Reciclaje de profesores de canto

En todas las profesiones si uno no se actualiza, en poco tiempo se puede estar muy desconectado de la realidad. 

En el caso de los profesores de canto considero que no hay conciencia de actualización pedagógica y didáctica y esto hace que en muchas ocasiones éstos no sepan cómo afrontar los retos de la educación del siglo XXI. 

El profesor tiene que tener una gran sensibilidad hacia los cambios sociológicos y tecnológicos que se producen constantemente y al mismo tiempo debe tener la suficiente flexibilidad para adaptar aquello que sabe que debe enseñar a los alumnos.

No se acaba nunca de aprender y el profesor debe ser consciente de ello y no conformarse con los conocimientos adquiridos con los años ya que los avances muchas veces desmontan viejas teorías y creencias.

He aquí algunas ideas para mantener la llama pedagógica viva y una curiosidad activa:

1. Cuestionarse los por qué, los para qué, los cómo, de su labor. Pensar qué se puede mejorar, cómo se puede ayudar más, etc... 


2. Nutrirse y relacionarse con otros profesionales que aporten ideas, nuevos enfoques, etc... 

3. Colaborar en un equipo multidisciplinar o un grupo de trabajo que les haga evolucionar y crecer así como formar parte de una Asociación de Profesores de Canto que favorezca dichas actividades. 

4. Estar al día de las publicaciones relacionadas con la materia. 

5. Descubrir usos de las nuevas tecnologías aplicadas a la enseñanza del canto. 

6. Investigar en el aula y probar recursos que empleen otros profesionales. Elaborar propuestas propias.

Desprestigio musical

Con cierta regularidad vuelven a los muros de las redes sociales noticias relacionadas con la música, como aquella del niño curado de asma tocando la tuba o la incorporación de la música a la constitución suiza. En los últimos dias, y sin razón aparente, ha vuelto un artículo publicado en El País el 14 de Octubre de 2012 titulado España manda la música a otra parte.

Tal como reza el artículo, las escuelas municipales (o públicas de cualquier índole) se están llevando el grueso de los recortes en subvenciones, y no es menos cierto que la iniciativa privada también está sufriendo lo suyo. Ya hablé hace algunos meses de los beneficios que aporta a los más pequeños estudiar música, y puesto que no es el tema de este post no voy a extenderme en ello, pero valga esta mención para señalar la importancia de la educación musical.

Teaching
Imagen de nathanrussell con licencia Creative Commons

Ahora bien, alguien debería entonar el mea culpa de la devaluación social que sufre el músico en este país. Un músico que invierte horas, sacrifica vida social y realiza estudios paralelos a la educación reglada durante varios lustros y llega al final de su periodo formativo -incluida la casi obligada estancia en el extranjero- con la sensación de que todos sus esfuerzos no han servido de nada, porque sus perspectivas profesionales en España son escasas tirando a nulas y en muchos casos en unas condiciones denigrantes. Las opciones pasan forzosamente por la docencia o la interpretación.

Un buen ejemplo en el ámbito docente son las condiciones en muchas escuelas de música de ámbito privado: contratos por obra y servicio o en los que no se cobra el mes completo sinó  las clases impartidas, incluso dejando de pagar al profesor las ausencias de los alumnos; sueldos ínfimos contra matrículas desorbitadas; pagos poco ortodoxos con la fiscalidad; “permisos” laborales que deben ser recuperados… Por no hablar de los meses de verano: un contrato con doce pagas íntegras se antoja quimérico para el profesor de música del ámbito privado (y desde hace algunos meses también para el público interino en algunas comunidades autónomas). Estas circunstancias están a la  orden del día y todos los que nos dedicamos a la música conocemos una escuela así. Éstas condiciones de trabajo sin duda ayudan al desprestigio social del profesor de música y con ello a su desmoralización, condiciones ambas nada favorables para el correcto ejercicio de la docencia. Todo ello conduce a escuelas con cambios constantes de un profesorado que teniendo en cuenta la coyuntura profesional musical (la crisis para este sector no empezó en 2008….) y con la mejor voluntad y ánimo de supervivencia acepta unas condiciones que a la larga perjudican a la profesión en pleno.

El gestor de la entidad en cuestión argumentará que ésta es la única manera de obtener rentabilidad de su legítimo negocio, sin caer en la cuenta de que la mejor rentabilidad posible es tener profesores motivados que transmitan pasión a sus alumnos y éstos, a su vez, incentiven al profesor a seguir creciendo y por tanto atrayendo más alumnos e incrementando su nivel de exigencia y excelencia, creando así una bola de nieve de “rentabilidad pedagógica”. Afortunadamente, algunos gestores saben esto y cuidan a su profesorado como lo más valioso que tienen, obteniendo excelentes resultados.

Otra clase de desprestigio se da a nivel interpretativo.

¿Cuántas veces tendrá que oír el músico aquellas cantinelas de “No puedo pagarte (más), pero te servirá de promoción”? ¿A alguien se le ocurriría decirle al fontanero “No puedo pagarte (más), pero te servirá de promoción”? No, claro que no.

Continuará…

 

 

Desprestigio musical, publicado en el blog de Eduard Ruano. Blog sobre la tuba, la técnica en los instrumentos de viento metal y la interpretación musical.

¿Qué es para ti el éxito?

Creo que todos deberíamos hacernos esta pregunta en diferentes momentos de nuestras vidas porque si no lo hacemos corremos el riesgo de que otros contesten a esta pregunta o que un determinado contexto familiar o académico marque nuestro rumbo.

Está bien mirarse en otros para identificar aquello que despierta nuestro deseo, nuestra curiosidad, nuestro afán de superación pero deberíamos pensar si lo que tienen o desean otros es lo que deseamos nosotros.

Para algunos el éxito estará en hacer una carrera internacional y cantar o tocar en grandes teatros o auditorios, para otros estará en inculcar el amor por la música a otras personas, para otros investigar y aquí no debemos cometer el error de juzgar a los demás puesto cada cual tiene derecho a desarrollarse en el ámbito que le haga más feliz.

Entre los músicos se tiende a medir el éxito por las calificaciones obtenidas, por los conciertos que se hacen, los discos que se graban, los contactos que se tienen, los concursos que se ganan... Los logros marcan una trayectoria y una voluntad de trabajo pero sólo tienen valía en la medida en que mejoran a las personas y aquello que logran ayuda a los demás. 


En el caso de la enseñanza musical, por ejemplo,  se tiende a desmerecer la labor de los maestros de música o de los docentes encargados de la formación inicial de los músicos. Sinceramente creo que son la base del sistema y de ellos depende que las personas amen la música y encuentren placer en conocerla y escucharla.

Para ayudar a definir la propia definición de éxito y por tanto enfocarse en lo que uno realmente quiere podéis hacer el ejercicio de visualizaros al final de vuestra vida y preguntaros:

¿Cómo me gustaría que me recordaran los demás?

¿Qué diría mi familia de mí?

¿Quiénes estarán a mi lado?

¿Qué hice que me hizo feliz?

Seguramente las respuestas no os dejarán indiferentes.  Mi consejo: poneros manos a la obra y empezad a construir vuestro éxito.