El mundo del flamenco está de luto. Acaba de irse uno de los mejores cantaores de todos los tiempos. La esperanza de una recuperación, que se volvía tanto más fuerte cuando más preocupantes eran las noticias que llegaban desde el hospital, no se ha podido cumplir: Enrique Morente se fue pocos días antes de cumplir los 68 años, demasiado pronto para cualquier persona y más aún, si cabe, para un hombre que todavía tenía mucho que contar, mucho que cantar y muchas emociones para regalar al mundo.
Cantaor sin prejuicios, exploró numerosas sendas para buscar lo flamenco en los sitios más inesperados, encontrándolo entre ritmos, melodías, armonías y timbres tan diversos como los del jazz, el rock, las voces búlgaras, la música andalusí o la sinfónica, demostrando así la gran vitalidad y fecundidad del cante jondo. Su inquietud también le llevó a profundizar en la obra de poetas de todas épocas y estilos desde el Siglo de Oro hasta nuestros días, pasando, obviamente, por otro ilustre granaíno: Federico García Lorca.
Enrique se ha ido en la plenitud de su creatividad, dejando varios proyectos a medio terminar. El vacío que deja entre los aficionados al flamenco es enorme. Más grande aún, e imposible de llenar, es el vacío que deja en su familia, a la que envío mi más sentido pésame.
Pero, como siempre ocurre con los grandes artistas, Enrique Morente sigue vivo en nuestra memoria y en el legado musical que nos deja, que inspira y seguirá inspirando a muchas generaciones de cantaores y cantaoras.
"Escuela de rock (título original School of Rock) es una película estadounidense, dirigida por Richard Linklater y producida por Paramount Pictures. Está protagonizada por Jack Black que interpreta el papel de Dewey Finn.
ARGUMENTO
Dewey Finn (Jack) es un fracasado músico de rock de 30 años de edad, quien posee un gran talento pero carece de una actitud profesional en el escenario, resultando ser expulsado de su propia banda "No Vacancy". Buscando dinero para pagar el alquiler, consigue trabajo de profesor en una escuela haciéndose pasar por su amigo Ned Schneebly (quien es profesor aunque fue músico de rock tiempo atrás). El lunes los conoce a todos y el martes los ve tocar en la clase de música, entonces es cuando decide montar un grupo de Rock con los niños para concursar en la "Batalla de las Bandas". Los niños se escapan para acudir a a la audición y los rechazan porque son niños, pero inventan que los niños tienen una enfermedad terminal y logran entrar a la "Batalla de las Bandas". Los chicos son unos buenos talentos para la música".
Una estupenda película a recomendar y para ver en la hora de tutoría o en diferentes sesiones en el aula de música.
Una de tantas actividades que se pueden diseñar a partir de ella es:
¿Cuánto sabes de música rock?
SIGUE ESTAS PISTAS... y averigua el nombre del grupo:
1. -Uno de los temas que se pueden escuchar en la película es "smoke on the water".
2.-Este grupo entra en el libro de los records por considerarse el más "ruidoso" en los años 70.
3.-Es uno de los grupos pioneros en el heavy metal y el hard rock.
4.- Se trata de un grupo inglés.
5.-Incorpora también en su música elementos del rock progresivo.
6.- Uno de los miembros es Ritchie Blackmore (guitarra).
De la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Hace 30 años la noticia del brutal asesinato de John Lennon, uno de los personajes más importantes de la historia de la música pop, estremeció al mundo entero.
Hacía 10 años que Lennon había tomado la decisión de abandonar The Beatles, forzando así la disolución del cuarteto de Liverpool, tras una actividad musical que también duró una década y que se basó esencialmente en la creatividad y carisma de Lennon y de Paul McCartney.
Su carrera en solitario estuvo marcada por su activismo contra la guerra y a favor de los derechos civiles. Algunas de sus canciones de este período han llegado a convertirse en auténticos emblemas del pacifismo, justo en una época en la que su país de adopción, Estados Unidos, estaba envuelto en la Guerra de Vietnam, un conflicto bélico empezado muchos años antes y que ya había costado la vida a centenares de miles de personas (las cifras finales, de 1975, rondan los 5 millones de víctimas mortales), incluyendo decenas de miles de jóvenes norteamericanos: Give Peace A Chance, Imagine o Happy Xmas (War Is Over).
