Acabo de terminar un curso de formación permanente del profesorado sobre Constructor, una herramienta de autor especialmente destinada a la creación de contenidos educativos digitales por parte de los docentes.
Su manejo no es difícil, pues contiene un gran número de plantillas que permiten crear diferentes tipos de actividades mediante los sencillos métodos de arrastrar y soltar objetos y rellenar formularios.
Debido a la escasez de tiempo propia de los finales de trimestre, mi trabajo final no es tan cuidado como me hubiera gustado. Aún así lo publico aquí para que mis alumnos y alumnas puedan repasar el flamenco, que hemos tratado en clase durante el mes pasado. Más adelante, en cuanto tenga tiempo, me dedicaré a ampliarlo y pulirlo, un proceso que será totalmente transparente para el usuario ya que las próximas versiones se publicarán en la misma dirección que la actual.
Faltan pocos días para la entrada de la primavera, la estación más esperada en todas las culturas, ya que, además de reconfortar los cuerpos alejando el frío, la lluvia, la nieve y la oscuridad de noches largas, alegra los ánimos con una auténtica y exuberante celebración de la vida: las aves migratorias regresan llenando el cielo de cantos y de bailes, otros animales despiertan de su letargo, las semillas brotan y las flores se abren, llenando el campo de olores y colores.
Con la palabra hanami los japoneses definen su tradicional costumbre de contemplar la belleza de las flores, sobre todo de la flor del cerezo cuando llega la primavera, una flor a la que está dedicada una de las más famosas canciones populares de Japón, Sakura sakura (el nombre de esta flor en japonés).
Esta primavera gran parte del país del sol naciente no conseguirá llenarse de flores, y deberán pasar siglos antes de que en Fukushima puedan nacer unas flores tan bellas como las de la foto, tomada justamente en ese pueblo duramente azotado por la naturaleza y, sobre todo, por la temeridad del ser humano.
Mis alumnos, alumnas y yo tocaremos en clase Sakura sakura para recordar a las miles de víctimas de esta tragedia y para estar cerca del pueblo nipón con nuestros mejores deseos.
ACTUALIZACIÓN (26 de marzo de 2011).
Tras dos ensayos, los alumnos y alumnas del 1º de ESO B al completo han grabado esta canción: Sakura sakura
El acto de entrega de los Premios a Materiales Educativos 2010, que se celebró el pasado jueves en Madrid, fue una experiencia inolvidable. Desde luego, la principal razón es el hecho de haber tenido el gran honor de participar como premiado. Pero le sigue muy de cerca el placer del trato tan exquisito y afable recibido del ITE, muy especialmente de Ismaíl Alí Gago, el Jefe del Área de Formación del Profesorado, quien me recibió calurosamente a la llegada, y Carlos Medina, el Jefe de Servicio de Proyectos Europeos, al que por fin he podido desvirtualizar. Su cercanía me hizo vivir lo que podría haber sido exclusivamente un acto protocolario como un momento muy cálido y entrañable.
Carlos no es el único de mis contactos en la Red a los que hacía tiempo que deseaba conocer en persona: este evento fue la ocasión para finalmente poder saludar cara a cara a Lourdes Barroso, auténtico referente en el mundillo de la educación con las TIC, además de volver a encontrarme con Antonio Monje, Director del CeDeC, y de conocer a Miguel Ángel Pereira, Jefe de servicio del mismo centro.
Hay una razón más para mi gran satisfacción: el mero hecho de que existan estos premios demuestra que algunos sectores de la administración educativa tienen sincero aprecio hacia el trabajo, el esfuerzo y la dedicación de tantos y tantas docentes que pasamos muchas horas de nuestro tiempo libre elaborando materiales educativos motivadores y eficaces para el alumnado del siglo XXI, intentando así contribuir a la innovación de la educación y su adecuación a los tiempos que vivimos; materiales que finalmente compartimos con la comunidad para contribuir con nuestro granito de arena al desarrollo y la difusión del conocimiento libre.
