ESPECIAL DÍA DE REYES: CONVERSACIONES CON… CARELYS CARRERAS

¡Tenemos entrevista especial para el día de Reyes!

Carelys Carreras es la protagonista. Clarinetista cubana afincada en Alemania, tiene mucho y muy interesante por contarnos.

Conocí a Carelys durante mis estudios en Viena. Supongo que por la afinidad del idioma y del instrumento conectamos enseguida. Yo estaba en un momento difícil de mi vida musical: mucho trabajo y muchas dudas… Quizá por eso me llamó profundamente la atención su manera de ser abierta, franca, decidida… Como clarinetista, me encantó su seguridad, tanto en el carácter como en el dominio técnico, sin hablar de la musicalidad, que era evidente en cada sonido. En alguna ocasión pudimos estudiar juntas, y todavía recuerdo vívidamente algunos consejos que me dio para tocar el registro agudo y sobreagudo, y que todavía utilizo conmigo y con mis alumnos.

¡Empezamos!

 

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Nombre completo: Carelys Carreras Camporredondo

Lugar de nacimiento: Ciudad de la Habana, Cuba

Fecha de nacimiento : 6.8.1976

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Comencé con el aprendizaje del instrumento de manera muy curiosa, como por casualidad, aunque las casualidades no existan… En realidad mi sueño era ser bailarina y por diferentes razones no pude entrar en la escuela cubana de ballet. Siempre cantaba y bailaba en casa y muchos veían mis aptitudes artísticas y así fue como mi madre, dejándose llevar por recomendaciones de parientes, me llevó un día a visitar la escuela de música de nivel elemental “Guillermo Tomás” en Guanabacoa, Ciudad de la Habana.

Fue solo entrar en ese recinto y enamorarme del ambiente acogedor, de los pasillos ruidosos, donde se mezclaban coros con pianos, con guitarras y otros tantos instrumentos, mientras arriba desde los balcones algún que otro trompetista soplaba sus agudos.

Mi instrumento elegido en primer lugar fue la guitarra, muy conocida y utilizada en la música cubana. Pero no, la respuesta después del examen de admisión fue: “manos muy pequeñas”. Próximo instrumento a elegir, la flauta. Respuesta: “no, brazos muy cortos”. Tercer y último instrumento: percusión. Respuesta : “eres muy rítmica pero, no nos quedan plazas”. Así que regresé cabizbaja y triste a casa ese día…

Finalmente, un día antes de comenzar el nuevo curso llamaron por teléfono: “Una plaza de clarinete queda libre, ¿le interesará a su hija?”.  “¿Te interesa, Carelys?”  “Pues no sé qué es un clarinete, pero si puedo visitar esa escuela, sí, ¡quiero aprender!”.

 

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

A los 14 años se decidía en Cuba si preferías estudiar otra carrera. Para eso tendría que visitar un preuniversitario diferente. Algunos de mis compañeros presentó examen en otros Pre, pero para mí ya estaba más que claro. Yo sería clarinetista y sólo me presentaría para los exámenes del Conservatorio “Amadeo Roldán”, y si sólo había una plaza, ésa sería mía.

 

¿Quién ha marcado tu etapa formativa?

Durante la primera clase con mi primer maestro y luego profesor y siempre fuente de inspiración Vicente Monterrey Monterrey, logré tocar unas 8 o 9 notas que según el sonaron fenomenal. Yo tenía 11 años.Fue buen comienzo. Y ese maestro más que enseñarme a tocar un instrumento me enseñó a amar la música, me enseñó a respetar la profesión, me introdujo en el mundo de la zarzuela, de la ópera, de la música de cámara, etc. Sigue siendo hasta hoy como un padre para mi.

Además querría agradecerle a mi familia, que siempre me apoyó en mi carrera, principalmente a mi abuela Nenita y a mi madre Carmen.

 

Has estudiado fuera de tu país. ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu desarrollo personal?

Gracias a la invitación del Maestro Claudio Abbado después de su visita a Cuba junto a la Orquesta Juvenil Gustav Mahler en el año 1999, pude participar en la Academia Ferrara Música y en la Academia Gustav Mahler de Bolzano en el año 2000. 

Con amistades viajé a Viena y toqué sin preámbulos en la puerta de la clase de Peter Schmidl (por aquel entonces clarinete solista de la Filarmónica de Viena). Le pedí que me escuchara y así lo hizo. Recuerdo que toqué las tres piezas de Stravisnky. Le gustó y prometió tomarme como estudiante en cuanto presentara exámenes . Fue una etapa hermosa de mi vida, rica en conocimientos y nuevas experiencias. Su asistente en aquellos momentos era el clarinete solista de la Sinfónica de Viena Gerald Pachinger, quien fuera ejemplo para mi de dominio del instrumento, de la columna de aire, del más bello sonido y del staccato  más perfecto.

No aprendí sólo a través de los profesores, sino también de los otros compañeros de la clase y de las otras clases. Aprendí de las pianistas que nos acompañaban. De las audiciones para optar por participar con Orquestas Juveniles. Aprendí junto a la Junge Philharmonie Wien en el puesto de primer clarinete. Aprendí tocando junto a la Radio de Viena y junto a la Sinfonica de Viena. En cursos como los de Santander, Attergau y posteriormente como invitada especial en la misma Gustav Mahler Jugend Orchester dirigida por el propio Abbado y compartiendo escenario junto a Marta Argerich en la gira del año 2002.

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

La verdad es que ya yo era clarinetista profesional a mi llegada a Europa. Con 19 años formaba parte de la Orquesta Sinfónica de la Habana, en un principio como requintista y segundo clarinete. Poco tiempo después como Primer Clarinete de la misma, bajo la batuta del maestro guitarrista, compositor y director de orquesta Leo Brower. Aprendí muchísimo junto a mis viejos colegas, hice repertorio, perdí miedos escénicos etc. Los estudios en el extranjero me sirvieron para madurar. Para mejorar el sonido y principalmente el fraseo, pero yo era ya clarinetista.

