El objetivo principal es responder a una pregunta: ¿qué hacemos este año?. Pero no parece ser tan fácil porque tentar las ansiedades con ideas super-mega-archi mágicas que harán que mis alumnos terminen siendo los mejores músicos del mundo, es algo que suele redundar en la cabeza de una profe en líos...
Lo importante no es desesperar, sino perseverar. He aquí algunas ideas de organización.
1. Leer, escuchar, mirar, agendar todo... ¡Todo!
Un cuadernito/agenda/machete es lo mejor que hay en este tiempo porque son tantos los libros, discos, webs, recursos que pasan por nuestras manos que es mejor no perder nada. Seguro que a mitad de año necesitás escuchar otra vez esa canción (si, esa que ni te acordás como se llama) porque te venía bien para ejercitar la ejecución del pulso... pero claro no te acordás en que disco estaba.
Los libros... hay los libros. Si yo pecara por algo en mi vida sería por la cantidad de libros que me compro por mes. Los leo a todos, a medida que siento que los necesito leer, los traigo al frente de la biblioteca. Me encanta recorrer librerías, mirar, siempre hay algún libro interesante que no tenés. Leer un libro es una experiencia única, cada uno te deja una sensación diferente, ideas nuevas o no tan nuevas que vas moldeando en tu cabeza. Por eso me gusta leer muchos libros en esta etapa en la cual tengo que pensar sobre mi propuesta de enseñanza, porque se renuevan ideas, se reafirman otras y se genera un espacio de “aire” que permite abrir puertas a la creatividad.
2. Pensar las primeras clases de modo tal de conocer a los niños.
No queremos que nuestra propuesta termine fracasando por el simple hecho de que no enseñamos lo que los niños necesitaban. Por otro lado, ellos saben mucho más de lo que imaginamos; y cuando de música se trata es mejor no subestimarlos. Por esto es conveniente pensar algunas clases que nos permitan conocerlos, interactuar con ellos.
Estos primeros encuentros tienen que tener objetivos claros y concretos, porque de lo contrario desperdiciamos este momento que es clave para pensar la propuesta del año. La grAAn pregunta a responderse es: ¿qué pretendo conocer de los niños?.
No es fácil el proceso de conocimiento de un grupo, porque en verdad creo que nunca terminás de sorprenderte (con los pequeños aun más). Además comprendí con el tiempo que es un proceso complejo, que implica motivación de ambas partes, de los niños principalmente. La motivación para conocernos es importante, ellos comprenden nuestro papel en la sala cuando adquieren confianza y seguridad, y creo que eso se logra partiendo de una propuesta interesante. Aquí esta la importancia del período de conocimiento mutuo: proponerles un proceso de aprendizaje interesante.
3. Lograr que la propuesta tenga nuestra impronta, se vea reflejado nuestras formas de trabajo.
Si bien la propuesta es destinada a nuestros niños, somos nosotros quienes la coordinamos, la llevamos adelante. No somos protagonistas pero nuestro grano de arena es demasiado grande como para descuidarnos. Por eso creo que la propuesta para este año de considerar lo que podemos hacer, conociendo nuestros horizontes, siempre apelando a “un poquito más” de lo que fue el año anterior. Cuando digo “un poquito más” no siempre debe interpretarse en términos cuantitativos.
Una propuesta interesante refleja nuestra manera de ser y creer (enseñar), y por sobre todas las cosas apela a potenciar el ser de nuestros niños, sin intentar cambiarlos ni condicionarlos, sino más bien generando condiciones para que puedan cambiarse a si mismos.
Espero haber aportado para calmar ansiedades típicas de este momento del año, porque es con estas ideas y mientras escribí estas lineas que logré calmar las mías. ¡Feliz comienzo para todos! Adelante!