Paco de Lucía

Hace poco más de un año felicitábamos a Paco de Lucía por su 65º cumpleaños y ahora, inesperada y tristemente, nos toca despedirle.

Paco de Lucía en concierto en Málaga

Paco de Lucía en Gibralfaro, Málaga, el 22/9/2009, CC BY-SA montuno en Flickr

Hace 4 años, en una breve entrevista que concedió tras un concierto, preguntado sobre sus planes de futuro, confesaba que:

“A mi edad ya no se piensa en el futuro, se piensa en el presente, aquí y ahora, y aprovechar los minutos o las horas o los meses o los años que le queden a uno”.

En la entrevista se le nota enormemente cansado, resultado de la generosidad sin límites con la que se entregaba al público durante sus conciertos. También llega a verbalizar ese cansancio, desvelando aspectos íntimos de su evolución personal y artística que le llevó en los últimos tiempos a preferir cada vez más la tranquilidad de la casa ―donde dedicaba gran parte de su tiempo a componer― al ajetreo del escenario. Sin embargo su presencia asidua en los más importantes escenarios de todo el mundo, además de sus discos, contribuyó de manera decisiva a que la música flamenca llegase a ser tan conocida y apreciada fuera de España, algo que le llenó de satisfacción aún más que la fama que consiguió a nivel personal.

Si Paco de Lucía ha dado tanto al mundo del flamenco, y de la música en general, no es sólo por su asombrosa técnica guitarrística, sino también por su creatividad y su incesante experimentación en busca de nuevas sonoridades, marcando con su influencia a muchos músicos, no sólo guitarristas ni tampoco sólo flamencos. De hecho con su guitarra flamenca exploró diversos géneros musicales: pop, rock, jazz, folk de muchos lugares y también la música clásica, como en el siguiente vídeo con el cual queremos despedirle, el melancólico segundo movimiento del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo.

Amor …. o amistad

El Día de San Valentín es una celebración tradicional de Inglaterra y Estados Unidos que se ha extendido por todo el mundo. En algunos países se conoce como Día de los Enamorados y en otros como Día del Amor y la Amistad. Existen miles de canciones románticas, pero destacamos una del folclore asturiano titulada Dame un besu. Dice así:

Dame un besu, rapazona,

con tos llabios de coral.

Dame un besu, rapazona,

dámilu que soi formal.

Yo-y lu pedí,

ella me lu dio

debaxu d’una carquexa.

Yo – y lu pedí,

ella me lu dio,

yo d’ella nun tengo quexa.

Si tu quieres, rapazona,

voy facete unes madreñas

pa que llegues con to boca

a mordemi les oreyes.

Ella sonrió,

muncho me miró

fice-y gracia a la mio neña.

Yo – y lu pedí,

ella me lu dio

yo d’ella nun tengo quexa.

Aquí tenéis la interpretación que hace Xuacu Amieva.

 

Entrar por la puerta grande

lorcaEn 1º empezamos el trimestre con Lorca.

En clase hay muchas caras nuevas. Después de un trimestre fuera del cole ahora he podido conocerlas y entre ellas están las de Diego y Sergio, dos hermanos que vinieron de Gijón. Al preguntarles a qué colegio iban nos dijeron que se llamaba Federico García Lorca. << ¿ Sabéis quién era ese señor ? >> Como nadie supo responder les propuse investigar en casa sobre él. A la semana siguiente Marta, Paula, Gara, Lucía, Eva Pidal, Víctor, Llara, Erika y Ailyn trajeron un montón de trabajos, con información escrita, fotos y dibujos (como el que veis de Ailyn), poemas y canciones. Nos gustó mucho la que trajo Erika: La Tarara, que nos la cantó gracias a que su mamá se la enseñó.

La Tarara, sí;

la Tarara, no;

la Tarara, niña,

que la he visto yo.

Lleva la Tarara

un vestido verde

lleno de volantes

y de cascabeles.

La Tarara, sí;

la Tarara, no;

la Tarara, niña,

que la he visto yo.

Luce mi Tarara

su cola de seda

sobre las retamas

y la hierbabuena.

La Tarara, sí;

la Tarara, no;

la Tarara, niña,

que la he visto yo.

Ay, Tarara loca

mueve la cintura

para los muchachos

de las aceitunas.

Todas y todos vamos a poder aprenderla con ayuda de este vídeo de El Rincón de Don Lu.

