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Escribir letras de canciones es todo un arte y otra parte importantísima de la composición de canciones.
No es tan difícil como piensas.
Hay personas a las que no les cuesta nada y en un momento tienen una letra preparada sin seguir ninguna metodología concreta ni ningún patrón.
Si tú eres de esas personas a las que les cuesta saber por donde empezar a escribir o si eres de las que escriben sin problema pero hoy te has despertado con un bloqueo, voy a proponerte algunas ideas que puedes seguir paso a paso para escribir tus propias letras.
Cuando tienes que escribir letras de canciones te puedes encontrar con estos tres supuestos:
- No tienes la música ni la melodía de voz.
- Tienes la música pero no la melodía de voz.
- Tienes (o no) la música y la melodía de voz.
Vamos a ver los pasos para cada uno de estos supuestos:
Como escribir letras de canciones cuando no tienes ni la música ni la melodía de voz
Esta es la manera fácil de escribir letras de canciones, pues no tienes limitaciones de ningún tipo, sólo tienes que ponerte a crear.
Cuando tengas que hacer la melodía de voz y la música es cuando empezarán las complicaciones, pero por ahora no tienes más que disfrutar del proceso de creación.
Vale, no tienes ni idea de por donde empezar, ¿verdad?
¿Qué tal si definimos una temática para tu canción?
Se trata de decidir de qué quieres que vaya la canción.
Es un buen primer paso por el que puedes empezar porque te ayuda a focalizar tu atención en torno a algo concreto.
Depende del estilo para el que vayas a escribir la canción la temática suele ser bastante afín.
En heavy metal, por ejemplo, las letras pueden ir desde amor/ desamor, a batallas, viajes en moto, la destrucción del planeta…
En baladas, el tema amor/ desamor se lleva la mayor parte.
En música dance, la fiesta y pasarlo bien…
Te haces una idea, ¿verdad?
Pero las posibilidades son infinitas, no tienes por qué cerrarte a las temáticas de siempre, puedes escribir sobre lo que quieras. ¡Experimenta y diviértete!
Ten en cuenta que no tienen que ser escritos basados en hechos reales o de experiencias vividas. Puedes escribir, por ejemplo sobre un mono submarinista que está buscando un tesoro enterrado en el fondo del mar y no va a pasar nada, sólo arrancarás alguna sonrisa.
Para empezar a escribir la letra de tu canción, puede ayudarte escribir una frase corta que defina la temática.
Explicando tu historia
Una manera muy sencilla de estructurar la historia que tienes que explicar es mediante las estrofas.
Lo habitual es poner en antecedentes al que escucha o lee la letra con una introducción que puede estar en la primera estrofa.
Puedes hablar del pasado, de cómo empezó todo.
En la segunda estrofa puedes hablar de cómo están las cosas en este momento, del presente.
Puede ser más o menos lo mismo de lo que hables en el estribillo pero con otras palabras.
Finalmente, queda hablar sobre el futuro, o si es una historia del pasado, de cómo acabó todo.
El caso es que sigas un orden cronológico para explicar los sucesos, porque eso le dará un sentido a la canción y quedará mucho más cerrada.
Hay quien escribe letras de canciones y no tiene en cuenta este orden cronológico, sino que va repitiendo lo mismo en cada estrofa con diferentes palabras (pasado, presente o futuro).
No tienes por qué ceñirte a este esquema, pero quizás te ayude echar mano de una estructura para que te salga algo más sólido.
El caso es que tú decides cuál es esta estructura. Si quieres que sea pasado – presente – futuro o quieres hablar sólo del pasado, sólo del presente o sólo del futuro.
Lo importante es tener definida la historia que quieres contar para no irte por las ramas.
Escribe una frase corta que resuma de lo que quieres hablar en cada estrofa, para que luego sea más fácil desarrollarla.
Es hora de estructurar la canción
Depende de cada canción, pero es bastante habitual que las canciones tengan un estribillo que se va repitiendo varias veces a lo largo de la canción.
Ese estribillo puede ser un resumen en pocas líneas del tema sobre el que quieres hablar.
Puede ser lo primero que escribas, ya que te puede ayudar a escribir el resto de la canción, ya que con él definirás aún más la temática.
