Sara Valencia será la representante de RTVE en elXIX Festival de Jóvenes Músicos(Eurovision Young Musicians), que tendrá lugar del 18 al 23 de agosto en Edimburgo. Fue una de las finalistas del programa Clásicos y Reverentesde La 2. En este programa hacían pruebas similares a las que se realizan para entrar en una orquesta.
En esta entrada podéis ver unos vídeos de su paso por este programa.
Este vídeo fue su primera prueba, donde interpretó un extracto del Capricho Vasco de Sarasate:
A continuación podéis escuchar la clase que tuvo con la violinista Yulia Iglinova, profesora de la ORTVE, del Segundo movimiento del Concierto no. 3 en sol mayor KV 216 de W. A. Mozart y también su actuación:
En la gala final pudo tocar junto a la Orquesta de RTVE el Intermezzo de La Cavalleria Rusticanade Mascagni, entre otras obras:
Sarah Chang before performing, by Silvio Bacchetta (PD)
Tal como decíamos en otro post, cuando hablábamos de su Zigeunerweisen (Aires gitanos), el gran violinista pamplonés Pablo de Sarasate compuso varias obras con las que podía lucir su grandiosas habilidades técnicas y expresividad musical para agasajar al público con exhibiciones de virtuosismo.
Poco años después del estreno de Carmen de George Bizet, al ver que la popularidad de esta ópera iba extendiéndose cada vez más, considerando además su ambientación española, Sarasate no dejó escapar la oportunidad de componer una obra que recogiera sus mejores melodías, transformándolas en una sucesión ininterrumpida de pasajes de bravura que seguramente deslumbrarían a los que tuvieron la suerte de asistir a alguno de sus conciertos: la Fantasía Carmen, op.25.
En el siguiente vídeo podemos escuchar una brillante y muy expresiva interpretación de Sarah Chang -a la que felicitamos por ser hoy su 32º cumpleaños- dirigida por Plácido Domingo.
Hoy hay más efemérides relacionadas con el violín: hace 25 años fallecía uno de los violinistas más importantes del siglo XX, el lituano Jasha Heifetz, al que ya tuvimos ocasión de escuchar en otra entrada de este blog interpretando el concierto de Mendelssohn.
Heifetz debutó en público con sólo 7 años y sabía muy bien lo que más le gustaba a su público, por eso transcribió un gran número de obras famosas con la intención de deleitar a los oyentes con melodías conocidas, como por ejemplo Summertime de Gershwin.
Estas obras hoy en día sólo se usan como bis, pues su interés musical es bastante limitado ya que las cualidades de Heifetz como compositor no pueden compararse mínimamente con las de intérprete, tan grandes como para transformarle en una auténtica leyenda del violín. Sirva como ejemplo el siguiente vídeo, una grabación histórica en la que, acompañado por otro mito musical del siglo XX, el pianista Arthur Rubinstein, interpreta la Sonata en la mayor para violín y piano de César Franck, del que hoy celebramos 190 años desde su nacimiento.
En la TED Conference de 2006, Sirena Huang, que en aquel momento era una niña de 11 años, escuchó algunas de las charlas de los otros speakers mientras esperaba su turno. Ya sabemos que el nivel de los conferenciantes es muy alto: en este mismo blog tenemos una muestra en tres entradas con otros tantos TED Talks, además del enlace a un cuarto, relacionados con la educación y la música: José Antonio Abreu, Ken Robinson y Benjamin Zander, Además, han subido a ese escenario numerosos premios Nobel, personalidades de otras artes, de ciencias o de asuntos globales de gran interés.
También Sirena debía ser consciente de ese nivel cuando subió al escenario, algo que bastaría para poner nerviosa a cualquier persona de su edad (y a casi todas las de otras edades también). Pero ella llevaba consigo un aliado que la reconfortaba y tranquilizaba: su violín, su inseparable amigo desde que tenía 4 años. La niña rompió el hielo interpretando una larga y brillante pieza del violinista y compositor navarro Pablo de Sarasate, Zigeunerweisen (Aires gitanos) (partitura), deslumbrando a los centenares de asistentes tal como prometía el título de su charla (Sirena Huang dazzles on violin).
Cuando acabó la música, Sirena empezó su exposición preguntándose: ¿qué hago yo aquí? ¿qué tiene que ver ésto con tecnología, entretenimiento y diseño? Mediante estas preguntas aparentemente ingenuas e insignificantes, la pequeña violinista nos invita a una profunda reflexión sobre la importancia de la tecnología en las actividades humanas. Veamos lo que pasó.
Esta es una tecnología del siglo XVI, dice la encantadora violinista. Claro está, si hablamos de tecnología descartamos automáticamente lo que no contiene cables y chips y funciona sin enchufarlo a la red eléctrica y sin batería. Todo eso ya nos parece obsoleto. En realidad, el siglo XVI asistió a una evolución rápida y brillante del violín, pero hace ya 3 siglos que esa tecnología no avanza -exceptuando algunas modificaciones de partes accesorias, como el mástil, el diapasón y el puente, además de las cuerdas, sobre todo para conseguir el volumen sonoro necesario en los espacios escénicos modernos- a pesar de la realización de gran cantidad de estudios para descubrir la manera de mejorar lo que parece inmejorable, la tecnología del violín en su forma definitiva, fijada por las escuelas luterísticas italianas de comienzos del siglo XVII, sobre todo por los dos gigantes Antonio Stradivari y Giuseppe Guarneri y sus respectivas familias.
