3º Ciclo canta "Cantares"

   En esta semana que hoy termina, donde el pasado lunes 23 se conmemoró el "Día Mundial del Libro", el CEIP. Palo Blanco se ha dedicado a trabajar específicamente el mundo de los cuentos tradicionales y además algunas canciones basadas en poemas.
  El tercer ciclo ha rendido tributo a la canción que hace una semanas presenté en este blog titulada "Cantares", con letra del escritor Antonio Machado y arreglo musical del cantante y compositor Joan Manuel Serrat.
   Hoy les traigo en vídeo el último de los ensayos en el Aula de Música, así como el audio de la actuación en nuestro particular acto del "Día del Libro"con el resto de la Comunidad Educativa. Fue un éxito y gustó mucho.
   Espero que nuestros queridos lectores así también lo sepan apreciar.
   Saludos.
  P.D: si hay algún maestr@ que desee el mp3 del acompañamiento instrumental que he elaborado para la ocasión solo debe ponerse en contacto conmigo.

El Clasicismo ha muerto. Viva el Romanticismo

Un solo hombre, un artista personifica la muerte de una época y el nacimiento de otra. Ha pasado en otras ocasiones, por ejemplo en el paso del Renacimiento al Barroco, Claudio Monteverdi estaba allí para certificar la muerte del primero y el glorioso advenimiento del segundo. A través de su colección de madrigales podemos ver esta evolución.
Ahora volvemos a tener en Ludwig Van Beethoven un testigo de excepción y protagonista de un cambio de paradigma, de  estilo, de moda, de gusto, de forma de entender las cosas, en este caso despedimos al Clasicismo y damos la bienvenida al Romanticismo.
Todo sucedió muy rápido, desde luego no fue solo obra de Beethoven, el propio Mozart en sus sinfonías 40 y 41 ya estableció alguno de los principios fundamentales de este nuevo estilo musical que había comenzado en la literatura con genios como Goethe, los hermanos Grimm, Mary Shelley, Lord Byron y otros, un estilo que se sustenta en la figura del autor, que sustituye a dios para erigirse como creador de una obra de arte original, autónoma en sí misma que no copia modelos como ocurría en el clasicismo.
La mayoría de historiadores de la música marcan el año 1806 como el inicio de este periodo llamado Romanticismo. ¿Que pasó ese año? Pues que se publicó la tercera sinfonía Heroica en mi bemol Mayor op.55 de Beethoven
Beethoven compuso 9 sinfonías, las dos primeras eran clásicas en su forma, en el número de movimientos, en su concepción, incluso en su duración. Pero a partir de la tercera, todo cambió. Solo el primer movimiento duraba como toda una sinfonía de Haydn, su maestro, tenia forma de sonata pero con tres temas en lugar de los dos establecidos por Haydn. El segundo movimiento no tenía la típica forma de lied sino que era una marcha, fúnebre nada menos. Y llevaba dedicatoria, cosa novedosa y que crearía tendencia, a la memoria de un gran hombre, el héroe era Napoleón a quien en origen iba dirigida, ya que Beethoven  le consideraba un libertador. Cuando empezó a invadir Polonia y otros países europeos, convirtiéndose en un tirano, Beethoven cambió la dedicatoria.
En esta curiosa película se recoge el estreno de la 3ª sinfonía en casa del príncipe Lobkowitz uno de sus mecenas, tal y como pudo suceder en agosto de 1804 antes de ser dada a la imprenta.


y en este otro podéis ver una película documental sobre su vida y obra, en tres episodios: The Rebel, Love and Loss y Faith and Fury. Espero que os gusten.





1º. EL RELOJ SINCOPADO de LEROY ANDERSON

Hace unos días en la clase de 1º estuvimos escuchando una obra del compositor americano LEROY ANDERSON que compuso pequeñas piezas todas ellas famosas por sus melodías contagiosas.
La obra elegida fue EL RELOJ SINCOPADO.




Después de ver el vídeo estuvimos trabajando con el siguiente musicograma elaborado por Luis Torres Otero.


Primero hacemos clic en "musicograma" y después en la corchea que aparece abajo a la derecha. Los relojes blancos que aparecen arriba son la introducción, después tenemos que ir haciendo clic con el ratón en "pulsación" para poder ver el musicograma.


Acerca de los géneros… y el musical, por Luis Enrique Ibáñez

Para Antonio Calvillo, inspirador soporte de motivación y de trabajo… que no se agota nunca, regalando ideas, repartiendo energía…

 

 

Acerca de los géneros… y el musical

 

Los géneros, ya sean literarios, cinematográficos, o de cualquier otro ámbito, deben su existencia, en realidad, a esa pueril obsesión del ser humano por clasificarlo todo, por crear carpetas imaginarias en las que alojar diferentes productos con supuestas características comunes, por inventar y colocar señales de tráfico con la cándida intención de poder orientarnos de forma ordenada y lógica en un mundo de natural mágico y caótico. Son consecuencia de nuestro miedo al desorden, de nuestro temor a caminar desorientados en el interior del bosque de la creatividad. Y de esa infantil función didáctica que tantas veces encoge nuestro pensamiento.