Me hubiese gustado ganar un puesto en una orquesta alemana, pues son excelentes y es donde vivo. Pero estaba el asunto de los diferentes sistemas. El sistema Böhm que yo dominaba y el sistema Alemán que es el que se acepta tanto en Alemania como en Austria. Y bueno, que me decidí a ser una mamá joven, le di prioridad a mi familia… ¡Pero no me arrepiento! Hoy en día domino también el sistema alemán y lo utilizo en piezas del repertorio clarinetístico como las sonatas de Brahms, el concierto de Mozart, las piezas de Schumann, etc. Sin embargo, tocando un Stravinsky o un Messager o un Debussy utilizo el sistema francés y me siento en casa.

 

Tocas en varios ensembles, en orquesta… háblanos de tu faceta de intérprete.

Hoy en día aunque no pertenezca a una orquesta determinada mi vida artística es muy rica y le estoy agradecida a la vida por eso. Pertenezco a un trío de cañas , somos el Ensemble Tre Colori junto a mis colegas Elisabeth Wieland (oboe, de Alemania) y Arlette Probst (fagot, de Suiza). Dominamos un repertorio extensísimo con arreglos de música medieval hasta composiciones modernas hechas para nosotras y pasando por el repertorio obligatorio francés e incluyendo muchísimos arreglos de música latinoamericana. Con ellas crezco cada día en el trabajo arduo de la música de cámara.

Por otra parte me llaman para tocar en orquestas de diferente perfil, tanto sinfónico como de ópera, musical etc. Orquestas de Stuttgart, Reutlingen, Ulm, Munich, Pforzheim, Bremen… Y es muy amplio el repertorio y por lo general he de ser espontánea y rápida a la hora de suplir a colegas enfermos y demás . Eso le da una riqueza increíble a mi vida como clarinetista. Constantemente he de adaptarme a diferentes cuerpos sonoros, a diferentes estilos y agrupaciones musicales. Y ese tipo de trabajo me enriquece enormemente.

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En cuanto a la enseñanza, ¿qué te aporta como músico? 

Siempre he dado clases, siempre he enseñado el clarinete. La enseñanza me parece imprescindible a la hora de entender lo que hacemos a profundidad. Para enseñar algo tenemos que dominarlo antes, tenemos que preguntarnos e investigar cómo funciona la técnica, cómo podemos resolver ciertos problemas para después poder transmitir los conocimientos. Para enseñar buen sonido hay que tener buen sonido y para enseñar cómo hacer música tenemos que dominar el fraseo y el significado de la misma.

 

Vives y trabajas en Alemania. ¿Cómo se ve España desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Lamentablemente España está muy lejos de Alemania. Y no por una cuestión de distancia sino por el hecho de que aquí le dan mucho valor a la música y a los intérpretes alemanes, ensombreciendo de esa manera bastante lo que sucede en otras partes de nuestro planeta. Y sé que la escuela de clarinete en España es fabulosa al igual que la de Francia o la de los Estados Unidos. Pero nos llega muy poca información la verdad. 

 

¿Algún consejo?

Quisiera aconsejar a todo aquél que busque un puesto de estudio que conozcan primero a sus profesores, que escuchen la clase, que hagan clases de prueba antes de decidirse por un profesor o una Universidad determinada, y que piensen antes qué quieren lograr, si quieren dar clases, ser concertistas, pertenecer a una orquesta …. en fin, que encontrar al profesor adecuado es muy importante para lograr lo que se proponen en la carrera. Sobre todo un profesor que apoye, que ayude, que estimule, que los haga más seguros… y no uno que, aun siendo posiblemente muy famoso, no esté realmente interesado en transmitir sus conocimientos y en ayudar a sus alumnos a alcanzar inclusive lo imposible!

¡Muchísimas gracias!

 

Y hasta aquí la entrevista… ¿Queréis escucharla un poco?

Os dejo un enlace, pero os invito a que busquéis más música interpretada por ella, ¡os gustará!

 

¡Gracias por tu tiempo, Carelys!

Y gracias, como siempre, a los lectores.

¡Hasta la próxima!

 

Cecilia


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ESPECIAL NAVIDAD: CONVERSACIONES CON… MÓNICA CAMPILLO Y “LA MELODÍA ENCANTADA”

Pronto cerraremos el año y será tiempo de estar más en casa, visitar a la familia, hacer regalos, descansar, prepararnos para un nuevo año… o simplemente tener más tiempo para nosotros y hacer durante un par de semanas aquellas cosas que durante los días laborales nos es más difícil hacer “sin reloj”: leer tranquilamente, dar paseos, encontrarnos con amigos…

Yo cierro el año de mi blog con una entrevista especial a una clarinetista especial: Mónica Campillo García.

Conocí a Mónica cuando trabajé por primera vez en un Conservatorio madrileño, el “Teresa Berganza”. Un día Mónica participaba en un concierto de profesores… alguna pieza de Iturralde, no recuerdo cuál… cuando acabé las clases fui a escucharla y me emocioné muchísimo.

Quienes la conocemos, lo primero que nos llama la atención es que es un espíritu libre, con una manera libre de pensar, de tocar, de enseñar…

Vamos allá.

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Nombre completo: Mónica Campillo García

Lugar de nacimiento: Alicante

Fecha de nacimiento: 15/11/1966

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Yo vivía en un pueblo, Guardamar, donde no había Banda, ni escuela de música. Nada.

