Algo que nos une

Hay algo que es capaz de saltar sobre una alambrada y traspasar los límites de convicciones y fronteras, o ablandar a corazones duros y oscuros: la música.



Así es como se publicita una empresa de creación musical para asociaciones u organizaciones socialmente responsables, que trabajen por la paz o contra las injusticias sociales y que precisen darse a conocer. 

Andrés Levin es quien da vida a este proyecto. Puedes leer más en MUSICA HAS NOT ENEMIES.



NO HE DESAPARECIDO

¡Hola a todos/as!
   Sí, estimados lectores, queridos alumnos. Diréis qué ha sido de mí en este tiempo, en este más de mes y medio (51 días para ser exactos) que no he publicado nada. No tengo por qué justificarme, pero me apetece hacerlo.
   Este fin de curso ha sido bastante intenso, más que otros años. En junio me ha tocado la preparación de la orla de 6º de Primaria, que ha sido un curre (gracias Auxi y Tane), aunque ha valido la pena. También he tenido que apresurarme a rellenar todos los documentos que todo maestro debe hacer de más por estas fechas. Y encima me ha tocado la lotería de las oposiciones. He tenido que ser miembro/secretario de un tribunal de música en el procedimiento selectivo de los futuros/presentes nuevos compañeros de viaje musicales de mi Comunidad. Ya esta semana damos los últimos coletazos y se sabrán quienes obtienen plaza, pero desde el 15 del mes pasado he estado "abducido" (no he podido ni entregar las notas finales y casi si me descuido ni me despido hasta septiembre de mis compañeros del cole). Ha sido una tarea con mucha responsabilidad, pero también debo añadir que ha habido algún momento gratificante (sobretodo experimentar la ilusión de algunos opositores por esta profesión).
   Y entre todo este jaleo, hoy me ha dado por hacer un parón y ver cosas por la red y he encontrado el siguiente vídeo. Es una buena interpretación con tubos sonoros o boomwackers de una magnífica composición de estilo barroco o contrapuntístico titulada "Prélude nº 1" del compositor J.S Bach. Es una sincronización y un trabajo en equipo espectacular. Muy original.¡A disfrutarlo!

JUEGOS MUSICALES: ” COMPOSITORES”

En esta ocasión os propongo unos  juegos realizados con Celebriti. Podéis acceder a cada uno de ellos pinchando en los siguientes enlaces:


  1. "FAMOSOS COMPOSITORES" : en este juego tenéis que unir el nombre del compositor con su retrato.
  2. "COMPOSITORES CON SUS OBRAS": en esta ocasión tenéis que unir el nombre del compositor con una de sus obras.
  3. "BEETHOVEN": con preguntas sobre este compositor.
  4. "COMPOSITORES DE MÚSICA CLÁSICA": en el que tenéis que unir los compositores clásicos con sus obras.


Cats, II parte. Por Guillermo Názara

A continuación os presentamos la segunda parte del reportaje sobre Cats por nuestro autor invitado Guillermo Názara. Podéis seguirle en su twitter @MrNazara y en su canal de Youtube

Una vez más, Andrew Lloyd Webber se encontraba al borde de la desesperación. La fama y admiración por las que tanto había trabajado pendían de un agrietado hilo condenado a partirse. Todo habían sido problemas desde que había decidido embarcarse en el ambicioso –o, como la mayoría lo veían, absurdo- proyecto de convertir en un musical un viejo y olvidado repertorio de poemas infantiles. Y aun así, después de meses de constantes decepciones, ni siquiera había perdido un ápice de las ganas de seguir con aquella locura. 

La llamada de Cameron Mackintosh, el productor, era la cumbre de una gigantesca –y muy a su pesar, creciente- montaña de infortunios que habían acompañado a la obra desde su origen. A decir verdad, solo Andrew seguía teniendo fe en ella; estaba claro que algo que desde el principio había recibido tan mala acogida estaba destinado a fracasar. Pero el joven compositor no estaba dispuesto a abandonar aquello en lo que había volcado tanta dedicación, esfuerzo y, sobre todo, ilusión. Días después de hablar con Mackintosh, Andrew desembolsó varios millones de libras para que sus gatos pudieran hacerse un hueco en el West End.

Fueron semanas de intenso trabajo, en las que los miembros del equipo creativo tuvieron que ir a contrarreloj para cumplir con las exigentes fechas impuestas por la dirección del teatro. Tan solo disponían de cinco semanas para ensayar una pieza en la que cada movimiento, cada gesto debían ser coreografiados. Si bien memorizar todos esos pasos iba a ser una ardua y complicada tarea para el ensamble, diseñarlo en tan poco tiempo era una misión prácticamente imposible. 

Pero hacía tiempo que Cameron Mackintosh tenía su mente fijada en una persona; para él, la única capaz de asumir el irrealizable reto de preparar más de dos horas de baile en prácticamente un mes. Gillian Lynne había logrado hacerse un nombre gracias a las vanguardistas danzas que había creado para el Royal Ballet de Londres. Precisamente fue esa fusión de estilos la que captó la atención del productor, quien estaba convencido de que era exactamente lo que necesitaba una partitura tan ecléctica como la de Andrew.

Sin embargo, la innovadora artista no estaba dispuesta a aceptar ningún proyecto durante una temporada, aunque viniera de la mano de Lloyd Webber. Después de haber trabajado sin descanso en varios montajes, Lynne se acababa de casar y había decidido tomarse uno periodo sabático para disfrutar de su nueva vida en pareja. No obstante, Mackintosh no iba a permitir que la mejor oportunidad que tenía para llevar la obra a buen puerto se escapara de sus manos tan fácilmente. 

Tras haber recibido incontables negativas, Mackintosh consiguió convencer a Lynne para que, al menos, escuchara la partitura. Haciendo de tripas corazón, la coreógrafa aceptó darle una oportunidad a la cinta que Cameron le había enviado, en la que se oía al propio Andrew interpretando sus canciones al piano -con él mismo haciendo todos los personajes-. Acompañada de un ejemplar del poemario de Eliot, Lynne comenzó a darse cuenta de que lo estaba sonando ahí distaba mucho de aquella anodina pieza que se había imaginado. La bailarina estaba impresionada con la maestría con la que Andrew había musicalizado los versos del autor galés, cuyas letras parecían estar escritas específicamente para sus melodías. Quizás el talento del compositor era el único requisito que Lynne precisaba para cambiar de idea…

Los castings comenzaron de forma inmediata. En cuestión de días, los creadores tenían que encontrar a un elenco de más de veinte personas capaz de soportar las duras exigencias tanto vocales como actorales que Cats suponía en cada función. Si ya reunir intérpretes de tal calibre en Broadway era una proeza, encontrarlos en el West End de los años 80 sería un auténtico milagro. Si de algo tenían fama los ingleses era de la falta de preparación de sus bailarines; ningún musical de danza británico había cosechado éxito en ningún lado. No iba a ser nada fácil hacer desaparecer tan vergonzosa y -para los componentes de esta obra- problemática realidad.