Estando un día en el estudio de grabación probando discos al tun tun puso "Tubular Bells" (1973), de Mike Oldfield, y tan solo oyendo las primeras notas dijo: "Esto es", o algo así. Fue asaltado de forma inmediata por unas notas musicales, expresaban lo que él anhelaba oír. Había encontrado la música para su película.
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Portada del disco |
La discográfica Virgin fue quien se puso de acuerdo con la productora cinematográfica para ceder la música; Mike Oldfield se enteraría después y por lo visto no le hizo mucha gracia.
El disco vendió dieciseis millones de copias.