La música siempre estuvo en casa: mi madre cantaba sin parar, escuchaba música clásica, había un piano en casa que ella tocaba de vez en cuando, y siempre escuché que a ella le hubiese gustado ser concertista de piano; me llevaba a conciertos y yo recuerdo alucinar bastante, cantando con ella, escuchándola tocar o  escuchando Mozart o Bethoveen los domingos…

Yo quería aprender, pero ella pensaba que las mamás no eran buenas profes y tuve que esperar a los 10 años, cuando se volvió a crear la Banda del pueblo, desparecida por la guerra, y allí acudió una Monikita feliz que, al fin, iba a estudiar Música.

Me entregué en cuerpo y alma al “Solfeo”, mi primer libro LAZ, para muy pronto poder soplar el clarinete, instrumento que me llamó la atención desde el primer día que lo ví tocar al maestro director.Recuerdo que tocó el conglomerado de semicorcheas de Mozart y me dije a mi misma que yo quería tocar eso.

 

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta de que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Cuando empecé a soplar, a los 11 años, yo ya había vivido la emoción de la música, ya la tenía dentro. Después de examinarme de 1º de Solfeo y aprobar por libre, un día en casa, tocando el método “Tú y el Clarinete”, de Vercher, sentía algo poderoso, una vibración en mi cuerpo que me hizo saber, a muy temprana edad, que mi vida la entregaría al clarinete. Se lo dije a mi madre, con 12 años, y ella sonrió dándome todo el impulso para que con 14 me trasladase a Alicante al Conservatorio, matriculándome en el Instituto nocturno y así tener todo mi tiempo para mi recién despertada vocación.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Es un conjunto de influencias, creo que cada etapa es diferente, y en todas siempre hay alguien que te apoya. Para mí lo más decisivo lo viví en casa, primero la vivencia, cantar, escuchar, sentir con la música. Después, la persona que me inició, el director de esa primera banda, que como quien le cuenta una historia fantástica a un niño, me dijo: “Con tu clarinete puedes ir donde quieras, pues la música es un lenguaje Universal, coge tu clarinete y él te llevará”. Eso fue crucial.

Después, en El Conservatorio, sobre todo la influencia del grupo de amigos, con los que hoy mantenemos relación e incluso nos vemos cuando podemos, cada uno está una punta, chavales como yo que querían lo mismo que yo. Aquello fue un gran intercambio, en una época en la que hablar del picado, del sonido, del legato, era totalmente novedoso,  lo compartíamos como buscadores insaciables, y poco que nos venía de fuera.

Mi maestro de esa etapa, Francisco Florido, era un revulsivo, pues llegaba de Madrid con “nuevas partituras”. Debussy (la Rapsodia), por ejemplo, ¡nadie la conocía! Y otras obras para clarinete solo y música más actual, que hoy está al alcance de todos, pero en aquella época no. Florido era tan pasional que compartía nuestros anhelos, y nos dio a todos un gran impulso.  Al terminar, conocí a José Luis Estellés, como alumno, en unas pruebas de la JONDE, que obviamente aprobó él. Nos hicimos grandes amigos y a su vuelta de Londres me pegué a él, sabiendo que con él y su generación se abría una nueva etapa para España, como así ha sido, y fue el apoyo personal y pedagógico decisivo.

 

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Yo siempre decía que quería ser profesora, dado que en mi familia hay tradición de maestros. Siempre me atrajeron las aulas y es por eso que aposté fuerte en mi época, donde no había orquestas, ni de jóvenes, por hacer mi camino camerístico y docente. Llevo 20 años de feliz profesora. Recuerdo llegar al Conservatorio a matricularme de 2º, pero yo ya me sentía que estaba en mi camino. Y así fue hasta hoy, que acabo de cumplir 50 primaveras.

Tocar en Orquesta , creo que es  el “sueño” de todos los clarinetistas aspirantes a músicos, pero no estamos en un país donde sea muy propicio…..así que me vine a Madrid para conocer muchos músicos y poder así crear o participar de grupos de Cámara, y desde que estoy aquí, 20 años ya, no he parado de involucrarme en proyectos. La culminación de esta entrega llegó cuando Valentín Ruiz, compositor, tuvo la generosidad de escribirme el Concierto para Clarinete y Orquesta, que se estrenó con la ORTV en 2010, cuyo vídeo esta por Youtube. Desde ese momento, mi impulso clarinetístico no ha hecho más que crecer, y me lancé a mis propios proyectos: “Sitango”, “11 abrazos” o “MoEBius”, dúo con clarinete y piano con el que finalmente grabamos “La melodia encantada”, un CD dedicado a la infancia, recordando cómo de pequeña me embriagaron poderosas y bellísimas melodías, algunas de ellas rescatadas para este CD.

 

Eres profesora en el Conservatorio Profesional de Música “Teresa Berganza” de Madrid. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio?

Cuando yo oposité, en el año 1992, la cosa era bien distinta a ahora.  Un país en expansión, con muchos nuevos Conservatorios y muchos jóvenes en formación. Muchas plazas constantemente, cada año. Ahora hay muchísimos más jóvenes muy preparados y cero plazas. Se hace difícil animar a los alumnos a dedicarse profesionalmente, todo cuesta mucho dinero, masters, matrículas, desplazamientos, instrumental……y muchos  se desalientan y optan por otras carreras,  viendo el panorama. Otros apuestan muy muy fuerte y salen fuera, no hay otra.

La oposiciones actuales no las entiendo, primero por que no las hay, pero cuando las hay, no entiendo que no sean más sencillas, que no se dé una clase real, que tengas que hacer una programación secuenciada que todos los profesores sabemos que es imposible hacer, pues es el alumno el que te guía, siempre, con su particularidad. A dar clase se aprende dando clase, y yo en ese sentido estaba dando clase desde los 16 años, en un colegio, de música extraescolar cuando todavía no se estilaba eso, y al dar una clase Real en mis oposiciones, pude adaptarme al alumno de inmediato: eso no se puede programar.

