LOS CHICOS DEL CORO

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Los chicos del coro (Les choristes) es una película francesa  dirigida por Christophe Barratier en 2004 que se inspiró en otro film de 1945 titulado"La cage aux rossignols" de Jean Dréville.

Sinopsis. La historia es narrada por Pierre Morhange, un director de orquesta que , de vuelta a su Francia natal, recuerda su dura infancia en un internado de reeducación para niños con problemas. Un día llega al centro el profesor de música Clément Mathieu para trabajar como vigilante. El señor Mathieu decide formar un coro com los alumnos logrando transformar la vida y el carácter de los chicos a través de la música.
La película obtuvo numerosos premios y reconocimientos. Pincha aquí para ver el trailer.



LOS CHICOS DEL CORO

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Los chicos del coro (Les choristes) es una película francesa  dirigida por Christophe Barratier en 2004 que se inspiró en otro film de 1945 titulado"La cage aux rossignols" de Jean Dréville.

Sinopsis. La historia es narrada por Pierre Morhange, un director de orquesta que , de vuelta a su Francia natal, recuerda su dura infancia en un internado de reeducación para niños con problemas. Un día llega al centro el profesor de música Clément Mathieu para trabajar como vigilante. El señor Mathieu decide formar un coro com los alumnos logrando transformar la vida y el carácter de los chicos a través de la música.
La película obtuvo numerosos premios y reconocimientos. Pincha aquí para ver el trailer.



ESPECIAL DÍA DE REYES: CONVERSACIONES CON… CARELYS CARRERAS

¡Tenemos entrevista especial para el día de Reyes!

Carelys Carreras es la protagonista. Clarinetista cubana afincada en Alemania, tiene mucho y muy interesante por contarnos.

Conocí a Carelys durante mis estudios en Viena. Supongo que por la afinidad del idioma y del instrumento conectamos enseguida. Yo estaba en un momento difícil de mi vida musical: mucho trabajo y muchas dudas… Quizá por eso me llamó profundamente la atención su manera de ser abierta, franca, decidida… Como clarinetista, me encantó su seguridad, tanto en el carácter como en el dominio técnico, sin hablar de la musicalidad, que era evidente en cada sonido. En alguna ocasión pudimos estudiar juntas, y todavía recuerdo vívidamente algunos consejos que me dio para tocar el registro agudo y sobreagudo, y que todavía utilizo conmigo y con mis alumnos.

¡Empezamos!

 

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Nombre completo: Carelys Carreras Camporredondo

Lugar de nacimiento: Ciudad de la Habana, Cuba

Fecha de nacimiento : 6.8.1976

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Comencé con el aprendizaje del instrumento de manera muy curiosa, como por casualidad, aunque las casualidades no existan… En realidad mi sueño era ser bailarina y por diferentes razones no pude entrar en la escuela cubana de ballet. Siempre cantaba y bailaba en casa y muchos veían mis aptitudes artísticas y así fue como mi madre, dejándose llevar por recomendaciones de parientes, me llevó un día a visitar la escuela de música de nivel elemental “Guillermo Tomás” en Guanabacoa, Ciudad de la Habana.

Fue solo entrar en ese recinto y enamorarme del ambiente acogedor, de los pasillos ruidosos, donde se mezclaban coros con pianos, con guitarras y otros tantos instrumentos, mientras arriba desde los balcones algún que otro trompetista soplaba sus agudos.

Mi instrumento elegido en primer lugar fue la guitarra, muy conocida y utilizada en la música cubana. Pero no, la respuesta después del examen de admisión fue: “manos muy pequeñas”. Próximo instrumento a elegir, la flauta. Respuesta: “no, brazos muy cortos”. Tercer y último instrumento: percusión. Respuesta : “eres muy rítmica pero, no nos quedan plazas”. Así que regresé cabizbaja y triste a casa ese día…

Finalmente, un día antes de comenzar el nuevo curso llamaron por teléfono: “Una plaza de clarinete queda libre, ¿le interesará a su hija?”.  “¿Te interesa, Carelys?”  “Pues no sé qué es un clarinete, pero si puedo visitar esa escuela, sí, ¡quiero aprender!”.

