Cómo construir y diversificar tu carrera musical

Hoy hemos decidido traducir este interesante artículo de la cellista Gabriella Swallow. Como músico, es muy ecléctica, toca todo tipo de géneros musicales y ha pisado mucha variedad de salas.

Sus reflexiones nos sirven para levantar la vista más allá del atril, de los caminos laborales convencionales y de la “música clásica”. Porque como músicos de formación clásica, a menudo nos cuestas romper moldes e interpretar cualquier género sin problemas y con la misma profesionalidad que interpretamos Mozart, por ejemplo. Además, propone innovación en la puesta en escena, algo que nos parece vital hoy en día para atraer al público moderno.

Dicho esto, aquí os dejamos la traducción del artículo:

Publicación: The Strad

http://www.thestrad.com/cpt-latests/build-diversify-music-career/

Autor: Gabriella Swallow

Fecha: 6 Marzo de 2015

Título original: How to build and diversify your music career

La cellista británica Gabriella Swallow comparte su camino hacia la creación de una identidad musical única y anima a los músicos a que rompan moldes.

He tenido una relación compleja con la música. Tenía nueve años y estudiaba cello en la Chetham’s School of Music en Manchester, y un año después ví Gawain por Sir Harrison Bitwistle en la Royal Opera de Londres. Esto me cambió, de ser una niña obsesionada por la música antigua a ser una niña obsesionada con la música experimental, aún húmeda en la página. Me dí cuenta de que mi pasión por la música era diferente de la de muchos de mis compañeros, a veces incluso me sentía como si guardara un oscuro secreto. Me encantaba el sondo atonal y disonante de los acordes, el mismo que hacía que los demás se rieran nerviosamente. Me gustaba tocar el cello de manera poco convencional. Prefería improvisar durante horas antes que sentarme a practicar el concierto de Romberg para cello.

La idea de presentar algo nuevo a la audiencia por primera vez siempre me ha dado una gran sensación musical.

Después de terminar mis estudios y recibir becas junior en el Royal College of Music de Londres, me casé con un exitoso compositor y tuve dos hijos a la edad de 31 años. Mis circunstancias cambiaron los tres años siguientes y comenzó mi vida de madre soltera – tuve que reiniciar una carrera que nunca había tenido tiempo de desarrollar y crecer.

Mi primer instinto fue tomar el camino del trabajo seguro en una orquesta. Pensar en mis propias pasiones musicales en el escenario me hacía sentir irresponsable ya que ahora tenía dos hijos menores de tres años en casa.

Con la ayuda de colegas y amigos, empecé a volver a identificarme con mi yo de diez años, con esa identidad musical tan marcada, y empecé a aplicar esto a mi carrera. 

Hay tres cosas que puedo compartir y que han sido esenciales para mí como artista que ha roto los moldes:

  1. Rodéate de personas de ideas afines: Si te mezclas con personas que “piensen diferente” dentro de la profesión, te darán la confianza de construir tu carrera y te ayudarán a sentirte menos aislado. En mi caso me ayudó enormemente colaborar con músicos que de manera similar desdibujan las líneas entre los géneros, colegas que creen que es igual de maravilloso tocar en Ronnie Scott’s con increíbles músicos de jazz que tocar en el Wigmore con un cuarteto de primera categoría.
  2. Combina tus intereses no-musicales con tus interpretaciones: Si estás interesado en cualquier cosa, -desde la comida a la poesía, el arte de la moda…- puedes encontrar las maneras de incorporar estos gustos con integridad, ¡e ir a por ello! No hay nada de malo con la manera tradicional de presentar la música, pero ahora comos afortunados de poder elegir a los artistas con los que interpretamos, la audiencia a la que nos dirigimos y la manera de entregar y recibir la música.
  3. Creer de verdad en ti mismo: Todo el mundo tiene un camino recorrido y una carrera diferente. En algunos casos, el momento adecuado puede ser la clave. La falta de confianza en sí mismo puede contener la habilidad musical en muchos casos. Debido a los cambios que hubo en mi vida, ahora tengo la oportunidad de conducir para construir la carrera que quise comenzar hace 10 años. No hay nada definitivo, esta es una de los cosas más excitantes de la vida y de ser artista.

Hymn to Freedom

Oscar Peterson (1925-2007): Hymn to Freedom

Una de las obras más famosas del pianista de jazz canadiense. Con la letra de Harriette Hamilton (en karaoke en este vídeo), se convertió en el himno del Movimiento por los derechos civiles.

Cuidar especialmente que las notas más agudas no sean “chilladas” y que las síncopas sean bien articuladas.


Transcripción para flauta dulce y piano por Massimo Pennesi. Esta partitura interactiva ha sido publicada originalmente en el post Hymn to Freedom, del blog educacionmusical.es.

Oscar Peterson: Hymn to Freedom

Grabado en directo en Dinamarca en 1964. Oscar Peterson al piano, Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería.

