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Dorothy Delay, profesora estrella de violín en la Juilliard School de Nueva York, es una profesional asombrosamente exitosa. La lista de sus ex alumnos la conforman los violinistas de mayor fama de las últimas décadas. Itzhak Perlman, Gil Shaham, Midori, Cho-Liang Liru, Shlomo Mintz o Sarah Chang son algunos nombres que sobresalen.
Tanto sus estudiantes antiguos como los actuales (Delay tiene 83 años y todavía sigue) se deshacen en cumplidos cuando se habla de su querida ‘Miss Delay’. Palabras como “asombrosa”, “increíble” y “fantástica” parecen estar siempre en boca de sus estudiantes. Robert McDuffie la llama una “maestra completa”. Profesora y entrenadora, terapeuta y manager. Mientras, Cho-Liang Lin describe una clase con ella como si fuera una sesión con un psicólogo. “Entrabas con la cabeza llena de problemas, tus peores críticas, o incluso una ruptura y salías de su estudio sintiéndote bien.”
Las clases de Delay son a menudo escenas de regocijo juvenil, mezcladas con un estudio serio y una estrategia de carrera. Ella cree firmemente que el aprendizaje y la interpretación deben ser divertidos. Y ejemplifica esto, moviéndose con una sonrisa suave de alegría cuando un estudiante está tocando particularmente bien. Cuando se le pregunta sobre su jubilación, ella responde alegremente: “No, no, estoy feliz, me estoy divirtiendo demasiado como para dejarlo.”
Máximas
La estrategia de enseñanza de Delay refleja sus sólidas creencias sobre el aprendizaje y la pedagogía. Ella lo expresa así:
- Dando el tiempo suficiente y las herramientas para medir los logros, la gente puede aprender a hacer cualquier cosa.
- Puedes enseñar cualquier cosa si puedes averiguar cómo la gente lo aprende
- El aprendizaje es cada vez más consciente
- La gente aprende mejor cuando se siente exitosa
- La gente aprende mejor cuando se está divirtiendo
- Siempre hay un enfoque correcto – es sólo cuestión de encontrarlo
Estas máximas reflejan lo que el escritor de programación neurolingüística (PNL) Robert Dilts ha descrito como los componentes esenciales para el logro de resultados:
- La expectativa de resultados (que un resultado deseado es posible en principio)
- La esperanza de autoeficacia (que un estudiante es capaz de aprender o hacer lo que se requiere para alcanzar el resultado)
- La esperanza de respuesta (que el proceso en que se ha embarcado llevará al logro)
Estrategia
Positivismo
El principal criterio de Delay es crear un estado interno positivo en sus estudiantes. “Lo que es importante para mí es poder ver a los niños sintiéndose competentes y complacidos de que pueden hacer algo que no podían hacer antes.” De su papel en el desarrollo del talento, dice: “Es genial si el estudiante sale a tocar al escenario y al público le gusta. Pero no es tan bueno como verle disfrutar y emocionarse por conseguir algo que pensaba que no podía hacer. Ya sabes, porque esta sensación le da un tremendo poder, con ella puedes desarrollar el talento de una persona.”
Personalización y estructura
Delay no se limita a dar información sobre la técnica del violín y la musicalidad. Ella adapta su estrategia y los patrones de comunicación a cada estudiante. Esto evidencia una conciencia aguda y un compromiso constructivo con el mundo interior único de cada estudiante.
Ella da a sus estudiantes confianza en sus capacidades estructurando el proceso de aprendizaje paso a paso. “Tienes que demostrarles que pueden hacerlo … tienen que tener éxito desde el principio”, dice. Estructura cada área de trabajo en pequeños pasos, apropiados para cada estudiante. Proporciona medios de medición para aumentar la concienciación. Hace que las lecciones sean divertidas y refuerza positivamente los éxitos del estudiante, por pequeño que sean, con elogios.
