento o de empezar a tocar, es necesario encontrarse en un estado de total relajación. Para ello, es necesario conocer y practicar alguna técnica de relajación. En este blog puedes encontrar varias.

Representación:

Una vez relajados es cuando debemos empezar a representar el sonido y los movimientos que lo provocan, siguiendo la partitura o de memoria con los ojos cerrados.

Para poder llevar a cabo la representación de forma correcta es necesario conocer los movimientos necesarios de antemano. Es recomendable dividir la obra en fragmentos.

Se debe imaginar en el tempo que nos permita visualizar y sentir todo con relativa claridad. Ya sea un pasaje difícil técnicamente o una obra con un tempo final muy rápido, debemos representarlo muy lentamente. Se debe usar metrónomo y aumentar el tempo con precaución.

Para facilitar la representación de sonido y movimiento, sobre todo si no estamos familiarizados con estas técnicas, debemos imaginar los movimientos de una mano y de otra, la respiración, el fraseo, todo por separado.

No debemos imaginar faltas ni dejar pasar tramos del pasaje que no podamos imaginar con precisión. Para representar todos los movimientos correctamente debemos estar muy relajados. Como máximo, se puede realizar este tipo de práctica durante 45 minutos sin descanso.

Ejecución:

Después de trabajar mentalmente, tocamos o cantamos el tramo que hemos trabajado al tempo que lo hemos imaginado.

Las fases se repiten aumentando el tempo hasta conseguir el tempo necesario.

Ventajas

  • Puede sustituir el estudio físico.
  • Reduce el tiempo necesario para preparar una obra.
  • Reduce tensiones al tocar.
  • Aprendizaje más rápido.
  • Eliminación de fallos.

Un ejemplo

Chopin, estudio op.10 nº12, compases del 1 al 9.

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Digita y toca los compases elegidos. Divídelo en fragmentos para trabajar. Cierra los ojos y sitúate en un estado de relajación. Comienza con el primer fragmento e imagina los movimientos que realiza la mano izquierda (muñeca, hombro, dedos…) de manera lenta y fluida. Ten muy en cuenta representar mentalmente las notas de manera regular. Nota cómo llegas al fondo de la tecla. Después de imaginarlo, tócalo al mismo tempo. Si no te sale después de dos intentos es que el tempo elegido era rápido o el fragmento demasiado largo. Relájate de nuevo y vuelve a repetir el proceso en un tempo más rápido. Continúa con el resto de fragmentos de la misma forma.

Cuando lleves dos días trabajando la mano izquierda, comienza con la derecha. Aquí entrará en juego la percepción de acordes y la polifonía. Imagina las posiciones de cada acorde con exactitud, imagina también los saltos de uno a otro, la posición del brazo y cómo se mueve.

Una vez domines ambas manos, comienza a juntarlas en tu mente. De nuevo te verás obligado a bajar el tempo. Añade la representación del sonido que quieres conseguir.

Este método y mucho más sobre el tema de la ejercitación mental puedes encontrarlo en el libro Ejercitacion mental para musicos

¿Qué músico eres?

Qué manía tenemos los músicos con buscar la aprobación de los demás… De los colegas, del público, de los profesores… Siempre a la espera de un veredicto para formarnos nuestra propia opinión sobre nuestra valía. Siempre somos o blanco o negro, o buen o mal músico.

Un día puedes subirte al escenario y hacer el mayor desastre de tu vida, llevarte las peores críticas y los aplausos menos entusiastas. Otro día puedes recibir la felicitación de un colega por tu buen hacer en el concierto de ese fin de semana. Hace unos años un profesor te dijo que no valías para esto. Hace unos meses, otro profesor te dijo que llegarías muy lejos. Fuiste a una audición y quedaste en última posición. Fuiste a un concurso y lo ganaste. En una orquesta fuiste el principal de tu sección. En otra orquesta fuiste el último… ¿Qué músico eres? ¿El que triunfó, el que se llevó todos los aplausos? ¿El que tembló frente al tribunal, el que falló? ¿El que pasó desapercibido, el que acaparó todo el interés?

No eres ninguno de ellos, y eres todos ellos. Porque tu carrera la construyes cada día, en tu casa practicando, en clase aprendiendo, en tu trabajo, cuando haces las cosas bien y cuando las haces mal, cuando tienes un buen o un mal día.

Un día das un concierto y varias personas opinan al respecto. Uno piensa que eres presuntuoso. Otro que demasiado tímido. Otro dice que no interpretaste. Otro piensa que desafinaste. Alguien se fue cautivado por tu música. Otro estuvo bostezando. A otro se le erizaron los pelos. ¿Qué músico eres? ¿El que entusiasmó? ¿El que aburrió? ¿El que no gustó?

Ninguno y todos a la vez. Porque una interpretación se puede ver desde muchas perspectivas, pero la más importante es la tuya, que debe contener críticas y elogios por igual.

Nunca te dejes llevar por las situaciones buenas o malas que se te presenten ni por las opiniones que otros tengan de tu música. Las cosas no son blancas o negras, hay muchos tonos de gris.