Te gusta la música clásica, pero no lo sabes

Ver lo que se suele llamar música clásica en directo es una experiencia sencillamente impresionante. Una orquesta sinfónica es imponente desde todos los puntos de vista: música sin aderezos, sin amplificación, sin efectos añadidos… Sonido 100% real, instrumentos musicales que son auténticas obras de artesanía y un grupo de músicos enorme totalmente compenetrado, ejecutando de forma virtuosa obras de arte atemporales. Entonces, ¿cómo es que a la gente le parece que la música clásica es “aburrida“?

La primera pregunta que yo les haría es, ¿alguna vez has ido a un concierto de música clásica en directo? La mayoría de los que piensan que no les gusta la música clásica no ha ido nunca. Pero los prejuicios hacia la música clásica van más allá…

Conceptos equivocados, prejuicios injustificados

¿A qué llamamos hoy en día música clásica? Es un concepto erróneo, que sin duda hace mucho daño a este sector. Porque englobamos distintos estilos y épocas en un concepto nada atractivo, el “clásico” (léase rancio, aburrido, lineal, lo contrario de moderno, joven, pasional…etc.).

Cuando alguien oye hablar de música clásica, imagina automáticamente algo así:

¿Pero sabías que cuando vas a un concierto sinfónico puedes escuchar cosas como esta?

Y esto es sólo un ejemplo. La cantidad de estilos y músicas diferentes que puedes disfrutar en un concierto casi no tienen límite. Y pueden parecerse tanto unos a los otros como el blanco y el negro.

Muchas personas dicen “Voy a ponerme música clásica para relajarme”. Es bastante cómico, porque incluso la mayoría de las piezas puramente clásicas cuentan con momentos nada relajantes. Hay un concepto general de música desapasionada, distante, tranquila, repetitiva… Un concepto muy generalizado, y por desgracia, muy alejado de la realidad.

El curioso fenómeno de las bandas sonoras

Existe un gran público al que le apasionan las bandas sonoras. Las orquestas que se dedican a ello recaudan bastante y reúnen a un público muy distinto al de los conciertos clásicos. ¿Pero es tan distinta la música de cine de la que puedes escuchar en un concierto sinfónico?

Sin menospreciar el trabajo de los compositores de cine, lo que oyes en las bandas sonoras, ¡ya estaba más que inventado!. La mayoría de las bandas sonoras utilizan estilos y recursos que ya usaron grandes compositores del XIX y del XX, con menos “éxito en taquilla” que esas grandes bandas sonoras que tanto público atraen. Podríamos establecer unos cuantos parecidos razonables entre bandas sonoras y eso que la mayoría llamaría “música clásica”. A modo de ejemplo, ¿te recuerda a algo esta pieza?

Después de oír esto, ¿aún no te has convencido de que en realidad te gusta la “música clásica”?

Músicos, asumamos parte de la culpa

Cuando la música se acerca a la gente, la gente responde

Como músico, tengo la oportunidad de tocar para públicos muy distintos y en entornos muy diferentes. A veces he tocado en la calle, sólo por diversión, muchas veces he amenizado eventos sociales (como bodas)… un poco de todo.

La tónica general en este tipo de entornos es que la gente literalmente alucina viéndonos tocar. Desde el hecho de ver instrumentos hechos a mano tan de cerca, hasta lo distinto que se puede apreciar el sonido cuando lo oyes en directo; todo es nuevo y llamativo.

Es curioso, cuando se rompe esa barrera entre el público y los músicos, la gente que nos oye se siente cómoda. Se acercan, escuchan, disfrutan y preguntan sobre nuestra música y nuestro mundo. Esas personas que se paran a escuchar atónitas probablemente no hubieran pisado un concierto “clásico” en su vida. Pero ahí se quedan, ignorando los canapés del cóctel y la fiesta sólo para escuchar; o dejando los recados de esa mañana para quedarse de pie en plena calle, disfrutando. Les gusta, pero no lo sabían.

Los formatos actuales intimidan al público

Reconozcámoslo. Ir a un concierto “clásico” no se vende como la actividad más apetecible del mundo. La etiqueta, el silencio de ultratumba, los protocolos… Todo ello contribuye a crear un ambiente que más que invitar a quedarse, invita a huir sin mirar atrás. Incluso muchos músicos reconocen que les cuesta quedarse a escuchar un concierto entero.