Por ejemplo, si la temática es amor, puedes hablar de dos amantes que viven separados por la distancia y ya tienes una variación más.
Una vez tienes el estribillo, puedes definir cuánto quieres que dure la canción.
En función de eso, tendrás que escribir las estrofas. Una, dos, tres… depende de cuán larga quieres que sea tu canción.
En algunas ocasiones se suele escribir un puente que conecta la estrofa con el estribillo. Suele ser más corto que la estrofa, y puede ser todo el rato igual o lo puedes ir cambiando en cada estribillo.
Puedes designarlos con letras para que después sea mucho más fácil componer la música.
Por ejemplo, la estrofa sería A, el puente sería B y el estribillo sería C.
Es bastante habitual encontrarte una estructura como esta: A + B + C + A + B + C + A + B + C
Pero tú puedes ponerlo como quieras.
Es importante que el orden que elijas para escribir tenga sentido en tu historia.
Longitud de cada frase
Que cada frase tenga más o menos la misma longitud te ayudará mucho a la hora de ponerle música a tu letra.
Una estructura muy cómoda para luego componer la música suele ser con 4 frases de igual longitud para las estrofas, dos frases para el puente y cuatro frases para el estribillo, aunque por supuesto, nuevamente depende de ti y de lo que quieras hacer con tu canción.
Si es tu primera canción, quizás prefieras no complicarte mucho y hacerla sencilla, pues a medida que vayas cogiendo práctica te irá saliendo cada vez mejor.
Ahora que tienes tu letra para la canción, queda ponerle música y melodía de voz.
¿Cómo lo hago si tengo la música pero no tengo ni la melodía de voz ni la letra?
De esta manera también es importante seguir unos pasos.
Más o menos vas a tener que hacer lo mismo que antes, pero en este caso vas a tomar menos decisiones a la hora de escribir la letra de la canción.
No obstante, sí puedes decidir respecto a la temática y la manera de explicar la historia y la manera de trabajar hasta ahí, va a ser la misma que te he indicado antes.
Te recomiendo que escuches la música antes de decidir la temática para ver si encaja.
Por ejemplo, si es una canción alegre, hablar de un tema como la muerte puede quedar un poco raro, aunque por supuesto se puede hacer, ¿porqué no?
Descifra la estructura de la canción
Tienes que analizar con mucho cuidado la música y estructurarla.
Es lo mismo que hemos hecho antes, sólo que ahora te viene dado por la música, sólo tienes que prestar atención y coger un papel y lápiz.
Escucha cuántas veces se repite cada parte a lo largo de la canción.
Identifica cuántas estrofas caben, cuántos estribillos y si hay puentes.
Ponles una letra identificadora. ¿Por ejemplo, A + B + C?
Quizás prefieras hacer esto antes de decidir la historia (imagínate que hay sólo dos estrofas y tú quieres estructurar pasado – presente – futuro). Aunque siempre puedes añadir una estrofa más a la canción.
La longitud de la frase la decides tú
A la vez que decides la longitud de la frase tienes que decidir cómo quieres que sea la melodía de voz.
Lo primero es saber cuántas frases van a haber. Para ello puedes contar las vueltas que da la música.
Lo habitual es que si son pares hagas un número par de frases y si son impares impar, aunque no tiene que ser así obligatóriamente, la penúltima la puedes dejar en silencio o dejarla sostenida para que cubra la frase que falta.
Una vez definas cuantas frases hay en cada parte (A, B o C), sabrás de donde a donde tiene que ir tu frase.
Puedes empezar por escribir una frase e intentar encajarla en ese intervalo. Ten en cuenta que puedes jugar con la velocidad.
Cantando más deprisa o más despacio podrás encajar más sílabas por nota o menos.
Y ahora, ¡a escribir!
¿Y si ya tengo la música y la melodía de voz pero aún me falta escribir la letra?
En este caso, será lo mismo que cuando no tienes la melodía de voz, la única diferencia es que no decidirás tú la longitud de cada frase.
Cada nota de la melodía te dirá cuántas sílabas puedes poner en una frase, aunque algunas veces puedes jugar con eso y poner una palabra entera en una sola nota.
Así sabrás qué duración aproximada tiene que tener cada frase.
