Pavarotti creció en un contexto en el que se valoraba la música. Su padre era un panadero con una gran voz y gran afición a la ópera. El padre era socio de la Sociedad Giacomo Rossini de Módena y Luciano acudía a los debates, a las representaciones y formaba parte del coro de esa sociedad.
Siendo coralista conoció a B. Gigli y este encuentro impactó al joven. Empezó a estudiar con Arrigo Pola y compaginaba su formación con el coro y con su trabajo en una compañía de seguros, hecho que se da en muchos cantantes en sus inicios. Tuvo la oportunidad de cantar en la televisión el "Nessum Dorma" de G. Puccini y a los pocos días acudió al que fuera su mentor y profesor, Leone Magiera.
Con diecinueve años ya tenía una voz bella, fresca y generosa. El profesor Magiera, que lo había escuchado en la televisión, pensaba que quizá habrían retocado la voz pero al asistir Luciano a su clase comprobó que ésta era aún mejor de lo que había oído por el aparato.
La relación con Magiera duró toda la vida. Este profesor sostenía que no se debía estudiar más de una hora y media al día a los ejercicios de canto y que se debían hacer pausas cada veinte minutos aproximadamente. También sostenía que no había que ejercitarse vocalmente más de cuatro días a la semana. Recomendaba no insistir en el registro agudo y tener mucho cuidado en no forzar la emisión en ningún momento. Asistía también a la clase de Pavarotti Mirella Freni, amiga a la sazón de él y mutuamente se ayudaban.