La motivación para estudiar debe venir del alumno

La motivación para estudiar debe venir del alumno, no del profesor o los padres.

Publicación: The Strad

http://www.thestrad.com/cpt-latests/the-motivation-to-practise-should-come-from-the-student-not-the-parent-or-teacher/

Fecha: 17 Agosto 2015

Título original: The motivation to practise should come from the student – not the parent or teacher

Aplicar un plan forzoso nunca es una buena idea, dice la fundadora de Da Capo Music, Jane Cutler.

Los profesores y los padres deben tener el mismo deseo para sus alumnos y e hijos: que disfruten de hacer música, que progresen y que sean competentes. Esto es muy fácil de decir, pero es difícil equilibrar el “progreso” con el ideal de “disfrutar de la música”, ya que, como profesores, sentimos que tenemos para asegurar la progresión.

Es una obviedad decir que cuanto más haces algo mejor te vuelves, pero ¿por qué es “cada vez mejor” el objetivo principal de hacer música? ¿No debería ser el disfrute? En general, el subproducto de hacer algo que te gusta es que consigas hacerlo cada día mejor. Tocar en casa debe venir desde el placer de hacer música y no debe ser una tarea u obligación. Los alumnos más pequeños no tienen idea de lo que es estudiar en casa; ya es bastante subir al escenario y leer una música que apenas pueden mantener en su cabeza. Los niños mayores pueden tener cosas que les interesen más, y hasta que el profesor encuentra lo que motiva a cada niño, es inútil esperar y dedicar una cierta cantidad de minutos por día o semana a algo con lo que no están conectando. Tengo un amigo que toca profesionalmente, pero nunca practicó en casa. Viniendo de una familia de músicos, tocaba cuartetos con regularidad. Dice que no podía soportar su sonido sin los otros tres. Los niños que tienen un buen oído a menudo son reacios a tocar solos. ¿Quién quiere hacer algo que es muy posible que encuentre difícil y hacerlo mal y solo en una habitación lejos de los amigos y la familia?

Si los niños se ven obligados a practicar, esto sesga sus propósito y motivación y aprenden a escatimar el tiempo de estudio. Así que, ¿cuál es la alternativa?

Me parece que los niños se sienten motivados a hacer algo que son capaces de hacer y que la percepción adulta de la práctica es pasar tiempo trabajando en la mejora de algo que no se puede hacer. Así que, como el profesor de cuerda John Shayler ha argumentado, debemos tratar de aprender un instrumento de la misma forma que tratamos de aprender a conducir: nos detenemos y empezamos a lo largo de calles con giros a la izquierda y la derecha, mientras que las maniobras más complicadas, tales como el estacionamiento en paralelo, solamente se hacen de vez en cuando. Llegamos a ser más competentes y confiados al hacer las cosas que podemos hacer. Los niños deben tocar en casa las piezas que pueden tocar con facilidad.

A los niños también les gusta la variedad. Esto va en contra de la percepción adulta de que la práctica trata de “hacer las cosas bien” antes de continuar. Variar el repertorio es muy importante – no porque los músicos jóvenes necesiten variedad de estilos  (un tema para otro momento), sino porque necesitan variedad de desafíos.

Los niños necesitan piezas cortas que puedan tocar de memoria, improvisar alrededor, transponer e incluso transformar. También necesitan piezas que:

  • Sean más largas y tengan acompañamientos de piano, o que sean duetos
  • Tengan desafíos rítmicos y / o técnicos
  • Que quieran tocar
  • Que quieran volver a tocar

De esta manera, si tienen ganas de tocar en casa, tienen mucho para elegir, dependiendo de su estado de ánimo. También tienen la opción de tocar algo que saben bien, o hacer frente a una pieza más difícil. Pueden elegir una cosa o tocar todo. Con toda esta elección tienen firme control sobre su propio aprendizaje y no hay pelea con los padres por no estudiar.