Cuántas frases tienes que poner en cada estrofa, en el puente (si lo hay) y en el estribillo, también vendrá definido.
Vuelve a coger papel y lápiz para escribir la estructura de la canción, las frases por estrofa y el número de sílabas por frase.
Un truquito que a mi me va muy bien es escribir lo primero que te venga a la cabeza, aunque no tenga ningún sentido, con las sílabas correctas por frase. Eso te da una guía escrita que te ayudará mucho a la hora de escribir la letra definitiva.
¿Quieres más ideas sobre cómo componer una melodía de voz? Pincha aquí.
¿Y qué tal si le damos un poco de gracia a tu letra?
Hay palabras muy poderosas que cuando las pronuncias se te llena la boca y te pueden ayudar a darle garra a tu canción.
Úsalas sobretodo en el estribillo si quieres darle más fuerza que al resto de la canción, para que sobresalga.
Aquí tienes algunos ejemplos en español: “Puño, amor, alma…”
Y en inglés: “power, love, scream…”
Si hay un momento de la canción en la que acabas una frase de golpe con la música o quieres cortar la frase, puedes utilizar una palabra que acabe en consonante. En inglés se suele usar mucho para este recurso las acabadas en “st”.
Si este artículo te ha ayudado a salir de tu bloqueo temporal o te ha dado inspiración para escribir tu primera letra, ¡me encantará saberlo! ¡Utiliza la sección de comentarios!
Ah! y no olvides compartirlo para hacer de este, un mundo más musical.
Imagen: Algunos derechos reservados por Zavarykin Sergey
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Días buenos y días malos.
Los días buenos los disfrutas como los que más, te levantan los ánimos y te hacen sentir que puedes con todo.
Los días malos son los que te lo hacen ver todo de color negro e incluso a veces te hacen tener ganas de echarlo todo por la borda.
Luchar contra éstos últimos es luchar una batalla perdida, pero puedes disminuir su impacto e incluso sacar beneficio de ellos.
¿Sacar beneficio de los días malos?
Sí, lo digo en serio, y es lo primero que te voy a explicar, porque a mi modo de ver es lo más importante.
Estoy totalmente de acuerdo que es una lata y que se hace muy cuesta arriba ver las cosas de una forma positiva cuando estás viviendo uno de ellos.
Los días malos son aquellos días en los que no puedes hacer cosas con tu voz que normalmente sí puedes hacer.
No me estoy refiriendo a nada en particular.
Pueden ser notas agudas, potencia, agilidad, … no importa.
El caso es que es un bajón.
Pero te invito a verlos de otra forma.
Tener un día malo en realidad es una oportunidad para ver las carencias y debilidades de tu voz, lo que a su vez vendría a ser un equivalente a un cartel luminoso de neón que te indica la salida de un laberinto.
Todos los pasos de gigante que he dado y doy con mi propia voz vienen después de uno o varios días malos, y sé de buena tinta que no soy el único al que le pasa eso.
Resumiendo, si normalmente es importante no manipular tu voz, en tus días malos es aún más importante no hacerlo, aceptar que hoy no puedes y tomar el rol de observador.
Es como un caballo salvaje al que no puedes domar, y mucho menos a base de golpes.
Para lo que te voy a explicar a continuación es muy importante tenerlo claro.
Volviendo a las bases
Uno de los aspectos más importantes a la hora de cantar es la voz de cabeza.
Ésta juega un rol importantísimo, ya no sólo para hacer las notas agudas, si no también para entender a nivel muscular cómo es cantar sin forzar tu voz.
Es por eso que desde el primer día de tu andadura como cantante debes descubrirla y empezar a acostumbrarte a ella.
Y cuando tienes un mal día, aunque en realidad no has retrocedido a nivel técnico, sí te sientes como si así fuera.
Por lo que:
Paso #1: Asegúrate que puedes acceder a tu voz de cabeza
No quiero decir que puedas utilizarla en una canción, ni a un volumen alto, ni nada parecido.
¿Ayer tenías más potencia y hoy no? No importa.
Lo realmente importante es que no te cueste absolutamente ningún trabajo hacer notas agudas con tu voz de cabeza.
¡Pero no vayas a notas muy agudas! Sólo un poco agudas
Si no puedes hacerlo, te doy unas pautas a seguir para conseguirlo.
