Kaiserquartett

BerlínLa melodía del himno nacional alemán fue compuesta por Franz Joseph Haydn con fines patrióticos que en absoluto estaban relacionados con Alemania, entre otras razones porque ésta todavía no existía como Estado unificado sino como rompecabezas de  más de 30 territorios. Haydn, que nació muy cerca de Viena, en realidad compuso esta melodía para su emperador: en efecto, su título original, y su primer verso, era Gott erhalte Franz den Kaiser (Dios salve al emperador Francisco). Con los cambios necesarios para adaptarlo a la sucesión al trono, siguió como himno del Imperio Austrohúngaro hasta el fin de la I Guerra Mundial.

Fue entonces cuando esta melodía  pasó a servir como himno de Alemania con un texto escrito en 1841, 30 años antes de la unificación.

Deutschland, Deutschland über alles
über alles in der Welt

(Alemania, Alemania sobre todos,
sobre todos en el mundo)

El texto suena algo duro a los oídos de los ciudadanos del siglo XXI, empujando fácilmente al equívoco sobre el significado  de esas palabras para el himno de un país que tuvo, en un pasado todavía no demasiado lejano, unas ambiciones expansionistas que causaron la más trágica de las guerras que ha vivido la humanidad.

Sin embargo, la intención del autor era animar a abandonar los intereses individualistas de los muchos estados, algunos tan pequeños como ciudades, para unirse en una única nación.

Von der Maas bis an die Memel,
von der Etsch bis an den Belt

(Desde el río Mosa hasta el río Niemen,
Desde el río Adige hasta el Belt)

Otros dos versos de la primera estrofa resultan molestos, y con razón, para varios países: los ríos que se indican como fronteras germanas están incluidos en la actualidad en los territorios de Francia, Bélgica, Holanda, Bielorrusia, Lituania, Italia y Dinamarca. Sin embargo, también en este caso debemos perdonar al autor del texto, ya que éstas eran más o menos las fronteras de aquella época.

Estas razones fueron suficientes para que esta estrofa fuera excluida del himno oficial de la Alemania reunificada. Tampoco está la segunda estrofa, también trasnochada:

Deutsche Frauen, deutsche Treue,
Deutscher Wein und deutscher Sang
Sollen in der Welt behalten
Ihren alten schönen Klang

(Mujeres alemanas, lealtad alemana,
Vino alemán y canciones alemanas
Seguirán muy altamente estimados
En todo el mundo)

En fin, el himno de la República Federal de Alemania sólo tiene una estrofa, la siguiente:

Einigkeit und Recht und Freiheit
Für das deutsche Vaterland!
Danach lasst uns alle streben
Brüderlich mit Herz und Hand!
Einigkeit und Recht und Freiheit
Sind des Glückes Unterpfand;
Blüh im Glanze dieses Glückes,
Blühe, deutsches Vaterland.

(Unidad, justicia y libertad
Para la patria alemana;
Eso persigamos todos
Fraternalmente con el corazón y las manos.
Unidad, justicia y libertad
Son el voto de la felicidad;
Florece con el brillo de esa suerte,
Florece, patria alemana.)

De las muchas versiones de esta melodía, he dejado para el final la mejor: las variaciones que compuso el mismo autor del tema, Haydn, como segundo movimiento del Cuarteto op. 76 nº 3, conocido, obviamente, como Kaiserquartett (Cuarteto “Emperador”).

Sirva esta entrada como prólogo a mis vacaciones berlinesas que empiezan mañana, como homenaje a ese estupendo país que es Alemania y a sus habitantes y, una vez más, a Franz Joseph Haydn, que seguiremos recordandando durante todo este año, por ser el 200º desde su muerte.

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Vivaldi y Bach

Vivaldi

Antonio Vivaldi

Antonio Vivaldi y Johann Sebastian Bach murieron un día 28 de julio, el primero en 1741 y el segundo 9 años más tarde. En realidad ésta no pasa de ser una mera coincidencia que voy a utilizar como pretexto para escribir esta entrada, y así recordar en el día de sus aniversarios a estos dos maravillosos compositores que, aunque fueron casi coetáneos (sólo siete años le llevaba el italiano al alemán), nunca llegaron a conocerse personalmente.

Ambos están incluidos en los manuales de historia de la música en aquel enorme cajón de sastre al que se le suele llamar barroco, como máximos representantes de esta época en sus respectivas zonas de origen: Vivaldi para el barroco veneciano (generalmente más vitalista y melódico) y Bach para el alemán (más racional y contrapuntístico).

Bach

Johann Sebastian Bach

Bach viajó poco, pero conocía muchos compositores por su obra, que estudiaba a fondo cuando merecía la pena. Ese debió ser el caso de la música de Vivaldi, que le interesó hasta el punto de realizar transcripciones de 6 de los 12 conciertos que constituyen la colección L’estro armonico, la Opus 3 del compositor italiano. Originariamente escritos para uno, dos o cuatro violines y cuerda, en los arreglos bachianos estos conciertos tienen como protagonistas a los instrumentos de teclado.