Delay quiere que los estudiantes tengan la confianza necesaria para crecer y para sentir placer por sus resultados. Apuntando a este estado de confianza y placer, que es tanto el resultado como el generador de aprendizaje exitoso, Delay establece un bucle de refuerzo.
Detectando problemas
Delay evalúa tres áreas principales al escuchar a un estudiante: afinación, producción de sonido y fraseo. Dependiendo del nivel de desarrollo del estudiante, ella compara lo que oye con lo mejor que puede imaginar, con buenas actuaciones que ha escuchado o con otros estudiantes en el mismo nivel. Luego, aisla a la más débil de las tres áreas, la descompone en sus componentes más básicos y hace que el alumno progresivamente tenga conciencia de detalles cada vez más pequeños, trabajando lentamente, paso a paso. Genera interés en el proceso por ser elogiosa sobre cualquier éxito que el alumno pueda lograr y manteniendo una atmósfera de aprendizaje divertido, repleta de humor y optimismo. Es importante para ella que la situación de aprendizaje se establezca de tal manera que los estudiantes no pueden fallar.
Si este procedimiento no tiene éxito, intenta hacer que el estudiante sepa de detalles aún más pequeños. Podría, por ejemplo, centrar la atención del estudiante en lo que puede oírse al comienzo de un golpe de arco, en el centro y al final, mientras experimenta con la velocidad del arco, el punto de contacto, el peso y la cantidad de cerda que entra en contacto con la cuerda. A través del proceso ella ayuda al estudiante a medir las diferencias que se perciben – por ejemplo, cuánta presión de arco se usa, por qué distancia cambia el punto de resonancia y cómo los resultados difieren de otros intentos. “Sé que si quieres comunicar algo sobre el sonido a otra persona, es mejor que lo midas”, dice.
Buscar el enfoque
Delay sigue dando diferentes enfoques hasta que encuentra algo que funciona (“Siempre hay un enfoque correcto – es sólo una cuestión de encontrarlo”). Ella trata de averiguar cuál es el obstáculo en la cabeza del estudiante y cómo superarlo, siendo agudamente consciente de que lo que ocurre en la mente precede al funcionamiento del cuerpo.
Si a largo plazo no puede ayudar a una estudiante a mejorar en un área en particular, se recuerda este consejo de Galamian: “Dejarlo durante un año y luego intentarlo de nuevo”. Parece tener una confianza innata en la naturaleza sistémica del aprendizaje, confiando en que los desarrollos en otras áreas resultarán en un cambio positivo en el problema original.
Lenguaje con el estudiante
Delay se orienta a los resultados, centrando la atención del estudiante en lo que desea y no en lo que debe evitar. Ella escribe: “Sin metas claramente definidas y la convicción de que éstas son de una manera u otra alcanzables, los estudiantes no practicarán bien”. Por ejemplo, ella le diría al estudiante: “Quieres tocar con un sonido más ligero”, nunca “No debes apretar demasiado”.
Lenguaje específico
Otra característica de la orientación hacia los resultados de Delay es su uso de un lenguaje claro y específico. Una vez me dijo que uno de sus maestros le había dicho: “Esta es una música celestial que debe ser interpretada de una manera celestial”. Recordando la anécdota, Delay lanza sus brazos en el aire exasperada diciendo, “¡No tenía ni idea de lo que eso significaba! Salía de cada lección pensando que era estúpida y sin talento, y no practicaba.”
Sus sugerencias a los estudiantes siempre contienen información sobre la mecánica observable y medible de tocar el violín, como la velocidad del arco, la velocidad de desplazamiento o el ancho y la velocidad del vibrato. Ella sabe que el lenguaje específico – palabras que denotan fenómenos y experiencias observables y mensurables – son necesarios para ayudar al sistema nervioso humano a avanzar hacia la realización de los resultados. Sus estudiantes saben exactamente e inmediatamente qué acciones tomar para conseguir el efecto deseado. El aprendizaje, se define en parte como cada vez más consciente. “No quiero que mis estudiantes sientan que hay misterios. Odio la idea de misterios. Algunos profesores prosperan en ella. Les hace sentirse superiores.”
