El valor de la musicoterapia en la vida de las personas, por Carmen Salvador, VII

¿Qué consejo darías a los que quieran trabajar en éste campo?
Dar consejos se me hace difícil. Yo diría solamente, adelante. Yo me formé como musicoterapeuta porque sentía que algo me faltaba, que no comunicaba con el alumno, nació de una necesidad mía, personal y que me surgía desde las tripas. Yo entiendo la educación como enseñanza, pero también aprendizaje. Y en ese ámbito, yo también aprendo. Yo me veía con una formación, la de maestro, que me permitía enseñar, pero que no me ayudaba con las respuestas emocionales que mi alumnado tenía día a día. No hablo de hacer el trabajo de un psicólogo, o de un orientador. Pero el día a día de los niños, tiene mucho de emocional, y yo, con mi formación, no cubría ese aspecto - no todo el mundo estará de acuerdo con esto, pero ésto es lo que yo sentía, ésta era mi necesidad. Me acerqué a la musicoterapia en busca de respuesta a esa necesidad mía, personal, de cubrir la parte emocional del niño. 

Tengo claro que un niño o niña que está sufriendo, aunque sea porque en el patio le han dicho algo que no le gusta, o ha sufrido un pequeño desazón, no va a responder académicamente. Lo emocional es fundamental. Ahora parece que ésta de moda. Trabajar las emociones. Pero cuando yo terminé la carrera en el 2001, este tema no estaba tan en boga. Incluso, muchos compañeros míos me decían que nosotros no éramos psicólogos. Por supuesto que yo no puedo hacer el trabajo del psicólogo, ya que no lo soy. Pero si puedo trabajar con un mínimo de psicología, puedo aplicar técnicas de musicoterapia, puedo atender esa necesidad emocional. Y es lo que hago en mi día a día. ¿Cómo va a centrarse en hacer un problema de matemáticas si está sufriendo porque su abuelo está enfermo?. Aprendí a escuchar al alumno. Creo que mi trabajo como maestra ha mejorado gracias a mi formación como musicoterapeuta. 

Por otro lado, yo no me dedico ahora a la musicoterapia, me apasiona la educación. Me llena. Me supone un reto diario, pero aún dando inglés, o música o siendo tutora, he recurrido a técnicas de musicoterapia para solucionar aspectos diarios en mi aula. Me ha completado como profesional. Por lo que, yo animaría a cualquier persona que sienta esa inquietud, ese gusanillo, a que se forme y que emprenda ese viaje, con apertura, sabiendo que va a tener tanto experiencias positivas, como dolorosas. 

Que va a tener momentos de crisis y momentos de lucidez. Que va a tener muchas dudas, muchas preguntas. Pero que siga adelante. Que se arriesgue, que lo pruebe y, sobretodo, que lo intente. Yo fui a la entrevista con Patxi, pensando que no me admitirían en el postgrado, porque, como he dicho, no tengo grandes estudios en música, pero me admitieron y terminé. Si no lo hubiera intentado, nunca hubiera vivido las experiencias tan satisfactorias que me ha dado el campo de la musicoterapia. 

Conozco a compañeros y compañeras de promoción, que trabajan como musicoterapeutas, así que, sí, es posible dedicarse a ello. Constancia, formación, ganas y rodearse de las personas adecuadas. Creo que eso es lo que a mí me ha servido. Y sobre todo, dejar el miedo, las escusas y, en mi caso, la timidez a un lado y atreverse. Yo suelo utilizar siempre esta frase: el NO ya lo tengo, ahora vamos a por el SI, y si al final no se puede, por lo menos lo habré intentado. 

Hay algo que siempre he tenido muy claro: intentarlo. Siempre he pensado: no quiero que pasen los años, mirar atrás y que sólo sean sueños, quiero que ocurra, y para ello, nadie va a venir a mi casa, tengo que buscarlo yo, con la seguridad y certeza de que muchas veces fracasaré, pero por lo menos, lo habré intentado. Mi padre, se quedó sin cumplir muchos sueños, mi madre, igual. Yo he tenido apoyo moral y económico, nunca me han faltado, siempre han estado ahí, me educaron en el esfuerzo y en el trabajo, en la responsabilidad, y en valorar lo que se tiene, en saber cuánto esfuerzo cuesta conseguir algo; pero es verdad, contar con su apoyo, es lo que me ha facilitado el intentar las cosas, no intentarlo era impensable. Aunque muchas veces, no estuvieran de acuerdo, pensasen “esta hija mía, tiene cada cosa” “Ahora música, y luego musicoterapia, y de Derecho, no quiere saber nada” “En fin”. Ahora están orgullosos, y han visto, que mis decisiones, algunas un poco más raras que otras, han llegado a buen puerto. 

Pablo Llavador: canté canciones románticas hasta que acabaron besándose

¿Qué personalidad musical crees que te influyó más en tus comienzos?
Mis primeros recuerdos fueron escuchando en el Discman los CD’s de El Canto Del Loco, La Oreja de Van Gogh y Green Day sobretodo. Desde mi punto de vista, el estilo pop-rock es el que más me atrajo en esa época.

¿Cuáles son tus cantantes o músicos favoritos?
A día de hoy, Ed Sheeran es mi artista favorito y principal influencia. Otros artistas que me encantan son Coldplay, James Blunt y, a nivel nacional, Izal y Andrés Suárez.

