Gianni Rodari: el poder de la imaginación

Hace trenta años fallecía Gianni Rodari, una de las figuras más apreciadas por los educadores y educadoras no sólo de Italia, sino de todo el mundo, ya que su obra está traducida a incontables idiomas. También, y sobre todo, es una de las personas más querida por los niños y niñas que han tenido la suerte de aproximarse a su literatura. Cuentos, poemas, retahílas para el disfrute directo de los más pequeños, pero también obras dirigidas a los adultos que se dedican a la educación, en el sentido más amplio y pleno del término, es decir no limitándose a los profesionales de la docencia, sino incluyendo a cualquiera que tenga posibilidad de contribuir a la formación de la infancia, empezando, claro está, por padres y madres.

En esta última categoría de obras destaca la imprescindible Gramática de la Fantasía, que, lejos de enjaular la creatividad y la imaginación dentro de unas reglas rígidas como podría entenderse por el título, ensalza la importancia de fundamentar en aquellas el proceso de aprendizaje, algo que no siempre la escuela consigue.

La labor pedagógica de Rodari anduvo siempre de la mano de un fuerte compromiso social, que, además de manifestarse abiertamente en sus escritos periodísticos y en su activismo político, está muy presente también en su literatura infantil, sobre todo en su vertiente pacifista. Por ejemplo, en la retahíla Dopo la pioggia (Tras la lluvia):

Sarebbe una festa per tutta la terra
fare la pace prima della guerra.

Sería una fiesta en toda la tierra
hacer las paces antes de la guerra.

A algunos de los textos de Rodari les han puesto música Sergio Endrigo y Luis Bacalov. La más famosa de estas canciones es sin duda Ci vuole un fiore (Hace falta una flor), en la que Rodari, con su extrema sutileza, vuelve a tratar el pacifismo.

Le cose di ogni giorno
raccontano segreti
a chi le sa guardare
ed ascoltare.
Las cosas de cada día
cuentan secretos
a quienes saben observarlas
y escucharlas.
Per fare un tavolo ci vuole il legno
per fare il legno ci vuole l’albero
per fare l’albero ci vuole il seme
per fare il seme ci vuole il frutto
per fare il frutto ci vuole un fiore
ci vuole un fiore, ci vuole un fiore,
per fare un tavolo ci vuole un fiore.
Para hacer una mesa hace falta la madera
para hacer la madera hace falta el árbol
para hacer el árbol hace falta la semilla
para hacer la semilla hace falta el fruto
para hacer el fruto hace falta una flor
hace falta una flor, hace falta una flor,
para hacer una mesa hace falta una flor.
Per fare un fiore ci vuole un ramo
per fare il ramo ci vuole l’albero
per fare l’albero ci vuole il bosco
per fare il bosco ci vuole il monte
per fare il monte ci vuol la terra
per far la terra ci vuole un fiore
per fare tutto ci vuole un fiore.
Para hacer una flor hace falta una rama
para hacer la rama hace falta el árbol
para hacer el árbol hace falta el bosque
para hacer el bosque hace falta el monte
para hacer el monte hace falta la tierra
para hacer la tierra hace falta una flor
para hacer todo hace falta una flor.
Per fare un tavolo ci vuole il legno… Para hacer una mesa hace falta la madera…

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Música y poesia: Landini y la primavera

Francesco LandiniHoy es el Día Mundial de la Poesía, celebración que anualmente coincide con el equinoccio de primavera, acontecimiento que este año se ha adelantado unas horas.

La música y la poesía están estrictamente ligadas dentro de la música vocal. A veces los versos sólo son un pretexto para que los cantantes puedan articular los sonidos, otras veces pasa justamente lo contrario y tenemos un poema de gran nivel artístico acompañado por una música sencilla que sólo pretende ser un vehículo para llevar el ritmo de las palabras al oído del oyente.

Afortunadamente no es raro que se unan unos versos y una música de gran valor: en ese caso se alcanza un resultado sublime, lo que ocurre en la siguiente ballata, en la cual Francesco Landini, poeta y máximo compositor del Trecento florentino, recibe la primavera con los siguientes versos (la traducción sólo quiere comunicar el significado del texto y no pretende transmitir su sentido poético):

Ecco la primavera
che ‘l cor fa rallegrare,
temp’e d’annamorare
e star con lieta cera.

No’ veggiam l’aria e ‘l tempo,
che pur chiam’ allegrezza.
In questo vago tempo,
ogni cosa ha vaghezza.

L’erbe con gran freschezza
e i fior copron i prati,
e gli alberi adornati
sono in simil manera.

Ecco la primavera
che ‘l cor fa rallegrare,
temp’e d’annamorare
e star con lieta cera.

Llega la primavera
que alegra el corazón,
tiempo para enamorarse
y tener cara feliz.

Vemos que el aire y el clima
también animan a la alegría.
En este bello tiempo,
todo es belleza.

La hierba con gran frescura
y las flores cubren los prados,
y los árboles son adornados
en similar manera.

Llega la primavera
que alegra el corazón,
tiempo para enamorarse
y tener cara feliz.

Francesco Landini sólo indicó en la partitura las dos voces que contrapuntan. Sin embargo es muy probable que ya en aquellos tiempos la ejecución de las baladas no fuera a cappella, sino con acompañamiento instrumental, de manera parecida a la interpretación que nos ofrecen el Lyrebyrd Consort y el Lumina Vocal Ensemble.

El reducido ámbito en el cual se mueven las dos voces permite su ejecución con la flauta dulce soprano sin necesidad de transposición y, por lo tanto, su fácil empleo en la escuela.

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