Estuvimos con los participantes antes de que empezaran las actuaciones. Tuvimos oportunidad de proporcionarles un calentamiento vocal rápido y de hablar con ellos. Algunos estaban tranquilos, pero me aseguraban de que se pondrían nerviosos justo antes de salir a cantar, otros ya estaban un poco nerviosos pero sólo era ese temor pequeño que siempre está ahí.
En el momento del calentamiento se podía leer perfectamente su lenguaje corporal. Ahí es donde pude ver a los confiados y a los dubitativos, pero centré mi atención en un chico y una chica que Jane, una de las organizadoras principales del evento, me había dicho que estaban muy nerviosos. Efectivamente así era. En un principio no tenía pensado hacerlo, pero fue en este momento cuando decidí desenfundar una de mis armas de Programación Neuro-Lingüística ideales para estos casos: la hipnosis.
Si no estás acostumbrado a leer este tipo de cosas es posible que ahora estés imaginando lo típico que se ha mostrado por televisión, por ejemplo: un señor misterioso ( normalmente con un espeso bigote negro y mayormente vestido de negro ) que consigue que una persona del público, por norma general aparentemente reacia a creer en estas cosas, haga lo que él quiera y encima que después no se acuerde de nada. Bien, no estamos hablando de esto.
La hipnosis te facilita conseguir sólo lo que tu quieres, si realmente quieres conseguirlo. Sirve para reprogramar partes de ti, consiguiendo que dejar de fumar te sea mucho más fácil, o dejar de morderte las uñas, o que al llegar a casa después del trabajo no te de pereza ponerte a limpiar un poco ( por mucho que sepas que hace falta desde hace semanas... ), o... puede apaciguar o incluso quitarte los nervios. Esto fue lo que hicimos ayer.
La parte psicológica del canto es algo difícil. Es verdad que a medida que uno va adquiriendo más y más técnica, la seguridad en uno mismo va creciendo, pero hay muchas personas que, aún sabiendo que se pueden defender bien en su campo o incluso que son bastante buenos, les cuesta sobrepasar esta barrera. También puede ser un aspecto limitante a la hora de desarrollar tus capacidades, ya que muchísimas veces no hacemos cosas por miedo o por el qué dirán.
Bueno, volviendo al tema. Al acabar el calentamiento les pedí a esos dos chicos que no se fuesen aún, para proponerles hacer una hipnosis. La verdad es que tuve suerte de que se mostraran totalmente abiertos a probarlo, ya que hay gente realmente reacia por culpa de la apariencia que se ha formado de la hipnosis en nuestra sociedad.
Para ambos, el proceso fue el mismo:
- Aislarlos todo lo posible de su entorno. Fue tarea difícil, ya que no teníamos salas para estar tranquilos, así que tuvimos que optar por los lavabos. Ahora lo pienso y fue divertido, porque la pobre gente que quería entrar al lavabo se sorprendía de que no les dejara pasar, pero en el momento no pude estar más incómodo. Fue dificilísimo que eso no rompiese todo lo que estábamos consiguiendo. Por otra parte, no muchos chicos pueden decir que haya estado más de 30 segundos en un lavabo de chicas sin acabar en la cárcel ;b
- Una vez conseguido el entorno más apropiado posible, les empecé a inducir un trance, haciendo que se centraran cada vez más en su interior, ignorando su entorno. A pesar de las interrupciones y del ruido exterior, pudimos conseguirlo.
- Una vez en trance, no tuvimos más que encontrar la experiencia personal perfecta para el momento; una experiencia de lo más relajada posible. Cuando la encontramos empezamos a potenciar todos aquellos aspectos que les ayudaban a incrementar la intensidad de ésta. Como casi siempre ocurre, fueron propiedades diferentes en cada uno de los chicos.
- Cuando estaban muy muy relajados creamos un anclaje. Un anclaje es algo ( un gesto, un sonido, un olor, etc. ) que nuestro cerebro asocia con una estado emocional. Cada uno había escogido su anclaje, y fue en este momento cuando lo creamos, "grabando" ese estado tan relajado a ese gesto. Lo repetimos unas pocas veces para intensificarlo.
- Y ya era hora de volver, por lo que simplemente volvimos a tomar consciencia del entorno poco a poco.
Me alegró muchísimo ver cómo ambos salieron muchísimo más relajados y contentos. Parecía haber funcionado, pero aún quedaba ver cómo resultaba en el momento de sus actuaciones.
Al chico ni si quiera le hizo faltar activar su anclaje. Se sentía tan relajado que simplemente se olvidó de él, subió al escenario y dio lo mejor de sí mismo. La chica sí activó su anclaje, y al acabar me confirmó que había funcionado, que se había relajado muchísimo de forma inmediata. Esta es la belleza de la PNL.
Los nervios es un problema muy común, al igual que la creencia de no poder mejorar en algo. Hay muchas formas de afrontar este tipo de problemas: hay quien lo afronta el estilo kamikaze, lanzándose al vacío por mucho miedo que tenga. Otros se toman más tiempo del que les gustaría, pero poco a poco lo van consiguiendo. Otros caen por el camino... pero lo que es seguro es que la hipnosis es una herramienta muy poco extendida y, en mi opinión, es increíblemente útil para muchísimos profesionales, incluso para los profesores de canto.
Seas cantante o no, si sueles tener este tipo de problemas te recomiendo que pruebes la PNL como solución. Es realmente efectiva. Como siempre, hay mucha gente que dice practicarla, ¡así que asegúrate bien de sus credenciales antes de pagar nada!
En conclusión, ayer fue un buen día.
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