Tampoco es que crea en eso del trabajo para toda la vida. Que a unos pocos nos ha venido bien, sí, pero estanca el proceso natural de intercambio permanente… como la cosa está tan mal, si tienes un puesto fijo… en esa carrera tan española del puesto fijo, ahora no está, pero tampoco hay otras posibilidades. Hay que inventar, crear, moverse por lugares y músicas nuevas y aportar , estés donde estés. El sistema actual, como tú lo llamas, es un sistema que no atiende a los grandes músicos que tiene este país, ni fomenta la música y  artes accesibles al gran publico. Ahora nos encontramos con una gran generación de jóvenes muy preparada musicalmente, en España, donde saber moverse es tan crucial como tocar.

 

¿Cómo se ve el panorama musical de España desde Madrid? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

Yo lo que veo es que la gente está muy activa, más que nunca antes, hay un gran elenco de profesores en todas partes del país, incluyendo pequeñas escuelas de pueblos donde se está haciendo un enorme trabajo, que es la base y de donde sale todo. Hay muchas orquestas de jóvenes, muchos músicos que se están lanzando a grabar sus proyectos personales, precisamente ahora que parece que el CD no tiene visos de ser un negocio, más bien lo contrario, te lo has de buscar tú, pues no se para de grabar… Eso dice mucho de lo viva que está la profesión, que a pesar de todo, está imparable. Los que aquí estamos, seguimos haciendo cosas sin descanso, y los que se han ido fuera, exactamente igual y son nuestra inspiración. Lo que me gusta mucho de Madrid, es que al existir varias escuelas Superiores, varias Orquestas, varios Conservatorios profesionales, etc. hay mucha actividad, muchas propuestas, como la Orquesta de Conservatorios de Madrid, el intercambio de La Semana del Clarinete… y como éstos muchos proyectos comunes. Esta crisis nos ha llevado a que haya más colaboración, pues todos estamos afectados por esta ausencia de posibilidades para tocar, bajadas de caché, etc.

 

Hace algún tiempo nació el proyecto de “La melodía encantada”, que culminó en la edición de un CD. ¿Puedes hablarnos de la idea, de su desarrollo y de su cristalización en un trabajo discográfico?

Grabar un CD es algo que implica muchas cosas. Un CD significa que ya te has “pegao” un buen viaje y hay madurez para plasmarlo. Eso para empezar. Después se tienen que dar las circunstancias: que tengas un grupo, una propuesta personal, unos medios, unos contactos… Que se llegue a dar todo parece un asunto de magia. Pero si algo está muy fuerte dentro de ti, se acaban dando las ocasiones para que se materialice.

Con MoeBius, dúo con piano con Emilio González Sanz, llevábamos varios años profundizando en la melodía, a través del Lied. Hicimos el “Swanengesang” (Canto del cisne) de Schubert y nos emocionó la pureza, decidiendo seguir indagando en la melodía, en esas melodías tan bellas que nunca tocamos porque están escritas para voz u otros instrumentos, y nos dábamos cuenta que con clarinete era muy hermoso. Yo siempre quise grabar repertorio para clarinete, y eso, sé que llegará. Pero sucedió con “La Melodía”, pues  vimos que este repertorio llegaba al público general ,coincidiendo que queríamos hacer una grabación casera para un niño, Alexander, que nació en ese momento… y decidimos hacer algo más en serio: grabar nuestro primer CD. Fue complicado todo, por ser la primera vez y por adentrarnos en un mundo desconocido de financiación, organización, etc., pero finalmente se anduvo el camino y aquí tenemos nuestra pequeña Joya, regalo especial para niños, y es cierto que hasta ahora ha llegado adonde queríamos, los niños, pues muchos ya tienen su CD como propio. De ahí salió la idea de tocarlo en directo para niños, y surgió el “Cuento de La melodía encantada”, creado por mi hermana Haizea, hoy profesora de niños y actriz, y yo. Se cuenta la historia de Melodía, una niña, intercalada con piezas del CD. Lo mejor que me ha pasado sea, tal vez, tocar para 400 niños encantados :-))

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¿Hay algún nuevo proyecto del que quieras hablarnos?

Siempre se tienen proyectos, unos contables y otros no tanto, por estar en la incubadora… recientemente hemos grabado Emilio y yo un CD doble con música de Enrique Granados, para piano y  vocal, bellísimas canciones poco conocidas, con un tratamiento del piano muy impresionista, influenciado por toda la música que Granados absorbió de su estancia en París, un mago de la melodía y de la armonización. No sé cuándo saldrá…pero está ahí en la cola.  El compositor Juanjo Talavera nos escribió una Suite al dúo “11 abrazos”, y está en proyecto grabarla en Audiovisual, con bailarines, pues lleva Tango y milonga.

Y… como sueño, volver a tocar, y no una sola vez, el Conciero del Azul Celeste. En ello estoy, dejando que me lleven los hilos invisibles, siguiendo el llamado de mi corazón.

 

Bueno, pues hasta aquí la entrevista a esta clarinetista tan especial.

Si queréis haceros con el CD “La melodía encantada”, AQUÍ tenéis el link de Amazon. Un buen regalo para hacer en estas fechas, ¿no es así?

Y si os habéis quedado con ganas de saber más sobre Mónica y este proyecto, podéis echar un vistazo a su canal de Youtube, del cual os dejo aquí un par de enlaces:

 

 

¡Gracias por leer, y hasta el especial de Reyes!

 

Cecilia


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CONVERSACIONES CON… LUIS FERNÁNDEZ CASTELLÓ

 

Bienvenidos a la tercera de las “Conversaciones con…”.

En este ocasión, presento a un clarinetista que conozco hace muy poco tiempo, gracias a estos medios “modernos” de las redes sociales.

