¿Cómo entrenan la voz los cantantes famosos? 5 casos de los que aprend

cómo entrenan la voz los cantantes famosos

Mal. Los cantantes famosos entrenan sus vocales mal 😂

Pero esto tiene muchos significados, y hay mucha más chicha de lo que en un principio pueda parecer.

Con los años, esto se ha ido agravando, porque muchos vocal coaches únicamente utilizan los ejercicios de Seth Riggs sin saber muy bien por qué.

De hecho, los ejercicios de canto que utilices no son lo realmente importante.

Pero vamos a lo que vamos, porque podemos sacar aprendizajes muy buenos de los cantantes famosos que podemos aplicar a nuestras voces.

Primero quiero que tengas claro que un cantante famoso no tiene por qué ser un buen cantante técnico.

Ni siquiera cantar bonito quiere decir tener una buena técnica vocal.

Muchas veces se confunde el sufrimiento al cantar por sentimiento.

El grito pelao por potencia.

Puse un ejemplo muy concreto de un cantante español en la entrevista sobre la voz que nos hizo Gache Boccazzi en su podcast, Sé feliz donde estés.

Pero cuando entrenas tu oído para reconocer qué hace bonita a una voz, bonita de verdad, cada vez que oyes a un cantante desviarse de ahí, te rechinan los oídos.

Muchos alumnos me dicen muchas veces algo que me lleva pasando años a mí mismo: “no puedo dejar de oírlo”.

Se refieren a cuando escuchan a los cantantes que más les gustan, pero que lo hacen mal técnicamente.

Pero ya hemos hablado de técnica vocal aquí.

Vamos a ver qué pasa con los cantantes famosos y sus entrenamientos vocales.

1. Los cantantes famosos que lo hacen bien

Hay muchos que lo hacen bien.

Cuidan sus voces a nivel de salud, hábitos, etc.

Y también entrenan regularmente, sabiendo que es muy fácil desviarse de la técnica vocal correcta y empezar a forzar la voz sin darse cuenta.

Por eso es necesario que siempre tengan a un entrenador vocal a mano y entrenen regularmente.

No porque sean tontos y no sepan cantar, si no porque un entrenador vocal bueno detecta cuándo algo se va de madre.

Puedes detectarlo tú por tu cuenta, pero un chequeo regular es bueno, porque desde fuera se ven las cosas diferentes. Más claras.

Por eso los entrenadores vocales no tienen por qué cantar mejor que los cantantes a los que entrenan.

Ahora vamos a ver qué hacen mal los cantantes famosos al entrenar sus voces.

2. Los que no entrenan

Estos son los que nunca hacen nada.

Hacen algún lip bubble por aquí, unos sonidos raros por allá, y se apoyan mucho en infusiones y soluciones milagrosas para mantener bien la voz.

Existe ese cantante, 1 entre 1 millón, que hace incluso menos que esto y mantiene su voz intacta durante toda su vida.

Esto no es lo habitual, igual que no es habitual fumar toda la vida como un carretero sin sufrir ninguna consecuencia.

Lo que podemos aprender de estos casos son dos cosas:

  1. No copiar su ética de trabajo, en lo que al entrenamiento vocal respecta. Si quieres una buena voz, tienes que trabajarla prácticamente a diario.
  2. Ver qué narices están haciendo, cómo están cantando, para poder tener la voz a ese nivel sin hacer nada y sistematizarlo para poder replicarlo en otras personas.

El primer punto es para ti.

El segundo, para los entrenadores vocales como nosotros.

A excepción del bicho raro, el resto de cantantes sufren las típicas consecuencias: cancelación de conciertos, cada vez más esfuerzo al cantar, pérdida de rango vocal, …

3. Los que suenan bien por defecto

Estos son los cantantes que han cantado toda la vida.

Tienen una voz bonita, suenan bien, y la gente se lo ha hecho saber.

Han practicado, sin duda, pero no tanto la técnica, si no su estilo.

Con esa práctica han aprendido a tener más seguridad, a crear su identidad como cantantes, etc.

Saben que tienen que entrenar la voz y empiezan a recibir clases sin mayor pretensión.

“Lo hago porque hay que hacerlo, hay que cuidar la voz”, suelen decir.

Aquí tenemos tres problemas de los que podemos aprender cosas importantes:

  1. No tener una meta cuando entrenas tu voz es lo mismo que ir a ningún sitio.

    Tienes que tener claras tus carencias y cómo trabajarlas, porque si no simplemente acabarás haciendo ejercicios de respiración y ejercicios genéricos de calentamiento vocal.
  2. Ver el entrenamiento vocal como algo pasivo te lleva a no obtener resultados.