Pero, ¿existen realmente los géneros? ¿Quién se arrogó el derecho de articular las normas que definen uno u otro género? ¿Estaban ahí los géneros desde siempre, previamente, naturales, y los vimos, los descubrimos, y pasamos a definirlos?

No, rotundamente no. “Porque hay un creacionismo, un creacionismo del significante (…) Antes de poder decir noche y día, (explica Jacques Lacan), la noche y el día no existen. No hay más que variaciones de luz.”

Pues bien, antes de poder decir “novela”, “poesía”, “teatro”, “género de terror”, “western”,“suspense”, “musical”… esos compartimentos no existen, no son. Podrían ser, simplemente, variaciones sutiles de la imaginación, de la escritura, de la relación que mantenemos, o intentamos proponer, con una deseada función estética, tan deseada y salvaje que quiere, que necesita, huir de cualquier definición, que no quiere pernoctar en ninguna de esas celdas oscuras que el hombre ordenado ha construido para ella.

En la literatura clásica lo épico venía vestido con su traje de verso; ahora, al parecer, la épica pertenece al género narrativo, y el verso, pues eso, a la lírica, a la poesía. ¿Qué fue, por ejemplo, la Odisea de Homero, a qué género pertenece? ¿Es un libro poético, de realismo social, de amor, de suspense…? De él dijo Umberto Eco:

“Suficiente interés amoroso; incluso hay un toque Lolita, con la adolescente Nausicaa…Grandes momentos dramáticos, un gigante con un solo ojo, caníbales, incluso algo de drogas, pero nada ilegal, porque, que yo sepa, el loto no está en la lista de la Oficina de narcóticos. La escena final está en la mejor tradición de los westerns, con su duro blandir de puños, y el asunto del arco es un golpe maestro del suspense… Y luego el montaje, el uso de flashbacks, las historias dentro las historias…”

Algunos exponentes especialmente representativos de la literatura contemporánea rompen deliberadamente los límites legales de los géneros, traspasan furtivamente todas las fronteras teóricas para imaginar libremente el discurrir de ¿la historia? A Enrique Vila-Matas se le recrimina lo indefinido de sus libros, ¿novela, crítica literaria, ensayo? A Javier Cercas se le critica (y muy duramente por algunos) el hecho de que mezcle periodismo, historia y literatura (Anatomía de un instante, Soldados de Salamina) Sin embargo, esos críticos puntillosos olvidan algo: ¿quién puede atar en corto al Quijote, quién puede definir La Biblia? ¿A qué género pertenecen? La modernidad de la no definición, de la libertad, ya estaba ahí.

Vayamos al cine. ¿A qué género pertenece el trabajo de Chaplin? ¿Género de humor, o de realismo social, de denuncia… arte comprometido con humor? ¿Quién pone la etiqueta?

Con solo ver esto, advertimos lo imposible de la definición (escena de Tiempos modernos).

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Y vayamos, sobre todo, al cine musical. Precisamente este ¿género?, aunque no lo parezca, es el más resbaladizo, pues lo que supuestamente lo caracteriza, la presencia de canciones, de números musicales, más allá de las naturales (a veces) bandas sonoras, se constituye, se articula en forma de transversalidad. Es decir, su identidad penetra todos los otros órdenes temáticos, todos los otros géneros, y, así (puestos a seguirles el juego a los amantes de las definiciones), tenemos musicales de humor, de terror, de realismo social, de suspense, westerns, etc.

Escena del musical Oliver. Es una película británica de 1968 dirigida por Carol Reed, basada en el musical del mismo nombre de Lionel Bart, el cual a su vez se basa en la novela de Charles Dickens Oliver Twist. Fue la última película musical ganadora del Oscar a la mejor película, hasta el triunfo de Chicago 34 años después.

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En esta escena, la canción, el número musical, se inserta en el más crudo realismo social, y esa canción, Food, glorius food (Comida gloriosa) acompaña a esos pobres desdichados en su descenso hasta la última capa de los infiernos, mientras en la cima, los amos del mundo disfrutan, tiranos, de todo su poder. En ese siniestro contraste retórico del arriba y abajo queda servida, con la ayuda inestimable de la sufrida canción, toda la necesaria denuncia social, todo el compromiso ético con esos seres humanos, con esos niños eternos siempre desterrados de la la vida, una y otra vez (también hoy) expulsados del paraíso.

