Il Cannone

Roberto Collini, luthier

Roberto Collini, luthier

Cremona es una ciudad muy importante para la música, no sólo porque vio nacer a músicos de la talla de Claudio Monteverdi, el autor de una de las primeras óperas, o, en un pueblo de su provincia, a Amilcare Ponchielli, autor de la ópera La Gioconda, cuyo número más famoso es la Danza de las horas, sino -y sobre todo- por ser la capital mundial de la luthería desde siempre. De hecho, en la actualidad, la ciudad de Cremona cuenta con más de 200 talleres de luthiers, sin contar los que están en varias poblaciones de su provincia. Entre éstos está el taller de Roberto Collini, en la ciudad de Crema.

Roberto Collini es un excelente luthier además de un muy querido amigo mío que, a pesar de la distancia que nos separa, siempre he sentido cerca de mi desde 1984, año en que nos conocimos y en el que me concedio el honor de quedarme con un violín que en un principio no tenía intención de vender, ya que con él había obtenido el Primer Premio en el Concurso de Jóvenes Luthiers de Bagnacavallo, el primero de una larga serie de reconocimientos a la calidad de su trabajo. Este instrumento, que me acompaña ininterrumpidamente desde mis últimos años de conservatorio (también lo toqué en mi primer concierto en España, hace ya más de veinte años), está construido siguiendo el modelo de uno de los violines más famosos del mundo, apodado Il cannone por la potencia y plenitud de su sonoridad y construido en 1743 por otro cremonés, Giuseppe Guarneri, que murió hace exactamente 268 años.

Entre los músicos que poseyeron y tocaron este fantástico instrumento, comparable tan sólo con los mejores Stradivari, se encuentra nada menos que Niccoló Paganini, que fue el que lo rebautizó con ese apodo. En sus últimas voluntades, Paganini dejó Il Cannone a su ciudad natal, Génova, indicando que debe ser “conservado perpetuamente” allí. Para que siga en óptimas condiciones, una persona encargada de su cuidado lo toca mensualmente. El ganador del Premio Paganini, uno de los más importantes concursos violinísticos del planeta, tiene el honor de poder tocarlo en un concierto el día 12 de octubre (este concurso ha sido anual hasta el 2002 y bienal desde entonces, aunque la edición de este año se haya aplazado al 2013) y de vez en cuando se invita a un violinista de gran prestigio a que ofrezca un concierto con él, como es el caso del siguiente vídeo, en el cual Salvatore Accardo interpreta La Campanella, del músico genovés.

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De la música a la imagen y viceversa

Edward ElgarHay tres entradas de este blog en las que podemos ver y escuchar sendos episodios de las películas Fantasía y Fantasía 2000, concretamente los que contienen obras de Respighi (las ballenas voladoras), Saint-Saëns (los flamencos y el yoyó) y Ponchielli (los hipoótamos en tutú).

Hoy es el turno de Edward Elgar, por ser el 155º aniversario de su nacimiento: su famosa marcha Pompa y circunstancia sirve de fondo musical para la  narración de la historia bíblica del diluvio universal, con la actuación estelar del pato Donald en el rol de Noé.

El proceso creativo de este episodio -de manera similar a todos los demás que componen las dos películas- es el inverso del habitual: a partir de la música pregrabada y sin modificar un solo compás, los estudios Disney han diseñado la animación sincronizándola perfectamente con la banda sonora.

Mientras navegaba en Internet buscando el vídeo anterior, me encontré con otra película muy curiosa que me ha sorprendido gratamente. Un compositor de música de cine cuyo nombre es Sherief Abraham ha vuelto a invertir el proceso: ha sustituido la banda sonora de ese fragmento de Fantasía 2000 por una obra musical compuesta por él únicamente con el fin de acompañar la animación. El mismo autor nos cuenta que la motivación para este trabajo ha sido realizar un divertido ejercicio para seguir aprendiendo:

“This is a fun re-score of Disney’s fantasia segment Pomp and Circumstance. I did so for my own education.”

La ejecución no está a cargo de una orquesta real, sino que el mismo autor la ha realizado enteramente por ordenador utilizando una tecnología de software llamada VST (Virtual Studio Technology) con un resultado bastante bueno.

Además de agradecerle a Sherief su generosidad por compartirlo libremente en la red y permitirnos así disfrutarlo, también quiero felicitarle por su gran habilidad para dar sonido a las imágenes.

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La Danza de las Horas

Amilcare PonchielliHoy es el aniversario del nacimiento de Amilcare Ponchielli (1834-1886), compositor importante tanto por su obra como por su aportación al progreso de la música, consistente no sólo en su labor creativa sino también en la didáctica: fue el maestro de algunos de los más importantes operistas italianos del  período a caballo entre los siglos XIX y XX, entre los que destacan Giacomo Puccini y Pietro Mascagni.

El catálogo de Ponchielli incluye ballets, cantatas, música coral y sobre todo numerosas óperas, el género que le procuró su gran éxito, en la Italia de su época sólo inferior al de Giuseppe Verdi. Sin embargo, para la mayoría de la gente, el nombre de Ponchielli está ligado a una sola ópera, La Gioconda, que compuso sobre un libreto de Arrigo Boito, el libretista de las óperas más exitosas de Verdi; más aún: a un número de esa ópera: La Danza de las Horas, con un tema principal muy pegadizo que seguramente ha contribuido de manera notable a su popularidad.

Otro gran impulso a la fama de ese fragmento fue su inclusión en la película de animación Fantasía (1940) producida por Walt Disney. Sin hacerle mucho caso a las ideas del libretista -que imaginaba doce bailarinas danzando en círculo (simulando las horas en el reloj) y dos bailarines en el centro (las manecillas)- en ese filme tenemos como protagonista de ese episodio a avestruces, hipopótamos, elefantes y cocodrilos. Los reptiles son los únicos que no calzan zapatillas de ballet, aunque en cambio llevan unas elegantes capas. Por su parte, los paquidermos flotan en el aire con gran ligereza, exhibiendo, en el caso de los hipopótamos, unos delicados tutús.

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