Después de haber conversado varias veces con él y de escuchar su CD “The Singing Clarinet” (“El clarinete que canta”, podríamos decir), decidí incluirle en esta serie de entrevistas.

Si bien en un principio pensaba dedicarlas a clarinetistas que habían estado en mi entorno cercano, no me importaba cambiar un poco esta perspectiva para incluir a personas que por su trabajo, profesionalidad, actitud, etc. pueden representar a partir de ahora una fuente de inspiración y aliento para mi y para otros músicos.

Por mi parte, me siento inspirada e identificada con el trabajo personal y musical serio, consciente y constante de Luis Fernández Castelló, y esta inspiración me anima a seguir evolucionando como músico, clarinetista e, inevitablemente, como persona.

Vamos allá:

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Nombre completo: Luis Fernández Castelló

Lugar de nacimiento: Valencia

Fecha de nacimiento: 1985

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Mis inicios en el mundo de la música son casuales ya que en mi familia no ha existido una tradición musical ni una especial relación con ella. Mi madre siempre me recuerda que siendo muy pequeño vimos una banda durante un pasacalle y me gustó tanto que le dije que yo quería ser uno de ellos. Al cabo de las semanas cuando empezó el curso y parecía que todo había sido un simple capricho infantil, le pregunté a mi madre si me apuntaba a música y por suerte así lo hizo. Y desde ese momento hasta hoy ha sido un camino difícil pero muy feliz y gratificante.

Son muchos los profesores decisivos en estos inicios: Francisco Tabasco, mi primer profesor, Eduardo Raimundo, hoy clarinete bajo de la Orquesta Nacional de España, o David Martínez, profesor de la Orquesta de Valencia. Todos ellos vieron algo especial en mi y siempre me ayudaron y motivaron muchísimo. Sin duda todos ellos han sido fundamentales para mi posterior desarrollo como músico durante mis primeros años de joven estudiante.

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Bueno, esa es una pregunta difícil de contestar. Me considero una persona muy curiosa y este hecho me llevó a descubrir de forma muy natural que mi camino era el clarinete o, mejor dicho, la música. Las primeras grabaciones que conseguí con apenas 11 años del concierto de Mozart o la colección de grandes compositores que me comprara mi padre me hicieron saber que ese era mi mundo.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

He conocido a multitud de grandes clarinetistas en diferentes clases magistrales y cursos durante mi etapa de estudiante. Cada persona te aporta algo aunque no seas consciente, pero he de considerar a mi profesor del Conservatorio Superior de Valencia, José Cerveró, y a Cristo Barrios como las personas que más marcaron mi etapa formativa. Si bien el primero me abrió los ojos hacia la interpretación de la música actual, el segundo ha sabido encaminarme hacia la faceta del recitalista, del intérprete de concierto como solista.

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

El proceso de profesionalización viene dado muchas veces por las circunstancias y suele escaparse a nuestro control absoluto. Durante mis últimos años de estudiante y nada más finalizar mis estudios pude colaborar con diferentes orquestas, experiencias muy gratificantes. Más tarde, el deseo de estabilidad laborar te lleva por otros caminos y hoy en día combino felizmente mi faceta como profesor con la de recitalista. Ambas se complementan y las considero inseparables. La faceta de intérprete te mantiene constantemente activo, te permite como profesor poner en práctica tus experiencias (considero que en la interpretación la teoría no es suficiente) y sirves, a su vez, de referente a tus alumnos.

Recientemente has publicado “The singing clarinet”… ¿cómo surgió? ¿Qué tipo de preparación tuvo el disco como proyecto? ¿Qué podrías destacar de esta experiencia?

Ha sido un proceso largo y complejo, pero lo considero como uno de los proyectos más importantes de mi carrera. Surgió de mi deseo de dar a conocer mi trabajo como intérprete y qué mejor manera que grabando un disco.

El proceso de grabación es muy complejo, desde los inicios en los que te planteas cómo va a ser el proyecto, estudias a grandes intérpretes sobre cómo llevan a cabo sus proyectos, encuentras a la discográfica que mejor se adapta a ti, decides el repertorio y comienzas a estudiarlo y a ensayarlo concienzudamente, hasta el proceso de grabación, duro, muy duro, donde necesitas mucha concentración y grandes dosis de automotivación ante las dificultades que se presentan. A todo esto hay que añadir el diseño del disco, las fotografías, la redacción del texto del libreto y su traducción, la posterior promoción, etc. Es mucho trabajo, pero cuando ves el resultado sientes mucha satisfacción.

Estoy muy contento del resultado obtenido, lo considero “mi pequeña joya”, jeje, y animo a todos los clarinetistas y amantes de la música a que lo escuchen. Contiene música romántica para clarinete y piano de Rossini, Bellini, Donizetti, Schumann, Weber y Mendelssohn, piezas de repertorio junto a otras menos conocidas que dan una escucha placentera y diferente. Es una alegría que la crítica especializada lo esté recibiendo muy entusiastamente.

 

Vives y trabajas en España. ¿Tienes oportunidades de mostrar tu trabajo aquí? ¿Cómo ves a España desde donde tú estás, musicalmente y clarinetísticamente hablando?

Por suerte puedo tocar con regularidad por toda España. Es un privilegio en los tiempos que corren. A pesar de esta suerte, el panorama musical en España es paupérrimo porque el nivel cultural de este país es pobre en sí. No existe una verdadera relación entre música y sociedad. La gran mayoría de la sociedad considera la música, y las artes en general, como algo complementario a sus vidas, aunque creo que las artes deberían ir siempre a nuestro lado. La gente considera elitista pagar 80, 90 ó 100 euros por ver una función de ópera y, por el contrario, no considera elitista pagar 300 euros por una entrada a un partido de Champions League; esto da muestra del nivel de manipulación al que nos someten.