¿Cómo un joven de 20 años va a querer quedarse dos horas a escuchar inmóvil y respetuoso una serie de obras que ni comprende ni conoce?

Los conciertos necesitan de más didáctica, mayor contacto con el público. Y lo más importante, liberar el protocolo que intimida a tantos. Con todo ello solo creamos un entorno hostil para la mayoría, en la que muchos sectores de público potencial sienten que no encajan.

 

 
Importante: Aclaramos que en Gran Pausa no se da ningún tipo de consejo médico ni tratamiento para problemas físicos o mentales sin el consejo de un médico, sea directa o indirectamente. En el caso de aplicar con ese fin alguna información de este sitio, Gran Pausa no asume la responsabilidad de esos actos. La intención del sitio es solamente ofrecer información sobre lesiones y otras afecciones del músico para que estos problemas se conozcan y comprendan un poco mejor.
¡Síguenos en Facebook, Twitter y YouTube!
banner
Suscríbete y recibe en tu email todas las convocatorias, audiciones y nuevos post.
Introduce tu dirección de email:

La entrada Te gusta la música clásica, pero no lo sabes aparece primero en Gran Pausa.

¿Dónde está mi público?

Mucho se ha hablado de crisis en el mundo de la música clásica. Cada vez tenemos menos público, especialmente público joven. Esto no es algo para lo que haya que hacer un estudio, salta a la vista de cualquier músico. El director Kent Nagano habla de ello en esta entrevista.

El público envejece y la educación falla

Como Nagano mismo dice, uno de los principales problemas es que el público al que le gusta la música clásica envejece. Y no hay nuevas generaciones que vengan a ocupar su lugar. Esto se traduce en desaparición de orquestas, radios dedicadas al mundo clásico, sellos discográficos y otras industrias relacionadas con la música. ¿Por qué este envejecimiento? ¿Dónde están los jóvenes que deberían sustituir a este público de toda la vida?

Lo cierto es que uno de los principales problemas de la música clásica es el desconocimiento sobre ella que tiene la mayoría de la gente. Este germen de desconocimiento se siembra en la escuela. Si cada vez se enseña menos música, si los niños y jóvenes no tienen contacto con ella desde pequeños, ¿cómo les va a interesar? Hoy en día, un chico de catorce años no sabría decirte si lo que tienes en la mano es un contrabajo o un violín muy grande. Nadie les enseña, ahora priman otras materias frente a la música. Es una cuestión práctica, las artes no tienen una utilidad económica, tienen otros beneficios. Pero lo que ahora prima no son esos beneficios culturales y personales, lo que importa es la economía.

A pesar de este desconocimiento, no hay quien, al ver un violinista tocando en la calle, no se detenga a escuchar maravillado. Se desconoce la música clásica, pero el gusto por ella está latente en muchos.

¿Cómo llamar la atención de ese posible público? El target y el público potencial

Para hablar sobre esto vamos a utilizar algunos conceptos muy usuales en la industria audiovisual (y también en el marketing): target y público potencial.

Cualquiera con cierto contacto con el mundo discográfico sabe que el público al que se dirige la industria de la música clásica sólo supone entre el 1% y el 2%. Esto es lo que se llama target o público objetivo, ese segmento de la población que gusta de la música clásica. Ahora mismo ese target es muy reducido, y con el envejecimiento del que hemos hablado, cada vez se reduce más y más.

Las atenciones de la industria, al margen de los problemas educacionales a los que se enfrenta, deben dirigirse hacia el público potencial. Ese otro segmento de la población que podría estar interesado en “consumir” música clásica.

Cuando una cadena de TV quiere ampliar el target de uno de sus programas o series, su estrategia principal es orientar el contenido a la familia. De esta manera, consigue sentar a la vez frente al televisor a toda la casa y aumenta su público en una misma franja horaria. Esta estrategia ha sido muy típica y continúa usándose todavía en la televisiones generalistas (las de toda la vida, con un tipo de programación variada o general).

