El día en el que Epi y Blas me contrataron

Tengo la carrera de Relaciones Laborales.

Básicamente se trata de gestionar todos los procesos entre empleado y empleador, como contratos y cosas así.

Nunca llegué a trabajar de eso 😂 Bueno, sí que tuve un trabajo, pero estuve de prácticas y me gustó tan poco que no aguanté más que unas semanas.

Pero antes de seguir, tengo que irme a mi época en el colegio.

Por norma general, estudiaba y ponía empeño en mis estudios. Pero oye… que nadie es perfecto…

Alguna que otra vez me presentaba en un examen sin estudiar, pero siempre tenía un as en la manga, y no me refiero a las chuletas.

Me refiero a la lógica.

Si había algo que no sabía, intentaba deducirlo por lógica, y la verdad es que no me iba mal.

A ver, no sacaba notaza, pero sí me apañaba y al menos aprobaba, que es mucho más que lo que otros podían decir 😂

Pasaron los años y mi lógica siempre me acompañó a todas partes.

Acabé la carrera, y me presenté en una entrevista de trabajo para ser contable.

Contable… nada que ver con relaciones laborales, pero oye, era un trabajo, yo era joven y quería empezar a ganar mi propio dinero.

Por si te lo estás preguntando, no tenía ni puñetera idea de contabilidad.

El caso es que me hicieron dos pruebas. Una de inteligencia y otra de contabilidad.

Hasta aquí, nada fuera de lo normal. Era lo que cabía esperar… hasta que entraron Epi y Blas en la sala cuando acabé mis pruebas.

No eran Epi y Blas del todo, pero podían haberlo sido si fueran empresarios. Eran los dos socios de la empresa, y me recordaban mucho a ellos 😂

Me recordaban físicamente, porque uno era más bajito y ancho que el otro, que era muy delgado y alto.

¡Pero es que hasta las personalidades se parecían a las de los personajes del Barrio Sésamo!

Total, que se ponen a revisar mis respuestas de la prueba de contabilidad y se partían el culo.

  • Epi: ¡Mira mira! ¡Mira lo que ha puesto aquí! La verdad es que tiene lógica, ¡jajaja!
  • Blas: No sé… sí, pero no, ¿eh? No la podemos contratar.
  • Epi: ¡Pero mira esto otro! ¡jajajaja! Además, mira la prueba de inteligencia. Yo creo que puede aprenderlo.
  • Blas: Yo no lo veo, no lo veo… bueno, que decida Alicia.

Y Alicia dijo que sí.

Si crees que esta conversación la cuento como un chiste, no, no lo es. Yo estuve delante todo el rato y fue así 😂

Al final aprendí el oficio de contable en el campo de batalla, cuando alguien me enseñó, no en la universidad, .

Todo esto te lo cuento porque la lógica está muy bien. Si tienes instinto para el canto puedes llegar lejísimos, pero sólo si lo combinas con saber hacer.

Porque ese instinto, por lejos que te pueda llevar, no va a ser nada comparado con un entrenamiento guiado.

De hecho, alguien con menos «instinto» (llámalo talento), puede llegar mucho más lejos si suple esa carencia con trabajo y un plan sólido.

Y es una buena noticia, porque sabemos el trabajo que hay que hacer y cómo hacerlo, pero actualmente nadie sabe cómo enseñar el «talento». Es algo que se adquiere o se tiene al nacer. Hay algunas teorías, pero nada concreto.

Puedes ser más que el talento que puedas tener o no tener.

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P.D.: Epi y Blas es como conocemos a Bert y Ernie en España. En latinoamérica se llaman Beto y Enrique, según Wikipedia.

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¿Formas parte del grupo de los débiles?

Hoy en día se dice que vivimos en la edad de la inmediatez.

Lo queremos todo, y lo queremos YA.

Sin esfuerzo, gracias.

Yo pienso que esto siempre ha sido así. Siempre ha habido gente que no está dispuesta a hacer el trabajo necesario para conseguir lo que quiere.

Hay quien dice que eso es porque no lo quiere en realidad.