    Sí, entrenar la voz es “algo que hay que hacer”, pero eso no sólo implica ver a tu entrenador vocal cada X tiempo.

    Implica que practiques por tu cuenta con el material que te proporcione, y de forma muy consciente, porque lo que buscas es aplicar cambios en tu voz. Utilizarla de forma diferente.
  3. Si ya suenan bien y cantan bien, ¿para qué querrían hacer algo diferente?

    Suena lógico, pero no es así. Aunque tu voz suene bien cuando cantas, puedes sonar mejor.

    Cansarte menos (o no cansarte).

    Ampliar tu rango vocal y así hacer más únicas tus canciones (si compones) o cantar versiones de canciones que ahora mismo no puedes.

4. Los que su musicalidad les impide mejorar rápido

Al ser cantantes famosos, saben perfectamente lo que suena bien y lo que no, musicalmente hablando.

Un ejemplo clarísimo es la afinación. Si oyen que algo está desafinado, les duele.

No pueden soportar oírlo.

Paradójicamente, cuando entrenas tu voz, muchas veces la afinación queda en segundo plano.

Porque no se trata de sonar bien, musicalmente hablando.

Se trata de que descubras formas nuevas de utilizar tu voz.

¿Para qué?

Buena pregunta.

Para acceder a notas que ahora son imposibles.

Para dejar de hacer tanta fuerza cuando llegas a las notas más importantes de una canción.

Para no castigar tu voz y no tener siempre miedo de si al día siguiente tendrás ronquera.

Entonces, cuando estos cantantes están entrenando, si un ejercicio no les suena musicalmente bien, se bloquean y lo repiten, pero con la intención equivocada.

Buscan que suene bonito, cuando deberían buscar que sea correcto.

Esto les pasa a todos los cantantes, famosos y no famosos, pero cuando tienen un cierto nivel de fama, les cuesta mucho más no pensar en ello.

5. Los que creen que la técnica les hará perder su identidad como cantantes

Esto lo entiendo.

De verdad que lo entiendo.

Pero no es verdad.

Mejorar la técnica no cambia tu identidad. 

Mejorar tu técnica vocal te da control y libertad para elegir de forma consciente lo que quieres hacer, en vez de cantar “cómo te salga”.

De hecho, PERMITE que tu identidad salga a la luz.

Porque si tienes una mala técnica, ya puedes tener música celestial en tu cabeza y saber exactamente cómo lo querrías cantar, porque la voz no va a ser capaz de emitir esos sonidos.

Es cierto que durante el entrenamiento vocal, especialmente al principio, tu voz va a sonar extraña porque estás empezando a descubrir cosas nuevas.

En ese primer paso lo importante es sentir que puedes cantar más fácil, dejando un poco de lado el sonido que obtengas.

Porque eso te da control.

Con ese control puedes hacer un trabajo mucho más fino sobre el sonido que quieres conseguir en cada momento.

Esto no sólo te da libertad, si no que aumenta tu expresión como cantante.

Este artículo ¿Cómo entrenan la voz los cantantes famosos? 5 casos de los que aprend pertenece a VoKalo.

La barrera del dolor que separa a los fuertes de los débiles

Hace ya unas cuantas semanas, mi alumno Julio me dijo: podrías hablar del disfrute de cantar en tus artículos.

Al principio pensé: no sé… no puedo soltar muchas palabrotas y tampoco puedo insultar a nadie.

Pero luego pensé: ¡¿qué cojones?! Tiene razón.

Porque al final, todos nos metemos en esto de cantar para disfrutar.

¿El problema? Que los principios suelen ser duros, y no siempre se disfruta.

Todo esto me hizo pensar en cuando empecé a tocar la batería.

Empecé con 15 años. Técnicamente con 15 y medio.

Al principio, por supuesto, era un puto horror. No daba ni una, y el más sencillo de los ejercicios me costaba la vida.

Si avanzamos tan sólo 1 año después, disfrutaba como un cabrón tocando metal. Mejor o peor (más bien peor), pero ya empezaba a defenderlo como es debido.

Avanzamos 5 años, y me sentía el puto amo, aunque no lo era. Conocía a baterías mejores que yo, pero aún así tenía un buen nivel.

