Viendo el interés despertado por la entrada en la que explicaba el carácter artístico del Muro de San Lorenzo, me animo a compartir con vosotros la descripción de otro suelo cuya intención artística es más palpable pero que, a buen seguro, resulta casi tan desconocida como la del muro. Se trata del mosaico que tanto hemos pisado estos días, y otros tantos, primero haciendo cola para sacar las entradas de FETEN y luego disfrutando del teatro de calle que sobre él tiene lugar.
Aquí os dejo pues otro trocito de mi trabajo titulado "El arte por los suelos".
“Talía” (mosaico del Paseo de Begoña) de Mabel Álvarez,
Ricardo Rodríguez,
Enrique Carlón,
y José Luis Montalbán
El mosaico que viste el acceso al Jovellanos es un rompecabezas, de 12 metros cuadrados, hecho en mármol, que representa elementos relacionados con las artes escénicas. En la foto se pueden distinguir los dos períodos de composición del mismo: la que presenta figuras más pequeñas y baldosas más oscuras, que pertenece al mosaico antiguo (1992) y el resto, de figuras de mayor tamaño y un fondo de color más claro (2004), con las que se completó el mosaico original que tuvo que ser levantado durante la remodelación del Paseo de Begoña.
Mabel Álvarez y Ricardo Rodríguez, artífices del mosaico original, decidieron involucrar a sus dos compañeros en el nuevo trabajo tras las obras de remodelación antes citadas. Todos son miembros del grupo Kula, que desde la década de los 70 viene desarrollando una fructífera actividad con la edición de varias publicaciones (Orfebre, Salamandra), exposiciones, talleres de creación... Carlón y Montalbán son los fundadores del grupo al que enseguida se sumaron, entre otros, los autores iniciales del mosaico Mabel y Ricardo. Desde entonces, evitan las personalizaciones e individualidades de sus trabajos y buscan figurar como grupo Kula, haciendo justo honor al nombre, que proviene de una ceremonia ritual entre ciertas comunidades isleñas de Nueva Guinea, donde se fomenta el intercambio desinteresado de presentes con el fin de establecer relaciones sociales.
En palabras de Carlón, “el mosaico es el reflejo de un momento de creación artística”. Para su elaboración se crearon multitud de figuras en cartulina, que después se fueron desechando o seleccionando hasta crear un conjunto lo más armonioso y representativo tanto de las artes escénicas como de la vida de la ciudad y sus costumbres, intentando así singularizar un rincón emblemático de un paseo ya de por sí desnaturalizado y que tras su remodelación pasaría a ser clónico de cualquier otro que pueda figurar en el punto más distante de la geografía.
En la parte antigua del mosaico se pueden contemplar, presididas por la representación de un hórreo, un grupo central de figuras representativas del carnaval, un instrumentista de viento, una guitarra, una arboleda, gaviotas... Al margen derecho se distingue una camiseta de mimo y una chistera de mago de la que sale un conejo.
En las dos partes del mosaico se explota toda la gama de colores que ofrece el mármol, traído expresamente desde Galicia: blanco, ocre, negros gris, marrón y verde, este último el más escaso y, por tanto, el más caro. Como material sumamente resbaladizo que es, ha sido tratado para hacerlo más idóneo como pavimento, evitando que no resulte tan liso, aunque de una forma muy sutil para no dañarlo.
En las dos partes del mosaico se explota toda la gama de colores que ofrece el mármol, traído expresamente desde Galicia: blanco, ocre, negros gris, marrón y verde, este último el más escaso y, por tanto, el más caro. Como material sumamente resbaladizo que es, ha sido tratado para hacerlo más idóneo como pavimento, evitando que no resulte tan liso, aunque de una forma muy sutil para no dañarlo.
Desde su reinauguración en el 2004, la obra es acertadamente bautizada con el nombre de Talía: la palabra mosaico proviene de musa, Talía es la Musa de la comedia en la mitología griega y es, además, hija de Mnemósine, personificación de la memoria, que, a fin de cuentas, es lo que acaba siendo un mosaico, la representación de la memoria de un pueblo, sus costumbres, actividades y ritos.