#1: Baja el volumen
Sé que esto te lo decimos mucho tanto Esther como yo.
Pero lo hacemos porque es realmente importante.
Al bajar el volumen aplicas mucha menos presión de aire en tus cuerdas vocales, lo cual les permite trabajar de forma más libre sin que otros músculos interfieran.
#2: Empieza por vocales cerradas
¿Recuerdas el artículo que escribí hace tiempo sobre la importancia de las vocales?
Puedes hacer clic aquí para leerlo.
Es por eso que es mejor que empieces con las vocales I o U.
Te ayudarán a sentirlo todo mucho más fácil, con menos esfuerzo.
#3: Permite que tu voz de cabeza suene realmente “cabezosa”
“Cabezosa”, a falta de un término mejor :b
Con eso quiero decir que tienes que permitir que el sonido sea muy hueco, como imitando a un búho, o como…
Mejor te pongo un ejemplo donde tienes estas tres pautas en un ejercicio:
Paso #2: Permite que tu voz de pecho y tu voz de cabeza se mezclen
Tener acceso a tu voz de cabeza es el primer paso, y es un paso importante.
Pero no es suficiente.
Necesitas poder conectar tu voz de pecho con tu voz de cabeza sin que hayan quiebres en el proceso.
Si normalmente no lo puedes hacer, es algo en lo que tienes que trabajar antes de poder cantar canciones con notas agudas, y es el primer paso de conseguirlas con potencia.
Si por el contrario sí que puedes conectar ambas voces de forma habitual, céntrate en conseguirlo hoy también.
Pero quiero que pongas especial atención en una sola cosa.
Una cosa muy importante, de vida o muerte.
Céntrate en NO HACER NADA para conseguir esa conexión.
No manipules tu voz, no utilices sonidos temporales, no añadas volumen porque crees que es así como debe sonar tu voz.
¡Nada! ¡Cero! ¡Nothing!
Cuanto más trabajes esa conexión de la forma más fácil y sin esfuerzo que puedas, más empezará a acordarse tu voz de “cuál es el camino”.
De hecho esto mismo te sirve incluso para tus días buenos
Nunca es demasiado volver a recordarte que lo más importante en la técnica vocal es conseguir facilidad al cantar, sin importar que el sonido que estás haciendo te guste o no.
Porque una vez obtienes esa libertad puedes empezar a trabajar en el resto de aspectos de tu voz, tratando de no perderla.
Si ves que por más que lo intentes te es imposible conectar ambos registros, busca ejercicios más fáciles.
Si hace falta ves al ejercicio más fácil de todos.
El lip bubble:
¿Sólo puedes hacer este ejercicio?
¡Está bien!
Sigue haciéndolo siempre que no notes fatiga.
Es más importante hacer ejercicios que te permiten sentir esa conexión.
Ejercicios que te permiten sentir todo muy fácil sin que tengas que hacer nada.
Mucho más importante que obligar a tu voz a conectar en ejercicios en los cuales tus cuerdas vocales no quieren cooperar por el momento.
Y por último, es posible que tu voz quiera pasar a voz de cabeza antes de lo que estás acostumbrado.
Permítelo.
Si vas por ese camino te aseguro que descubrirás cosas nuevas que podrás aplicar más adelante.
Pero si no consigo conectar mi voz de pecho con mi voz de cabeza, ¿no sería mejor trabajar en la compresión vocal?
Con tanto énfasis sobre la compresión vocal que se encuentra en Internet y la fijación de mantener las cuerdas vocales juntas en todo tu rango, es fácil infravalorar la importancia de la liberación de la voz y de la voz de cabeza.
Aunque tu voz esté débil, especialmente en los agudos, el refrán “más vale maña que fuerza” sigue siendo muy válido.
Con esto no te estoy diciendo que la compresión vocal no sea importante.
Lo que quiero decirte es que trabajar en la liberación de la voz es, como mínimo, igual de importante.
Por ejemplo, la mayoría de personas que hacen el sonido de voz de bruja ejercen demasiada fuerza y acaban apretando demasiado sus cuerdas vocales, normalmente con la ayuda de músculos externos.
