Desde el momento de la idea inicial hasta la puesta en escena con el público, ¿cuál es tu proceso creativo y cuánto te cuesta crear un monólogo?
Si quieres saber más sobre: el arte de los monólogos cómicos
En los años 20, el investigador Hans Berger descubrió que nuestro cerebro está continuamente emitiendo ondas. Estas ondas son fruto de la actividad eléctrica de nuestras neuronas, y se pueden medir en Hercios, tal y como podemos medir las ondas sonoras.
Estas ondas cerebrales se dividen en cinco grupos, que tienen relación total con nuestro estado físico y psíquico en cada momento.
Mientras que las ondas Beta y Gamma se producen cuando estamos en un estado plenamente consciente, las ondas Theta y Delta están relacionadas con estados inconscientes. Emitimos ondas Beta en casi todos los momentos en los que estamos despiertos: trabajando, practicando deporte, viendo la televisión…etc. Cuando nos estresamos o nos encontramos con una situación incómoda que nos produce nervios, la actividad cerebral aumenta, emitiendo ondas del grupo Gamma. Las ondas Theta se emiten en situaciones de relajación profunda, con una desconexión con el exterior casi completa, por ejemplo, un estado de hipnosis, o cuando estamos a punto de dormirnos. Las ondas Delta se producen durante el sueño más profundo.
Entre ambos grupos se encuentran las ondas Alfa. Estas ondas se producen cuando estamos muy relajados y algo desconectados de nuestro entorno. No pensamos en el tiempo y el espacio y estamos más conectados con nuestro interior que con el exterior. Emitimos estas ondas cuando estamos tranquilos, tumbados, pensativos, descansando… en general, en situaciones que no implican actividad.
Para conseguir un estado de relajación plena siempre que lo necesitemos es importante que practiquemos alguna técnica de relajación a diario. En este blog puedes aprender algunas técnicas muy útiles. Sin embargo, existen muchas formas de activar estas ondas tan beneficiosas:
Conseguir activar nuestras ondas Alfa implica llegar a un estado de relajación consciente muy necesario para un músico: si lo conseguimos, podremos concentrarnos mejor en el estudio, tocar sin tensiones e incluso librarnos del miedo escénico. Llegar a este estado de tranquilidad no es fácil en situaciones de estrés, como momentos previos a conciertos o exámenes. Sin embargo, alcanzarlo en casa durante el estudio es más factible, y nos puede abrir el camino a controlar nuestros nervios y tensiones.
Seguramente, no es la primera vez que oyes esta palabra. Muchos deportistas hablan de ello, bailarines, músicos… El estado de flow no es otra cosa que la sensación de estar completamente aislado y sumergido en una actividad. Esta sensación está fuertemente unida a una concentración plena. Algunas personas hablan incluso de la palabra trance o de sensaciones como que el tiempo pase más lento y las cosas se muevan despacio a su alrededor.
Para llegar a este estado, la concentración juega un papel muy importante, es la fusión completa entre físico y mente, el pensamiento no da vueltas ni se dirige a otro foco, se mantiene concentrado en la acción que se realiza. El estado de flow no es cosa de unos pocos, seguro que si te paras a pensar, alguna vez lo has sentido. Por ejemplo, leyendo o pintando… realizando actividades que requieren de toda tu atención, hasta tal punto que no te das cuenta si alguien a tu lado te habla. Pero no sólo la concentración es necesaria para llegar a un estado de flow, también el disfrute sin condiciones de la actividad que se está realizando.
El psicólogo Csikszentmihalyi estableció algunos de los componentes de la experiencia del flow:
1- El disfrute de una actividad es perfecto cuando la dificultad que presenta esa actividad está en equilibrio con las habilidades personales. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la actividad no puede ser ni demasiado fácil ni demasiado difícil. Ni aburrirnos ni frustrarnos. No hablamos ya de la dificultad que implica tocar un instrumento, sino de la dificultad de la obra o ejercicio elegido.