Cuando empiezas a disfrutar es cuando revientas esa barrera, esa época en la que cada vez que te pones a practicar sólo sientes sufrimiento y frustración porque no te sale lo que quieres hacer.

Pero una vez pasas el umbral… la cosa cambia mucho.

El punto de inflexión es ese momento en el que ya no piensas en la batería (ni en la voz) como en algo que tienes que accionar para que haga lo que quieres.

Cuando disfrutas de verdad es cuando directamente oyes en tu cabeza lo que quieres hacer, y lo haces.

Cantando, con la batería, la guitarra, el clarinete o la petanca.

¿A que no sabes dónde se queda la gran mayoría de las personas?

Ninguna sorpresa: no rompen esa barrera.

Por ejemplo, el otro día mi alumno Stephan me decía que cada vez tiene más ganas de coger la guitarra y ponerse a cantar. 

Lo curioso es que en el pasado le habían dicho que no servía para cantar…

Aunque todo esto no es lo mejor.

La verdadera magia ocurre cuando ves que mejoras más rápido, porque el disfrute te hace cantar y practicar aún más.

Para mayor disfrute, suscribirse a nuestra lista de correo. Aquí debajo.

Este artículo La barrera del dolor que separa a los fuertes de los débiles pertenece a VoKalo.

La barrera del dolor que separa a los fuertes de los débiles

Hace ya unas cuantas semanas, mi alumno Julio me dijo: podrías hablar del disfrute de cantar en tus artículos.

Al principio pensé: no sé… no puedo soltar muchas palabrotas y tampoco puedo insultar a nadie.

Pero luego pensé: ¡¿qué cojones?! Tiene razón.

Porque al final, todos nos metemos en esto de cantar para disfrutar.

¿El problema? Que los principios suelen ser duros, y no siempre se disfruta.

Todo esto me hizo pensar en cuando empecé a tocar la batería.

Empecé con 15 años. Técnicamente con 15 y medio.

Al principio, por supuesto, era un puto horror. No daba ni una, y el más sencillo de los ejercicios me costaba la vida.

Si avanzamos tan sólo 1 año después, disfrutaba como un cabrón tocando metal. Mejor o peor (más bien peor), pero ya empezaba a defenderlo como es debido.

Avanzamos 5 años, y me sentía el puto amo, aunque no lo era. Conocía a baterías mejores que yo, pero aún así tenía un buen nivel.

Cuando empiezas a disfrutar es cuando revientas esa barrera, esa época en la que cada vez que te pones a practicar sólo sientes sufrimiento y frustración porque no te sale lo que quieres hacer.

Pero una vez pasas el umbral… la cosa cambia mucho.

El punto de inflexión es ese momento en el que ya no piensas en la batería (ni en la voz) como en algo que tienes que accionar para que haga lo que quieres.

Cuando disfrutas de verdad es cuando directamente oyes en tu cabeza lo que quieres hacer, y lo haces.

Cantando, con la batería, la guitarra, el clarinete o la petanca.

¿A que no sabes dónde se queda la gran mayoría de las personas?

Ninguna sorpresa: no rompen esa barrera.

Por ejemplo, el otro día mi alumno Stephan me decía que cada vez tiene más ganas de coger la guitarra y ponerse a cantar. 

Lo curioso es que en el pasado le habían dicho que no servía para cantar…

Aunque todo esto no es lo mejor.

La verdadera magia ocurre cuando ves que mejoras más rápido, porque el disfrute te hace cantar y practicar aún más.

Para mayor disfrute, suscribirse a nuestra lista de correo. Aquí debajo.

Este artículo La barrera del dolor que separa a los fuertes de los débiles pertenece a VoKalo.

La primera vez que escuche heavy metal, pensé esto

Mi familia nunca ha sido muy amante de la música.

Sí, desde pequeño siempre había algo de música en casa, pero siempre se ponía un poco “lo que había”.

Yo sabía que la música existía, pero no tenía mayor relevancia para mí.

A los 14 años, un amigo me trajo un CD de heavy metal que se había comprado. Quería que lo escucháramos juntos mientras jugábamos.

Pongo el CD, le doy al play y empiezo a escuchar algo parecido a música clásica, cantado en latín.

¡¿Qué es esta mierda?!, pensé. De hecho, lo dije.

Mi amigo me dijo: Sí sí, ya lo sé. Tú escúchalo. Te voy a dejar aquí el CD y lo vas escuchando.

Hostia puta… cada día que pasaba me gustaba más. Era buenísmo.