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Hymn to Freedom

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen (CC BY-SA: Heinrich Klaffs en Wikimedia Commons)

Cuando el viernes pasado, durante nuestra reunión semanal, el equipo de docentes implicados en el proyecto bilingüe del instituto en el que trabajo decidimos que el protagonista de la jornada que anualmente dedicamos a los países angloparlantes sería Canadá, tengo que confesar que de entrada me sentí un poco perdido. El año pasado trabajamos sobre Estados Unidos, así que fue relativamente fácil (1 y 2) encontrar no sólo música de la que hablar, sino lo más importante: música que hacer, con los requisitos adecuados para un alumnado de 1º y 2º de ESO. No llegué a decir que -aunque estoy convencido de que cualquier lugar del mundo es interesante, también musicalmente hablando- hubiera preferido Escocia, Inglaterra o Irlanda, cuya tradición musical da mucho más juego, porque en ese momento mis compañeros y compañeras estaban entusiasmados con la gran biodiversidad, la riqueza histórica, la variedad cultural o los recursos energéticos de Canadá, mientra que yo sólo conseguía evocar las sublimes notas de las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould interrumpidas abruptamente por la voz de Céline Dion dando saltos de octava en el tema principal de la película Titanic.

Sin embargo ahora, tras una breve investigación, estoy igual de entusiasmado que mis colegas de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales o Tecnología: además de otros recursos, he descubierto que Oscar Peterson, uno de los pianistas de jazz que más admiro pero del que desconocía su lugar de nacimiento, era canadiense. Y además, una de sus composiciones más famosas, Hymn to Freedom, tiene un ámbito adecuado para ejecutar con el instrumento que mis alumnos y alumnas tocan cada día con más seguridad y expresividad.

Hace una docena de años, él mismo explicaba cómo nació esta obra musical y cómo su música, junto con la letra que en un segundo momento le puso Harriette Hamilton (en karaoke en este vídeo), fue siendo cantada cada vez más como himno del Movimiento por los derechos civiles en muchas plazas americanas y europeas.

El siguiente vídeo -una grabación en vivo de hace poco más de 50 años, con el mismo Peterson al piano junto con Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería- nos demuestra que un himno, normalmente de estructura bastante rígida hasta llegar a lo marcial en los himnos nacionales, puede sorprendernos transmitiéndonos una gran sensación de libertad sin necesidad de ningún texto, gracias a la creatividad de los intérpretes y a las sonoridades de blues y de spiritual.

La versión para flauta dulce, acompañada de piano y batería, no ofrece especiales dificultades más allá de las dos notas más agudas (mi y fa), que habrá que cuidar para que no sean “chilladas”, y algunas notas sincopadas, que habrá que articular adecuadamente para no difuminar ese recurso rítmico tan eficazmente empleado en el jazz.

Hymn to Freedom

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen

Oscar Peterson with Niels-Henning Orsted Pedersen (CC BY-SA: Heinrich Klaffs en Wikimedia Commons)

Cuando el viernes pasado, durante nuestra reunión semanal, el equipo de docentes implicados en el proyecto bilingüe del instituto en el que trabajo decidimos que el protagonista de la jornada que anualmente dedicamos a los países angloparlantes sería Canadá, tengo que confesar que de entrada me sentí un poco perdido. El año pasado trabajamos sobre Estados Unidos, así que fue relativamente fácil (1 y 2) encontrar no sólo música de la que hablar, sino lo más importante: música que hacer, con los requisitos adecuados para un alumnado de 1º y 2º de ESO. No llegué a decir que -aunque estoy convencido de que cualquier lugar del mundo es interesante, también musicalmente hablando- hubiera preferido Escocia, Inglaterra o Irlanda, cuya tradición musical da mucho más juego, porque en ese momento mis compañeros y compañeras estaban entusiasmados con la gran biodiversidad, la riqueza histórica, la variedad cultural o los recursos energéticos de Canadá, mientra que yo sólo conseguía evocar las sublimes notas de las Variaciones Goldberg interpretadas por Glenn Gould interrumpidas abruptamente por la voz de Céline Dion dando saltos de octava en el tema principal de la película Titanic.

Sin embargo ahora, tras una breve investigación, estoy igual de entusiasmado que mis colegas de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales o Tecnología: además de otros recursos, he descubierto que Oscar Peterson, uno de los pianistas de jazz que más admiro pero del que desconocía su lugar de nacimiento, era canadiense. Y además, una de sus composiciones más famosas, Hymn to Freedom, tiene un ámbito adecuado para ejecutar con el instrumento que mis alumnos y alumnas tocan cada día con más seguridad y expresividad.

Hace una docena de años, él mismo explicaba cómo nació esta obra musical y cómo su música, junto con la letra que en un segundo momento le puso Harriette Hamilton (en karaoke en este vídeo), fue siendo cantada cada vez más como himno del Movimiento por los derechos civiles en muchas plazas americanas y europeas.

El siguiente vídeo -una grabación en vivo de hace poco más de 50 años, con el mismo Peterson al piano junto con Ray Brown al contrabajo y Ed Thigpen a la batería- nos demuestra que un himno, normalmente de estructura bastante rígida hasta llegar a lo marcial en los himnos nacionales, puede sorprendernos transmitiéndonos una gran sensación de libertad sin necesidad de ningún texto, gracias a la creatividad de los intérpretes y a las sonoridades de blues y de spiritual.

La versión para flauta dulce, acompañada de piano y batería, no ofrece especiales dificultades más allá de las dos notas más agudas (mi y fa), que habrá que cuidar para que no sean “chilladas”, y algunas notas sincopadas, que habrá que articular adecuadamente para no difuminar ese recurso rítmico tan eficazmente empleado en el jazz.