 

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

A los 14 años se decidía en Cuba si preferías estudiar otra carrera. Para eso tendría que visitar un preuniversitario diferente. Algunos de mis compañeros presentó examen en otros Pre, pero para mí ya estaba más que claro. Yo sería clarinetista y sólo me presentaría para los exámenes del Conservatorio “Amadeo Roldán”, y si sólo había una plaza, ésa sería mía.

 

¿Quién ha marcado tu etapa formativa?

Durante la primera clase con mi primer maestro y luego profesor y siempre fuente de inspiración Vicente Monterrey Monterrey, logré tocar unas 8 o 9 notas que según el sonaron fenomenal. Yo tenía 11 años.Fue buen comienzo. Y ese maestro más que enseñarme a tocar un instrumento me enseñó a amar la música, me enseñó a respetar la profesión, me introdujo en el mundo de la zarzuela, de la ópera, de la música de cámara, etc. Sigue siendo hasta hoy como un padre para mi.

Además querría agradecerle a mi familia, que siempre me apoyó en mi carrera, principalmente a mi abuela Nenita y a mi madre Carmen.

 

Has estudiado fuera de tu país. ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu desarrollo personal?

Gracias a la invitación del Maestro Claudio Abbado después de su visita a Cuba junto a la Orquesta Juvenil Gustav Mahler en el año 1999, pude participar en la Academia Ferrara Música y en la Academia Gustav Mahler de Bolzano en el año 2000. 

Con amistades viajé a Viena y toqué sin preámbulos en la puerta de la clase de Peter Schmidl (por aquel entonces clarinete solista de la Filarmónica de Viena). Le pedí que me escuchara y así lo hizo. Recuerdo que toqué las tres piezas de Stravisnky. Le gustó y prometió tomarme como estudiante en cuanto presentara exámenes . Fue una etapa hermosa de mi vida, rica en conocimientos y nuevas experiencias. Su asistente en aquellos momentos era el clarinete solista de la Sinfónica de Viena Gerald Pachinger, quien fuera ejemplo para mi de dominio del instrumento, de la columna de aire, del más bello sonido y del staccato  más perfecto.

No aprendí sólo a través de los profesores, sino también de los otros compañeros de la clase y de las otras clases. Aprendí de las pianistas que nos acompañaban. De las audiciones para optar por participar con Orquestas Juveniles. Aprendí junto a la Junge Philharmonie Wien en el puesto de primer clarinete. Aprendí tocando junto a la Radio de Viena y junto a la Sinfonica de Viena. En cursos como los de Santander, Attergau y posteriormente como invitada especial en la misma Gustav Mahler Jugend Orchester dirigida por el propio Abbado y compartiendo escenario junto a Marta Argerich en la gira del año 2002.

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

La verdad es que ya yo era clarinetista profesional a mi llegada a Europa. Con 19 años formaba parte de la Orquesta Sinfónica de la Habana, en un principio como requintista y segundo clarinete. Poco tiempo después como Primer Clarinete de la misma, bajo la batuta del maestro guitarrista, compositor y director de orquesta Leo Brower. Aprendí muchísimo junto a mis viejos colegas, hice repertorio, perdí miedos escénicos etc. Los estudios en el extranjero me sirvieron para madurar. Para mejorar el sonido y principalmente el fraseo, pero yo era ya clarinetista.

Me hubiese gustado ganar un puesto en una orquesta alemana, pues son excelentes y es donde vivo. Pero estaba el asunto de los diferentes sistemas. El sistema Böhm que yo dominaba y el sistema Alemán que es el que se acepta tanto en Alemania como en Austria. Y bueno, que me decidí a ser una mamá joven, le di prioridad a mi familia… ¡Pero no me arrepiento! Hoy en día domino también el sistema alemán y lo utilizo en piezas del repertorio clarinetístico como las sonatas de Brahms, el concierto de Mozart, las piezas de Schumann, etc. Sin embargo, tocando un Stravinsky o un Messager o un Debussy utilizo el sistema francés y me siento en casa.

