Nuria Vera: "No abandonarse a las modas imperantes"

Continuando el ciclo de Grandes voces de la radio y la tv nos complace contar hoy con la sabiduría vocal y experiencia de Nuria Vera.

Crees que es importante trabajar la voz?

Por supuesto; las inflexiones de tu propia voz te dan seguridad según el tema que hayas de tratar. Además, consigues "no aburrir" a tu audiencia , no solo con los mismo latiguillos, sino con un"sonsonete" que puede resultar cargante por repetitivo. Una cosa es crear una especie de sello personal, y otra muy diferente no tener registros para adaptarte a diferentes situaciones.

Qué haces para cuidar tu voz?

Algo tan sencillo como hablar en mi vida cotidiana en un tono  tirando a bajo, no exponerme a corrientes de aire traicioneras (incluye ventiladores y aires  acondicionados ¡¡por calor que haga!!) , y , si la cosa se pone fea, hacer gárgaras con una infusión de agua de borrajas.

Cómo has notado que evolucionaba tu timbre conforme a tu experiencia?

Creo que se han unido algunos factores : la propia edad, que va poniendo tu voz en su sitio, el afán por mejorar y que  no chirríe como tiza contra pizarra , la aceptación y conocimiento  de tu timbre tal cual para ir sacándole el mejor partido.
Se trata , creo yo, de saber bien tus limitaciones e ir evolucionando con ellas y convertirlas en ventajas y no en inconvenientes.

Te gusta cantar?

¡¡Me encanta!! Me lo paso bomba: soy de la generación en la que nos enseñaban canciones populares en el colegio y en el conservatorio, nuestras madres cantaban romances de zarzuela por casa, jugábamos en la calle con tonadillas  infantiles, y algunas de las mejores sobremesas familiares de mi vida son en las que se  entonaban, espontáneamente, cánticos regionales (también en el coche)...¡¡eso sin contar con las reuniones juveniles en las que alguien siempre sabía tocar un instrumento y se creaba un ambiente especialmente fraternal!!. Por cierto , eran canciones de un tinte altamente político y reivindicativo y eso nos hacía sentir muy comprometidos con el cambio de la España del momento.

Eso sí, lo hago que doy pena, pero me da completamente igual. Le pongo mucho sentimiento , y ese es mi "salvoconducto" para que me soporten.

Realizas algún ejercicio o "ritual" antes de entrar en directo?

Una pequeña prueba que yo llamo "pre-presentación" del programa o entrevista en cuestión. Esas pocas frases me sirven para darme cuenta de cómo está mi voz, y me proporcionan información para saber cómo debo hablar. 

También, otro truquito es escuchar la voz  (charlando con ellos a micro cerrado) de mis invitados para que la mía sea complementaría y no igual a la de ellos.

¡Ah! y repetirme  "EVITA LAS RISAS; ríete solo lo justo" unas mil veces antes de empezar.

Qué crees que hace a un buen presentador? Que cualidades debe tener?

Su total falta de ánimo protagonista. Nada de endiosamientos. Con toda la modestia del mundo, acometer una entrevista concediendo el poder a quien entrevistas.

Ir procurándose una cultura gigantesca en todos los ámbitos, sobre todo si no eres un  presentador especializado, para que la persona entrevistada confíe en tí , se abra más, se sienta  a gusto y te salga una entrevista inolvidable por la que puedan felicitar...¡A TU ENTREVISTADO, NO A TÍ!

Hacer los deberes: aunque sea unos minutos antes , preguntar con toda honestidad al invitado por sus temas favoritos, que te sugiera qué asuntos desea recalcar, y desde luego ¡¡memorizar los datos fundamentales a toda costa!!. Y a hablo, incluso de su nombre ( un buen cartelito ayuda mucho).
Saber echar capotes a situaciones embarazosas , de silencio, de fallo técnico o cualquier otro revés ¡¡aconsejo sinceridad y humor!!.

De todo lo anterior, creo que lo fundamental es la capacidad de anticipación: saber escuchar con la suficiente picardía como para darse cuenta con antelación cuándo un invitado se está metiendo en un jardín espinoso, o se le han acabado las ideas, o ha perdido el hilo, o simplemente, es sintético y no analítico.

Qué consejo darías a alguien que está comenzando en el mundo de la locución?

