Pues bien, como bien dice el título del post, vamos a proponer un reto en estos últimos cinco días que quedan antes de las vacaciones (¡Vacaciones, bieeennn!). Cada día un libro.
De esta manera si alguien quiere leer en las, por otra parte, cortas vacaciones de Semana Santa, puede elegir entre estas propuestas que hoy comenzamos a lanzar.
Nuestro primer libro se titula Canciones de amor a quemarropa y está escrito por Nickolas Butler. Esta novela de amistad y reencuentros cuenta la historia de cuatro amigos de la infancia que se crían en un pueblecito de Wisconsin. Cada uno vive una trayectoria diferente pero la vida transcurre y se juntan para eventos familiares, sobre todo bodas. la relación entre ellos va cambiando, por momentos se deteriora, se producen reencuentros o enfrentamientos, en fin, es el transcurrir de una vida a través de la amistad de estos cuatro personajes. Ésta es la portada, aunque la versión que yo leí es diferente porque es la del Círculo de Lectores:
Nos interesa porque uno de ellos, llamado Lee, toma el camino de la música y se convierte en un cantante de éxito. Firma autógrafos, hace un montón de dinero, viaja por el mundo, conoce actrices famosas, tiene admiradoras...
Lee tiene un interés temprano e incondicional por la música. Dice Kip, uno del grupo de amigos:
"En secundaria, incluso en primaria, Lee fue el primero de mis amigos en tener walkman, y los llevaba a todas partes (...). Escuchaba muy atento todos los cassetes -y más tarde los Cds- que los mayores le pasaban como de contrabando". (p. 72).
A propósito de la música dice el propio Lee:
"Dedicarse a la música es una locura. Es algo completamente ilógico. La mayor parte de los músicos se las apaña a duras penas buscando un bolo aquí y otro bolo allá (...)" (p. 166).
Es hacia el final cuando el propio Lee hace esta interesante reflexión:
"America, diría yo, consiste en gente pobre tocando música y en gente pobre compartiendo comida y en gente pobre bailando aún cuando lleva una vida tan desesperante y tan deprimente que ya ni debería haber sitio para la música..." (p.183).
En fin, un libro amable y bonito, donde la música es la cuarta parte, porque son cuatro los amigos que hablan y que comparten la vida (y el invierno) en esta ciudad que podría ser cualquier otra de América.