Quizás la más famosa de estas trancripciones sea la del Concierto para cuatro violines RV 580, que en el catálogo de Bach aparece como Concierto para cuatro clavecines BWV 1065.

Pero el que más me gusta es el Concierto nº 8 para dos violines y cuerdas RV 522, cuyo primer movimiento está interpretado a continuación por los violinistas mallorquínes María Antonia Pons-Estel y Enrique Pastor acompañados por la “Camerata Son Servera”:

El mismo movimiento, sabiamente transcrito por Bach para aprovechar las características del órgano, podemos escucharlo y verlo en el siguiente vídeo, interpretado por un joven organista italiano. Subrayo lo de verlo porque siempre resulta fascinante observar, además de escuchar, cómo los organistas hacen música con sus pies.

Buscando estos vídeos me crucé con otro en el que la misma obra está interpretada con otro instrumento: el clavicordio. Aunque estemos en presencia de una “transcripción de la transcripción”, merece la pena escuchar también esta otra versión.

En el vídeo, además de disfrutar de la sonoridad de este curioso instrumento, podemos observar su interior y así entender mejor cómo funciona: al accionar una tecla se mueve una barra que golpea la cuerda en un punto exacto de su longitud, produciendo dos efectos distintos. El primero de estos dos efectos es el acortamiento de la cuerda, que variará su afinación dependiendo de la longitud de la parte que quedará libre de vibrar (algo parecido a lo que ocurre con las cuerdas del violín o la guitarra por la acción de los dedos del músico); el segundo efecto es, obviamente, la producción de la vibración y, por consecuencia, del sonido.

El intérprete, que es también el autor de la transcripción, es el estadounidense Ryan Layne.

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Un “Pedro y el lobo” de premio Óscar

ProkofievEl estreno de Pedro y el lobo, en el lejano 1936, dejó bastante decepcionado a su autor, Sergei Prokofiev, quien lamentó la poca asistencia y atención prestadas a su composición. Prokofiev murió en 1953, posiblemente sin poder llegar a imaginar la grandísima repercusión que tuvo y sigue teniendo esta obra, escrita pensando en un público infantil y que, sin embargo, hace disfrutar a personas de cualquier edad.

Además de ser ejecutada muy a menudo en todo el mundo, tanto en su versión completa, como en la reducción sin narrador, Pedro y el lobo ha sido grabada en disco o en vídeo con las voces de tantos personajes famosos que sería imposible nombrarlos aquí a todos. Sólo por poner un ejemplo, aún sabiendo que algunas omisiones serán difíciles de perdonar, citaré a algunos: Boris Karloff (Frankenstein), Cristopher Lee (Drácula), Peter Ustinov (Espartaco), Alec Guinnes (El puente sobre el río Kwai), Sean Connery (007), Ben Kingsley (Ghandi), Roberto Benigni (La vida es bella), Mia Farrow (La semilla del diablo), Sharon Stone (Instinto básico), los cantantes Sting y David Bowie, el documentalista David Attenborough, el violinista Itzhak Perlman, y un largo etcétera.

Pedro y el loboTambién son incontables las adaptaciones teatrales y cinematográfica. Entre las más importante sólo recordaré dos: la de Disney, en la que Pedro va armado con una escopeta que dispara un tapón de corcho atado a una cuerda, y la de Suzie Templeton, quien contó con la venezolana Marianela  Maldonado como co-guionista y con la Philarmonia Orquestra dirigida por Mark Stephenson.

Esta película, en cuya producción participó también el canal de televisión de la Universidad Nacional Autónoma de México (TEVEUNAM), consiguió hace un año el Óscar al mejor cortometraje de animación, además de otros premios importantes. En esta versión, que carece de narrador -que en absoluto se echa de menos, ya que las imágenes son muy elocuentes- hay algunas pequeñas pero importantísimas diferencias con respecto a la historia original, que obviamente no os cuento para que las disfrutéis durante la visión.

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Zigeunerweisen

Zigeunerweisen, en español Aires gitanos, es una de las obras más importantes del violinista navarro Pablo de Sarasate (1844-1908). Dotado de una habilidad prodigiosa para tocar este instrumento, Sarasate podía ejecutar con gran facilidad pasajes muy difíciles o casi imposibles para la mayoría de sus contemporáneos. Y ese  talento era justo lo que su público  admiraba y quería disfrutar cuando iba a sus conciertos.

Por eso componía casi exclusivamente piezas virtuosísticas, no pensando en su publicación, sino en lo sorprendente que sería su ejecución para el público. Zigeunerweisen, que debe su título a que se inspira en la música cíngara de Hungría (el título original es en alemán porque se estrenó en Leipzig), es un ejemplo perfecto de esta música “hecha a medida”.

Tenemos la suerte de poder escuchar una grabación de esta obra interpretada por el mismo Sarasate. Fue realizada en 1904, lo que justifica tanto la baja calidad sonora como el hecho de que la última sección lenta no esté completa, seguramente por las limitaciones de tiempo impuestas por los soportes de grabación de la época.