Prensunciones
Las presunciones lingüísticas son, en palabras de L. Michael Hall y Bob B. Bodenhamer, “suposiciones y paradigmas silenciosos que se esconden dentro y detrás de las palabras y la declaración”. Debido a sus creencias acerca de la capacidad ilimitada del ser humano para aprender, Delay presupone naturalmente la capacidad, el aprendizaje, el desarrollo y la eficacia de ciertos procedimientos en el lenguaje que usa cuando enseña. Convierte las creencias limitantes de los estudiantes en empoderantes..
Por ejemplo: “Cuando traigas el último movimiento memorizado la próxima semana, podemos pasar un tiempo mirando la estructura”, presuponiendo, sin hacer ningún comentario al respecto, que el estudiante es capaz de aprender y memorizar la música en un corto tiempo, y que se hará. O podría decir: “Una vez que hayamos arreglado tu arco, tu sonido estará listo para grandes conciertos”, nuevamente presuponiendo que se puede hacer, que el sonido del estudiante cambiará como resultado.
Anécdotas, citas, metáforas y analogías
Para reforzar un punto, Delay a menudo cita a los ex estudiantes u otros violinistas famosos o cuenta anécdotas que ilustran de alguna manera. Por ejemplo, le dijo a un estudiante: “Cualquier inconsistencia rítmica que exista, probablemente desaparecerá cuando practiques más con piano. ¿Sabías que Isaac Stern contrató a un pianista para practicar con él durante cuatro horas todos los días? “
También utiliza actores famosos como ejemplos tanto de lo que se debe emular como de lo que se debe evitar. De este modo, su nivel de funcionamiento parece más alcanzable para los estudiantes.
El uso que tiene Delay de analogías y metáforas, diseñado a medida para adaptarse a la psicología y los antecedentes de cada estudiante, es legendario. Cuando le pregunté cómo sabía qué metáfora o analogía usar, la respuesta de Delay fue: “Supongo que vas a algo -alguna área- en la que están interesados“. Una vez más, esta afirmación indica que ella trabaja mucho con la experiencia interna del estudiante.
Evitar la angustia del estudiante
Después de haber tocado para Delay, un estudiante parecía preocupado por su actuación. Delay le dijo: ‘Sabes, cuanto más consigues, más insatisfecho te quedas, porque puedes oír más’. Este es un maravilloso ejemplo de cómo cambia el marco de referencia de un estudiante, dando a una experiencia negativa un nuevo significado positivo. El estudiante inmediatamente se siente mejor y, en consecuencia, toca mejor, lo que a su vez refuerza la verdad de lo que acaba de decir Delay.
Con ese “replanteamiento”, Delay ha potenciado al estudiante presuponiendo una mayor conciencia (“puedes oír más”) y mejora (“cuanto más consigues”). Ha aumentado su confianza y asegurado que en el futuro interpretará su insatisfacción como un signo de mejora en lugar de fracaso.
A estudiante de pre-universidad de Delay se le calló el arco en medio de una pieza que estaba tocando para ella. Cuando se dio cuenta de su angustia, dijo emocionada: “¡Eso es maravilloso, significa que no estás agarrando tu arco con demasiada fuerza!” Como antes, este replanteamiento convierte una sensación de fracaso en un logro.
En otra ocasión un estudiante muy joven produjo un sonido chirriante hacia el puente. Su ansiedad causó que Delay dijera: “¡Espera! ¡Hazlo otra vez! Ese sonido que hiciste se llama sul ponticello, algo que deberías aprender a hacer deliberadamente.” Luego cogió su propio violín, emitió un sonido crujiente en el puente, se echó a reír y dijo:” Me gustan los sonidos extraños y espeluznantes como ¡ese!”