Actualmente, tanto en la tv como en la radio, hay una tendencia a la segmentación del público, también una buena estrategia para aumentarlo y llegar a toda la población. Ahora encontramos programación especializada para jóvenes, mujeres, hombres, niños, adolescentes, e incluso segmentación por hobbies. ¿De qué manera podemos aplicar ambas estrategias a la música clásica para aumentar nuestro público?

La primera, apelar a la familia, es una estrategia que muchas orquestas están siguiendo ya. Se trata de programar conciertos didácticos, orientados a que los niños disfruten con sus padres de una experiencia diferente en el teatro. Estos conciertos también suelen programarse para colegios, con lo que además cumplimos la función de educar musicalmente. Cuando llega el fin de semana, los padres buscan planes para entretener a sus hijos, qué mejor que ofrecer una tarde de música clásica con un estilo cercano y divertido, y de esta manera captar nuevo público.

Con respecto a la segmentación del público, aquí es donde los músicos tenemos más que aprender. No hay que descuidar al público fiel, al de siempre, que conoce la música y busca programaciones complejas, que le supongan un desafío o le llamen la atención. Tenemos que poner nuestra mira en todos los segmentos de público a los que no llegamos, especialmente el sector joven. No basta con hacer pequeñas cosas, como librarse de protocolos al vestir, o usar las redes sociales. Hay que ser original y creativo, para eso somos artistas, y no megáfonos que reproducen la música sin más. Algunas orquestas ya han probado a hacer cosas diferentes, y con bastante éxito. Un ejemplo lo tenemos en la Queensland Symphony Orchestra. QSO programó una “Jornada a través del cosmos”, concierto durante el cual se tocaron obras de Holst y Messiaen mientras se reproducían en una pantalla gigante imágenes del universo. Todo ello narrado por el reconocido físico Brian Cox.

Al fin y al cabo, se trata de traer propuestas frescas para apelar a un público que está ahí, pero no se atreve a entrar al teatro porque piensa que sólo habrá gente mayor y bien vestida bostezando mientras la orquesta interpreta cualquier sinfonía.

Libros de interés:

Apoyo al coro nacional

Esta mañana he conocido la noticia del paro del Coro Nacional en la representación del Requiem de Verdi.

Toda una institución musical a nivel nacional e internacional no debería haber llegado al punto de tener que verse envuelta en una huelga en una función para llamar la atención sobre los acuciantes problemas de los músicos y la carencia de soluciones por parte de la administración.

Ver a un coro de unos ciento veinte músicos reducido a menos de ochenta y finalmente que hayan subido al escenario una docena da tristeza, da pena. La marca España de la que tanto quieren presumir ciertos políticos está agonizando en el terreno de la cultura por inanición.


La política de no reponer a los cantantes que se jubilan y no dotar de los medios necesarios para el desarrollo del repertorio al que está destinado este coro es la moneda para que los propios espectadores opinen que el nivel técnico de las representaciones baja y por tanto dejen paulatinamente de comprar entradas y por ende los políticos tengan la excusa perfecta para suprimirlo por falta de espectadores. Una estrategia perversa que sólo persigue el demonizar la cultura, los músicos y todos aquellos que trabajen en este sector.

No lo permitamos. Queda muy claro que a este gobierno la educación, la cultura, la investigación, la sanidad pública y tantos otros pilares de la sociedad que son necesarios para el desarrollo de un país parece que no fuera de su incumbencia. Una dejación interesada y destructiva que no podemos tolerar!

Mi solidaridad y la de todas las personas, seguro, que aman la música hacia los trabajadores del Coro y de la Orquesta Nacional.