¿En qué repertorio te sientes más a gusto en la actualidad?
El estilo acústico es en el que actualmente me encuentro. Yo, saliendo solo al escenario con mi guitarra acústica y mi loop pedal para crear bucles de melodías rítmicas y armónicas es la música que a día de hoy más me gusta hacer.

Cuéntanos, por favor, alguna anécdota que te venga a la memoria que tenga que ver con tu voz.
Una etapa de mi vida la pasé viviendo en Madrid y solía ir mucho con amigos al parque de El Retiro a tocar y cantar. Recuerdo una vez estar sentado a unos metros de una pareja que se puso a discutir. Cuando acabó la bronca y en el ambiente se notaba un silencio incómodo, me puse a cantar canciones románticas y, canción tras canción, iban arrimándose más hasta que acabaron besándose mientras cantaba Photograph. Lo mejor es que cuando acabé de tocar y me marché, ¡me dieron las gracias!

¿Qué consejo o recomendaciones darías a los que empiezan ahora a estudiar canto?
Recomendaría que cuiden su voz al máximo. Que no fuercen su garganta, hagan caso a sus profesores y la protejan, que es un instrumento delicado. Y es que las cuerdas de la guitarra las puedes cambiar fácilmente cuando las rompes, pero cuando se trata de tus cuerdas vocales, el proceso es mucho más lento y complicado.

¿Cuál es la primera experiencia que recuerdas con la música? 
Mi primer contacto con la música fue con 12 años. Una tarde de verano, un familiar me enseñó en un piano de juguete las primeras notas de “Para Elisa”. Me gustó tanto que empecé a estudiar en una academia y, más tarde, en el conservatorio de Valencia durante unos años.

¿En qué momento decidiste que querías ser cantante?
Cuando empecé con el piano nunca me planteé cantar. Me gustaba mucho la música, pero me veía tocando el piano, no cantando. Fue con 18 años más o menos cuando descubrí las covers en YouTube. Cada vez me gustaban más y más, y como también estaba aprendiendo a tocar la guitarra, decidí hacer una y subirla a YouTube a ver la reacción de la gente. Fue una experiencia muy positiva y me animó a seguir.

¿Dónde pueden hallar nuestros lectores más información en la red sobre ti?
Podéis encontrar todos mis movimientos tanto en:
Próximamente en mi página web www.pablollavador.com

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¿Qué personalidad musical crees que te influyó más en tus comienzos?
Mis primeros recuerdos fueron escuchando en el Discman los CD’s de El Canto Del Loco, La Oreja de Van Gogh y Green Day sobretodo. Desde mi punto de vista, el estilo pop-rock es el que más me atrajo en esa época.

¿Cuáles son tus cantantes o músicos favoritos?
A día de hoy, Ed Sheeran es mi artista favorito y principal influencia. Otros artistas que me encantan son Coldplay, James Blunt y, a nivel nacional, Izal y Andrés Suárez.

¿En qué repertorio te sientes más a gusto en la actualidad?
El estilo acústico es en el que actualmente me encuentro. Yo, saliendo solo al escenario con mi guitarra acústica y mi loop pedal para crear bucles de melodías rítmicas y armónicas es la música que a día de hoy más me gusta hacer.

Cuéntanos, por favor, alguna anécdota que te venga a la memoria que tenga que ver con tu voz.
Una etapa de mi vida la pasé viviendo en Madrid y solía ir mucho con amigos al parque de El Retiro a tocar y cantar. Recuerdo una vez estar sentado a unos metros de una pareja que se puso a discutir. Cuando acabó la bronca y en el ambiente se notaba un silencio incómodo, me puse a cantar canciones románticas y, canción tras canción, iban arrimándose más hasta que acabaron besándose mientras cantaba Photograph. Lo mejor es que cuando acabé de tocar y me marché, ¡me dieron las gracias!

¿Qué consejo o recomendaciones darías a los que empiezan ahora a estudiar canto?
Recomendaría que cuiden su voz al máximo. Que no fuercen su garganta, hagan caso a sus profesores y la protejan, que es un instrumento delicado. Y es que las cuerdas de la guitarra las puedes cambiar fácilmente cuando las rompes, pero cuando se trata de tus cuerdas vocales, el proceso es mucho más lento y complicado.

¿Cuál es la primera experiencia que recuerdas con la música? 
Mi primer contacto con la música fue con 12 años. Una tarde de verano, un familiar me enseñó en un piano de juguete las primeras notas de “Para Elisa”. Me gustó tanto que empecé a estudiar en una academia y, más tarde, en el conservatorio de Valencia durante unos años.

¿En qué momento decidiste que querías ser cantante?
Cuando empecé con el piano nunca me planteé cantar. Me gustaba mucho la música, pero me veía tocando el piano, no cantando. Fue con 18 años más o menos cuando descubrí las covers en YouTube. Cada vez me gustaban más y más, y como también estaba aprendiendo a tocar la guitarra, decidí hacer una y subirla a YouTube a ver la reacción de la gente. Fue una experiencia muy positiva y me animó a seguir.

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Podéis encontrar todos mis movimientos tanto en:
Próximamente en mi página web www.pablollavador.com

Los 5 Secretos del Canto, por Isabel Villagar

Queridos lectores, para celebrar el millón de lecturas he querido compartir con vosotros estos consejos sobre el canto, espero os ayuden y orienten:


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