Obra que recoge la experiencia del manager musical, promotor y productor de conciertos, Vicente Mañó de la pluma de Javier Bori, autor, compositor, letrista y adaptador. Cuenta con el prólogo de Miguel Ríos, que comienza con un párrafo muy poético sobre el poder "mágico de la música" para lanzar un dardo certero en la diana: es el músico a la vez el eslabón más débil y el miembro imprescindible, el sine que non.
En este libro se tratan aspectos que todo artista que desee realizar una carrera en el mundo de la industria musical debe conocer. La palabra "negocio", viene, literalmente de la "neg(ación) del ocio", del "no ocio", así que lo primero que hay que aprender es la constancia, la perseverancia, pero tener una guía como esta allana un poco el camino.
El universo entorno a la comercialización de la música se ha transformado radicalmente en los últimos años y para sobrevivir a los cambios es necesario mostrar una actitud abierta, adaptativa y buscar de qué manera beneficia al artista vincularse con los diferentes agentes de la industria musical. Aquí aprenderás a distinguir las diferentes figuras, tipos de contratos, manera de generar ingresos, quién tiene que realizar qué función y cómo, es decir, si tienes un manager, este debe trabajar de manera que tú puedas dedicarte exclusivamente a crear y a actuar.
Es importante valorar el
know how y trayectoria de los autores de
Así funciona el negocio de la músicapuesto que en ningún conservatorio o escuela de música ha habido una asignatura que se dedique a tratar de manera específica los contenidos desarrollados en esta publicación, que abarca un análisis pormenorizado, desde la óptica de una persona que abarca una visión poliédrica de la industria musical. Así en este volumen explica de manera sencilla a la par que rigurosa: la música como industria, el artista,
las compañías discográficas (con sus A&R, las personas que ayudan a desarrollar el proyecto artístico),
las editoriales, las entidades de gestión, la promoción y la comunicación, el management (los cuasi "alter ego" de los artistas, que sirven de guía), la contratación de conciertos, la trayectoria del artista, los festivales y los conciertos.
Me han parecido muy interesantes sus consejos respecto de hasta qué punto interesa suscribir contratos de edición si no hay un contrato con la discográfica paralela al mismo tiempo. También el hecho de que la distribución digital y física tienen que ir unidas y que el artista, en la medida en que pueda, debería conservar el máximo porcentaje de sus derechos de autor (por ley sólo puede ceder el 50%).
Hace un completo recorrido por los pasos a seguir en el desarrollo de un artista como producto y las maneras para hacerlo llegar al público de una manera global y en el caso de no poder fichado por alguna grande no hay que desdeñar a las pequeñas, como decía mi querida abuela "toda piedra hace pared" y lo importante es "mantenerse en el camino", ofreciendo un resumen estratégico para el lanzamiento de un disco autoeditado en las páginas 148 y 149.
En uno de sus capítulos concede una gran importancia, y además creciente, como tendencia, a los blogs especializados en la difusión de temática musical. En el "maremagnum" de la oferta musical se centran en un nicho con una audiencia fiel y es una manera de llegar al público objetivo de las propuestas musicales.
En definitiva, un libro esencial para entender los entresijos del sector que permitirá al artista vivir de su trabajo de una manera profesional evitando errores "de principiante". ¡El saber no ocupa lugar!
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