Delay decide que es necesario un nuevo encuadre cuando ve “el menor signo de ansiedad en el estudiante”. ¿Y cómo le da vuelta a la tortilla? “Busco lo que sea positivo en la situación.” Es de suma importancia que los estudiantes se sientan cómodos y seguros. Su consejo para los aspirantes a maestros es “nunca, nunca hacer que un estudiante se sienta ansioso”, señalando que la gente no puede aprender bien cuando están ansiosos.
Patrones de lenguaje para dar comodidad, facilidad y confianza
Delay comienza a menudo sus frases con la primera persona plural, ‘nosotros’ en lugar del “yo” o el “tú”.
- “Vamos a practicar mucho el agarre del arco”
- “Tenemos dos cosas que recordar para la próxima vez …”
- “No necesitamos preocuparnos por la audiencia. Incluso aquellos que saben mucho, no se están concentrando como tú”
- “No creo que tengamos la digitación correcta. Vamos a arreglarlo”
En lugar de comandos y advertencias que empiezan por “debes” o “deberías”, Delay utiliza patrones de lenguaje que comienzan con “quieres” o “puedes”.
- ‘Quieres tocar con un arco más rápido allí’
- ‘Quieres mantener los dedos un poco más juntos’
- ‘Deseas corregir la entonación en la sección media
Suaviza o elimina la posible resistencia con palabras como “podría”, “tal vez” y “quizás”:
- ‘Tal vez quieras considerar …’
- “Tal vez podrías pensar en …”
- “Podrías intentarlo de esta manera si quieres …”
- “Quizá sea más acorde con el carácter de la música hacer esto …”.
Conclusión
Hemos visto cómo las creencias de Delay se presuponen en cómo ella estructura su lengua al comunicarse con los estudiantes, y en la estrategia que emplea. Esto establece un contexto de empoderamiento para el crecimiento óptimo de los estudiantes. Dado que los presupuestos son suposiciones no expresadas explícitamente, pueden pasar por alto la posible resistencia consciente, afectando capas más profundas de la mente y permitiéndole concentrarse en el establecimiento y logro de resultados.
Su maestría como profesora radica en sus creencias pedagógicas, su estrategia de enseñanza y sus patrones de comunicación. Pero quizás el último eje del éxito de Dorothy Delay es que ella es todo sobre el amor – ella ama a sus estudiantes, ama la enseñanza y el aprendizaje, y ella ama la música.-
Como dijo Mozart: “Ni un alto grado de inteligencia, ni de imaginación, ni ambos juntos van en la formación del genio. Amor, amor, amor, ese es el alma del genio.”
Traducido de extractos de la publicación The Strad
Enlace al original: http://www.thestrad.com/the-secrets-of-violinist-dorothy-delays-teaching-methods/
Fecha: 13 Julio 2015
Título original: The secrets of violinist Dorothy DeLay’s teaching methods
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Un concierto de navidad exige organización, preparación y sensibilidad; pero haz lo correcto y tus jóvenes alumnos saldrán encantados con sus logros, al igual que sus padres. – dice Philippa Bunting
La temporada navideña se acerca, ¡y es la hora del show! Los agobiados profesores se pelean con fotocopiadoras de la edad de piedra, luchan para apiñar a los numerosos alumnos en escenarios demasiado pequeños, se despiertan antes del amanecer para hacer ajustes de última hora en los arreglos y están hasta última hora recogiendo la cantidad desmesurada de equipo necesario. Es una época agotadora pero estimulante, y hacer conciertos con grupos de niños pequeños es un arte muy particular.
Entonces, ¿por qué hacerlo? Para los padres, naturalmente. Queremos que vean los frutos del trabajo de sus hijos, tanto con nosotros como en casa. Queremos que se deleiten, con nosotros, en la magia de la música. Si eligen mirar el concierto entero a través de la pantalla de un móvil mientras graban, allá ellos.