Tomar sus propias decisiones sobre el estudio en casa significa que los niños, independizándose de sus padres, no tiran la música por la ventana, no tienen que practicar de manera forzada. Por último, las luchas y discusiones sobre la práctica a menudo acaban con que los niños abandonan mucho antes de lo que son capaces de decir ‘No’. Y una vez que han renunciado a ello no tendrán el placer de hacer música el resto de sus vidas.

Rescata tu técnica

Estudiar técnica es algo que todos hemos hecho en el Conservatorio. La técnica es la base del instrumento, y es muy importante desarrollarla bien desde el principio, que se convierta en nuestra mejor herramienta para enfrentarnos a nuevos desafíos como alumnos. Pero, ¿qué hay cuando ya eres profesional? Muchos, cuando acaban la carrera y dejan de ver a un profesor de manera asidua pierden la importante costumbre de trabajar la técnica.

¿Por qué abandonamos este hábito? Muchos músicos relacionan la práctica de la técnica pura con el aprendizaje del instrumento. A veces se trata más bien de pereza, puesto que la técnica no es la parte más atractiva de tocar un instrumento. Otros muchos la practican, pero de manera muy superficial.

Las ventajas de rescatar nuestra técnica

  • Podemos suplir pequeños vacíos debidos a una mala base durante nuestros años como estudiante: Todos tenemos algunas lagunas o cojeras técnicas que podemos mejorar, nunca es tarde.
  • Mejoraremos aquellas cualidades técnicas que ya hemos alcanzado: Siempre se puede tocar mejor, siempre estamos en disposición de aprender y de mejorar lo que ya creíamos que estaba en su mejor punto.
  • Ganaremos en seguridad con el instrumento: A menudo, nuestras inseguridades en el escenario provienen de que conocemos nuestros puntos técnicos más débiles. Estas debilidades nos hacen temer ciertos pasajes, y si les tenemos miedo, los fallaremos.
  • Conseguiremos acercarnos a nuestro sonido deseado: A lo largo de la carrera, cada músico va forjando su sonido, siempre con las miras puestas en un sonido ideal. Gracias a la técnica, podemos limpiar nuestra manera de tocar, conseguir un sonido más redondo, potente, brillante…etc.
  • Podemos personalizar nuestra técnica: La técnica es cuestión de físico en una porcentaje muy alto. Destreza, coordinación, precisión, velocidad, resistencia, reacción… Cada persona posee un físico distinto: dedos más o menos cortos, mayor o menor fuerza en los brazos, mayor o menor capacidad pulmonar, un timbre de voz peculiar…etc. Cuando estudiamos en el Conservatorio, se nos suele enseñar una técnica más genérica. Ahora que somos profesionales, podemos adaptar lo que hemos aprendido a nuestras características físicas, desarrollando una técnica brillante.
  • Podemos descubrir nuevas formas de hacer las cosas: Un trabajo técnica no es necesariamente un trabajo repetitivo. Estudiar técnica significa investigar de qué manera podemos hacer mejor las cosas y practicar de mil formas diferentes hasta encontrar la vía que mejor se adapte y más nos guste.

¡No olvides dejar un tiempo de tu práctica diaria para el estudio de la técnica!

¿Somos los músicos personas pasivas?

A menudo ocurren situaciones que afectan al colectivo de los músicos en su totalidad o a una parte de él. Son situaciones que nos indignan, nos molestan e incluso nos perjudican. Pero, casi siempre, todo se queda en una queja. ¿Somos un colectivo silencioso, pasivo? ¿A qué se debe esta manera de actuar frente a problemas que nos afectan a todos?

Cuando estudiaba en el conservatorio, formaba parte de la asociación de alumnos del mismo. Esta asociación trabajaba siempre para mejorar nuestras condiciones como estudiantes, desde el material del que disponíamos hasta el centro de estudios. Sin embargo, la participación o el interés que ponía el alumnado era bastante bajo. Unir fuerzas era agotador, no importaba cuál fuera el problema o a cuántos alumnos afectase. La tónica solía ser la misma: pasividad ante cualquier situación.