No lo sé. Lo que sí sé es que hacer el trabajo necesario, nieve o truene, de forma constante, es lo que separa a los débiles de los fuertes.

Aunque yo creo que hay un pequeño matiz: el desconocimiento.

Hay débiles que son débiles por puro desconocimiento de cómo funcionan las cosas.

Hace poco he visto en Netflix la serie La Playlist.

Trata sobre cómo se fundó Spotify y sobre los problemas que pasaron para conseguir materializar la idea y cambiar la industria musical.

Está claro que es una dramatización, pero después de ver la serie me documenté, y parece ser que hay mucha verdad en lo que aparece.

Tuvieron resistencia por parte de las empresas discográficas, tuvieron problemas con la parte técnica, con el dinero, … ¡problemas con todo!

Había personas que les decían que eso no podía hacerse, que era mala idea, que nunca funcionaría, …

La historia de siempre, vamos.

¿A cuántas personas les han dicho que nunca podrían cantar? Madre mía… puedo afirmarte que a muchísimas.

¿Cuántas de ellas están cantando? Sólo aquellas que aguantaron y entrenaron su voz lo suficiente.

Pero la historia de Spotify no es nueva. Si es que al final sieeeeeeempre es la misma historia:

  • A Stephen King le dieron una crítica negativa del primer borrador de Carrie, su primera novela. Fue gracias a su mujer que lo acabó, lo siguió intentando, acabó vendiendo más de un millón de copias e hicieron películas.
  • A J.K. Rowling le costó muchísimo que alguien editara su novela. Le dijeron que mejor se buscara un trabajo como profesora, porque era muy difícil vivir de escribir libros para niños.

Hay muchos casos más de músicos, actores, películas, … por las que nadie apostaba, hasta que alguien lo hizo y de repente fueron éxito mundial.

No pretendo decirte que vas a conseguir uno de estos éxitos increíbles si le echas horas a tu voz para cantar mejor. Eso sería estúpido.

Pero no te estoy hablando del éxito a este nivel.

Te estoy hablando de que, si quieres cantar mejor, no sentir molestias, tener más rango, potencia o incluso simplemente poder afinar, puedes hacerlo.

¿Quién lo decide? Pues tú.

Porque ese éxito sólo depende de ti, de si entrenas tu voz de la manera adecuada, y de si le dedicas la concentración, el tiempo y el esfuerzo necesarios.

Si todo esto te suena a discurso de superación casposo, allá tú. Mucha gente lo ha conseguido, y difícilmente vas a ser tan especial como para no poder conseguirlo tú también.

Como te decía, pienso que hay mucha gente fuerte que se considera o se califica como débil sólo por no saber que existe un camino.

Las excusas suelen dominar nuestras vidas. Ese no es el camino que quiero para ti.

Si te consideras de los fuertes, puedes demostrarlo apuntándote a nuestra newsletter unos centímetros más abajo.

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Llevo toda la vida preparándome para ser vocal coach

Durante mis años como programador de videojuegos aprendí un montón de cosas (todo muy friki, y esto se va a poner MUY friki 😂😂).

Geometría euclidiana, vectores, matrices, cómo se comporta la luz, física de cuerpos rígidos, …

Incluso entendí la trigonometría y la pude aplicar a un montón de cosas.

Nunca la entendí en el instituto, y esa es una de las razones por las que no me gusta el método de enseñanza actual, pero eso es otra historia.

Todas esas frikadas están muy bien, son chulas (sobre todo si ves los resultados de forma visual), pero poco de todo eso aplica a la vida.

Supongo que por eso los programadores suelen (¿¿solemos??) ser un poco raritos.

Pero sí que hay una frase que se repite una y otra vez en la industria del desarrollo de los videojuegos:

Falla, y falla rápido.

Si no te gustan los videojuegos, incluso si los ODIAS, te aguantas y sigue leyendo, porque es una lección importante 😬

Hay algo muy difícil de conseguir al crear un videojuego.