Y más niños en serie, piezas esclavas de una cadena enajenada. Aquí se nos muestra, en perfecto y certero ensamblaje con ese tema musical que supo anclar el absurdo de una existencia opresora, no solo el sufrimiento de unos seres concretos, sino, quizá, la alienación, en general, de una vida ordenada por los fantasmas de la agresión y del error continuado.

Pink Floyd The Wall es una película británica de 1982 dirigida por el director británico Alan Parker basada en el álbum de Pink Floyd The Wall. El guion fue escrito por el vocalista y bajista de Pink Floyd, Roger Waters. Esta película se apunta, además, a más mezcla de géneros, pues se incluyen en ella hasta 15 minutos de escenas que pertenecen a eso que llaman “cine de animación“.

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Otra contraposición luminosa no solo de clases sociales, que también, sino, quizá, de algo más trascendente: dos visiones de la vida tan diferentes, como soñadas desde el imposible. El dulce idealismo del mundo hippie nos ofrece su amable orgullo ante la vida, ante una vida que quiere ser vivida de forma diferente, y con aspiraciones de ser compartida, contagiada. Y siempre orgullosos de tener eso: vida.

I´got life… Tengo vida.

Hair (1979) es una película musical dirigida por Miloš Forman y protagonizada por John Savage, Beverly d’Angelo y Treat Williams. Basada en el musical homónimo de 1967, la película fue nominada al César a la Mejor película extranjera.

Tengo vida, tengo libertad…

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Y los sueños de todos los pobres del mundo también han viajado sobre la espalda de algún tema musical, ofrecido como bálsamo, como desahogo, y como insistente llamada de atención, como machacona denuncia, constatación necesaria de la injusticia que los hombres establecen sobre los hombres… Y ahí nos llega la tristeza, al comprobar que esa música legendaria, que esa queja universal, no ha perdido ni un gramo de su sentido… hoy, cuando los ricos son cada vez más ricos, mientras cada vez más ciudadanos son desterrados de la realidad, de la oportunidad, son despojados de la dignidad, de la vida.

¿Quién no ha pensado alguna vez lo que haría si tuviera mucho dinero? ¿Hay alguien que se haya dejado caer alguna vez en ese delirio fantasioso y, así, poder descansar, para volver después a la vida, a la lucha? ¿No hemos lanzado todos en algún momento nuestra ira hacia ese cielo que nos cubre, hacia ese cielo que observa impasible todo el sufrimiento esparcido sin orden por toda la tierra?

El violinista en el tejado es una película musical estadounidense dirigida por Norman Jewison en el año 1971. Se estrenó en su versión teatral en Broadway en el año 1964 (Fiddler on the Roof), con Zero Mostel como protagonista. Estaba basada en una novela del escritor ruso Sholom Aleichem, titulada Las hijas de Tevye. En la versión cinematográfica, el sonido del violín que toca el violinista, usado como metáfora de la vida inestable de las comunidades judías en la Rusia zarista, fue doblado por Isaac Stern. La película ganó tres premios Oscar.

“Oh, Señor, tú hiciste demasiados pobres, demasiados…

Sí, ya sé que no es una vergüenza ser pobre,

pero tampoco es un gran honor…

Si yo tuviera… una pequeña fortuna…

 

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Y la música se pasea cómoda por la tierra del western, ese género que parece olvidado, incluso despreciado, pero que retorna siempre, para salpicar nuestra recepción de infatigables lecturas, para retorcer con cariño los códigos oficiales, y multiplicar los sentidos, enriquecer la interpretación, más allá de lo aparente, allí en ese lugar donde la historia lineal es solo una amable excusa para ir a otro lugar, siempre al norte, sintiendo el placer de nuestros pasos sobre la tierra.

No echar raíces nunca, nunca… solo feliz y libre cuando se es fugaz.

La leyenda de la ciudad sin nombre es una película estadounidense de 1969, dirigida por Joshua Logan. Protagonizada por Lee Marvin, Clint Eastwood, Jean Seberg, Harve Presnell, Ray Walston y Tom Ligon en los papeles principales. El guion está adaptado por Paddy Chayefsky del musical de 1951 Paint your wagon, de los autores Alan Jay Lerner y Frederick Loewe.

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Y al escuchar el anterior tema, la poesía se siente aludida y llama a la puerta…

“Sólo soy feliz yéndome.