 

Tocas en varios ensembles, en orquesta… háblanos de tu faceta de intérprete.

Hoy en día aunque no pertenezca a una orquesta determinada mi vida artística es muy rica y le estoy agradecida a la vida por eso. Pertenezco a un trío de cañas , somos el Ensemble Tre Colori junto a mis colegas Elisabeth Wieland (oboe, de Alemania) y Arlette Probst (fagot, de Suiza). Dominamos un repertorio extensísimo con arreglos de música medieval hasta composiciones modernas hechas para nosotras y pasando por el repertorio obligatorio francés e incluyendo muchísimos arreglos de música latinoamericana. Con ellas crezco cada día en el trabajo arduo de la música de cámara.

Por otra parte me llaman para tocar en orquestas de diferente perfil, tanto sinfónico como de ópera, musical etc. Orquestas de Stuttgart, Reutlingen, Ulm, Munich, Pforzheim, Bremen… Y es muy amplio el repertorio y por lo general he de ser espontánea y rápida a la hora de suplir a colegas enfermos y demás . Eso le da una riqueza increíble a mi vida como clarinetista. Constantemente he de adaptarme a diferentes cuerpos sonoros, a diferentes estilos y agrupaciones musicales. Y ese tipo de trabajo me enriquece enormemente.

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En cuanto a la enseñanza, ¿qué te aporta como músico? 

Siempre he dado clases, siempre he enseñado el clarinete. La enseñanza me parece imprescindible a la hora de entender lo que hacemos a profundidad. Para enseñar algo tenemos que dominarlo antes, tenemos que preguntarnos e investigar cómo funciona la técnica, cómo podemos resolver ciertos problemas para después poder transmitir los conocimientos. Para enseñar buen sonido hay que tener buen sonido y para enseñar cómo hacer música tenemos que dominar el fraseo y el significado de la misma.

 

Vives y trabajas en Alemania. ¿Cómo se ve España desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Lamentablemente España está muy lejos de Alemania. Y no por una cuestión de distancia sino por el hecho de que aquí le dan mucho valor a la música y a los intérpretes alemanes, ensombreciendo de esa manera bastante lo que sucede en otras partes de nuestro planeta. Y sé que la escuela de clarinete en España es fabulosa al igual que la de Francia o la de los Estados Unidos. Pero nos llega muy poca información la verdad. 

 

¿Algún consejo?

Quisiera aconsejar a todo aquél que busque un puesto de estudio que conozcan primero a sus profesores, que escuchen la clase, que hagan clases de prueba antes de decidirse por un profesor o una Universidad determinada, y que piensen antes qué quieren lograr, si quieren dar clases, ser concertistas, pertenecer a una orquesta …. en fin, que encontrar al profesor adecuado es muy importante para lograr lo que se proponen en la carrera. Sobre todo un profesor que apoye, que ayude, que estimule, que los haga más seguros… y no uno que, aun siendo posiblemente muy famoso, no esté realmente interesado en transmitir sus conocimientos y en ayudar a sus alumnos a alcanzar inclusive lo imposible!

¡Muchísimas gracias!

 

Y hasta aquí la entrevista… ¿Queréis escucharla un poco?

Os dejo un enlace, pero os invito a que busquéis más música interpretada por ella, ¡os gustará!

 

¡Gracias por tu tiempo, Carelys!

Y gracias, como siempre, a los lectores.

¡Hasta la próxima!

 

Cecilia


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CONVERSACIONES CON… Mª JUNCAL DIAGO ORTEGA

Estoy muy contenta de poder ofreceros la segunda de las “Conversaciones con…”

En esta ocasión, se trata de la clarinetista y pedagoga Mª Juncal Diago Ortega, profesora de clarinete en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña.