2- El estado de flow implica una concentración tal que la persona siente que sus pensamientos fluyen de manera tranquila y expontánea. La persona que disfruta de este estado se concentra en un campo limitado y concreto y es absorbida por la actividad que realiza, mental y físicamente.
3- Las metas de la persona que experimenta el flow son muy claras.
4- La sensación de que “lo estás haciendo bien” es inmediata y no te cabe duda de ello si estás en estado de flow. No necesitas esperar que alguien desde fuera te diga que tu actuación ha sido un éxito. Mientras tocas, lo sabes.
5- En el momento de flow, no hay ningún otro pensamiento que tenga cabida en tu cabeza más que la actividad que tienes entre manos. No funciona ni la memoria, ni se perciben los estímulos externos.
6- Existe un sentimiento de control total sobre la situación.
7- Se deja de pensar en uno mismo. Algunas personas describen esta situación como si no tuviesen ego. Junto a esta sensación, viene la sensación de fusión con el entorno, en nuestro caso, con el instrumento y la música.
8- El tiempo se distorsiona. En general, se percibe más lento y tranquilo, tu mente puede pensar en acciones que pasan en muy pocos segundos y para ti pueden parecer horas.
Si partimos de las propias características del estado de Flow, podemos entender qué es necesario para experimentarlo mientras tocamos.
Por último, veamos como ejemplo las declaraciones de un deportista del surf sobre el estado de flow.
“Sé que en algunos deportes se habla de esa zona, la zona donde tu mente viaja, y cuando mejor estás surfeando es precisamente cuando te encuentras en esa zona. Ahí estás sólo. Este eres tú, el viento, las olas, la sal en tus labios y la sensación al chocar contra las olas. No hay nada más. No hay nada más en tu cabeza. No hay nada más que importe. Por un momento, el tiempo se detiene y eres capaz de controlar aquello incontrolable porqué todo acontece lentamente y es entonces cuando estás surfeando mejor. Todo es como…es tu momento de ir y miras a tu alrededor y puedes ver las variaciones de la cara y de la superficie de las olas y es todo como si fuera muy lentamente hacia ti”
RECOMENDAMOS LEER: Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad, de Csikszentmihalyi
Estamos acostumbrados a practicar en casa, rodeados de un ambiente tranquilo y silencioso que estimule nuestra concentración. Sin embargo, a la hora de la verdad, ya sea en clase, en un concierto o en un examen, las condiciones no siempre van a ser las idóneas.
Concentrarse en la música y no pensar en nada más ya es difícil en situaciones agradables y cotidianas, como ya hablamos en este post. Sin embargo, no podemos prever qué va a ocurrir el día D, delante del público o del tribunal. Muchas cosas pueden desconcentrarnos a nuestro alrededor: una acústica desconocida, toses, movimientos, conversaciones susurradas o cualquier otro ruido.
Debemos estar preparados para cualquier imprevisto y ser capaces de enfrentar todo tipo de situaciones mientras tocamos sin perder calidad en nuestra interpretación. ¿De qué manera puedes trabajar esto? Es muy sencillo, yo te propongo algunos ejercicios de distracción, que te aconsejo que practiques una vez tengas dominado el repertorio que estés preparando en ese momento:
Practicar estos ejercicios es como realizar una terapia de choque. Al principio te sentirás agobiado por la situación y te costará centrarte, pero verás como si lo practicas de vez en cuando estarás preparado para cualquier situación que pueda darse en el concierto-examen-audición.
No confíes en que el tribunal o el público siempre va a respetarte. Por experiencia propia, a veces el público no apaga los móviles y comienzan a sonar en plena actuación, a veces te hacen una foto con flash que te saca de tu música. Con los tribunales es todavía peor, imagina que llevan todo el día oyendo los mismos pasajes y conciertos una y otra vez. A veces no paran de hablar, ponen caras, se abanican sonoramente o simplemente no paran quietos en la silla. En una situación de estrés estas pequeñas cosas pueden descentrarte más de lo que piensas, así que no te vendrá nada mal estar un poco más preparado para ello.
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