En cuanto al panorama clarinetístico en nuestro país, e interpretativo en general, lo considero sobresaliente (por desgracia las oportunidades para éstos no lo son). Hay colegas haciendo un trabajo formidable, fuera y dentro de España, pero por desgracia esta es una profesión que queda en segundo plano. Que un compositor estrene una obra en Londres o que un intérprete gane un prestigioso premio no le interesa a la mayoría de la población. Lo importante es que a los que sí nos importan estos hechos sepamos valorar, disfrutar de todos ellos y difundirlo con una buena educación en nuestro entorno.

¿Quieres hablarnos de alguno de próximos proyectos, inquietudes…?

En un futuro estaré con varios recitales por diferentes ciudades de España, algunos ya concretados y otros aún en proceso, así como otras grabaciones. Prefiero no adelantar acontecimientos.

 

En cuanto a “The singing Clarinet”, cuidado al detalle en todos los aspectos y con aportaciones musicales muy interesantes, os recomiendo que lo escuchéis y lo disfrutéis.

Para aquéllos interesados, aquí tenéis un enlace donde podéis conseguirlo:

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http://www.laquintademahler.com/shop/detalle.aspx?id=366309

 Además podéis seguir su actividad en facebook clicando AQUÍ

¡Gracias por leer!

 

Cecilia


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CONVERSACIONES CON… Mª JUNCAL DIAGO ORTEGA

Estoy muy contenta de poder ofreceros la segunda de las “Conversaciones con…”

En esta ocasión, se trata de la clarinetista y pedagoga Mª Juncal Diago Ortega, profesora de clarinete en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña.

Juncal y yo nos conocimos en el Conservatorio “Tomás Luis de Victoria” de Ávila, donde ella era profesora interina hacía un tiempo y yo lo fui durante un curso académico. Dio la casualidad de que durante ese curso se organizó un curso de formación con grupos de trabajo de música de cámara, y allí que fui yo a proponer un proyecto que desde hacía tiempo quería hacer con clarinete y fagot: trabajar los Divertimenti de Mozart sobre sus óperas… Junto con Miguel Melitón, por aquel entonces profesor de fagot en el mismo Conservatorio, fundamos el “Trio Da Ponte”, grupo con el que estuvimos muy activos y con el cual fuimos seleccionados para el ciclo “Clásicos en Ruta” de la AIE, tocando conciertos por toda España.

Aquí os dejo nuestra primera aparición pública, en el III Encuentro de Clarinete ADEC:

Y el final del concierto que ofrecimos en el Teatro Cervantes, gracias a JJMM de Alcalá de Henares:

 

Bueno, y después de este “entremés musical”, pasamos a la entrevista.

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Nombre completo: Mª Juncal Diago Ortega

Lugar de nacimiento: Soria

 

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Empecé a tocar el clarinete con 8 años en el Conservatorio de Soria. Mi hermano ya tocaba el saxofón y yo tenía claro que también quería tocar un instrumento de viento; el clarinete fue el instrumento escogido, aunque era muy pequeña y no tengo claro por qué lo escogí.

Mi primer profesor de clarinete fue Rafael Albert. Recuerdo que esperaba con ilusión la clase de clarinete porque quería mostrarle que era capaz de tocar todas las piezas que me pedía como deberes para la siguiente semana. Después tuve a José Quilis, con el que continué estudiando – la verdad es que un montón de piezas y estudios-, y finalmente a Vicente Ferrer, con el que estuve estudiando durante más tiempo en esta primera etapa. Con él aprendí, entre otras muchas cosas, a tener una técnica mucho más depurada, el maravilloso repertorio que tenemos para clarinete -incluso a nivel profesional- y a identificar objetivos y trazar un plan para alcanzarlos. También destacaría su generosidad al prestarme su clarinete en La – ni el Conservatorio ni yo disponíamos de uno – para poder estudiar en casa las obras que lo requerían.

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que te dedicarías a la música? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Bueno, la verdad es que al gustarme ya desde pequeñita y al tener cierta facilidad, ya lo tenía en mente.

Recuerdo que la etapa de los estudios superiores fue especialmente dura, ya que decidí continuar mis estudios musicales en el Conservatorio Superior de Zaragoza, hoy Conservatorio Superior de Aragón, y los universitarios de Maestra en Lengua Extranjera – Inglés- en Soria, dependiente de la Universidad de Valladolid. Además, asistía el sábado en Valladolid a los ensayos de la Orquesta Universitaria e, incluso, algún año trabajaba con media jornada en el Conservatorio Profesional de Ávila. Debo reconocer que fue una locura, a lo largo de la semana dormía en cuatro ciudades distintas…! Viví esta etapa de mi vida intensamente y a una velocidad vertiginosa… No me arrepiento nada de que haya sido así, pues me dio la oportunidad de desarrollarme, no sólo profesionalmente sino también personalmente, desde diferentes puntos de vista.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Todos y cada uno de mis profesores han contribuido (para bien) en mi etapa formativa, tanto los de Conservatorio como los que he tenido en cursillos, master class y clases particulares… M. Guy Deplus me marcó significativamente en esta última fase: su humildad, generosidad y dedicación me conquistaron por completo – por no hablar de su conocimiento del instrumento, repertorio, interpretación, experiencias vividas con compositores, directores, otros intérpretes…-. Fueron dos años irrepetibles e inolvidables de mi vida.

¿Has estudiado fuera de España? ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?

Sí, estudié con M. Guy Deplus en L´École Normale de Musique Alfred Cortot de Paris durante dos años. Fue una etapa maravillosa, no sólo a nivel formativo sino también a nivel personal. El volumen de trabajo con el clarinete – técnico y musical- durante este tiempo fue enorme. Recuerdo los exámenes, tipo concurso, que hacíamos en la Sala Cortot de l´École, el control y dominio que teníamos que tener de las obras y estudios… todo un reto de superación y control personal.