Me hacía sentir como Conan El Bárbaro, capaz de cortar las cabezas de mis enemigos y de reventar cabezas ajenas con sillas de escuela.

¿Cómo era posible que mi opinión estuviera cambiando tanto?

Bueno, no soy el único al que le ha pasado en este mundo. Con heavy metal, con R&B, … con lo que sea. El género musical es lo de menos (aunque… ¡¡larga vida al heavy metal!!).

Lo que pasó es que mi oído no estaba acostumbrado ni a escuchar cosas más complejas ni a poner atención en lo que escuchaba.

Seguramente sabrás que nuestros sentidos reciben un chorrazo de información, pero nuestro cerebro la filtra para no volvernos locos.

¿Conclusión? El oído se puede entrenar, y cuando empiezas a entrenar tu voz, también entrenas tu oído (o al menos deberías).

Empiezas a reconocer lo que suena bien y suena mal en una voz.

También aprendes a dejar de hacer lo que suena mal en tu voz y empiezas a hacer lo que suena bien.

Y una vez lo reconoces, no puedes dejar de oírlo en todas partes. Tus oídos rechinan cuando oyes a alguien hacerlo mal, y toda tu atención se centra en una voz que lo hace bien.

Ahí es cuando empiezas a saber poner nombre a lo que no te gusta de tu voz, y es ahí también cuando empiezas a aplicar soluciones con cabeza.

Por cierto, deja ya de escuchar pop y pásate al metal.

No, es broma. No es broma.

Bueno, la realidad es que da igual el estilo que quieras cantar, porque la voz siempre es la misma. El funcionamiento es el mismo.

Y todo pasa por suscribirte a nuestra lista de correo, cosa que puedes hacer aquí debajo.

Este artículo La primera vez que escuche heavy metal, pensé esto pertenece a VoKalo.

La primera vez que escuche heavy metal, pensé esto

Mi familia nunca ha sido muy amante de la música.

Sí, desde pequeño siempre había algo de música en casa, pero siempre se ponía un poco “lo que había”.

Yo sabía que la música existía, pero no tenía mayor relevancia para mí.

A los 14 años, un amigo me trajo un CD de heavy metal que se había comprado. Quería que lo escucháramos juntos mientras jugábamos.

Pongo el CD, le doy al play y empiezo a escuchar algo parecido a música clásica, cantado en latín.

¡¿Qué es esta mierda?!, pensé. De hecho, lo dije.

Mi amigo me dijo: Sí sí, ya lo sé. Tú escúchalo. Te voy a dejar aquí el CD y lo vas escuchando.

Hostia puta… cada día que pasaba me gustaba más. Era buenísmo.

Me hacía sentir como Conan El Bárbaro, capaz de cortar las cabezas de mis enemigos y de reventar cabezas ajenas con sillas de escuela.

¿Cómo era posible que mi opinión estuviera cambiando tanto?

Bueno, no soy el único al que le ha pasado en este mundo. Con heavy metal, con R&B, … con lo que sea. El género musical es lo de menos (aunque… ¡¡larga vida al heavy metal!!).

Lo que pasó es que mi oído no estaba acostumbrado ni a escuchar cosas más complejas ni a poner atención en lo que escuchaba.

Seguramente sabrás que nuestros sentidos reciben un chorrazo de información, pero nuestro cerebro la filtra para no volvernos locos.

¿Conclusión? El oído se puede entrenar, y cuando empiezas a entrenar tu voz, también entrenas tu oído (o al menos deberías).

Empiezas a reconocer lo que suena bien y suena mal en una voz.

También aprendes a dejar de hacer lo que suena mal en tu voz y empiezas a hacer lo que suena bien.

Y una vez lo reconoces, no puedes dejar de oírlo en todas partes. Tus oídos rechinan cuando oyes a alguien hacerlo mal, y toda tu atención se centra en una voz que lo hace bien.

Ahí es cuando empiezas a saber poner nombre a lo que no te gusta de tu voz, y es ahí también cuando empiezas a aplicar soluciones con cabeza.

Por cierto, deja ya de escuchar pop y pásate al metal.

No, es broma. No es broma.

Bueno, la realidad es que da igual el estilo que quieras cantar, porque la voz siempre es la misma. El funcionamiento es el mismo.

Y todo pasa por suscribirte a nuestra lista de correo, cosa que puedes hacer aquí debajo.

Este artículo La primera vez que escuche heavy metal, pensé esto pertenece a VoKalo.