En esta grabación no podemos apreciar visualmente los “efectos especiales” contenidos en esta obra, que se producen mediante técnicas violinísticas bastante poco habituales, como son los armónicos artificiales y los pizzicati con la mano izquierda.

La primera de estas dos técnicas, perfeccionada y muy empleada por Paganini, consiste en presionar la cuerda con un dedo (normalmente índice o medio) y rozarla con otro (meñique o anular) para que, al pasar el arco, ésta vibre de manera anómala y produzca un sonido mucho más agudo y mucho menos cálido. En cuanto al pizzicato con la mano izquierda, se utiliza cuando la alternancia entre pizzicato y arco es tan rápida que no hay tiempo para pellizcar la cuerda con la mano derecha.

Podemos ver y entender mejor estos dos efectos fijándonos bien en el siguiente vídeo -a partir de 3:11- donde la misma pieza está interpretada por Isaac Stern, uno de los más importantes violinistas del siglo XX, del que hoy celebramos 89 años desde su nacimiento. El clip está sacado de una película de 1959, Tonight we sing, en la que Stern interpretaba el papel de otro grandísimo violinista: Eugène Ysaÿe (1858-1931).

Este no ha sido el único acercamiento al cine de Isaac Stern, quien protagonizó, en el papel de si mismo, el documental From Mao to Mozart, merecedor de un Óscar en 1981. También participó, sólo con parte de su cuerpo, en el rodaje de El violinista en el tejado, doblando las partes en que el actor tocaba el violín.

Como homenaje a Stern por su aniversario, durante unos días lo tendremos como protagonista del widget de Grooveshark, en la columna de la derecha, con el Concierto de Sibelius, la Sinfonía Española de Lalo, el Concierto de Bruch y, finalmente, otra grabación de Zigeunerweisen.

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Franz Joseph Haydn

Han pasado dos siglos y dos días desde la muerte de este compositor, uno de los más importantes del período clásico, junto con Mozart y Beethoven.

Lo nombrábamos hace unas semanas hablando de la Sinfonía de los juguetes, obra que le fue erróneamente atribuida durante cierto tiempo. También lo estuve nombrando repetidamente en clase, hablando de Mozart a mis alumnos y alumnas, tanto por la amistad que los dos compositores austríacos estrecharon, amistad basada en una profunda admiración recíproca de sus respectivas cualidades musicales, como por la importancia que tuvo la música de Haydn en la formación del joven Mozart.

En efecto, aunque el magnífico talento y la fama universal de Wolfgang eclipsan buena parte de los méritos de Joseph a los ojos del gran público, la influencia que este último ejerció sobre el niño prodigio de Salzburgo fue indudablemente mayor que la que pudo recibir de él, por lo menos en el campo de la música instrumental. A ésto sin duda contribuyó el hecho de que Mozart muriera tan joven, casi 18 años antes de ese fatídico 31 de mayo de 1809.

Con Haydn,  la forma sonata se define como el esquema de construcción preferido por los compositores clásicos y, posteriormente, románticos, quedando en pleno auge no sólo durante el siglo XVIII, sino a lo largo de todo el siglo siguiente. Con un movimiento en forma sonata se abre la práctica totalidad de las obras instrumentales de esos dos períodos de la historia de la música, independientemente de la formación instrumental: las sonatas (por un solo instrumento o en dúo, principalmente con piano), las sinfonías (por orquesta sinfónica), los conciertos (por instrumento solista acompañado por la orquesta) y las obras de cámara (por pocos instrumentos). La producción sinfónica y camerística de Haydn es grandiosa, tanto por cantidad (104 sinfonías y un número todavía incierto de cuartetos de cuerda, entre 77 y 84) como por su calidad,  y le hizo merecer los apodos de Padre de la sinfonía y Padre del cuarteto de cuerda.

Durante su época de músico de corte, ocupó el cargo de máxima responsabilidad (Kappellmeister) en la orquesta de los príncipes Esterházy, una de la más importantes familias de la aristocracia austríaca. Ejerció ese cargo con esmero, lo que apreciaron mucho tanto sus amos como sus subordinados, creando un excelente ambiente de trabajo, digno de la admiración de muchos músicos de la época. Sin embargo, en el verano de 1772, los músicos manifestaron a su maestro cierto malestar por trabajar ininterrumpidamente durante demasiado tiempo y necesitar un poco de descanso. Haydn supo transmitirlo al príncipe de una manera tan fina que éste se rindió frente a tanta genialidad y buen gusto: durante el último movimiento de una sinfonía que estaban estrenando, los instrumentistas, a medida que iban terminando su tarea, apagaron la vela de su atril, se levantaron sigilosamente y se fueron, hasta quedar en el escenario sólo dos violines, que interpretaron las últimas notas de la obra.

Ese final de la sinfonía nº 45, también conocida como Los adioses, fue interpretada por la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Daniel Barenboim, para abrir este año haydiano, el 2009.

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