El valor de la musicoterapia en la vida de las personas, por Carmen Salvador, VI

¿Hacía donde camina esta disciplina?
Sería muy atrevido por mi parte, dar una respuesta. Mi experiencia me dice que está abierta a los cambios y a los problemas de la sociedad. El centro en el que yo me formé lleva 30 años formando. Sé que han tenido una gran evolución y se que la tipología de clientes ha cambiado con los años. Se han ido adaptando a las necesidades de la sociedad. 

La musicoterapia no cura. Me refiero, a que no te va a curar una enfermedad. La musicoterapia mejora la calidad de vida, mejora las relaciones sociales. Puedes trabajar con una gran variedad de población, ya he mencionado anteriormente algunos campos, otros serían: neonatología – hablé con una enfermera del hospital de Navarra, ya que, habiendo sido yo prematura, me parecía un ámbito muy adecuado. Por lo que me dijo, no estaban muy abiertos a esa posibilidad. Es verdad que esto lo pregunté hace unos años. Igual ahora sería diferente. 

Actualmente el campo de la neurología está muy en boga. Música, musicoterapia, educación y neurología. El tema de los refugiados. No lo menciono como algo que parece que está de moda. No. 

Sería una falta de respeto para toda esa gente que está sufriendo tanto. Pero, pienso en esas familias, en esos niños, que salen de casa, que huyen, en muchos casos, de guerras. Que han visto y vivido cosas horribles y me pregunto: ¿Quién les atiende? ¿Dónde quedan sus necesidades psicológicas? Por supuesto, nos centramos en alimento y aspectos de primera necesidad, pero ¿Y la necesidad de estar mentalmente sano? ¿Qué tiene que pasar por la cabeza de un niño, a quien, lo sacan de casa, camina días y noches, lo montan en una barca hinchable, en un mar frío, oscuro, interminable? ¿Qué pasa por esas cabezas, en la oscuridad de la noche, con el sonido del mar, de los que tienen al lado, de los cuerpo que caen al agua, muertos? ¿Qué siente ese cuerpecito, aterido de frío, que no entiende qué està pasando? ¿Quién hace poco tenía una cama calentita y ahora solo tiene agua helada? 

Sólo pensarlo se me hiela la sangre. La disciplina camina, hacia donde está la necesidad. Unas veces, necesidad humanitaria, altruista, sin poner dinero de por medio y otras, como trabajo, como profesión. La musicoterapia, como veis, tiene una gran cantidad de campos de aplicación.

Y tú, cotilleas en la clase de canto?

Me he encontrado en muchas ocasiones con profesores que me han dado clase que empleaban más tiempo en contarme sus problemas personales, opiniones de otros alumnos, y "marujeos" similares en lugar de dedicar el tiempo al alumno, a centrarse en solucionar sus problemas.

Creo que la crítica constructiva hacia cualquier aspecto de la vida es buena, pero se da en demasiadas circunstancias que esta crítica se vuelve perjudicial. 

No dejes que en tu clase se hable de otros alumnos y de sus problemas puesto que cuando cruces la puerta para ir a tu casa o cierres el Skype sucederá lo mismo muy probablemente con el siguiente alumno, es decir, le contará tus problemas que a nadie incumben.

La clase está para solucionar problemas técnicos y musicales, no para sesión de "terapia psicológica" colectiva o individual. Está claro que el componente emocional es importantísimo a la hora de desarrollar la clase y es necesario que el profesor tenga una cierta sensibilidad a la psicología del alumno, pero la clase no se puede convertir en un consultorio psicológico, para eso ya hay otros profesionales! :)

La confianza es un hilo de oro que se puede romper muy fácilmente.
Es tarea tanto del profesor como del alumno cuidarla, construirla progresivamente, y sobre todo evitar este tipo de actitudes, cotilleos, comentarios que no vienen a cuento, etc... La confianza tiene que circunscribirse a un ámbito profesional y es lógico que la relación profesor/alumno se pueda prestar a cruzar esta frontera pero no es saludable ni para el profesor ni para el alumno.

Huye de aquellos profesores que te dicen "eres para mí como un hijo", "yo siempre voy a ayudarte", y comentarios categóricos, que a la hora de la verdad no son ciertos, puesto que todos tenemos que pasar etapas, pasar por varios profesores para enriquecernos y una dependencia emocional excesiva con el profesor nos impedirá pasar de una etapa a otra. El profesor debe ser lo suficientemente inteligente psicológicamente para saber esto y llevar las riendas en este aspectos.

Considero que la clase de canto está al mismo nivel de profesionalidad que cuando un actor sale a escena habiendo muerto algún familiar suyo. No debe dejarse translucir cualquier aspecto de la vida del profesor y un profesional de la docencia no transmite sus problemas, inseguridades, su falta de competencia a la hora de resolver los problemas de su propia vida a los alumnos y siempre mantiene la actitud correcta, sonriente y positiva. 