Además, el poder vivir esta experiencia formativa en la ciudad de París me ofreció un campo de desarrollo personal en un marco incomparable, lleno de contactos culturales, vivenciales, sociales… Fue una etapa inolvidable de mi vida.

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

Creo que todos, poco a poco, vamos encontrando nuestro lugar dentro del mundo musical. En mi caso particular, me incliné hacia la enseñanza sin descuidar la interpretación. En mi familia somos casi todos profesores: mi madre es maestra, mi hermano es profesor de saxo en el Conservatorio de Cádiz, mi hermana profesora de inglés, mi padre siempre ha formado a niños y no tan niños en el ámbito del deporte… en fin, puede decirse que casi casi la enseñanza fluye por nuestras venas.

Eres profesora en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña. ¿Qué preparación previa hiciste? ¿Qué podrías decirnos del sistema actual de oposición a Conservatorio?

Desde que tuve claro que quería ser profesora de clarinete en un Conservatorio, dediqué todos mis esfuerzos a conseguirlo. Recopilé bibliografía específica de clarinete en varios idiomas para elaborar temas específicos, escogí obras de repertorio con las que me identificaba y me sentía especialmente a gusto al interpretarlas, asistía a clases con varios profesores para que me escuchasen y me aportasen diferentes puntos de vista, “rodaba” el programa en diferentes salas de concierto, elaboré una programación didáctica original y lo más completa posible – en este sentido, mis estudios de maestra en Lengua Extranjera fueron de gran utilidad, así como los consejos, la experiencia y la creatividad de mi hermano-  contribuyeron enormemente a conseguir el reto propuesto.

Fue realmente una carrera de fondo, donde encontré no pocos obstáculos, pero que con fuerza de voluntad, resiliencia, creencia en uno mismo y ánimos de familia, compañeros de profesión y amigos, conseguí alcanzar el objetivo propuesto.

En cuanto al sistema de oposición a Conservatorio, en mi opinión habría que replantearse varias cuestiones, entre otras: devolver la importancia de la formación pedagógica instrumental – no olvidemos que trabajamos con niños, adolescentes e incluso personas de más edad o  adultas-; devolver la imparcialidad en la selección del tribunal examinador – lo que beneficiaría tanto a los propios opositores como a los miembros del tribunal- y valorar al candidato desde un punto de vista holístico.

¿Cómo se ve el panorama musical de España desde Galicia? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

En Galicia hay una gran tradición musical, especialmente en lo que se refiere a los instrumentos de viento. Prácticamente en cada población hay una Banda de Música; además, la comunidad cuenta con dos Orquestas Sinfónicas de gran calidad con una amplia oferta cultural. De Galicia están surgiendo grandes músicos que, debido a la escasez de oportunidades que les ofrece España, se ven obligados a emigrar a otros países para poder dedicarse profesionalmente a ella. Es la gran asignatura pendiente de este país, la inversión en educación y la valorización de la cultura; en nuestro caso, la música.

¿Algún proyecto que quieras compartir aquí?

Varios. En el Conservatorio Profesional de Música da Coruña estamos llevando a cabo un proyecto internacional Erasmus Plus K2 denominado “Let the music do the talking”, en donde tratamos ampliar la formación de las enseñanzas musicales de conservatorio con otras instituciones europeas de educación. Se trata de un plan de innovación e intercambio de buenas prácticas.

Por otra parte, me encantaría retomar el proyecto del Trío da Ponte que creamos hace ya varios añitos  y con el que tantos conciertos ofrecimos por España.

 

¡Muchísimas gracias, Juncal!

Y gracias a los lectores por leer.

Cecilia.

 

 

 


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CONVERSACIONES CON… MARINO DELGADO RIVILLA

Estoy ilusionada con un nuevo contenido para mi blog: ¡entrevistas!

Las voy a llamar “CONVERSACIONES CON…” y quiero dar voz a clarinetistas que han estado presentes en mi entorno y a los que quiero, respeto y admiro.

Espero que conozcáis ya a algunos de ellos, pero también espero que alguno resulte un descubrimiento de una nueva personalidad y de un nuevo punto de vista para vosotros.

Para estrenar esta, digamos, “sección”, he pensado en Marino Delgado, natural de Segovia y residente actualmente en Suiza.

Conocí a Marino, si no recuerdo mal, en el curso de verano de Jávea, cuando todavía impartía la clase de clarinete Wolfgang Meyer. Ahí tocamos bastante música de cámara y compartimos no pocas risas con los demás participantes de las otras especialidades… ¡Hace ya unos añitos de esto! Luego, supongo que hemos coincidido en alguna prueba de orquesta y/u oposición. Estamos en contacto, gracias a los tiempos que corren, por las redes sociales.

Nombre completo: Marino Delgado Rivilla

Lugar de nacimiento: Segovia

Fecha de nacimiento: 10/10/79

marino-delgado-wordpress

¿Puedes hablarnos de tus inicios en la música y en especial con el clarinete? ¿Qué persona/s fue/ron decisivas para ti en esta primera etapa?

Mi primer encuentro con el clarinete fue  completamente fortuito a los 7 años. Nos presentaron todos los instrumentos en el Conservatorio de Segovia y un primo mío que comenzaba conmigo escogió el clarinete, así que yo lo escogí también. Aunque enseguida cambió de idea para estudiar flauta travesera y a mi me dejó colgado con un tubo negro muy raro. Durante los primeros años Rafael Albert (profesor del Conservatorio Superior de Alicante) me trasmitió su pasión por la música y la búsqueda continua de un sonido oscuro que estaba muy de moda en aquella época.

¿Cómo, cuándo, de qué manera te diste cuenta que serías músico? ¿Fue algo premeditado o más bien te dejaste llevar?