Dedos cruzados para que ningún niño la líe con el vestuario, o haga algo indescriptible con la nariz. Un colega mío una vez dirigió un concierto durante el cual un niño mordió a otro en el culo.
Estos conciertos son también para nuestros colegas, y para las comunidades musicales y más amplias de las que formamos parte. Al presentar nuestro trabajo, podemos ganar respeto, e incluso obtener preciados recursos. Hay una delgada línea entre preparar algo cuidadosamente, y ensayarlo hasta el punto en que ni la música ni la conciencia están ahí.
Pero, por supuesto, los protagonistas de los conciertos son realmente para los niños. Estamos ahí para celebrar sus logros y darles una muestra de que en nuestro arte la actuación en vivo lo es todo. Y eso significa presentar un trabajo de calidad, con confianza y entusiasmo, en un ambiente tan despejado como sea posible por las distracciones.
No hay nada de divertido en ver (u oír) a niños que anhelan rasgar algo que apenas pueden manejar. Del mismo modo, tampoco es apetecible ver a un adulto estresado, corriendo por el escenario, agitando trozos de papel y cambiando las sillas. O ver a los niños que se arrastran nerviosamente sobre el escenario con el acompañamiento de un susurro. Y caen de bruces. Así que, este es el desafío: diseñar un concierto que ponga a los niños y la música en el corazón del evento.
¡Atriles fuera!
Lo primero en lo que fijarse son los atriles. Los padres quieren ver a sus hijos y los niños quieren ver a sus padres. Por lo tanto, todas las actuaciones en estas primeras etapas deberían ser de memoria. Puede que estés asustado la primera vez, pero trabaja en ello con tus alumnos y se convertirá en algo perfectamente normal. Las interpretaciones son más naturales, se comunican mejor y, al haber sido interiorizadas, provienen de todo el músico. A los niños les ayuda para su carrera futura, y hay veinte piezas menos de muebles con los que tropezar en el escenario.
Tocar con ellos no es trampa
¿Y qué me decís de ese profesor-líder-director estático delante de los chicos? Aparte de la visión horrible del trasero del susodicho que se cierne sobre todos esos videos caseros, es otro muro entre los niños y el público. ¿Es trampa que los profesores toquen junto a sus jóvenes alumnos? No lo creo. Es bueno para los niños ver que sus maestros también están participando en la celebración y están dispuestos a poner sus propias habilidades en juego también. Acompañar, reforzar, proporcionar líneas alternativas para realzar el sonido – todo es positivo.
La presencia es importante
¿Qué hacer entre pieza y pieza, cómo caminar, cómo llevar el arco? Todo esto también necesita preparación. Los niños necesitan sentir el espacio del escenario y ser conscientes de todo lo que hacen en él, para estar verdaderamente cómodos y dar lo mejor de sí mismos. Necesitan usar algo que les haga sentirse especiales, pero no tan especiales que tengan miedo de moverse. O respirar.
Enseña al público
Los niños necesitan sentir la calidez de la audiencia, no estar atados a la etiqueta tradicional. Ya tendrán tiempo para interpretar el matiz, o lidiar con la decepción de una onda cortés de aplausos. Personalmente trato de romper la cuarta pared al principio del concierto ensayando con el público. Como haría un regidor en la televisión, les animo a que den gritos de aprobación, silbidos,’¡Bravos!‘ y etc.
El mejor número para el final…
Y para terminar, guarda ese gran número final, festivo y emocionante. Algo optimista y navideño, con una fuerte base de… ¡pizzas y castañas asadas! Por encima de todo, este concierto es sobre la alegría. ¡Felices vacaciones!
Traducido de la publicación The Strad
Enlace al original: http://www.thestrad.com/taking-a-break-from-music-might-just-make-you-a-better-player-in-the-long-run/
Fecha: 30 Noviembre 2016
Título original: How to put on a successful children’s Christmas concert
Autor: Philippa Bunting
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