Esta actitud también se ve fuera del conservatorio. Ha habido y sigue habiendo situaciones que claramente nos perjudican: subida del IVA cultural, la desaparición de la música como asignatura obligatoria, los alumnos aprobados sin plaza habiendo músicos en paro… Y también situaciones más concretas, no he parado de oír quejas sobre audiciones u oposiciones poco transparentes, recortes en las orquestas, conservatorios y escuelas de música y muchos otros temas que enervan a más de un músico. Y aunque sí que es cierto que se  se han producido algunas manifestaciones, la mayoría del colectivo permanece ajeno. Porque cuando hablamos de poner solución o movilizarnos la mayoría se hace el sueco.

El individualismo de la profesión podría ser una causa muy clara de este tipo de actitudes. Según el psicólogo Guillermo Dalia, en su libro Como ser feliz si eres músico o tienes uno cerca (pincha el link para adquirirlo):

“El músico suele ser muy individualista sea cual sea la labor que desempeñe. Bien como profesor de música o como integrante de una orquesta, no existen diferencias en este aspecto: el halo de la individualidad planea sobre todos ellos. No se pretende decir con esto que sean seres solitarios y aislados, y que se deriven de ello problemas sociales y personales, sino que la relación que se tiene con el instrumento es tal que se forma un ‘todo uno’ entre los dos, se teje un pequeño caparazón, en ocasiones un tanto impermeable, un pequeño aislante de todo lo demás. También podemos ver esta circunstancia en la dificultad que existe entre los músicos de agruparse y sentirse miembros de un colectivo unificado y reconocido. Claro que se dan muchas y buenas relaciones personales entre colegas, pero profesionalmente el desarrollo de la actividad marca una manera de ser individual.”

Antoni Mas también nos habla del problemas del individualismo desde el punto de vista laboral en su libro Cooperativas de Músicos:

“Debido probablemente al mal trato que nuestra profesión viene recibiendo de forma continuada, los músicos y los artistas nos hemos vuelto sumamente desconfiados. A costa de comprobar como, legislatura tras legislatura, ningún gobierno se tomaba en serio la búsqueda de soluciones para paliar nuestra situación, hemos acabado por desengañarnos de que nadie nos eche una mano y nos hemos convertido en unos individualistas recalcitrantes. De manera que cualquier iniciativa destinada a conseguir la cohesión de nuestro colectivo se ha considerado tradicionalmente como una auténtica utopía.

Nuestra desunión es tan patente, que han acabado por hacer fortuna algunos comentarios en el sentido de que los músicos deberíamos aprender a defendernos de nosotros mismos. Huelga decir que esta actitud nos ha perjudicado considerablemente ya que, yendo cada uno por su lado, cualquier intento de solucionar, o tan siquiera aliviar, los problemas de la profesión está condenado al fracaso.”

En resumen, los músicos debemos ser conscientes de la importancia de la unión en nuestra profesión.

Nada de sexo, por favor, somos “músicos clásicos”.

Preparando el próximo post, en el que quería hablar sobre tradición en la música clásica, me he encontrado con este llamativo artículo de The Strad. No he querido perder la oportunidad de traducirlo para compartirlo con todos, porque creo que retrata a la perfección los dos tipos de músicos – y de corrientes – que podemos encontrarnos hoy en día en el mundo de la clásica.

Vosotros qué pensáis, ¿es hora de modernizar el universo clásico? ¿Nos quitamos ya el corsé?

Publicación: The Strad

http://www.thestrad.com/cpt-latests/no-sex-please-were-classical-musicians/

Fecha: 30 Julio de 2015

Título original: No sex please, we’re classical musicians

¿Consigue la sexualización de los músicos incrementar la accesibilidad a su música o, en cambio, se trata de puro exhibicionismo? Dos importantes músicos debaten sobre unos de los temas más candentes de la industria clásica.

El solista internacional de cello Janos Starker

Durante los 70 años que llevo sobre el escenario, siempre he esperado que la audiencia venga a escuchar la música que interpreto, no a mirarme. Por supuesto, si uno toca música a un nivel muy alto y además también tiene carisma o una personalidad agradable, es un plus para la actuación. Pero a lo largo de la historia siempre ha habido gente excéntrica, a falta de una palabra mejor, que piensa que lo que está haciendo no es suficiente, lo que les hace sentir la necesidad de, por ejemplo, usar un vestido corto de manera que la audiencia más joven pueda disfrutar de la vista.