Y tú, cotilleas en la clase de canto?

Me he encontrado en muchas ocasiones con profesores que me han dado clase que empleaban más tiempo en contarme sus problemas personales, opiniones de otros alumnos, y "marujeos" similares en lugar de dedicar el tiempo al alumno, a centrarse en solucionar sus problemas.

Creo que la crítica constructiva hacia cualquier aspecto de la vida es buena, pero se da en demasiadas circunstancias que esta crítica se vuelve perjudicial. 

No dejes que en tu clase se hable de otros alumnos y de sus problemas puesto que cuando cruces la puerta para ir a tu casa o cierres el Skype sucederá lo mismo muy probablemente con el siguiente alumno, es decir, le contará tus problemas que a nadie incumben.

La clase está para solucionar problemas técnicos y musicales, no para sesión de "terapia psicológica" colectiva o individual. Está claro que el componente emocional es importantísimo a la hora de desarrollar la clase y es necesario que el profesor tenga una cierta sensibilidad a la psicología del alumno, pero la clase no se puede convertir en un consultorio psicológico, para eso ya hay otros profesionales! :)

La confianza es un hilo de oro que se puede romper muy fácilmente.

Es tarea tanto del profesor como del alumno cuidarla, construirla progresivamente, y sobre todo evitar este tipo de actitudes, cotilleos, comentarios que no vienen a cuento, etc... La confianza tiene que circunscribirse a un ámbito profesional y es lógico que la relación profesor/alumno se pueda prestar a cruzar esta frontera pero no es saludable ni para el profesor ni para el alumno.

Huye de aquellos profesores que te dicen "eres para mí como un hijo", "yo siempre voy a ayudarte", y comentarios categóricos, que a la hora de la verdad no son ciertos, puesto que todos tenemos que pasar etapas, pasar por varios profesores para enriquecernos y una dependencia emocional excesiva con el profesor nos impedirá pasar de una etapa a otra. El profesor debe ser lo suficientemente inteligente psicológicamente para saberlo y llevar las riendas en este aspecto.

Considero que la clase de canto está al mismo nivel de profesionalidad que cuando un actor sale a escena habiendo muerto algún familiar suyo. No debe dejarse translucir cualquier aspecto de la vida del profesor y un profesional de la docencia no transmite sus problemas, inseguridades, su falta de competencia a la hora de resolver los problemas de su propia vida a los alumnos y siempre mantiene la actitud correcta, sonriente y positiva. 

El valor de la musicoterapia en la vida de las personas, por Carmen Salvador, V

¿Qué importancia das al canto y a la voz en las sesiones?
En las sesiones es esencial tener un instrumento, el tuyo. En mi caso yo utilizaba el acordeón para acompañamiento musical e improvisación y la voz. Cantaba con ellos, y para mí, era incluso más expresivo y más pleno que el acordeón. La voz, era realmente mi instrumento. Con la voz transmitía mejor las emociones, se creaba una atmósfera muy cálida, y en el caso de los ancianos, eran más fácil para ellos, cantar y tocar que solamente tocar. El canto en las sesiones se convierte en unión, en expresión, en vida. Y en mi vida, se convierte en conocimiento, en algo que me permite conocer gente y relacionarme. Pero también ha sido fundamental en mi vida, en mi ámbito privado.
Isabel, tú y yo nos conocimos gracias a nuestros hijos. Tu hijo y mi hija jugaron juntos en la plaza del Castillo de Pamplona. Nos conocimos una mañana, y comenzamos a hablar. Nos dimos cuenta de que la música nos unía. Te voy a contar una experiencia personal en cuanto a la importancia de la voz y del canto. Hace dos años me quedé embarazada, y canté a mi hijo durante todo el embarazo. Cuando nació, lo seguí haciendo, como algo cotidiano. Con sólo 6 meses, lo ingresaron en el hospital, debido a una gastrointeritis que lo había deshidratado. Estuvo 4 días y 3 noches. Por las noches, le cantaba las mismas canciones que cuando lo llevaba en la tripa, y él se calmaba. 

Por otro lado, yo nací prematura, hace 39 años. La esperanza de vida de un bebé prematuro en aquella época, con apenas 800 gramos de peso, era pequeña. Pero viví. Como decía mi abuela: “Querías vivir, te agarrabas a la vida, no parabas quieta”. Necesité cuatro años de trabajo psicomotor con. Mi madre, me llevaba en autobús al Hospital de Navarra, donde recibía dicho tratamiento. Una de las enfermeras, le recomendó, que además de practicar mis ejercicios en casa, me pusieran música. Para lo cual no hubo problema, ya que a mi familia le encanta la música. 