La figura central en la parte nueva del mosaico es por tanto, la representación de Talía, que danza portando en sus dos manos las típicas máscaras representativas del teatro, y tirando la escalera que está bajo sus pies, todo lo mueve y hace girar. Esa escalera tiene una doble función y simboliza también los fotogramas de una cinta cinematográfica. En la falda de la musa se puede observar un fisura. Algunas de las piezas del mosaico más joven, que son de mayor tamaño, viajaron ya cortadas desde la cantera o el taller y sufrieron desperfectos en el trayecto. Agrandando el tamaño de las figuras se buscó hacer más visible al viandante los detalles de la obra. Personalmente considero que resulta más difícil abarcarlas a ras de suelo y que el tamaño de las figuras del mosaico inicial era más idóneo para este fin. Aunque quizás no soy yo la más indicada para opinar de perspectivas desde mi poco más de metro y medio de altura.
Al lado de Talía aparece el público representado por un ojo que todo lo ve. Aunque no es el mismo ojo, este símbolo ya aparecía en una de las esquinas del marco que bordeaba el primer mosaico. De todos modos, aquel ojo ha quedado vivo en la portada de un interesante libro de Héctor Blanco titulado “Gijón te mira”, donde se muestran detalles arquitectónicos y artísticos, desde los que “la ciudad nos observa.” Volviendo al mosaico, en torno a esta figura central giran todas las demás, recibiendo de cara a quienes se acerquen al teatro desde cualquier ángulo. Esta distribución sí me parece más acertada que la del mosaico original, en el que la mayoría de las figuras se organizaban orientadas desde los bordes hacia el centro.
Situándonos de cara al Jovellanos, a la izquierda de Talía, la primera gran figura muestra una pareja, chico y chica, con una gran tabla de surf. Es una figura muy jovial y alegre, La pieza que representa la tabla es una gran losa de mármol verde, muy valiosa tanto por su color como por sus dimensiones.
Por contraste, la siguiente figura es un personaje taciturno, sombrío, en el que predomina el mármol negro, que se relaciona con un extraño ser que surge de sí mismo.
Por contraste, la siguiente figura es un personaje taciturno, sombrío, en el que predomina el mármol negro, que se relaciona con un extraño ser que surge de sí mismo.
También el negro predomina en el ángulo izquierdo donde aparece representado el teatro costumbrista asturiano. Otra pareja, el hombre con montera picona y rasgos muy exagerados y la mujer con la típica pañoleta, se muestran en actitud recogida, como de cortejo amoroso, tema tan típico de la tradición teatral asturiana. A su lado, una vela, cuyo haz de luz se refleja por las arcadas que hacen las piezas de mármol, simboliza la brujería, también muy presente en los cuadros teatrales costumbristas.
En el ángulo opuesto, en todos los sentidos, la representación de una figura imposible: un ser animado, de varias cabezas, que simboliza el teatro experimental contemporáneo, con Grotowski como máximo exponente, en el que el actor se trabaja a sí mismo intentando sacar de su interior todos sus recursos. Esta capacidad creadora se refleja en las cuatro cabezas que se distinguen en la figura. Es característica común de todas las que componen el mosaico nuevo, la existencia de dos cabezas, incluida la figura central que porta las dos máscaras ya señaladas.
Kula cuenta con un conjunto piezas más grandes, los contramoldes, y también sobrantes del proyecto final que se encuentra en el paseo de Begoña. El grupo planteó en su día al ayuntamiento, poder realizar un mosaico con estos fragmentos en otro punto de la ciudad sin que, por el momento, haya sido tenida en cuenta su propuesta.
Mucho me temo que si su petición no fue escuchada en tiempos de bonanza tardará mucho en ser retomada, si es que algún día alguien repara en ella. Yo desde aquí quiero agradecer a los artistas su cercanía y el tiempo que amablemente me concedieron para poder realizar este trabajo con el que espero haber reflejado bien el suyo. Y animarles a que no desistan en su intento de recuperar para el suelo de Gijón lo que alguna vez ya le perteneció.