Santa Lucia

The Boats of Vesuvius, CC Trey Ratcliff

The Boats of Vesuvius, CC Trey Ratcliff

En pleno casco antiguo de Nápoles está la basílica de Santa Lucia a Mare, tan antigua como para dar pie a la leyenda que cuenta que su fundadora fue la nieta del emperador Constantino, aunque en realidad los testimonios más antiguos de su existencia datan del siglo IX. Está en la calle Santa Lucia, en el barrio homónimo (Borgo Santa Lucia), una de las zonas con más solera de esta ciudad italiana, cuyos habitantes, llamados lucíanos, seguramente estarán hoy de fiesta.

El paseo marítimo de esta barriada está delimitado por dos pequeños puertos en los que, además de los pescadores, también atracan los barqueros que llevan a los turistas de paseo por el golfo de Nápoles, para disfrutar de la brisa y de las maravillosas vistas a la ciudad, al Vesubio, a la península sorrentina y a las islas de Capri, Prócida e Isquia.

Esta imagen tan pintoresca estará completa si le añadimos el reflejo de la luna llena en el mar y más aún si además le añadimos una suave brisita y un calmo oleaje que mezca suavemente la barquita.

Todos estos ingredientes están en el texto de una famosísima canción napolitana cuyo título también es precisamente Santa Lucia. El que canta es uno de los barqueros de los que hablábamos antes, invitando a los viandantes a disfrutar de la agradable noche con estas palabras:

Sul mare luccica
l’astro d’argento,
placida è l’onda,
prospero il vento.
Venite all’agile
barchetta mia!
Santa Lucia,
Santa Lucia.

En el mar riela
el astro de plata,
plácida es la ola,
prospero el viento.
Venid a la ágil
barquita mía.
Santa Lucía,
Santa Lucía.

Con questo zeffiro
così soave,
oh com’è bello
star sulla nave!
Su passeggeri,
venite via!
Santa Lucia,
Santa Lucia.

Con este céfiro
tan suave,
ay que bonito
estar en la nave.
Venga viajeros
venid conmigo.
Santa Lucía,
Santa Lucía.

In fra le tende
bandir la cena
in una sera
così serena
chi non dimanda
chi non desia?
Santa Lucia,
Santa Lucia.

Entre las tiendas
tomar la cena
en una noche
tan apacible
quién no pide
quién no desea.
Santa Lucía,
Santa Lucía.

 

Esta canción tradicional, transcrita por Teodoro Cottrau a mediados del siglo XIX, ha traspasado las fronteras italiana arraigando en muchos países, entre los que destacan Suecia, donde anima una de sus más importantes tradiciones populares, y Estados Unidos, en donde la mayoría de las canciones tradicionales napolitanas han alcanzado una gran popularidad gracias a las interpretaciones de algunos tenores muy famosos, como Enrico Caruso o Mario Lanza. Y al igual que con la mayoría de las demás canciones partenopeas, ésta también entró en el repertorio de Elvis Presley.

Finalmente, un arreglo para flauta dulce y guitarra, para disfrutar haciendo música en estos días con tantas horas de oscuridad.

Ding dong! Merrily on High

Christmas bells in the snow

Foto: Stella Levi (stock.xchng)

Aprovechando de nuevo el fin de semana, he arreglado para flauta dulce otro villancico inglés, Ding dong! Merrily on High.

El autor de la melodía ―que aparece en un libro de danzas del siglo XVI― es desconocido. Sin embargo sí se conoce el de la letra, que hace referencia al alegre sonido de las campanas y que termina con una frase en latín que contiene un largo melisma: su nombre es George Ratcliffe Woodward, un pastor anglicano que la publicó a principio del siglo pasado en su colección de cantos The Cambridge Carol-Book: Being Fifty-two Songs for Christmas, Easter, And Other Seasons.

Una de las intérpretes más famosas de este villancico, que cada año alegra las Navidades en millones de hogares del mundo angloparlante, es Julie Andrews, una actriz y cantante muy amada por varias generaciones de niños y niñas que disfrutaron algunas de sus actuaciones más destacadas y soñaron con tenerla de niñera o de institutriz, envidiando la suerte de los pequeños protagonistas de Mary Poppins y de Sonrisas y lágrimas. En el siguiente vídeo podemos escuchar cómo la cantó en Washington en las Navidades de 1992.