Esto no mola nada, ya que aunque te ayude a sentir una voz más homogénea en todo tu rango, no te va a librar de esas tensiones que no te van a permitir cantar con comodidad y de forma sana.
Y no sólo tu salud vocal se va a resentir.
El sonido de tu voz también.
Insisto, pon a “la sensación de libertad” en el número uno de tu lista de prioridades.
¿Y qué hago si tengo una actuación?
Esto se complica.
Lo primero que debes hacer es ejercitar tu voz con las pautas que te he dado hasta ahora.
Busca la facilidad y acostúmbrate a ella.
Luego, si el estilo que cantas requiere de cierta potencia y “empuje”, vas a tener que bajar la intensidad de ambos.
La voz de cabeza tiene que reinar en los agudos, y ahora más que nunca, lo cual puede que te quite un poco de “chicha”, pero será mucho más seguro.
De esta forma podrás acabar el concierto sin hacerte daño.
Además, si lo enfocas así, a medida que avance el concierto puede que tu voz se vaya poniendo más a tono y puedas exigirle un poco más.
¡Pero no te confíes!
Hay que andar con ojo
Como conclusión…
En cualquier caso, la voz de cabeza es tu amiga, vayas a necesitar notas agudas o no.
Si ves que te es imposible conectar tu voz de pecho con tu voz de cabeza, cuando normalmente puedes, puede ser un indicador de que estás peor de lo que crees.
¡Ten cuidado con eso!
¿Y si quieres que incluso tus días malos sean impresionantes? Haz clic aquí para saber cómo calentar la voz.
Imagen: Algunos derechos reservados por TheeErin
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La entrada ¿Qué puedes hacer con tu voz cuando tienes un día malo? aparece primero en Vox Technologies Vocal Studio.
Si te ha pasado alguna vez que terminas de cantar una canción y te preguntan en qué idioma estaba, significa que necesitas vocalizar mejor.
Piensa que uno de los puntos fuertes de una canción es la letra.
Cuando cantas es vital entender lo que estás diciendo y darle la emoción adecuada.
No es lo más importante a la hora de interpretar, pero si los que te escuchan entienden lo que dice la letra tienes mucho ganado.
Vocalizar bien puede ayudarte a mejorar tu técnica, como puedes leer en este artículo.
Pero además, te ayudará a ganar seguridad en el escenario.
¿Por qué me cuesta vocalizar mejor?
Hay varias razones por las que te cuesta vocalizar. Vamos a ver si te identificas en alguna de ellas:
No te gusta llamar la atención
Una de las razones más comunes por las que te cuesta vocalizar es la timidez.
Como inconscientemente lo que quieres es pasar desapercibido, instintivamente no vocalizas, para que no te entiendan y así que no te presten demasiada atención.
Recuerdo que en el colegio, cuando la profesora hacía una pregunta a la clase mis compañeros levantaban la mano con la respuesta, pero yo, aunque la supiera, me quedaba quieta.
Sí que es cierto que alguna vez me decidí a levantar la mano, cuando nadie más lo hacía, pero curiosamente sólo me vienen a la memoria las veces que al dar la respuesta llamé demasiado la atención por dar una respuesta que el profesor no esperaba.
Eso reforzó mi creencia de que lo mejor era quedarse callado y esperar a que otro o el propio profesor diera la respuesta.
Y esa creencia me hizo cohibirme aún más.
Es curioso cómo algunas personas a las que nos pasa esto llegamos a cantar en un escenario.
¿No se supone que si no te gusta llamar la atención no deberías querer subir a un escenario o pronunciar un discurso?
Para mi siempre ha sido muy contradictorio pero lo entiendo porque he pasado por ello también.
Solución: Enfrentarte a tus miedos.
Tienes que ejercitar esta faceta tuya como cualquier otra que quieras mejorar.
Así que la próxima vez que estés en una clase y alguien pida un voluntario, sin pensarlo sal tú. Tiene que ser de manera automática, porque si lo piensas un segundo es posible que te eches atrás.
Esto lo vas a tener que repetir unas cuantas veces hasta ganar la confianza que necesitas, pero vale la pena y te sentirás muy orgulloso de ti mismo.
Tu cerebro va más deprisa que tu voz
Cuando te pasa esto, lo que sucede es que quieres seguirle el ritmo y en ese afán acabas hablando demasiado rápido.
