Se suele dar, entre los estudiantes de
música clásica más que entre los estudiantes de música moderna, una cierta preocupación que llega a convertirse en algunos casos en obsesión por conocer exactamente el tipo de voz o lo que se conoce como FACH.
Por otro lado las exigencias de los programas de estudios y la necesidad de cumplir un cierto repertorio impone cierta premura a los profesores a la hora de asignar un repertorio determinado.
Realmente las voces nos hablan si las sabemos escuchar y si las tratamos con paciencia y esmero. Un profesor no debe precipitarse nunca a la hora de decir: "eres soprano dramática", "eres tenor lírico", "eres bajo cantante", por poner tres ejemplos, porque será la voz y su evolución la que determine si el repertorio es adecuado para una determinada persona.
En los primeros años de estudio se debe ser
muy flexible a la hora de seleccionar el repertorioy no encasillar al alumno prematuramente. Se debe probar repertorio diverso en función de la competencia vocal del alumno y ante todo, no se debe forzar a estudiar determinadas obras si el alumno/a está forzado, refiriéndome a su voz concreta, única y como todos los
seres humanos en constante evolución y difícil de clasificar.
Clasificar las voces es toda una ciencia y también todo un arte. Como las voces suelen macerar, evolucionar con el tiempo, cambiar progresivamente, el alumno tampoco debe tener una postura rígida hacia su tipología vocal, puesto que una soprano lírica podrá ser lírica toda su vida o podrá evolucionar hacia soprano spinto, por ejemplo, o una ligera podrá evolucionar con el tiempo hacia una lírico-ligera.