Las compañías discográficas a menudo venden más según luzca la portada del disco, esto es algo de lo que no podemos escapar. En lo que a mí respecta, si el artista tiene un gran nivel y desea vender más o conseguir más gente en la sala de conciertos, genial. Pero me gustaría que algunos buscaran un medio mejor para hacerlo, como hablar en público sobre su música de una manera inteligente y usar sus cerebros en lugar de sus poderes sexuales. Cuando alguien como Yo-Yo Ma combina fuerzas con músicos de jazz, como ya hizo Yehudi Menuhin, debido a su fuerte personalidad y musicalidad excepcional, creo que ayuda a la causa – indica que está preocupado por tocar música a un nivel alto.

Hay individuos, llevados por la presión de sus managers, que a veces hacen tonterías, al menos a mi juicio. Como una persona que tiene la convicción de que la música apela a los sentidos superiores, estoy escribiendo sobre aquello que hace que una obra maestra lo sea y aquello que hace que una actuación magistral lo sea, y observo que estos temas se presentan en todos los campos, no sólo en la música. A veces, se anima a pintores a que aparezcan en la revista Playboy, y cosas así. Para mi mentalidad y mi generación, este comportamiento es una estupidez y una equivocación; pero viendo el mundo, en el que hay tantos jóvenes con tanto talento compitiendo por el éxito, puedo ver que es una muestra de los tiempos que corren.

Una vez dicho esto, está por comprobar si posando desnudo en la portada de un disco aumenta realmente el público de música clásica o simplemente aumenta la reacción de las audiencias más jóvenes. Creo que este tipo de comportamiento pertenece más bien a los artistas del pop, y me importa un pepino lo que hacen estos.

Esta discusión nos lleva a un tema que he tratado toda mi vida; que la música clásica solamente llama a un 1-2% de la población. Mi trabajo como artista ha sido ayudar a mejorar estas estadísticas. El hecho es que la música clásica requiere un mayor nivel de reconocimiento de los valores humanos. Puedes ser el violinista más increíbe del mundo, pero aparecer semidesnudo en el escenario está mal – porque no es necesario. Se quita la base de la apreciación de la música, que es escuchar. Este comportamiento lo tienen personas que no están seguras de que son tan buenas como les gustaría.

La violinista canadiense Clara St. John

La música clásica tiene una gran tradición. No podemos esperar que el espectador medio sepa quién era Bach, o por qué era genial. Entonces, ¿cómo puede nuestra industria atraer a una nueva audiencia, que en principio no está interesada en los clásicos?

Se puede lograr el interés de nuevos públicos de manera simple . Esta música imperecedera se puede acercar al público en general a través de imágenes más familiares. Es importante hablar con el 98% de la población que no parece poner interés en la música clásica sin alienar al 2% que sí la conoce y ama. El espectador medio tiene la impresión de que esta música, escrita en el tiempo de su tatara-tatara-tatara-abuelo, está tan muerta como su ancestro. Para cambiar esta percepción podemos valernos de un buen marketing. Podríamos  ganarnos a ese espectador medio si le presentamos a una persona vibrante y accesible, de su propia generación, con la que pueda relacionarse. El desafío es simplemente una cuestión de conseguir atraer a la gente a través de esa puerta de cristal en la tienda de discos, o en la sala de conciertos, posiblemente gracias algún cartel fresco. El hecho es que, una vez que has oído hablar de Bach, no vuelves atrás.