El diseño del violín no ha variado en siglos, nos hace notar Sirena tras unas graciosas bromas sobre sus ventajas (tamaño y peso reducidos y posibilidad de tocarlo sentado, de pie o caminando) con respecto al monstruoso piano, y esa inmutabilidad pone en evidencia un hecho innegable: su diseño roza la perfección.
En cuanto al entretenimiento, la última letra del acrónimo, la característica que tras escuchar a Sirena tocar con tanto desparpajo parecía más evidente en este instrumento, la niña nos advierte: no se puede decir que el violín sea entretenido per se, ya que el primer contacto con este instrumento suele producir un sonido que ella misma no duda en definir horrible y chirriante. Decepcionante, ¿no? Por si no bastara esta advertencia, la pequeña música nos cuenta una anécdota de Jasha Heifetz que, al recibir un cumplido de una admiradora después de un concierto sobre lo magníficamente que sonaba su violín esa noche, el concertista se acercó el instrumento al oído y contestó: “Es curioso, yo no oigo nada”.
En fin, el mensaje de Sirena es claro: los seres humanos tenemos una gran mente, sensibilidad artística y habilidad que pueden convertir una tecnología del siglo XVI y un diseño legendario en un entretenimiento maravilloso.
La intervención de Sirena Huang sigue con la interpretación de otras tres obras: Liebesleid de Fritz Kreisler, Souvenir d’Amerique de Henri Vieuxtemps y el Estudio-Capricho nº4 de Henryk Wieniawski. También hay otra parte hablada en la que, entre otras cosas, nos dice a los adultos, en nombre de todos los niños, una frase de agradecimiento que en este momento me saca los colores por ser totalmente inmerecida y que nos invita a una reflexión todavía más profunda que la anterior. Es una frase que nunca deberíamos dejar de tener presente, en ningún momento del día, y cuanto más poder tengamos en nuestras manos, tanto más deberíamos pensar en ella para no defraudar a Sirena ni a los otros aproximadamente 2.200 millones de niños del mundo:
Me gustaría decir esto en nombre de todos los niños: gracias a los adultos por preocuparse mucho por nosotros y por hacer que el mundo futuro sea mucho mejor.
Zigeunerweisen, en español Aires gitanos, es una de las obras más importantes del violinista navarro Pablo de Sarasate (1844-1908). Dotado de una habilidad prodigiosa para tocar este instrumento, Sarasate podía ejecutar con gran facilidad pasajes muy difíciles o casi imposibles para la mayoría de sus contemporáneos. Y ese talento era justo lo que su público admiraba y quería disfrutar cuando iba a sus conciertos.
Por eso componía casi exclusivamente piezas virtuosísticas, no pensando en su publicación, sino en lo sorprendente que sería su ejecución para el público. Zigeunerweisen, que debe su título a que se inspira en la música cíngara de Hungría (el título original es en alemán porque se estrenó en Leipzig), es un ejemplo perfecto de esta música “hecha a medida”.
Tenemos la suerte de poder escuchar una grabación de esta obra interpretada por el mismo Sarasate. Fue realizada en 1904, lo que justifica tanto la baja calidad sonora como el hecho de que la última sección lenta no esté completa, seguramente por las limitaciones de tiempo impuestas por los soportes de grabación de la época.
En esta grabación no podemos apreciar visualmente los “efectos especiales” contenidos en esta obra, que se producen mediante técnicas violinísticas bastante poco habituales, como son los armónicos artificiales y los pizzicati con la mano izquierda.
La primera de estas dos técnicas, perfeccionada y muy empleada por Paganini, consiste en presionar la cuerda con un dedo (normalmente índice o medio) y rozarla con otro (meñique o anular) para que, al pasar el arco, ésta vibre de manera anómala y produzca un sonido mucho más agudo y mucho menos cálido. En cuanto al pizzicato con la mano izquierda, se utiliza cuando la alternancia entre pizzicato y arco es tan rápida que no hay tiempo para pellizcar la cuerda con la mano derecha.
Podemos ver y entender mejor estos dos efectos fijándonos bien en el siguiente vídeo -a partir de 3:11- donde la misma pieza está interpretada por Isaac Stern, uno de los más importantes violinistas del siglo XX, del que hoy celebramos 89 años desde su nacimiento. El clip está sacado de una película de 1959, Tonight we sing, en la que Stern interpretaba el papel de otro grandísimo violinista: Eugène Ysaÿe (1858-1931).
Este no ha sido el único acercamiento al cine de Isaac Stern, quien protagonizó, en el papel de si mismo, el documental From Mao to Mozart, merecedor de un Óscar en 1981. También participó, sólo con parte de su cuerpo, en el rodaje de El violinista en el tejado, doblando las partes en que el actor tocaba el violín.
Como homenaje a Stern por su aniversario, durante unos días lo tendremos como protagonista del widget de Grooveshark, en la columna de la derecha, con el Concierto de Sibelius, la Sinfonía Española de Lalo, el Concierto de Bruch y, finalmente, otra grabación de Zigeunerweisen.
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