En diciembre de 1969, John Lennon y Yoko Ono, que llevaban pocos meses casados, quisieron aprovechar las fiestas navideñas para dar un impulso al movimiento contra la Guerra de Vietnam de una manera muy especial: alquilaron vallas publicitarias de muchas ciudades en todo el mundo, además de páginas de revistas de gran difusión, para publicar las siguientes palabras:
WAR IS OVER! (If You Want It) Happy Christmas from John and Yoko
Dos años después grabaron esta canción de protesta, actualmente convertida en canción navideña, junto con los niños y niñas del Harlem Community Choir.
Hermann Kaulbach – Los últimos días de Mozart (1873)
Hace 219 años moría prematuramente uno de los más grandes compositores de todos los tiempos: Wolfgang Amadeus Mozart. Ese triste momento, junto con muchos otros de su breve vida, fue llevado a la gran pantalla en 1984 por el director de cine Milos Forman en su película Amadeus, galardonada con ocho Premios Óscar y cuatro Globos de Oro, entre otros.
La escena de la muerte y el entierro del músico de Salzburgo está acompañada por uno de los números más conmovedores del Requiem -la misa de difuntos que el mismo Mozart estaba componiendo cuando la muerte le sorprendió- el Lacrimosa, consistente en las dos últimas estrofas y la invocación final de la secuencia Dies irae.
El autor del guión, Peter Schaffer, también autor de la obra teatral que inspiró la película, se tomó muchas licencias, pues hay documentación histórica que demuestra numerosas diferencias entre lo que muestra la película y lo que realmente ocurrió.
Además de algunas para nada trascendentales, como la meteorología del día del entierro, ese 6 de diciembre de 1791 en el que un estupendo sol brillaba en el cielo de Viena, hay otras discordancias mucho más importantes; por ejemplo, en la escena que acabamos de ver, Antonio Salieri, aquí un auténtico malo de la película, asiste al momento del fallecimiento de Mozart tras pasar toda la noche en vela a su lado para ayudarle a terminar la misa de difuntos que estaba escribiendo. El plan perverso del músico italiano, supuestamente empezado tiempo atrás con un lento envenenamiento del austríaco, hubiera sido quedarse con esa partitura, atribuyéndose la autoría de la misma, para alcanzar la gloria que su ambición desmesurada le hacía anhelar a la vez que su mediocridad le negaba.
Naturalmente nada de eso es cierto: aunque cierta rivalidad entre algunos músicos pudiera considerarse como normal en una época en la que la fama y la riqueza dependían de la consideración que se conseguía alcanzar frente a la aristocracia, no existe ningún indicio que sugiera esa envidia desmesurada de un Salieri Kapellmeister al servicio directo del emperador, cargo que le proporcionaba una vida muy cómoda y llena de honores, hacia un Mozart que vivía fuera de la corte, de la que como mucho recibía un encargo de vez en cuando.
Entonces, ¿qué mosca le picó a Schaffer para llegar a ensuciar de tal manera la memoria de un gran músico como Salieri y a Forman para seguirle la corriente? O, visto desde otra perspectiva, ¿qué hizo Salieri para merecerse éso?
En realidad la idea de transformar en intriga literaria la muerte de Mozart la tuvo por primera vez Aleksandr Pushkin, en Mozart y Salieri, una de sus Pequeñas tragedias publicadas en 1830, algo menos de 40 años después del supuesto crimen. Las razones del dramaturgo ruso para convertir en asesino al músico italiano no son difíciles de explicar: por un lado, la fama de Mozart estaba en fase creciente y su personaje estaba rodeándose de un aura romántica, convirtiéndole en la perfecta víctima de una historia que fascinaría al público; por otro lado, fue Salieri mismo quien encendió la chispa de la calumnia, autoacusándose de ese asesinato que nunca existió por culpa de la demencia que le acompañó en los últimos años de su vida, que finalizó en 1825. Se creó así una leyenda negra que encontró en el espíritu del siglo XIX el terreno adecuado para crecer y reforzarse. A final de ese mismo siglo, otro artista ruso, el compositor Nikolai Rimski-Korsakov, escribió una ópera con el mismo título, contribuyendo así a la transmisión posterior de ese bulo.
Visto desde esta perspectiva, tenemos que reconocer que el tratamiento que hacen Schaffer y Forman de esta historia no es tan injusto ni injurioso hacia el pobre Salieri: no pretenden contarnos lo que ocurrió, sino los recuerdos deformados de un anciano encerrado en un manicomio, cuya locura senil le hizo creer ser el culpable de la muerte de un músico hacia el que sentía una admiración tan profunda como para obsesionarse con él y su música.
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