Dicho esto, no se puede perder de vista el hecho de que es la integridad la que impulsa a la música clásica, no sólo el markenting. ¡Posar en revistas enjabonando Ferraris no es lo que debe hacer un músico! Yo, por mi parte, estoy contra del uso de dicha comercialización para alimentar con basura al público.

anna sophie mutterSin embargo, se practica una doble moral, y seguirá siendo así por muchos años, cuando hablamos de mujeres en la música clásica. Algunos se sorprenden cuando la violinista Anne-Sophie Mutter lleva5ef9b674-7a2b-11e4-_814022j un vestido palabra de honor en la portada de su álbum, sin embargo, el barítono Dmitri Hvorostovsky puede ir en topless [vemos su fotografía publicada en The Times] y nadie parpadea un ojo. ¿Qué es lo que se espera de las mujeres, que lleven sacos de patatas? No hay ninguna razón por la que las Leilas, Anne-Sophie y Eroica Trios del mundo deban ocultar el hecho de que, además de ser excelentes músicos, son atractivas.

Esta discusión no estaría completa sin hacer mención a mi cubierta ‘en topless’ (que no era 51OTrEQuQTL._SY300_tal) para mi CD sobre las obras de Bach para violín solo, que grabé en 1996. Antes de su lanzamiento, nadie había puesto una foto innovadora en la portada de su álbum. tras la publicación siguieron innumerables entrevistas y artículos, dando lugar a unas cifras de ventas impresionantes para ser una grabación clásica. Estas ventas generaron aún más entrevistas en las que siempre me pregunté, ¿por qué? Bueno, yo sé muy bien que la publicidad que rodea la cubierta aumentó las ventas del álbum en al menos 20.000 copias; una imagen de J.S. Bach habría vendido bastante menos. ¿Y a quiénes se venden? Pues a el espectador medio que nunca había oído hablar de Bach.

Brain Training para músicos

Publicación: Strings
http://www.allthingsstrings.com/Article-Index/Department/Practical-Musician/Brain-Circuit-Training-for-Musicians
Autor: Patrick Sullivan
Fecha: Julio de 2015
Título original: Brain Circuit Training for Musicians

 

Un cerebro aburrido aprende poco. Ese principio siempre ha tenido sentido para el contrabajista Paul Robinson-y ha impregnado su enseñanza durante décadas. En un campo que ha llevado tradicionalmente a los estudiantes a tocar un pasaje una y otra vez hasta que esté perfecto, Robinson ha adoptado un enfoque distinto. Sus estudiantes cambian de tarea a menudo, pasando de un ejercicio a otro.

“Cuando cambiamos continuamente las tareas que tenemos delante, es como empezar de nuevo cada cinco o diez minutos”, dice Robinson. “Y cuando el cerebro tiene un nuevo comienzo, está más centrado y en sintonía con lo que quiere lograr.” Robinson, profesor de la Universidad Estatal de Ohio, está emocionado de ver un creciente cuerpo de investigación que apoya su tan celebrada opinión de que la repetición continua no es la mejor manera de aprender música (o cualquier otra cosa). “De hecho, tenemos evidencias científicas”, dice. “No es sólo intuición.”

Robinson se ha inspirado en la obra de Christine Carter, músico y psicóloga, que se ha asociado con la neurocientífica cognitiva Jessica Grahn para estudiar estrategias eficaces de práctica musical en el Western University’s Brain and Mind Institute de Londres, Ontario. Carter está investigando técnicas prácticas provenientes de la psicología cognitiva y del deporte para extraer principios y técnicas que puedan ayudar a los músicos. Algunas de ellas son las técnicas que Robinson ha utilizado con sus propios estudiantes.

Aleatoriedad

Sus ejercicios, que él llama “de la chistera”, son exactamente tal y como suenan: Sus estudiantes escogen al azar entre varias tarjetas con distintas habilidades que requieren entre 3 y 5 minutos de concentración, desde estudios hasta tocar pizzicato en la oscuridad.

“Cada tarjeta es un nuevo reto”, explica. “Es al azar, es interesante, y los mantiene enfocados”.

Para los estudiantes más jóvenes de Robinson, cambiar de tarea es especialmente positivo. “Si le digo a un niño de nueve años que toque escalas menores durante media hora, no creo que consiga gran cosa”, dice. “Pero si le pido que practique escalas menores, luego arpegios y luego golpes de arco… se mantendrá más concentrado”.