Es algo extraño pero lo supe desde que empecé a estudiar. Nunca tuve otro sueño que no fuera dar conciertos o enseñar. Tengo un familiar que siempre me recuerda que desde bien pequeñito insistía en que quería estudiar música en París, aunque yo no recuerdo cuándo y porqué lo decía. Supongo que nunca pensé en dedicarme a otra cosa.

¿Quién ha marcado (para bien) tu etapa formativa?

Cuando empecé a estudiar en la Accademia della Scala en Milán tuve la suerte de dar clases con los dos clarinetes solistas, Fabrizio Meloni y Mauro Ferrando. A la hora de estudiar los pasajes orquestales siempre me decían: “La sexta de Beethoven Muti la quiere así pero Abbado en esta parte quería un crescendo exagerado” o “ El solo de la Italiana de Mendelssohn a Järvi le gusta de esta manera pero con Baremboim lo acabamos de tocar de esta otra”. Tener la oportunidad de trabajar con dos súper solistas que han tocado todo el repertorio con los mejores directores fue algo que me cambió por completo. Una experiencia irrepetible.

¿Has estudiado fuera de España? ¿Qué destacarías de esta experiencia, tanto para tu formación musical/clarinetística como para tu formación personal?

Me acuerdo perfectamente de la primera lección con Guy de Plus. Acababa de terminar el conservatorio en Atocha tocando en el examen final el concierto de Jean Francaix, el 4 de Spohr y la 2 de Brahms con 18 años y después de escucharme tocar Jean Francaix de arriba abajo, Guy me dijo: “Bien, empecemos con una escala de Do mayor”. Me tuvo los primeros meses haciendo notas largas y escalas con terceras, cuartas, quintas, sextas, séptimas, progresiones armónicas y arpegios. Todo ello ligado, dos ligadas dos picadas, una ligada tres picadas y una picada tres ligadas y todo picado a 120 de velocidad tooodos los días y por supuesto de memoria. Pero cuando terminé la École Normale mi técnica había mejorado considerablemente. En la Accademia en Milán tuve la suerte de aprender cómo se toca en una orquesta, que no tiene nada que ver con hacer música de cámara o tocar como solista.

¿Cómo fue tu “profesionalización”? ¿Tenías pensado qué camino seguir (conciertos, orquesta, enseñanza…) o fuiste optando a lo que se iba presentando?

La verdad es que fue todo muy deprisa. Nada más acabar en Milán, conseguí trabajo en la Orquesta Filarmónica de Tampere en Finlandia como segundo clarinete y después como primer clarinete en la “Orquesta do Sud” en Portugal. Supongo que he tenido mucha suerte. Ahora soy primer clarinete en la orquesta Vivaldi en Como, una orquesta con gente joven y con ganas de trabajar, y con un director, Lorenzo Passerini, que a pesar de ser muy joven trasmite una gran energía durante los ensayos y los conciertos. Es uno de los nuevos talentos italianos junto a Rustioni y Battistoni.

Has grabado tu primer disco “Behind the Woods”… ¿cómo surgió? ¿Qué tipo de preparación tuvo el disco como proyecto? ¿Qué podrías destacar de esta experiencia?

Cuando la discográfica me lo planteó tuvimos claro desde el inicio que teníamos que crear algo diferente, original. La pieza que da título al disco, por ejemplo, fue creada con mucha paciencia. Gravando pista a pista. En realidad está gravado sólo por dos personas, Charly Cartisano como vocalista y body percussion y yo. Fue un trabajo duro, donde para 1:58 minutos trabajamos 6 meses. La versión Funky del Bolero de Ravel fueron dos días en el estudio, pues teníamos muy claro cómo lo queríamos y los músicos eran unos fenómenos. Siendo un disco variado, donde algunas de las piezas, como el concierto de Artie Shaw, están gravadas en vivo, pude experimentar cómo se trabaja “en todas las salsas” por así decirlo. Como curiosidad, el tema céltico “Reel Fantasy” estuvimos a punto de descartarlo porque no nos convencía y es uno de mis preferidos, pues lo cambiamos de arriba abajo.

Vives y trabajas fuera de España. ¿Tienes oportunidades de mostrar tu trabajo aquí? ¿Cómo se ve España desde donde tú estás? ¿Cómo la ves tú, musicalmente o clarinetísticamente hablando?

En España tuve la oportunidad de tocar el concierto de Mozart en el teatro Juan Bravo en Segovia y de vez en cuando hago alguna gira de conciertos de música de cámara, pero me gustaría muchísimo poder presentar un espectáculo de música teatral que se llama “Allegro non troppo” que llevo ya dos años haciendo en Italia y que ha tenido muchísimo éxito y donde toco gran parte de los temas del CD. Me cuentan que en Tele 5 de vez en cuando muestran un concierto que hice en Verona el año pasado como solista con la orquesta Vivaldi en el programa “Musical Cities”.

Desde Suiza veo a España con nostalgia y con tristeza. Cada vez recortan más la música de la educación y tengo varios colegas que trabajan en orquestas que me cuentan que las condiciones y perspectiva de trabajo no son las ideales. Extrañamente, a pesar de todo, hay un boom de grandes talentos que se encuentran esparcidos por toda Europa.

Recuerdo la primera vez que salí de España y era vista como un modelo, con la creación de nuevas orquestas y fantásticos auditorios. Es una tristeza ver cómo todas esas grandes inversiones, esos proyectos, se están desmoronando.

 

Bueno, pues hasta aquí la primera de las “CONVERSACIONES CON…”. Espero que os haya gustado y, si queréis saber más sobre Marino, su disco, etc. no dejéis de visitar su página web:

www.marinodelgado.com

 

Como siempre, ¡gracias por leer!

 

Cecilia


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