El estudio del canto es algo así como ir al gimnasio. Estefania Perdomo, en exclusiva para La Brújula del Canto


Hoy tenemos el placer de recibir en nuestra seccion de entrevistas a Estefania Perdomo. Distrutaremos mucho y aprenderemos del talento y experiencia de esta gran cantante.
¿Cuál es la primera experiencia que recuerdas con la música?
Yo empecé a cantar muy pronto, cuando tenía 9 años, en la Escolanía San Marcial. Y lo primero que hicimos fue colaborar con el Festival de Ópera en una producción de La Bohème de Puccini. Era todo muy emocionante: tenía un vestuario de época para mí, tenía una madre “de mentira” (una señora del coro que me llevaba de la mano en el Acto II), la directora de mi coro se paseaba con un rollo de cinta adhesiva por el backstage para que no habláramos...
Una experiencia que me enganchó para siempre con la música en general y con la ópera en particular.
¿En que momento decidiste que querías ser cantante?
No fue una decisión fácil, ya que me encontraba a punto de finalizar mis estudios de Historia en la universidad. Tenía 20 años y ya tenía que tomar una decisión. El punto de inflexión fue sin duda mi participación en el Concierto Inaugural del Órgano del Auditorio Alfredo Kraus (1999). Ahí supe que no sabría vivir sin entregar música y sin el contacto con el público.
¿Qué personalidad musical crees que te influyó más en tu carrera?
Sin duda alguna, mi primer maestro, Mario Guerra. Él me enseñó la que hoy en día sigue siendo la base fundamental de mi técnica, pero sobre todo me demostró siempre una confianza casi ciega en mis posibilidades de éxito como cantante profesional. Me ha apoyado siempre en todo, y me ha servido de guía a lo largo de toda mi carrera, por lo que continúa siendo una influencia muy importante.

¿Cuáles son tus cantantes o músicos favoritos?
¡No sabría por dónde empezar! En lo vocal, siempre me miro en Mirella Freni, que para mí es una referencia clave; y en Monserrat Caballé, por su dominio de los matices y por su amplio registro. En otros ámbitos, hay de todo: desde Richter y Sokolov al piano, Du Pré y Rostropovich al cello, Oistrakh y Stern al violín, etc.

¿Cuál era el estilo o el compositor que más te gustaba estudiar de joven?
Por ese primer contacto con la música del que hablaba al principio, siempre me atrajo poderosamente Puccini y el verismo, pero como empecé muy jovencita a estudiar (con 14 años), era un repertorio demasiado pesado para mí. Así que aprendí a sentirme a gusto con Schubert y los lideristas alemanes en general. A los veintipocos inicié un romance con Mozart que aún no ha terminado... Y el Barroco. La música barroca no dejará de sorprenderme jamás, y es una verdadera escuela para el cantante, tanto en lo técnico como en lo estrictamente musical.

¿En qué repertorio te sientes más a gusto en la actualidad?
¡Ahora sí es momento para Puccini! Además de Mozart y el Barroco, estoy difrutando mucho de mis primeras incursiones en el repertorio verdiano. Y trabajando mucho en la canción española. Estoy, en ese sentido, en un momento dulce: mucho repertorio estimulante, muy variado, que además funciona bastante bien.
Cuéntanos, por favor, alguna experiencia o anécdota que te venga a la memoria que tenga que ver con tu voz o tu experiencia profesional (en algún curso, o concierto...)
Buf. Pasan tantas y tantas cosas en un escenario... Desde la rotura del corsé enAdriana Lecouvreur (Teatro del Liceo, Barcelona, 2012) prácticamente al incio de una escena, y justo antes de una pelea (pensé que me quedaba medio desnuda)... hasta no poder pasar las páginas de una partitura complicadísima de Messiaen por llevar guantes (no los he vuelto a usar nunca más). A nivel estrictamente vocal.... mi primer y único “gallo” cantando un Mi Bemol Sobreagudo en una de las arias de Marina, de Arrieta. Rompí a llorar cuando salí del escenario... canté llorando el dúo de Lucia... ¡Seguí llorando después del concierto!

¿Qué opinas de la situación actual de los músicos y los cantantes? ¿Que crees que debería cambiar?
La coyuntura de crisis económica nos está haciendo mucho daño, a los artistas en general. La cultura se ve como algo prescindible, algo que no es necesario. La crisis está viniendo bien en el sentido de que se está contando más con cantantes y músicos locales en vez de traerlos de fuera; y se están reduciendo los cachés astronómicos que solían pagarseLa. Lo que debe cambiar por parte del músico es el desarrollo de su inventiva e iniciativa: ya no vale esperar sentado en casa a que te llamen, ahora hay que moverse y buscar, preparar proyectos, unirse con otros músicos... Es una oportunidad de oro para ser más creativo.
¿Qué proyectos musicales tienes en mente realizar?
Ahora mismo estoy a punto de grabar una obra que estrené en el año 2009 y que me hace mucha ilusión. Estoy desarrollando además un proyecto muy interesante de conciertos-conferencias sobre música española, un “género” que considero muy prometedor y en el cual realizaré alguna incursión antes de que acabe el año. Por otro lado, este año he recuperado la actividad docente, y a partir de enero empezaré con unos módulos técnicos destinados a cantantes amateur. Hay en marcha otro proyecto de estreno de micro-óperas muy interesante... en fin, que proyectos no faltan.