Los estudiantes mayores, por supuesto, tienen más paciencia. Pero ellos también se benefician de los cambios en el ritmo de trabajo y la división del tiempo de práctica en múltiples sesiones de tres bloques más cortos de 40 minutos, en lugar de un maratón de dos horas.

Adoptar un estado de mente atlético

Tanto Robinson como Carter dicen que las estrategias de práctica basadas en el cerebro aún no se han extendido de manera considerable en la práctica de la música y la educación, algo que contrasta fuertemente con el mundo del atletismo, donde aplicar la psicología del deporte es elemental.  “Los músicos llevan el peso de la tradición sobre sus espaldas, que es obviamente una fuente esencial de información para nuestra práctica y rendimiento”, explica Carter en un correo electrónico. “Sin embargo, ha llegado el momento de observar a nuestros colegas atletas para incorporar los avances más recientes en la investigación del aprendizaje.” Uno de los conceptos más interesantes, dice, es la idea de “dificultades deseables” -término acuñado por Robert Bjork, investigador de psicología de la Universidad de California-Los Ángeles. La idea es que hacer la práctica más difícil en realidad puede aumentar la retención a largo plazo.

Cuando era una joven clarinetista, Carter utilizaba la típica estrategia de repetición para aprender. Repetía un pasaje difícil una y otra vez, aumentando gradualmente el tempo, buscando la perfección. El fracaso se reducía al mínimo. “Conectaba con mi perfeccionista interior y me sentía cómoda”, dice ella.

Pero no es una forma eficiente de aprender. La forma de practicar de Carter es completamente diferente hoy. Ahora se basa en el tipo de “entrenamiento de circuito” que Robinson enseña. “Práctica intercalada” es el término que se aplica a este enfoque. “En lugar de repetir un pasaje antes de pasar al siguiente, el trabajo en un pasaje se puede alternar con el trabajo sobre otro o más pasajes”, explica Carter.

“Alternar de una pieza a otra es más difícil que la repetición constante, debido a que el cerebro tiene que recrear continuamente la secuencia de comandos de acción para lo que vas a hacer”, dice Carter. “El intercalado requiere un mayor esfuerzo, y este aumento de la actividad mental conduce a una mayor retención, la verdadera meta de la práctica.” Un ejemplo que Carter cita es la manera en que los jugadores de béisbol practican para golpear la bola de distintas formas. Los investigadores demostraron que un horario de práctica aleatoria mezclado con diferentes formas de golpear la pelota era el doble de eficaz que las típicas sesiones en las que los jugadores realizan el mismo golpe en el mismo terreno de juego una y otra vez.

Entrenar el cerebro

Uno de los obstáculos más grandes al que los músicos se enfrentan en la adopción de nuevas técnicas de práctica es en realidad la propia mente humana, que parece jugárnosla para mantenernos trabajando con patrones cómodos de repetición. Cambiar las cosas a menudo no parece más eficaz. En muchos estudios que comparan la práctica repetitiva tradicional con la práctica intercalada, los participantes salieron con la sensación de que habían aprendido más con la práctica tradicional. A pesar de que los estudios demostraron que la práctica intercalada en realidad les condujo a un aprendizaje mucho mayor.

El mejor antídoto para que el auto-engaño es ver los progresos que se hacen por salir fuera de su zona de confort. Carter señala a una de sus alumnas de este año, que mejoró de manera sorprendente. La joven entró en la clase de la clarinetista con baja confianza y un enfoque de toca-y-repite.

“Una vez que se enteró de que hay muchas técnicas posibles para estudiar y de cómo usarlas, se liberó”, dice Carter.

La estudiante empezó a tener experiencias positivas en el escenario por primera vez en su vida. “Ella y todos mis alumnos, lo cual es muy emocionante para mí, viéndoles tomar el control de su aprendizaje”, dice Carter. “Una vez que entienden lo que conduce a la retención a largo plazo, se atreven a aventurarse fuera de la zona de confort, encontrando continuamente nuevas maneras de desafiarse a sí mismos. Al final, esto les da seguridad cuando importa, en el escenario”.