No es que el juego tenga un movimiento muy suave, ni que la inteligencia artificial sea realista, ni que los gráficos se confundan con la realidad.

Todo eso está muy bien, pero no. Lo más difícil (e importante) de conseguir es que un videojuego sea DIVERTIDO.

Si no es divertido, da igual todas las lucecitas que tenga.

El problema es que… ¿qué significa que sea divertido? ¿Qué ES divertido? ¿Cómo haces que algo sea divertido?

Para saber qué distancia hay entre dos puntos, puedes aplicar el teorema de Pitágoras y ahí tienes el resultado.

Pero para hacer que algo sea divertido no existe ninguna fórmula matemática, igual que no existe para hacer una «buena» canción.

Sabes que algo es divertido cuando lo juegas y lo sientes, pero nunca antes.

Entonces… ¿cómo llegas a hacer algo divertido, algo bueno, si no sabes cómo llegar?

Fallando MUCHAS veces para descartar lo que no funciona. Poco a poco vas cerrando el cerco y te acercas a lo que funciona, a lo divertido, a lo bueno.

Pero la industria del videojuego se mueve rápido y no puedes perder el tiempo, igual que la industria de la música, por lo que no puedes perder el tiempo.

Por eso tienes que fallar MUCHAS veces, pero también tienes que fallar RÁPIDO, de forma que llegues a tu objetivo ANTES.

Creo que a estas alturas ya sabes a dónde quiero llegar…

Cantar es algo confuso, a no ser que ya sepas hacerlo.

Hay sensaciones físicas extrañas, que nos despistan.

Cuando algo falla, no es fácil saber el por qué, y menos fácil aún es saber solucionarlo.

Y en el canto hay algo que no tienen en los videojuegos: los gallos.

Si te sale un gallo lo único que quieres es evitar que vuelva a pasar, y lo haces a base de forzar, lo cual sólo te llevará por el camino de la amargura y no vas a mejorar.

Es decir, no te permites fallar, por lo que no vas a cambiar nunca el enfoque de cómo utilizas tu voz. Y si tienes problemas vocales y no cambias nada… no hay que ser un genio para ver que esos problemas no se van a ir por sí solos.

Así que déjate de historias, falla, y falla rápido. Y quiero añadir algo más: falla con cabeza.

Porque aunque el tema de la voz sea confuso, siempre hay un por qué, una razón de por qué algo no ha salido como debería haber salido.

Ir sin rumbo también puede ser muy malo. Hay demasiado en lo que fallar, demasiadas opciones. Es mejor fallar en una dirección concreta.

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Ronquera recurrente y la verdad de tus progresos en el canto

La revista ¡HOLA! es una revista española, fundada en el 1.944.

Se dice pronto.

Lleva casi 100 años como una revista de actualidad, y tienen diversos apartados, como moda y salud.

Precisamente es en este último apartado en el que hemos colaborado hace muy poco, hablando sobre las ronqueras recurrentes.

Puedes leer aquí el artículo

Quien dice ronqueras dice molestias, cosquilleos, picores, etc. de los que es posible que ni seas consciente.

Un problema muy grande que se encuentran los cantantes es que “la voz no sale”. Es raro, pero así lo describe mucha gente.

Cuando “la voz no sale”, ya sea porque se te engola, te falta potencia o lo que sea, solemos hacer una de estas dos cosas:

  • O bien intentamos hacer que salga a base de hostias, haciendo más de lo mismo pero más fuerte.
  • O bien intentamos cambiar el enfoque de forma drástica, para ver si va mejor por otro camino.

Ambas opciones tienen cabida, dependiendo de la situación, pero la segunda suele ser mejor opción… hasta cierto punto.

Si cuando cantas te haces daño, está claro que tienes que cambiar algo. Si sigues de esa forma, tu voz acabará mal.

Todo esto te lo explico porque hace años que veo un patrón muy curioso.

Cuando trabajo con alguien que nunca ha cantado antes y empezamos a conseguir cosas interesantes, suele atribuir el éxito a la suerte.

Cuando trabajo con alguien que lleva años y años cantando y empezamos a conseguir cosas interesantes, suelen atribuirlo a sus años de experiencia.