Al hablar demasiado rápido no vocalizas bien y a los demás les cuesta mucho entenderte.
Si este es tu caso, deberías intentar ralentizar tu voz.
A ti te parecerá extremadamente lenta, pero será más fácil que te entiendan.
Si tienes que hablar ante un micrófono en una sala con mucho reverb (por ejemplo en una iglesia), es super importante hablar más despacio para que te puedan entender.
Tienes tensiones en la cara
Cuando no tienes relajada la cara es mucho más difícil gesticular para vocalizar mejor.
Tienes que trabajar en diferentes aspectos que mejorarán ese problema, así que este punto lo voy a desarrollar un poquito más y a darte algunos ejercicios que te ayuden a mejorar.
1. Lo primero que necesitas es relajar los músculos de la cara
Para ello puedes utilizar este ejercicio:
Tienes que dejar salir un flujo de aire de manera continuada, aunque no con demasiada presión. Aguanta los músculos de tus mofletes con las manos mientras lo haces y deja que tus labios vibren libremente entre sí.
Aquí puedes escuchar un ejemplo:
2. Ahora es el turno de la mandíbula
Necesitas relajar la mandíbula para que pueda moverse libremente.
Quiero que lo pruebes con un ejercicio cualquiera. Lo ideal es que dejes que caiga cada vez, más que moverla tú intencionadamente.
Si te parece demasiado exagerado, ponte delante de un espejo y observa mientras lo haces. Verás como no es tan exagerado como pensabas. Cuando estés en plena charla o cantando ya no tienes que estar pendiente de eso, pero en los ejercicios podemos exagerarlo un poco más, para que el cerebro lo vaya asimilando poco a poco.
Pruébalo con este ejercicio por ejemplo:
3. Vamos a relajar la lengua
La lengua es uno de los músculos que más se tensan.
A la hora de vocalizar es uno de los que peores pasadas nos juegan, ya que a veces puede hacer que nuestra voz suene rara o engolada.
Lo más común es que se vaya excesivamente hacia atrás y eso haga que no salga la voz clara.
Te voy a proponer un ejercicio que te ayude a relajar la lengua y que eso te haga vocalizar mejor.
Saca la lengua y aguántala con los dientes. Ahora imita un maullido de gato mientras haces la escala. Intenta mantener el sonido durante todo el rato:
4. Especial frases difíciles
Ponte un lápiz en la boca sujetándolo con los dientes y pronuncia la frase difícil ralentizándola.
Ves normalizando la velocidad mientras sigues sujetando el lápiz con los dientes.
Cuando estés preparado, quita el lápiz y verás como ahora es mucho más fácil de pronunciar.
Si añades dificultad a la práctica, cuando quites esa dificultad, ¡esa frase difícil será mucho más fácil!
¡Estaré muy contenta si todos estos consejos te ayudan y mucho más si los compartes para que puedan ayudar a otras personas!
Imagen: Algunos derechos reservados por rachel sian
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Cuando quieres que tu voz suene más bonita puede ser por varios motivos.
No todos estos motivos son físicos (algunos sí, pues es porque tu voz suena demasiado nasal o con tensiones, …).
Eso sí, todos ellos nacen en tu cabeza. Siempre empiezan porque te acostumbras a poner la voz de una manera para que se acerque a cómo quieres que suene.
Si quieres saber cómo puedes mejorar el sonido de tu voz, ¡sigue leyendo!
¿Te suena la frase “nunca estás contento con lo que tienes”?
Y es muy cierto.
Pero no es algo malo.
Todo lo contrario.
Esta actitud dice mucho de ti, porque indica que te quieres superar a ti mismo y que eres consciente de que no eres perfecto.
Para ser realmente único tienes que estar en constante evolución.
En el momento en que pienses que eres perfecto es cuando te estancas y no evolucionas.
El consejo que te puedo dar al respecto es: nunca dejes de trabajar con tu voz.
No te conformes con lo que ya puedes hacer, ¡supera tus límites!
En estos casos, tu voz ya es bonita, sólo que falta trabajar en la técnica para que suene libre de tensiones, más clara, etcétera.
Es importante que no te obsesiones con un ideal de cómo tiene que ser tu voz.