Que haga este simple ejercicio ( hay muchos más, claro).
Se piensa una frase sencilla, y se intenta decir, por una parte en los tres niveles del lenguaje (coloquial, medio y elevado), por otra parte, imaginar que se la dices a un extranjero, a un niño y a una persona dura de oído.
Por supuesto, las seis opciones se graban y se escuchan unas 70.000 veces hasta que uno queda satisfecho.

Para acabar, escuchar a otros locutores pero con un fortísimo espíritu crítico, buscando los defectos que uno no desea tener.

Cuando alguien empieza el arduo camino del dominio de una técnica, la condescendencia no conduce a nada.

No abandonarse a las modas imperantes.

Y , por supuesto, si realizas estudios reglados, esforzarse al máximo, aunque te toquen profesores horribles  - que también los hay-, seguro de que esa horripilancia, se puede sacar algo bueno.

Csárdás

   El csárdás (pronunciado ˈt͡ʃaːrdaːʃ, “chardash”) es un baile tradicional húngaro. Este tipo de música se caracteriza por la variación en el tempo, empieza lento y termina con un tempo rapidísimo.

   Para tocar esta pieza es preciso tener un control absoluto sobre el instrumento. Tienes que ser un gran virtuoso.

   Algunos compositores clásicos utilizan la música tradicional para crear nuevas composiciones.

   A continuación, os presento un vídeo para que disfrutéis de las Csárdás del compositor italiano Vittorio Monti, versionadas por el violinista David Garrett :

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La máquina de escribir, Leroy Anderson

¿Has visto alguna vez una máquina de escribir? Antes de la aparición de los ordenadores se utilizaban muchísimo.

¿Crees que se puede hacer música con una de estas?

La respuesta es SÍ.

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Aquí, tenemos el ejemplo con La máquina de escribir (1950) de Leroy Anderson.

Leroy Anderson (1908-1975) fue un compositor americano especializado en pequeñas piezas livianas y novedosas, que de inmediato se hicieron famosas gracias a sus melodías contagiosas e ingeniosas.

Esta pieza tuvo el honor de ser elegida como banda sonora de la película protagonizada por Jerry Lewis, Lío en los grandes almacenes.

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Programar un recital y no espantar al público

El ser humano tiene una capacidad limitada de concentración y de procesamiento de estímulos sonoros. Está comprobado que tras veinte minutos la atención y la concentración del espectador decaen. 

Empiezo este post de esta manera porque en numerosas ocasiones he asistido a conciertos y recitales en los que se comenten errores que pueden producir un efecto nefasto entre el público y que pueden crear rechazo ante futuras iniciativas de características similares.

Hay que ser muy cuidadoso con la duración, siempre es preferible que los asistentes a los conciertos se queden con ganas de más a que salgan saturados y con ganas de no volver más a un concierto o recital. Si el público quiere más, lo pedirá y se podrán hacer todos los bises que se demanden. 

Recomiendo que se organice el recital en dos partes de 20-25 minutos con un pequeño descanso de 10 minutos para que los asistentes puedan descansar y afrontar la segunda parte con mayor frescura y entusiasmo. 

A la hora de organizar el programa es importante minutar las piezas, para ello se puede grabar un ensayo y ver cuanto tiempo ocupa realmente la versión de la pieza del intérprete. A ese tiempo hay que añadir al menos un minuto entre pieza y pieza (aplausos y preparación para la siguiente obra). Generalmente se suelen cantar entre 5 y 7 piezas vocales por parte. Tendiendo a ser la segunda parte un poco más breve.

Siempre aconsejo organizar el repertorio de menos a más conocido. Al principio el auditorio está más fresco y preparado para escuchar y por tanto asimilará mejor aquellas obras menos populares. 

También es importante establecer criterios para organizar el recital: por orden cronológico de las obras, por idiomas que se cantan, por estilos, etc. Y siempre buscando la alternancia de tempos, es decir, que no hayan cuatro piezas lentas seguidas y después cuatro rápidas, es mejor intercalarlas.

A la hora de elaborar el programa hay que ser muy cuidadoso con el nombre de las obras, los compositores y los intérpretes. Hay que pensar que el programa es un valor añadido al concierto y el cuidado que se preste en su elaboración dirá mucho de la profesionalidad y el interés de los organizadores. 

Por último es de buena educación hacer un pequeño presente a los intérpretes, una placa, unas flores, un diploma, etc. 

Si queremos que se valore la música clásica y sus maneras de escucharla hemos de ser exquisitos a la hora de preparar el momento de la experiencia sonora.