Juncal y yo nos conocimos en el Conservatorio “Tomás Luis de Victoria” de Ávila, donde ella era profesora interina hacía un tiempo y yo lo fui durante un curso académico. Dio la casualidad de que durante ese curso se organizó un curso de formación con grupos de trabajo de música de cámara, y allí que fui yo a proponer un proyecto que desde hacía tiempo quería hacer con clarinete y fagot: trabajar los Divertimenti de Mozart sobre sus óperas… Junto con Miguel Melitón, por aquel entonces profesor de fagot en el mismo Conservatorio, fundamos el “Trio Da Ponte”, grupo con el que estuvimos muy activos y con el cual fuimos seleccionados para el ciclo “Clásicos en Ruta” de la AIE, tocando conciertos por toda España.

Aquí os dejo nuestra primera aparición pública, en el III Encuentro de Clarinete ADEC:

Y el final del concierto que ofrecimos en el Teatro Cervantes, gracias a JJMM de Alcalá de Henares:

 

Bueno, y después de este “entremés musical”, pasamos a la entrevista.

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Nombre completo: Mª Juncal Diago Ortega

Lugar de nacimiento: Soria

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Empecé a tocar el clarinete con 8 años en el Conservatorio de Soria. Mi hermano ya tocaba el saxofón y yo tenía claro que también quería tocar un instrumento de viento; el clarinete fue el instrumento escogido, aunque era muy pequeña y no tengo claro por qué lo escogí.

Mi primer profesor de clarinete fue Rafael Albert. Recuerdo que esperaba con ilusión la clase de clarinete porque quería mostrarle que era capaz de tocar todas las piezas que me pedía como deberes para la siguiente semana. Después tuve a José Quilis, con el que continué estudiando – la verdad es que un montón de piezas y estudios-, y finalmente a Vicente Ferrer, con el que estuve estudiando durante más tiempo en esta primera etapa. Con él aprendí, entre otras muchas cosas, a tener una técnica mucho más depurada, el maravilloso repertorio que tenemos para clarinete -incluso a nivel profesional- y a identificar objetivos y trazar un plan para alcanzarlos. También destacaría su generosidad al prestarme su clarinete en La – ni el Conservatorio ni yo disponíamos de uno – para poder estudiar en casa las obras que lo requerían.

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Bueno, la verdad es que al gustarme ya desde pequeñita y al tener cierta facilidad, ya lo tenía en mente.

Recuerdo que la etapa de los estudios superiores fue especialmente dura, ya que decidí continuar mis estudios musicales en el Conservatorio Superior de Zaragoza, hoy Conservatorio Superior de Aragón, y los universitarios de Maestra en Lengua Extranjera – Inglés- en Soria, dependiente de la Universidad de Valladolid. Además, asistía el sábado en Valladolid a los ensayos de la Orquesta Universitaria e, incluso, algún año trabajaba con media jornada en el Conservatorio Profesional de Ávila. Debo reconocer que fue una locura, a lo largo de la semana dormía en cuatro ciudades distintas…! Viví esta etapa de mi vida intensamente y a una velocidad vertiginosa… No me arrepiento nada de que haya sido así, pues me dio la oportunidad de desarrollarme, no sólo profesionalmente sino también personalmente, desde diferentes puntos de vista.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Todos y cada uno de mis profesores han contribuido (para bien) en mi etapa formativa, tanto los de Conservatorio como los que he tenido en cursillos, master class y clases particulares… M. Guy Deplus me marcó significativamente en esta última fase: su humildad, generosidad y dedicación me conquistaron por completo – por no hablar de su conocimiento del instrumento, repertorio, interpretación, experiencias vividas con compositores, directores, otros intérpretes…-. Fueron dos años irrepetibles e inolvidables de mi vida.

¿Has estudiado fuera de España? ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?