Ninguno de ellos tenía estudios musicales, bueno, prácticamente no tenían estudios. Mi padre abandonó la escuela muy pronto, para ayudar en el campo y mi madre a los 14 años, se puso a trabajar. Pero, se esforzaron, me cantaban, escuchábamos música. Mi abuelo me regaló un pequeño piano de madera, de juguete. Dentro de sus posibilidades, mis padres hicieron todo lo que estuvo en su mano, para que yo mejorase. Y lo consiguieron. La voz y el canto, para mí han sido fundamentales. 

Actualmente formo parte como contralto del Coro “Premier Ensemble” de la Asociación Gayarre Amigos de la Ópera - http://agao.es/ - Con ellos he tenido la gran suerte de cantar en el Teatro Gayarre de Pamplona, algo que para mí, hubiera sido impensable. Creo que la formación musical ha hecho mi vida más plena. Mi sueño era cantar de solista, en un grupo de música. No lo he cumplido, no exactamente. Me encanta tener el micro en las manos, lo llevaba a la escuela y cantábamos, los niños y yo. Era algo muy bonito, enriquecedor, ya que, hasta los que eran tímidos, participaban. Pero sí conozco la sensación de estar en un escenario. En el coro me siento muy bien. Canto, disfruto y oigo voces maravillosas, recibo los aplausos del público, actúo… Me encanta. 

El valor de la musicoterapia en la vida de las personas, por Carmen Salvador, V

¿Qué importancia das al canto y a la voz en las sesiones?

En las sesiones es esencial tener un instrumento, el tuyo. En mi caso yo utilizaba el acordeón para acompañamiento musical e improvisación y la voz. Cantaba con ellos, y para mí, era incluso más expresivo y más pleno que el acordeón. La voz, era realmente mi instrumento.

Con la voz transmitía mejor las emociones, se creaba una atmósfera muy cálida, y en el caso de los ancianos, eran más fácil para ellos, cantar y tocar que solamente tocar. El canto en las sesiones se convierte en unión, en expresión, en vida. Y en mi vida, se convierte en conocimiento, en algo que me permite conocer gente y relacionarme. Pero también ha sido fundamental en mi vida, en mi ámbito privado.

Isabel, tú y yo nos conocimos gracias a nuestros hijos. Tu hijo y mi hija jugaron juntos en la plaza del Castillo de Pamplona. Nos conocimos una mañana, y comenzamos a hablar. Nos dimos cuenta de que la música nos unía. Te voy a contar una experiencia personal en cuanto a la importancia de la voz y del canto. Hace dos años me quedé embarazada, y canté a mi hijo durante todo el embarazo. Cuando nació, lo seguí haciendo, como algo cotidiano. Con sólo 6 meses, lo ingresaron en el hospital, debido a una gastrointeritis que lo había deshidratado. Estuvo 4 días y 3 noches. Por las noches, le cantaba las mismas canciones que cuando lo llevaba en la tripa, y él se calmaba. 

Por otro lado, yo nací prematura, hace 39 años. La esperanza de vida de un bebé prematuro en aquella época, con apenas 800 gramos de peso, era pequeña. Pero viví. Como decía mi abuela: “Querías vivir, te agarrabas a la vida, no parabas quieta”. Necesité cuatro años de trabajo psicomotor con. Mi madre, me llevaba en autobús al Hospital de Navarra, donde recibía dicho tratamiento. Una de las enfermeras, le recomendó, que además de practicar mis ejercicios en casa, me pusieran música. Para lo cual no hubo problema, ya que a mi familia le encanta la música. 

Ninguno de ellos tenía estudios musicales, bueno, prácticamente no tenían estudios. Mi padre abandonó la escuela muy pronto, para ayudar en el campo y mi madre a los 14 años, se puso a trabajar. Pero, se esforzaron, me cantaban, escuchábamos música. Mi abuelo me regaló un pequeño piano de madera, de juguete. Dentro de sus posibilidades, mis padres hicieron todo lo que estuvo en su mano, para que yo mejorase. Y lo consiguieron. La voz y el canto, para mí han sido fundamentales. 

Actualmente formo parte como contralto del Coro “Premier Ensemble” de la Asociación Gayarre Amigos de la Ópera - http://agao.es/ - Con ellos he tenido la gran suerte de cantar en el Teatro Gayarre de Pamplona, algo que para mí, hubiera sido impensable. Creo que la formación musical ha hecho mi vida más plena. Mi sueño era cantar de solista, en un grupo de música. No lo he cumplido, no exactamente. Me encanta tener el micro en las manos, lo llevaba a la escuela y cantábamos, los niños y yo. Era algo muy bonito, enriquecedor, ya que, hasta los que eran tímidos, participaban. Pero sí conozco la sensación de estar en un escenario. En el coro me siento muy bien. Canto, disfruto y oigo voces maravillosas, recibo los aplausos del público, actúo… Me encanta.