Tu voz es como es. Lo que necesitas es aprender a sacarle partido: explotar sus puntos fuertes y minimizar sus puntos débiles.
Normalmente cuando quieres que tu voz suene más bonita puede ser:
1. Porque suena nasal, con lo que te recomiendo que leas este artículo.
2. Porque no te gusta el timbre que tienes.
3. Porque tienes una idea preconcebida de cómo quieres que suene tu voz (más grave o más aguda) y es diferente a lo que tienes.
¿Qué pasa cuando tu voz es más bien grave y tú prefieres tenerla más aguda?
Hay chicas que tienen la voz grave y la querrían tener más aguda para parecer más femeninas.
Cuando tienes una voz grave y quieres que suene más bonita o más dulce puedes tener problemas.
Hacemos que nuestra voz suene más bonita haciendo más finas nuestras cuerdas vocales.
El problema viene cuando mantenemos la presión de aire igual de fuerte que cuando están más gruesas.
Esto hace que las cuerdas vocales no puedan mantener la aducción y que nuestra voz suene airosa.
De esta manera, no sólo perdemos potencia, sino que ponemos en peligro nuestras cuerdas vocales, ya que cantar así no es muy sano.
Hay ejercicios que pueden ayudarte a mantener la aducción incluso haciendo más finas las cuerdas vocales. Tienes que practicar al mínimo volumen que puedas sin perder el sonido y la aducción.
Un ejemplo sería este ejercicio:
¿Y si tienes la voz demasiado fina y quieres que suene más gruesa?
Quieres que tu voz suene más grave porque cantas canciones en las que no encaja una voz dulce.
O porque te parece que no tiene cuerpo.
Quizás quieres añadir un punto de agresividad en una canción pero te suena dulce hagas lo que hagas.
En este caso, corres el peligro de acabar forzando la voz porque para sonar más fuerte gritas.
Lo que realmente te puede ayudar es desarrollar tu voz mixta.
Depende de las peculiaridades de tu voz te podría dar un ejercicio u otro como ejemplo.
Así que vamos a poner un ejemplo.
Tenemos a una chica de 14 años que quiere que su voz suene más adulta de lo que es.
Para ello utiliza la voz de bostezo y canta siempre con esa voz.
Eso no está bien, porque lo que le va a pasar es que va a acabar con tensión en la laringe.
La laringe no ha de estar baja para cantar, ha de estar estable.
¡Cuidado! Esto no significa inmóvil, significa estable.
A esta chica, le diría que utilice su voz hablada para cantar, sin poner voz de bostezo, pero sin permitir que suene airosa.
Un ejercicio que podría funcionar muy bien con ella sería este:
Con este ejercicio tendría que poner mucha atención en sus notas graves, tanto al empezar la escala como al terminarla, no permitiendo que suene airosa.
Entonces, ¿Cuál es la clave para que mi voz suene más bonita?
Que sea tu voz.
No debes intentar cambiarla para que se parezca a otra voz que te gusta más.
Lo más importante es que la mantengas sana. Eso la hace bonita.
No tengas miedo de experimentar cantando canciones que son para voces dulces o para voces más gruesas.
Tú puedes cantar cualquier canción que te propongas.
Cómo sea tu voz no tiene nada que ver con ello.
Lo único que tienes que tener en cuenta es el tono en que vas a cantar:
Por un lado, que te resulte cómodo para el punto en el que estás y por el otro, para que tu voz brille más.
No porque tengas la voz dulce vas a poder cantar sólo baladas ni porque tengas la voz dura vas a poder cantar sólo rock.
La clave está en la técnica.
Tienes que trabajar en tu técnica para que cantes lo que cantes lo hagas bien.
De hecho, te aconsejo que explores diferentes estilos para conocer lo que hay y saber cual es el que más te gusta cantar.
Porque una cosa es que un estilo te guste para escuchar y otra es que te guste para cantarlo.
Para terminar te voy a poner un ejemplo de una voz grave cantando una balada y de una voz dulce cantando rock:
Josh Groban en Remember me. Una balada con una voz grave. Me encanta esta canción:
After Forever con Energize me. Rock con una voz dulce. ¡Que la disfrutes!:
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Imagen: Algunos derechos reservados por AndyLeo@Photography
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