¿Qué consejo o recomendaciones darías a los que empiezan ahora a estudiar canto?
Primero que nada...que estudien. La disciplina de trabajo en cualquier instrumento es fundamental, pero en el canto, el instrumento es uno mismo. Es imprescindible que el cuerpo interiorice y mecanice la técnica para tener una voz sana, un instrumento saludable. Y eso sólo se consigue con el estudio. Es algo así como ir al gimnasio.
En segundo lugar... cuidado con el repertorio. He visto a lo largo de mi carrera voces destrozadas por cantar cosas para las cuales no se estaba aún preparado técnicamente, sobre todo en la ópera, que es muy dura. Hay que tener mucho cuidado, e ir “desbloqueando” poco a poco los roles.
Y sobre todo... mantener y cultivar la ilusión. Es una profesión difícil y sacrificada... pero muy gratificante. Y mantener el ánimo es fundamental para seguir adelante, seguir aprendiendo, conociendo y compartiendo.
¿Quieres añadir algo más sobre tu relación con la música o con el canto?
En realidad... creo que ya está todo.. ;)

El jazz… y esta puñetera estafa, esa que siempre está ahí, por Luis E. Ibáñez | Musikawa

“Como diría el demasiado célebre Toynbee, el blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresión”

(Frantz Fanon)

 

“…cuántos sueños rotos que ahora deambulan invisibles por los caminos sin salida que el sistema les marca…”

Ya sabemos que las grandes obras clásicas pueden ayudarnos a comprender mejor la realidad, a entender mejor lo que ocurre, lo que nos pasa. Por eso se suele decir que lo clásico es aquello que puede ser reinterpretado en cualquier momento, releído… aquello que, como un bumerán portador de significados profundos, despertadores del mundo, acude en nuestro auxilio para que no olvidemos quiénes somos, para que estemos alerta y sepamos reconocer, no solo el dolor, sino quién lo causa.

En este sentido, el blues, al igual que su hermano, el flamenco, siempre ha estado ahí, en la trinchera, en la barricada, para convertirse en un eco que sale de las entrañas de la tierra, de esas gargantas rotas y mágicas que nos regalan, llorando, el sufrimiento atávico que el hombre arrastra, el dolor de esos seres desconocidos que son nuestra familia, aunque lloren en otro idioma, para mostrar, para derramar, los males y los sueños de esos miembros olvidados de la tribu.

“Necesito dinero… tu amor no paga mis facturas… necesito algo de dinero, ya”

El ritmo asalta el oído en cuanto la aguja eterna penetra el vinilo (¡ay, ese crujido, cómo nos acogía, cómo nos devuelve a tantos lugares, a tantos momentos!) Y entonces la voz cansada y arrogante de Hooker se presta a balancearse, derrotada y orgullosa, sobre ese compás chulesco y eterno, para contarnos, sin permitir la entrada de tonos lagcrimógenos, la única verdad: necesita dinero, lo necesita y ya está….
Dicen que el dinero no lo es todo… pero yo lo necesito ahora

Probablemente, a todos esos que dicen que el dinero no da la felicidad, los billetes se les escapan por las orejas… ¿cómo decirle a uno de esos olvidados de ahora, a una de esas personas expulsadas de la vida, que está buscando comida, aquí en España, y otros lugares, y en otros momentos… que el dinero no da la felicidad?
Simplemente sería un modo siniestro de insultarles.
Money, what I want…
JOHN LEE HOOKER, ‘MONEY’
LETRA:

The best thing in life is free,
but you can give it to the birds an’ bees
I need some money, need some money
Oh, yeah, what I want
Your love gimme such a thrill,
but your lovin’ don’ t pay my bills
I need some money, need some money
Oh, yeah, what I want
I need some money, honey
I need some money right away
I need some money bad
I need some money
Oh, yeah, what I want
Money don’t get ever’thing it’s true
But what it don’t buy, daddy, I can’t use
I need money, I need money, yeah
What I want
(spoken:
I need some money, honey
I need some money so bad
All o’ my bills behind
I need some money right now
I know your love is good, baby)
I need some money, oh yeah
What I want
What I want

Y el aire decadente, suave y crepuscular, se acerca ahora para acariciar nuestros oídos y, de paso, contarnos la historia de alguien que lo tuvo todo, y que todo lo perdió…

“Sí, hubo una vez… yo vivía como un millonario…
cogía a mis amigos y me los llevaba por ahí, a beber vino, champán… licores…”

Cuántas vidas han tocado el cielo artificial, han vivido el sueño dorado que creían eterno, han cerrado los ojos  a la realidad que llamaba a su puerta para avisarles. Sí, cuántos sueños rotos que ahora deambulan invisibles por los caminos sin salida que el sistema les marca. Empatía, solidaridad con los embaucados por los cantos de sirena, por una vida mentirosamente mecida en una falsa alfombra roja, con aquellos que creyeron, cegados, como la ruleta de Dostoievski, que la fortuna nunca iba a cambiar, que siempre estaría de su lado, como una amante ideal.

Porque suele pasar que los realmente malos nunca pierden.

Y la voz de Bessie Smith se transforma en ese guante melancólico que nos envuelve, que no nos permite abandonar eseubi sunt, tan lejano como pegado a la piel, y colma de tristeza delicada, que no quiere aspavientos, esa sonrisa incierta que siempre nos habita.

“Y, claro, nadie te conoce cuando te has ido a la mierda… ya no tienes amigos… ni un puñetero céntimo en el bolsillo…
nadie me quiere cerca de su puerta”

Mmmmmmmmm… qué larga es la caída, el abandono, y cómo lo desliza Bessie Smith


BESSIE SMITH, ‘NOBODY KNOWS WHEN YOU´RE DOWN AND OUT’
LETRA:Once I lived the life of a millionaire
Spending my money, I didn’t care
I carried my friends out for a good time
Bying bootleg liquor, champagne and wine
Then I began to fall so low 
I didn’t have a friend, and no place to go
So if I ever get my hand on a dollar again
I’m gonna hold on to it till them eagle’s green
Nobody knows you when you’re down and out
In my pocket not one penny
And my friends I haven’t any
But If I ever get on my feet again
Then I’ll meet my long lost friend
It’s mighty strange, without a doubt
Nobody knows you when you down and out
I mean when you down and out
Mmmmmmmm…. when you’re down and out
Mmmmmmmm… not one penny
And my friends I haven’t any
Mmmmmmmm… Well I felt so low
Nobody wants me round their door
Mmmmmmmm… Without a doubt,

“Y mi mujer tuvo que dejarme… se estaba muriendo de hambre…
mi casa hecha pedazos, sí, mi mujer me dejó”

Y no hace falta decir mucho más, solo mantener ese ritmo único, que nos reconoce a todos, y bailar, y cantar, mientras el sueño y la vida se les van, se  nos van…
BIG BILL BROONZY UNEMPLOYMENT STOMP’
LETRA:
I’m a law abiding citizen, and my debts I sure will pay,
I’m a law abiding citizen, and my debts I sure will pay.
I hope war don’t start and Uncle Sam have to send me away.
I haven’t never been in jail, and I haven’t never paid no fine, baby,
I wants a job to make my livin’, cause stealin’ ain’t on my line.
I’ve knowed a time when I have raised my own meat and meal,
My meat was in my smokehouse, and my meal was in my field.

When Mr. Roosevelt sent out those unemployment cards,
I just knowed sure that work was goin’to start.

Broke up my home ’cause I didn’t have no work to do,
My wife had to leave me’ cause she was starvin’ too.

Entrada original en: http://dueloliterae.blogspot.com.es/2013/03/el-blues-y-esta-punetera-estafa-esa-que.html