Pero la realidad es que la experiencia no es tanto una cuestión de tiempo. Es más una cuestión de enfoque y precisión.

Da igual que lleves años cantando si siempre has estado forzando tu voz o cambiando tu enfoque al cantar semana sí semana también.

Porque la realidad es que, cada vez que mejoras tu técnica vocal, deberías buscar cambios más pequeños, mucho más precisos, simplemente porque cada vez estás más cerca de hacer diana.

Y eso no necesariamente tiene que ver con los años que llevas cantando. Tiene que ver con los años que llevas experimentando con tu propia voz.

Si nunca has entrenado tu voz como es debido, aunque lleves años cantando, te recomiendo que empieces cuanto antes. Y si aún no has empezado a cantar, no vayas al tuntún y empieces a adquirir malos hábitos.

Puedes esperar… o puedes empezar dejando tu correo electrónico justo aquí debajo para recibir un correo al día sobre canto.

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El profeta del ejército hará que muevas el culo

Hace unos días me quedé hablando un rato con mi alumno Manuel.

Es un tío de poco más de 60 años que tiene las cosas muy claras, y eso me encanta.

Estuvimos hablando de política, de economía, … temas que suelen encender fuegos, y no de los buenos.

También me estuvo contando algunas de sus historias de la mili, y de un tío que encerraron en el calabozo que, en su carnet, su profesión aparecía como «Profeta».

(Si eres de fuera de España, «la mili» es el nombre coloquial que se le daba al servicio militar obligatorio en España).

Total, que no sé muy bien cómo, pero salió el tema de la buena y la mala suerte.

Manuel lo tiene clarísimo: la suerte juega un papel ridículo en tu trayectoria en la vida. Fue muy tajante en eso.

Yo no estoy tan de acuerdo, pero a medida que hablábamos lo fui viendo un poco más como él lo ve.

Me dijo que la suerte sí existe, y me puso como ejemplo que si estalla una guerra, es mala suerte. Tú no puedes hacer nada para evitarlo (como ciudadano de a pie).

Pero hasta para que te toque la lotería tienes que jugar. Tú decides si juegas o no.

Yo le expliqué cómo conocí la técnica Speech Level Singing. Resumiéndolo muchísimo: no estaba contento con mi progresión en mis clases de canto y cada día me metía en Internet a buscar (en el año 2005).

Yo le dije que considero que tuve suerte de tener acceso a Internet porque mis padres se lo podían permitir, y de que alguien, en algún lugar del mundo, decidió escribir públicamente sobre esta técnica en Internet.

Considero que tuve suerte de que, en una de esas búsquedas, topé con esa página.

Tuve suerte de entender el inglés, a pesar de no haberlo estudiado nunca de forma reglada (lo mío antes era aprender al más puro «estilo de la calle» 😂).

Pero Manuel me hizo verlo distinto:

Hice caso a mi instinto cuando éste me decía que lo que estaba haciendo en mis clases de canto no funcionaba.

Tuve la inquietud y tenacidad de meterme en Internet cada día después de trabajar (estaba en pleno cierre de mi primer videojuego publicado, y era un estrés, trabajando incluso por la noche).

Tuve la iniciativa de ver películas y series en inglés con subtítulos en castellano, y buscaba por Internet el significado de cada palabra y expresión que no entendía.

Y gracias a toda esa conjunción de cosas, pude acceder a aquella información que me abrió los ojos.

Si hubiese dedicado todo ese tiempo a… yo qué sé… jugar a videojuegos, no habría llegado a donde llegué, y a donde he llegado hoy.

Porque nunca me imaginé que algún día estudiaría con el creador de Speech Level Singing, y mucho menos que llegaría a formarme con él.

¿Hay suerte en esta historia? En parte sí, porque tuve la suerte de tener los padres que tengo, pero me pudieron dar lo que tuve no por suerte. Me lo dieron porque se dejaron la piel trabajando.

Pero sin mi acción… no me estarías leyendo ahora.

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