Por Isabel Villagar, Coach Vocal Siempre me he preguntado por qué cuando un profesor/a accede a su puesto de trabajo no se le dota de la
formación y herramientas necesarias para un correcto y eficiente uso de su voz en el aula, ya que es ésta un condicionante esencial en el ejercicio de su labor diaria.
Siempre
es mejor prevenir que curar y seguramente si se estudiara el
dinero que se ahorran los empresarios por prevenir disfonías compensaría la inversión en la formación.
Por otro lado, dentro de la prevención hay que tener en cuenta que para mantener la voz en pleno rendimiento es necesaria una correcta hidratación.
Por esta razón en todos los centros educativos debería estar a disposición de todos los docentes una fuente con agua. He observado que en la mayoría de los casos no es así y es el propio profesor el que tiene que traerse el agua de casa, por eso, quizá se hidratan menos y están expuestos a padecer disfonías.
Cuando he impartido formación de técnica vocal para docentes he constatado que la mayoría de ellos en algún momento de su ejercicio profesional y por diversas razones ha padecido algún problema vocal.
La falta de formación en riesgos laborales puede llevar al docente a no solicitar la ayuda pertinente simplemente por desconocer que los servicios de prevención de riesgos laborales tienen que hacerse cargo de los mismos.
Son muy pocos los casos en los que los docentes han acudido al servicio de prevención de riesgos laborales de su empresa para solicitar la ayuda adecuada en forma, por ejemplo, de micrófonos, de adecuación del espacio, etc...
A veces tengo la sensación de que la
falta de información o de valoración en la carrera profesional de los docentes de este tipo de formación pudiera ser incluso intencionada con el fin de no dotar a todos los docentes de las consiguientes ayudas a las que tiene derecho.
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