Sí, estudié con M. Guy Deplus en L´École Normale de Musique Alfred Cortot de Paris durante dos años. Fue una etapa maravillosa, no sólo a nivel formativo sino también a nivel personal. El volumen de trabajo con el clarinete – técnico y musical- durante este tiempo fue enorme. Recuerdo los exámenes, tipo concurso, que hacíamos en la Sala Cortot de l´École, el control y dominio que teníamos que tener de las obras y estudios… todo un reto de superación y control personal.

Además, el poder vivir esta experiencia formativa en la ciudad de París me ofreció un campo de desarrollo personal en un marco incomparable, lleno de contactos culturales, vivenciales, sociales… Fue una etapa inolvidable de mi vida.

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Creo que todos, poco a poco, vamos encontrando nuestro lugar dentro del mundo musical. En mi caso particular, me incliné hacia la enseñanza sin descuidar la interpretación. En mi familia somos casi todos profesores: mi madre es maestra, mi hermano es profesor de saxo en el Conservatorio de Cádiz, mi hermana profesora de inglés, mi padre siempre ha formado a niños y no tan niños en el ámbito del deporte… en fin, puede decirse que casi casi la enseñanza fluye por nuestras venas.

Eres profesora en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio?

Desde que tuve claro que quería ser profesora de clarinete en un Conservatorio, dediqué todos mis esfuerzos a conseguirlo. Recopilé bibliografía específica de clarinete en varios idiomas para elaborar temas específicos, escogí obras de repertorio con las que me identificaba y me sentía especialmente a gusto al interpretarlas, asistía a clases con varios profesores para que me escuchasen y me aportasen diferentes puntos de vista, “rodaba” el programa en diferentes salas de concierto, elaboré una programación didáctica original y lo más completa posible – en este sentido, mis estudios de maestra en Lengua Extranjera fueron de gran utilidad, así como los consejos, la experiencia y la creatividad de mi hermano-  contribuyeron enormemente a conseguir el reto propuesto.

Fue realmente una carrera de fondo, donde encontré no pocos obstáculos, pero que con fuerza de voluntad, resiliencia, creencia en uno mismo y ánimos de familia, compañeros de profesión y amigos, conseguí alcanzar el objetivo propuesto.

En cuanto al sistema de oposición a Conservatorio, en mi opinión habría que replantearse varias cuestiones, entre otras: devolver la importancia de la formación pedagógica instrumental – no olvidemos que trabajamos con niños, adolescentes e incluso personas de más edad o  adultas-; devolver la imparcialidad en la selección del tribunal examinador – lo que beneficiaría tanto a los propios opositores como a los miembros del tribunal- y valorar al candidato desde un punto de vista holístico.

¿Cómo se ve el panorama musical de España desde Galicia? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

En Galicia hay una gran tradición musical, especialmente en lo que se refiere a los instrumentos de viento. Prácticamente en cada población hay una Banda de Música; además, la comunidad cuenta con dos Orquestas Sinfónicas de gran calidad con una amplia oferta cultural. De Galicia están surgiendo grandes músicos que, debido a la escasez de oportunidades que les ofrece España, se ven obligados a emigrar a otros países para poder dedicarse profesionalmente a ella. Es la gran asignatura pendiente de este país, la inversión en educación y la valorización de la cultura; en nuestro caso, la música.

¿Algún proyecto que quieras compartir aquí?

Varios. En el Conservatorio Profesional de Música da Coruña estamos llevando a cabo un proyecto internacional Erasmus Plus K2 denominado “Let the music do the talking”, en donde tratamos ampliar la formación de las enseñanzas musicales de conservatorio con otras instituciones europeas de educación. Se trata de un plan de innovación e intercambio de buenas prácticas.

Por otra parte, me encantaría retomar el proyecto del Trío da Ponte que creamos hace ya varios añitos  y con el que tantos conciertos ofrecimos por España.

 

¡Muchísimas gracias, Juncal!

Y gracias a los lectores por leer.

Cecilia.

 

 

 


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