No hubo el tiempo suficiente para poder conocer y charlar con todas las personas premiadas, autores y autoras de trabajos realmente estupendos, a quienes envío o renuevo desde aquí mis más sinceras felicitaciones.
En la mediateca del ITE está disponible la grabación completa del acto para cuantos no pudieron asistir personalmente ni pudieron seguir la emisión en directo.
El sangriento juego de Turandot ha llegado a su fin: un joven misterioso ha resuelto los tres enigmas que le costaron la muerte a los que antes de él se atrevieron a darle respuesta. Es el castigo que, como venganza por la violencia sufrida por una antepasada suya por parte de un extranjero, reciben los príncipes que llegan desde otros reinos para pedir la mano de la peligrosamente atractiva princesa.
Pero Calaf ha respondido correctamente a las preguntas con la ayuda involuntaria de la misma Turandot: al último enigma, ¿Qué es lo que quema como el hielo, y cuanto más frío es, más quema?, inspirado por la deslumbrante belleza y la despiadada crueldad de Turandot, pronuncia su nombre, ganando así el derecho a casarse con la princesa.
Turandot no reacciona como él esperaba y, tras suplicar en vano a su padre el emperador que no autorice la boda, le dice al extranjero que casándose con ella sólo conseguirá tener a su lado a una mujer que le seguirá odiando toda su vida.
Para intentar vencer su hostilidad, Calaf le propone un nuevo enigma: si ella descubre su nombre antes del amanecer, podrá ordenar al verdugo que le ejecute. Ella sin dudarlo acepta e inmediatamente ordena que nadie duerma en Pekín hasta que no se haya conseguido descubrir el nombre del atrevido forastero. Al mismo tiempo Calaf vive con impaciencia las horas que faltan para que llegue la luz del día, convencido de que entonces Turandot será nuevamente derrotada y deberá renunciar a su coraza de hielo y amarle. Así anima a las tinieblas a disiparse y a las estrellas a ponerse para que llegue el alba y, junto con ella, la victoria.
Una de las más evidentes reacciones del organismo humano ante las emociones es la irregularidad del ritmo cardíaco. De la misma manera, la enorme carga emotiva de la música de Giacomo Puccini conlleva una continua inestabilidad rítmica, un pulso muy variable que he intentado recrear (sin querer tampoco exagerar) en el siguiente arreglo para flauta dulce. Las indicaciones metronómicas que aparecen encima de la partitura son el rastro que ha dejado el truco que he tenido que emplear para que la reproducción incluyera esas inflexiones del ánimo.
El sonido se puede clasificar únicamente en base a los cuatro parámetros siguientes: la altura (agudo o grave), la intensidad (fuerte o débil), la duración (largo o corto) y el timbre (qué o quién emite el sonido).
No hay más parámetros que analizar que estos cuatro: en esto coincidimos tanto los músicos como los físicos. En lo que nos diferenciamos es en la manera de analizarlos, que es bastante distintas dependiendo de si quien realiza la medición son los instrumentos del físico o los oídos del músico.
De hecho, mientras en el campo de la acústica, la rama de la física que estudia el sonido, se utilizan valores numéricos que cuantifican ciertas características de las ondas sonoras, como por ejemplo su amplitud o longitud, en música utilizamos sistemas cualitativos, algunos de los cuales son totalmente subjetivos: así, por ejemplo, los hercios se convierten en notas, escalas e intervalos, los decibelios en una serie palabras italianas, como forte, piano o crescendo, y los segundos en blancas, negras o corcheas.
El pasado otoño asistí al curso del ITE Flash para la enseñanza, cuyos materiales pueden descargarse libremente para su empleo autoformativo; como tarea final realicé la siguiente sencilla aplicación, cuya finalidad es representar gráfica y acústicamente esos cuatro parámetros para facilitar su comprensión al alumnado.
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