No entre cuatro paredes, con sus sendas espadas…”

 

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Pero, quizá, y al margen de todos los temas posibles que el cine musical puede abarcar, lo más importante, lo más pertinente, desde un punto de vista estético, sea intentar adivinar qué sutil condición debe cumplir para que la simbiosis entre acción y música, entre realidad y danza, sea posible. La solución está en la transición. En la competencia de la escena para que no percibamos cuándo acaba un concepto y cuándo empieza otro: ahí está el secreto, en el placer receptivo de no advertir el momento en el que el personaje ha dejado de hablar y ha empezado a cantar, de no notar esos segundos mágicos en los que los pasos caminantes de los actores se convierten en pasos de baile.

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Esa es la dificultad y la virtud necesaria del musical que se quiere, el deslizamiento suave del significante soportado por códigos diferentes. Ese devaneo suave al filo de la navaja, un coqueteo en la frontera que nuble y confunda la percepción estética del espectador, receptor sorprendido, cuando descubre que no ha sabido ubicar el límite entre la realidad contada y la inserción musical. Esto solo se produce cuando la canción, el baile, la música aparecen insinuados, suavemente, hasta hacerse presentes. Y no como una prótesis, incrustada de forma ortopédica, violentando, como una visita inesperada, como un extraño que no ha sido invitado, la imaginación que quería soñar… entregada.

En los musicales torpes (todos podemos recordar títulos, españoles, y de fuera) la aparición de la música se hace de forma artificial, tosca, como obligada, como si alguien dijera “y ahora, una canción… y ahora, un numerito“. Y no es eso, desde luego, no es eso.

West Side Story es una película se esfuerza por respetar lo natural, por hacer que parezca fácil lo que es sumamente difícil. Esa maravillosa traslación del mito de Romeo y Julieta se convierte en una maestra digna y generosa que nos enseña, sin aspavientos, qué es un musical.

Y, por último, la siguiente escena de esa película, se nos muestra como una apoteosis sublime de las ideas finales que hemos querido expresar.

Arraigo, desarraigo, inmigración, justicia social, nostalgia del paraíso… y la música, siempre la música, envuelta, aquí, en su poderoso manto de energía indestructible.

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Reto 6

(English translation below each paragraph)



Muchos alumnos me habéis preguntado cuándo iba a haber otro reto. Aquí tenéis el sexto. En este trimestre estamos trabajando con editores de partituras como Musescore y Noteflight, así que os voy a dar un trozo de la canción de Jessie J, "Domino" y tenéis que escribir la música de la parte vocal.
Many students have asked me when there was going to be another "challenge". Here you have the 6th. In this semester we're working with music editors like Musescore and Noteflight so I'm going to give you a piece of  Jessie J.'s songs "Domino" and you have to write the music of the vocal part.


He escogido esta canción porque no tenéis que transportar la música y es bastante sencilla. Una vez que la hayáis hecho, tendréis que incrustarla en los comentarios que aparecen abajo y, al mismo tiempo, mandármela como pdf a mi mail (si no lo tenéis, me lo podéis pedir en clase). Tiene que realizarse con estos editores que he mencionado.
I have chosen this song because you don't have to transport the music and it's quite simple. Once you have done it, you'll have to embed it in the comments below and, at the same time, send it to my mail as a pdf (those who have the score can ask my mail in the class). It has to be done with these editors.


Algunos de vosotros os podéis estar preguntando: "¿Y qué pasa si dos o más personas lo hacemos al mismo tiempo?". En ese caso, echaría un vistazo a todos y, en cada grupo, votaríamos cuál es el que más se aproxima a la canción original. De todos modos, todos los que lo hiciérais tendríais reconocimiento en la nota.
Some of you may be asking yourselves: "What would happen if I do it at the same time than other person?". In this case, I'll take a look to both of them and we'll vote in every group which one is the most accurate. Anyway, both of you will have some recognition in the marks.


Lo bueno de esto es que, una vez que esté hecho, podemos tocarla todos en el aula. ¡Todos ganamos!. Buena suerte.
The good thing about this is that, once it's done, we can play it all together in the classroom. It's win-win. :)  Good luck!.








Por cierto, un par de puntualizaciones. En primer lugar, es un trabajo INDIVIDUAL. En segundo, mirad las repeticiones porque, como en toda la música pop, hay muchas y os podéis ahorrar escribir mucho. Recordad, además, que podéis ir escuchando lo que escribís. Por último, si hay alguien de Bachillerato que se atreva a hacer una instrumentación, además de la parte vocal, se valoraría aparte y con algo más de un punto (pero tiene que sonar bien). El plagio será penalizado.
By the way, I want to make things clear. First of all, is an INDIVIDUAL work. Second, be careful with the repetitions. Pop music is full of them and you can save time by using the repetition signs. Remember you can listen to the music as you're writting it. For last, if someone from Bachillerato wants to do a full instrumentation, it would be valued with more than a point in the final mark (but it has to sound fine). Plagiarism will be punished.